Sarlo, “Leal y traicionera” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número especial / Mayo 2021 / pp. 10-15 14 ISSN 2422-5932
retirada? Esta es la tragedia de la vejez, mucho más que la debilidad física o el
abandono. Molloy lo sabe y sus narraciones últimas trasmiten esa conciencia
que, como lo ha logrado invariablemente, se convierte en impulso estético y
definición formal.
Tretas y recursos de la memoria
La repetición es uno de los pocos recursos que la memoria todavía posee.
“Hace poco, sentada a la mesa, me sorprendí repitiendo un gesto de mi
madre”).
Como anticipándose al futuro, Molloy narra decadencia, enfermedad
y desvarío senil. Sus Desarticulaciones
me llevan a releer De senectute de Norberto
Bobbio. Los une el mismo reconocimiento de que el tiempo ya ha fugado de
manera irreparable, como se lee en el tercer libro de las Geórgicas: “Mientras
tanto el tiempo huye sin remedio / mientras nos detenemos atrapados por el
amor a los detalles”. Veinte siglos después, Molloy refrenda la advertencia
moral y psicológica de Virgilio. Pero podría agregar que el amor por los detalles
es lo que a ella la ha salvado, porque la sustrajo de esa fuga irreparable del
tiempo. El amor por los detalles es también mi literatura, podría responder
Molloy en un imposible e inverosímil diálogo a través del tiempo fugitivo.
Norberto Bobbio plantea su angustia con la serenidad filosófica de la
vejez: “No estoy en condiciones de responder a la pregunta ` ¿Hasta cuándo?
`. Ni siquiera sé si mi final se deberá al azar imprevisible e imponderable, o bien
al destino, y por ende a un suceso previsto y ponderado desde el inicio de mis
días, por un poder para mí desconocido. No lo sé ni quiero saberlo. El azar
explica demasiado poco, la necesidad explica demasiado”.
En medio de ese
dilema del conocimiento, está la literatura.
Allí, en ese medio, ubica Molloy sus ficciones y, si se permite la extensión
hacia la crítica literaria, también en ese medio se desplaza su mirada inteligente
que evita todo determinismo social o cultural o subjetivo. Y que también se
deja atrapar por el “amor de los detalles”.
De todas formas, la inteligencia, la sensibilidad, la fina perspicacia se
debilitan y Molloy lamenta ese lento proceso. Con elegancia no exhibe su queja
en primera persona, sino que la desplaza, la atribuye y la encuentra en los
personajes de sus ficciones. Sin embargo, en textos como los publicados en
Molloy, Sylvia. Varia imaginación, Buenos Aires, Beatriz Viterbo, 2003, p. 71
Molloy, Sylvia. Desarticulaciones, Buenos Aires, Eterna Cadencia, 2010.
Bobbio, Norberto. De senectute, Madrid, Taurus, 1997, p. 50.