investigadores literarios. Sin embargo, si bien nos encontramos a las puertas
de cambios disciplinares importantes, su motivación no parece provenir de un
despliegue inmanente de las contradicciones internas de los estudios literarios
tal como hoy se practican –digamos, de los impasses en que los dejó, a fines
de la década del 80 del siglo pasado, el eclipse de la teoría (TOPUZIAN, 2010)–,
sino de la lógica de la cada vez más completa incorporación de los estudios
superiores al mercado del trabajo ‘inmaterial’ (LAZZARATO, 1996; NEGRI Y
HARDT, 2000: 289-294). Por esto, quizás sea más saludable no dejarse llevar
por conclusiones aceleradas sobre la naturaleza por venir de la práctica de la
investigación y la docencia en literatura, sino más bien apuntar, con un ánimo
especulativo más etéreo o lúdico, a simplemente habilitar una
desnaturalización, de otro modo cada vez menos habitual, de las
presuposiciones comunes en el trabajo actual de investigadores y docentes,
especialmente en relación con el paradigma de investigación todavía
dominante, que es el de lo que denominamos ‘historiografía de las literaturas
nacionales’.
Más allá de la cultura nacional
Los historiadores se han encargado de hacer la genealogía de los relatos
progresivos de las nacionalidades modernas y han explorado la lógica
económica, social y cultural de la distribución a escala internacional de centros
y periferias territoriales (FERNÁNDEZ BRAVO, 2000; HOBSBAWM, 1983;
ANDERSON, 1993; WALLERSTEIN, 1979). Más recientemente, varios autores,
desde la antropología (APPADURAI, 2001; HANNERZ, 1996), la sociología (HELD,
2012), la filosofía (Nancy, 2003; APPIAH, 2007) y la teoría política (HABERMAS,
2000; BENHABIB, 2006) han puesto fecha de caducidad, más o menos cercana
según los casos, al estado-nación, para iluminar los aspectos globales,
mundiales o transnacionales de la cultura contemporánea. La teoría
poscolonial cumplió también, sin dudas, en los años 80 y 90, un papel
importante, más específico, en la relativización de la exclusividad nacional de
la enseñanza y la investigación occidentales en literatura (BHABHA, 1994;
CHAKRAVORTY SPIVAK, 1988, 1999, 2011; SAID, 1979, 1996, 2004). Por esto
mismo fue objeto de críticas de defensores de la vigencia de los enfoques