Mariano López, “Strike a pose” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número especial / Mayo 2021 / pp. 112-122 116 ISSN 2422-5932
luminosa: “Claro, una suerte de pedagogía alegre”. Las palabras eran
las de todos los días, pero juntas nombraban lo que yo me esforzaba
por conceptualizar y se escuchaban como si fueran palabras recién
llegadas a mi lengua.
Hallazgos como este pueblan los textos de Sylvia. Algo que
pude confirmar en los últimos días, cuando me puse a releer sus
trabajos pensando en este homenaje. Decidí dejar para las noches El
común olvido, uno de esos textos suyos que atesoro, que me habla
particularmente. El protagonista, lo saben bien, es un Molloy clásico,
otro mister, o miss, in between: nacido argentino, emigrado a los
Estados Unidos de niño, regresa a Buenos Aires con el norte de una
reconstrucción improbable, y para comprobar que el regreso al hogar
es imposible. La lengua de Daniel es, me atrevo a decir, ejemplo
acabado de una lengua ahuecada por la presencia de un afuera que le
es inherente, que la constituye. Dice el narrador en un pasaje: “No
podía dormir, me sentía habitado: menos por los recuerdos de mi
madre, que por falsos recuerdos míos”. Ese habitado, que insiste en
distintos momentos del texto, siempre me sonó particularmente
adensado por el inglés haunted, como si adquiriera todo su peso
gracias a la lengua otra que lo rodea, que está presente en la novela,
pero que en ese punto elige hacer silencio y manifestarse sin ser oída.
Esta elección es particularmente llamativa: la novela no se cansa de
hacer brillar voces en inglés y en francés, en boca de distintos
personajes y del narrador, pero en este caso opta por la traducción;
elige silenciar haunted, una palabra que aparece sin traducir en las
letras argentinas, aun discutida como intraducible, por ejemplo en los
escritos de Victoria Ocampo. Daniel, o Sylvia, eligen eludir esa
facilidad y ahí sí hacer el esfuerzo de traducir, de recortar sentido, de
acercar las lenguas. Claro que esa operación hiende la lengua
nacional, la abre a otra lengua, la extranjeriza. Este pequeño ejemplo
es muestra de que lo extranjero, ¿el afuera?, nunca aparece en Molloy
allí donde se lo espera, ni regulado por protocolos convencionales.
Au contraire: siempre sorprende, perturba, cuestiona.
De acuerdo con la misma Molloy en otro de sus textos, este
“ida y vuelta entre lenguas” es “la materia misma de mi escritura”. La
cita pertenece a “Bilingualism, writing and the feeling of not quite
being there”. Sylvia recuerda allí su temprana relación con las
lenguas otras que constituyen su lengua: el inglés y el francés. El
texto recuerda vagamente el “Palabras francesas” de Victoria
Ocampo, pero allí donde la directora de SUR habla de un español
“plebeyo” que la sustrae del mundo de ensueños del francés, Molloy