!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!139!
La literatura brasileña desde una perspectiva poscolonial un
relato
Por Silviano Santiago
Comparada con las grandes, nuestra literatura es pobre y débil.
Pero es ella, y no otra, la que nos expresa. Si no se la ama, no
rebelará su mensaje; y si no la amamos, nadie lo hará por
nosotros. Si no leemos las obras que la componen, nadie las
arrebatará del olvido, del desprecio o de la incomprensión.
Antonio Candido, Formação da literatura brasileira
I.
Los dos volúmenes de Formação da literatura brasileira, importante obra
historiográfica de Antonio Candido, eran el principal compañero de trabajo a
disposición de todo joven que, a finales de la década del 50 y durante las
siguientes, comenzara sus estudios universitarios sobre historia de la literatura
nacional.
Más de medio siglo después, resulta indispensable invocar el don del
libro para el estudiante, y el apego del alumno al libro y a su autor. Una
palabra, o mejor, un concepto lo fascinaba, y ataba a los tres de modo
definitivo formación. El metódico saber literario que el alumno recibe en la
Facultad de Letras es parte capital en su abarcadora formación universitaria y
se confunde en la teoría y en la práctica de la lectura, en casa o en el salón
de clase con el saber que el investigador paulista le entrega le donaen la
forma de ese libro donde analiza e interpreta nuestra iniciación literaria. A
través de la escritura de Formação da literatura brasileira y de su lectura,
investigador, alumno y la propia literatura escrita por brasileños desde
mediados del siglo XVIII pasan a significar el ser y el estar en vías de llegada a
la plenitud de sus respectivas y variadas vidas.
1
Tanto esas figuras humanas
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
1
Llamo la atención para el hecho de que las metáforas de carácter orgánico,
autorizadas por el concepto de formación, serán el “abc” de la primera parte de mi
relato. En la segunda parte, ellas se vuelven del orden mecánico: aprehenden lo que
se fragmenta por desastre. Visión orgánica y visión mecánica son analizadas por René
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!140!
como las Letras que ellos abrazaban estaban todavía verdes, y por ello todos
trabajaban al compás en favor de las respectivas formaciones.
A mediados del siglo 20, el aprendizaje escolar del estudiante se ve
espejado en el trabajo de investigación original del profesor universitario que,
por su parte, se ve espejado en el propio objeto de estudio la literatura
brasileña en su proceso de afirmación como necesariamente adjetiva
2
en el
interior de un conjunto mucho más vasto y fascinante. La mente estudiantil del
alumno se confunde con la mente doctora del maestro, que se confunde con la
cara juvenil de la literatura nacional, soberana hace apenas dos siglos. Unidos,
los tres viven su lento, sufrido y gradual proceso de formación. Viven el lento,
sufrido y gradual proceso de interiorización de un saber que les es exterior,
aunque los tres y cada uno sepan que sin la aprehensión histórica y crítica de
aquel saber extraño, de aquel saber intruso, no conseguirían elaborar el
fundamento indispensable para la grandeza plena de sus respectivas
personalidades.
Como si hubieran sido tallados en la cabeza de un alfiler, ese alumno,
aquel libro y su autor pueden hoy ser vistos de manera emblemática como
corresponsables por la producción intelectual del siglo 20 brasileño, inaugurada
en el año 1900 con las memorias de Joaquim Nabuco, Minha formação. En ese
título, el vocablo formación – ahora definitivamente un concepto también
había ganado derecho de ciudadanía en lengua portuguesa y acarreaba el
significado de su importancia en el proceso de maduración personal y cultural
del individuo y del ciudadano brasileño en el pasaje del siglo 19 al 20. En
nuestra sociedad, al contrario de las sociedades europeas y de la sociedad
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Wellek en la Historia crítica moderna (al final de cada volumen, consultar el índice
analítico).
2
“Nuestra literatura es la rama secundaria de la portuguesa, a su vez arbusto de
segundo orden en el jardín de las Musas Los que se nutren apenas de ellas son
reconocibles a primera vista, aún cuando eruditos e inteligentes, por el gusto
provinciano y la falta del sentido de las proporciones. Estamos condenados, entonces,
a depender de la experiencia de otras letras, lo que puede llevar al desinterés, y hasta
al menoscabo, de las nuestras [] por eso [este libro], aunque fiel al espíritu crítico, se
inflama de cariño y aprecio por ellas [letras brasileñas], buscando despertar el deseo
de penetrar en las obras como en algo vivo, indispensable para formar [bastardilla
mía] nuestra sensibilidad y visión del mundo” (Prefacio a la 1ra edición, Formação da
literatura brasileira).
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!141!
norteamericana en su fase posterior al lanzamiento del Sputnik, la buena
formación era entonces, y lo es hasta hoy, infelizmente una dádiva de la
Familia o del Estado a los privilegiados.
En el correr del siglo 20, el concepto de formación se vuelve más y más
elástico en nuestras tierras. Ya en 1942, el historiador Caio Prado Jr.
investigaba la Formação do Brasil contemporâneo, mientras que el economista
Celso Furtado, pocos años después, la Formação econômica do Brasil. Y uno
de los posibles discípulos de Antonio Candido, Paulo Eduardo Arantes, de
perfil similar al universitario aludido en este relato, informaba a los estudiosos
sobre y lo cito “la formación de la filosofía uspiana (una experiencia de los
años 1960)”.
3
Arantes aprovechó la oportunidad del adjetivo uspiano, que
califica a filosofía, para lanzar su irónica defensa de la buena formación: “[] al
final de cuentas, un pastiche programado al comienzo de la carrera es mucho
mejor que una vida entera de pastiches inconscientes”. Creo que T. S. Eliot se
refería a ese fenómeno cuando, en los años veinte, estableció la célebre
distinción entre “talento individual” y “tradición”.
No es fácil recuperar en este corto relato el alcance semántico del
vocablo formación en nuestro siglo 20. Pero, si se recurre al concepto de
“episteme” tal como lo define Michel Foucault en la historia de las ideas, se lo
puede considerar único y al mismo tiempo elástico por su rentabilidad
discursiva. E intenso en la multiplicidad de visiones históricas y de versiones
identitarias del brasileño y de la nación brasileña a la que le dio curso. Al
elevarse a la condición de paradigma, formación funda y estructura en el siglo
20 brasileño, repitámoslo, los múltiples saberes confesionales, artísticos,
científicos
4
, que comparten en desmedro de sus especificidades de género
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
3
Escribe Paulo Arantes: “En aquel espacio, el departamento [de filosofía] era sobre
todo un ´método´. Y tan arraigado que se levantaba por sobre las preferencia
filosóficas de los que lo adoptaban o inclusive de los que hacían restricciones a las
elucubraciones un tanto rasas que solían acompañar el enunciado técnico de sus
autores franceses” (“O bonde da filosofía”).
4
La importancia de la combinación de (o de la confusión entre) discursos identitarios
fue observada y resaltada por Antonio Candido en Literatura y sociedad. Él escribe
que el poderoso imán de la literatura interfirió en la tendencia sociológica como
investigación objetiva de la realidad presente, “dando origen a aquel género mixto de
ensayo, construido en la confluencia de la historia con la economía, la filosofía o el
arte, que es una forma bien brasileña de investigación y descubrimiento del Brasil
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!142!
[genre] e ideológicas, y a pesar de versar sobre objetos diferenciados
determinadas características generales o formas de nuestro ser y estar en
proceso de desarrollo.
En pose del paradigma formación, el analista debe menos desatar los
discursos acabados y publicados sobre lo brasileño o la sociedad brasileña,
sobre la literatura o la economía, de responsabilidad de X o de Y, y más
dedicarse al conocimiento de las condiciones materiales y lingüísticas de
producción de una franja ejemplar de narrativas afines y complementarias.
Dentro del paradigma, el vocablo se presta a inevitables juegos semánticos. En
el sentido que le imprime Antonio Candido, el del proceso soberano y moderno
de construcción del Brasil literario, “formación” reactiva una red discursiva de
carga histórica que arrebata al adolescente interesado por la literatura
(nacional) en el periodo de su “formación”, ahora tomada en el sentido que le
imprime Joaquim Nabuco, el de la maduración personal y cultural del
ciudadano brasileño, aquí o en el extranjero. En este caso, formación se
confunde con el concepto anglosajón de “self-fashioning” (automodelado),
desarrollado por Stephen Greenblatt al leer las obras de Shakespeare
(Renaissance Self Fashioning, 1980).
En el interior del paradigma, la idea de formación comporta, pues, varias
y diferentes ramas semánticas, aunque guarde su origen germánica: bildung.
Bildung tiene una indiscutible connotación pedagógica y designa la
formación (cualquier ejemplo de formación) como un lento y largo proceso de
interiorización del saber. Instrumento pedagógico contemporáneo de la misma
fecha que Candido designa para el comienzo de la literatura brasileña la
segunda mitad del siglo 18, cuando salen a la luz los poemas de Cláudio
Manuel da Costa en la provincia de Minas Gerais. Y por una de esas
coincidencias extraordinarias, la fecha del siglo privilegiado el 18 coincide
con la edad a la que normalmente los estudiantes brasileños realizan la prueba
de ingreso para la facultad que eligen.
El siglo y la edad del alumno en lo que se refiere a las respectivas
formaciones son coincidentes aunque no sean gratuitas. Convergen en el
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
[]”. Y continúa: No será exagerado afirmar que esta línea de ensayo, - en la que se
combinan de forma más, o menos, feliz la imaginación y la observación, la ciencia y el
arte, - constituye el trazo más característico y original de nuestro pensamiento”.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!143!
siglo 20 en la formación universitaria del joven brasileño. En Europa, el
concepto de formación es acuñado por el idealismo alemán y se vuelve una
pieza importante en el surgimiento del ideario iluminista. Se confunde con lo
que los griegos llamaban de paideia, y los latinos de humanitas. Los tres
traducen la indispensable búsqueda por la excelencia humana para llegar a la
madurez, tanto en el plano individual como en el plano comunitario y colectivo.
Debidamente circunscrito por las categorías de estilo de época, y
aplicado a la producción literaria descripta por Antonio Candido, Bildung pasa a
calificar nuestro deseo específicamente literario de independencia y de libertad
bajo el yugo del poder colonial de la cultura portuguesa, a referir nuestro deseo
de autonomía política y literaria. Nombra el trabajo indispensable de los
ciudadanos privilegiados y letrados para que el adjetivo nacional, como
aposición de literatura o de la nación y su historia, o de su economía, etc.
pueda afirmarse como auténtico y original, manteniéndose estable y rentable
en el conjunto de las naciones modernas de Occidente. Bildung marca el
momento en que la nación llamada Brasil y sus habitantes hasta entonces
colonia y colonos, respectivamente desean constituirse como partes
soberanas e íntegras del Occidente iluminista. El propio autor afirma que su
obra mayor relata “la historia de los brasileños en su deseo de tener una
literatura”. También habla sobre el espíritu de Occidente en busca de una
nueva morada en esta nuestra parte del mundo.
II.
Ferrocarriles y tranvías descarrilan. Los sistemas de pensamiento y
los métodos de lectura también y, además, los paradigmas del saber. A veces,
el descarrilamiento viene de la falta de mantenimiento de las condiciones
adecuadas de funcionamiento de los rieles o del medio de transporte. No es el
caso del paradigma de formación tal como lo configuramos rápidamente con la
ayuda de Michel Foucault, o con la del sistema literario propuesto por Antonio
Candido. Durante nuestro siglo 20, los ejemplos de grandes intelectuales
brasileños y extranjeros algunos ya citados más arriba son testimonio del
buen mantenimiento de los rieles de la formación, ya que sus libros aún son
fascinantes y continuarán alimentando los estudios analíticos y las
investigaciones históricas de las nuevas generaciones.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!144!
A veces, la avería que lleva al descarrilamiento del sistema literario
nacional es tan imprevista como una tempestad. Recién terminada la Segunda
Guerra Mundial, el Primer mundo atraviesa una fase de gran euforia económica
y social y, de repente, se ve cuestionado en sus propias raíces por el drama
político de las varias naciones coloniales del continente africano, del que fue
ejemplo mayor la Guerra de la Independencia Argelina (1954-1962). Las
colonias luchan con todas sus fuerzas contra el poder metropolitano y a favor
de su independencia. Buscan su independencia de las potencias colonizadoras
europeas, conquistada por los brasileños ya en el siglo 19. Tan violento y
permanente fue el descarrilamiento del mundo que los trágicos y en nada
anacrónicos versos de Castro Alves parecen resonar aún hoy en la isla de
Lampedusa, en el territorio italiano, o en nuestro estado de Acre: “Senhor Deus
dos desgraçados! / Dizei-me vós, Senhor Deus! / Se é loucura... se é verdade /
Tanto horror perante os céus?!”.
5
Aparentemente, dice el famoso y chocante proverbio portugués, el culo
no tiene nada que ver con los pantalones. África colonial de un lado, y Brasil
moderno, vanguardista, del otro. Pero ningún sistema de pensamiento está
exento de un descarrilamiento no previsto ni en el calendario ni en la agenda.
En otras palabras, sistemas influyentes de pensamiento no son autoinmunes,
aunque este o aquel paradigma, este o aquel sistema hayan sido
apertrechados a favor de la propia inmunidad. Es el caso del sistema literario
propuesto por Candido.
Al cortar al medio la historia cultural brasileña con el concepto
disciplinario del arte literario en Occidente, el historiador toma la precaución de
inyectar en el corpus la vacuna a la que dio el nombre de “manifestaciones
literarias”.
6
Al aplicar la vacuna al corpus de la producción cultural en Brasil, del
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
5
“¡Señor Dios de los desgraciados!/ ¡Decidme, Señor Dios!/ ¡¿Si es locura... si
es verdad/ Tanto horror ante los cielos?!”
6
Según Candido, las “manifestaciones literarias” se encuentran en Brasil “en grados
variables de aislamiento y articulación, en el periodo formativo inicial que va de los
orígenes, en el siglo XVI, con los autos y cantos de Anchieta, a las Academias del
siglo XVIII”. Dentro de la USP y posteriormente, José Aderaldo Castelo se dedicará al
estudio exclusivo de la materia: Manifestaciones literias da era colonial, 1500-
1808/1936. Agrego que, en la fase inicial de mi interés por el virus colonial, me valí
grandemente, como contrapunto, del volumen firmado por Castelo. Mis alumnos
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!145!
1500 hasta el presente, Candido inmuniza el sistema competentemente
estetizado, resguardándolo de cualquier descarrilamiento por las tierras
desérticas o subsaharianas del África colonial. Libera al estudioso de las Letras
del potencial semántico del virus colonial lusitano ofrecido por los casi dos
siglos y medio de vida en tierras brasileñas.
En este momento de la argumentación, se vuelve imperioso notar que,
en 1959, año en que se publica la Formação da literatura brasileira, el
mozambiqueño Rui Knopfli debuta en poesía con el libro O país dos outros.
Viviendo en la costa oeste del África colonial, bañada por el océano Índico, el
futuro gran poeta se beneficia, sin embargo, del portugués literario mestizo, del
portugués atlántico descolonizado que los modernistas Manuel Bandeira
(“Evocação do Recife”) e Carlos Drummond (“Consideração do poema”), entre
otros,
7
le ofrecían en los libros de poemas que llegan de navío a la patria
colonial. En el país de los otros, para retomar el título del libro, Knopfli se
beneficia de la lengua poética poscolonial brasileña a fin de inscribir, en la
literatura en lengua portuguesa, el proyecto identitario colonial índico-
mozambiqueño.
Por un sesgo combativo y cosmopolita, los versos de los ya canónicos
modernistas brasileños desestabilizan la pachorrienta y poco poética identidad
nacional de la colonia portuguesa en África y llevan a Knopfli, como observa
Luís Sousa Rebelo, “a escribir una poesía sin los exotismos gratos al gusto del
lector metropolitano”. Escribe Knopfli: “Traigo en la sangre una amplitud/ de
coordenadas geográficas y mar Índico./ Rosas no me dicen nada,/ encajo
mejor con la agrura de las micaias [árbol nativo]”. Escribe también el bellísimo,
sufrido y valiente poema “Terra de Manuel Bandeira”. Vale la pena buscarlo en
alguna biblioteca.
Cuando ingreso como becario del gobierno francés, en 1961, y parto en
viaje de estudios a París, el virus colonial lusitano pasa a afectarme en el
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
norteamericanos de los años 1962-64 lo pueden atestiguar. Guardo las fichas de
lectura, las dactilografiaba en ese entonces. La propuesta de Haroldo de Campos
difiere de la nuestra por dar continuidad a la historia literaria por estilo de época
(descarrila el sistema de Candido por el Barroco) y, más grave, por recalcar el análisis
del discurso.
7
Leer los poemas “Terra de Manuel Bandeira” y “Contrição”, por ejemplo. Versos de
Drummond sirven como epígrafe a los libros O país dos outros y Máquina de areia.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!146!
cotidiano europeo, tomado por los plásticos explosivos (plastic) de los
argelinos, y resuelvo tratarlo con afecto (al final, es también parte indirecta de
mi formación) y críticamente. Vale decir, el afecto evita que yo me inmunice con
la vacuna. Con el cuerpo tomado por el virus poscolonial, me pongo febril y
deliro. Instruido por los intelectuales y escritores africanos y por la propia
Francia, me apasiono por la poesía de Aimé Césaire. Leo las revistas Temps
modernes y Présence africaine y, marinero de primer viaje, me escandalizo con
la toma del Teatro Odéon por una tropa de la OAS (Organisation de l’armée
secrète) que decreta, el día del estreno de la obra, la prohibición de Les
paravents, de Jean Genet.
8
A fines del año escolar 1961-1962, ocurre un segundo descarrilamiento
en la formación del joven latinoamericano, ahora en pleno Océano Atlántico. El
descarrilamiento me saca de París a los apurones y me lleva a interrumpir – y a
no abandonar, por suerte la redacción de la tesis de doctorado sobre André
Gide. Concurso para un puesto de profesor en la Universidad de New Mexico,
en los Estados Unidos. Paso de doctorando en literatura francesa moderna en
la Sorbonne a profesor de literaturas brasileña y portuguesa en un antiguo
territorio indígena norteamericano, cuyo centro ultramoderno es la ciudad de
Albuquerque. El virus colonial lusitano es inherente a mi nueva y doble
actividad docente e incluso al ambiente Zuni y Pueblo por el que incursiono en
la hasta entonces desconocida realidad norteamericana. En el salón de clases
y frente a los alumnos, el virus lusitano colonial convive lado a lado con la
vacuna brasileña inyectada por Candido en el corpus de nuestra historia
cultural.
En 1963, por ejemplo, me ejercito en comparar el canto 9 del poema
épico Os lusíadas y el famoso poema de mismo título del libro Claro enigma,
de Carlos Drummond de Andrade, y me atrevo a hablar del peso de la tradición
en el movimiento vanguardista brasileño. Escribo, y enseguida publico, un
ensayo sobre el topos de la “máquina del mundo” en Camões y en Drummond.
En un poema que recibo por correo, intitulado “A/Grade/Cimento”
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
8
Cuando dirige el teatro des Amandiers, Patrice Chéreau pone en escena por primera
vez en territorio francés la obra de Genet. Año: 1983. Tuve la honra y el placer de
haber visto el extraordinario espectáculo, que tenía en el elenco principal la brasileña
Norma Bengell, compartiendo el escenario con Maria Casarès.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!147!
[La/Reja/Cemento], el ya famoso poeta acusa la lectura del ensayo del
iniciante. Por el prefijo “a”, rechaza tanto la “reja” de la lectura como el
“cemento” que suelda Cammond & Drummões, para retomar el juego de
palabras que está en el verso irónico inicial del poema. Este poema está hoy
en su Poesía Completa.
9
Siguiendo el impulso de las consecuencias funestas del doble
descarrilamiento, divido a partir de ahora este relato en dos partes. La primera
de ellas cubre el periodo que va de 1962, año en que viajo de París a
Albuquerque, a 1972, año en que inicio el movimiento de regreso al Brasil
universitario.
Los primeros diez años
10
están marcados por el abandono gradual del
concepto de literatura (en el sentido de belles lettres) y el deseo de legitimación
de la obligatoriamente abarcadora noción de cultura (posteriormente, se
volverá más sustantiva en la elaboración de la materia estudios culturales). Al
deconstruir el concepto disciplinar de literatura, afianzado por la periodización
en estilos de época y adoptado por las Facultades de Letras, la actitud
indisciplinada y corrosiva del joven profesor apelaba a la búsqueda del
conocimiento de otra y anterior formación, la de los discursos culturales
identitarios del Brasil, de los que las belles lettres son apenas una parte,
ciertamente la parte noble y sublime. Por otro lado, el abordaje sociológico de
la producción discursiva escrita en periodos coloniales empezaba a
fragmentarse en las naciones africanas y asiáticas recién descolonizadas. Las
narrativas de nítido origen europeo tenían que ser contrabalanceadas por los
textos de los hablantes nativos, textos autóctonos que desconocían la
escritura fonética. La producción cultural de las naciones independientes se
magnetizaba con la oralidad, así como lo será el habla de los subalternos
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
9
Es un poco a la manera de Rui Knopfli que escribo el ensayo “Camões y Drummond:
la Máquina del mundo” (Hispania, september 1966). En el poema “A/Grade/Cimento”,
hoy en el volumen de Viola de bolso, Drummond ironiza el des/acierto del abordaje de
su bellísimo poema por el virus colonial lusitano.
10
Geográficamente, los hechos narrados en la primera parte se desarrollan en
Estados Unidos y Canadá. Comienzo a dictar literatura brasileña y portuguesa.
Posteriormente, en virtud del doctorado en la Sorbonne, en 1968, dicto lengua y
literatura francesa. Al transferirme de departamento, en 1969, paso a dedicarme con
ahínco a las lecturas de teoría posestructuralista.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!148!
latinoamericanos a fines del siglo 20, de que será ejemplo Rigoberta Menchú,
indígena guatemalteca.
En mi caso, la etnología que por entonces era desbravada por el
extraordinario trabajo de Claude Lévi-Strauss en Tristes tropiques (1955)
conducía a un abordaje multicultural en el análisis del virus colonial, y se
imponía como herramienta auxiliar. Gracias a ella podría entender mejor los
varios procesos de alteridad articulados por la relación cultural entre
metrópolis/colonia, o sea, por la superposición de los valores culturales de la
etnia europea a los de la etnia indígena. Sin ser un mero silencio, el otro
brasileño no sería – aunque fuera dado por la tradición eurocéntrica
11
el
mismo europeo. A través de esa fórmula simplificada, aunque eficiente en el
cuestionamiento del centramiento occidental operado por los efectos positivos
y negativos de la colonización, se deconstruía el inevitable esteticismo
disciplinar de la formación literaria propuesta por Antonio Candido. La fórmula
nos llevaba aún a cuestionar el concepto de identidad y a conjurar,
enfatizándola, la noción de diferencia, de la que Jacques Derrida será el gran
teórico a partir de 1967. El mismo europeo conformaba, modelaba e instruía al
otro brasileño, en la mayoría de los casos, de manera cruel y sanguinaria,
como demostraban los mejores estudios sobre aculturación.
12
Si había Historia
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
11
Entre los más legítimos teóricos del primer multiculturalismo está el norteamericano
William G. Sumner que, en 1906, acuñó y definió el término etnocentrismo. En su libro
Folkways, publicado en 1906, define Sumner: “El etnocentrismo es el término técnico
que designa la visión de las cosas según la que nuestro propio grupo es el centro de
todas las cosas, siendo todos los demás grupos medidos y evaluados en referencia a
ese privilegiado”. Y continúa más adelante: “Cada grupo piensa que sus propios
hábitos [folkways en el original] son los únicos buenos y, si observa que otros grupos
tienen costumbres diferentes, estas les provocan desdén”.
12
Robert Redfield, Ralph Linton y Melville Herskovits se reúnen en 1936 para recoger
datos y redactar un “Memorandum for the Study of Acculturation”, publicado en la
revista American Anthropologist. De allí retiro la definición: “La aculturación es el
conjunto de fenómenos que resultan de un contacto continuo y directo entre grupos de
individuos de culturas diferentes y que acarrean transformaciones de los modelos
[patterns, en el original] culturales iniciales de uno o de los dos grupos”. El viejo
concepto de multiculturalismo descansa en la aculturación y en el trabajo que,
anacrónicamente y con la ayuda de Jacques Derrida, llamé de deconstructor del
etnocentrismo. En el Brasil, como se sabe, el giro multiculturalista se vio fortalecido
por la ideología de la cordialidad.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!149!
se la debería escribir a contrapelo de la fe y del imperio (como poetaba
Camões), o sea, desde el punto de vista de los vencidos.
En mis notas y en el salón de clases, abandono gradualmente el objeto
libro y me adentro analíticamente en su fragmentación en texto, cuya práctica
de lectura me había sido inculcada por una formación dirigida por Damien
Saunal, mi primer gran maestro francés. Me refiero a la famosa explication de
texte, asimilada en aquella época por el new criticism anglosajón que, a su vez,
me servía de apoyo dada la contigüidad geográfica y el aprendizaje de la
lengua inglesa. La explicación del texto sirve para retirar el objeto cualquier
texto del periodo colonial brasileño de la lectura realizada por los grandes
historiadores y eruditos luso-brasileños. Sirve para colocarlo en suspensión (o
bajo sospecha, uso la expresión policial no sin cierta dosis de ironía), con el fin
de leerlo con el instrumental crítico tomado del casamiento de la literatura con
la etnografía levi-straussiana, por ejemplo. ¿Cómo valerme del aprendizaje
teórico y leer los textos sin prejuzgarlos que escapan totalmente a los
principios estéticos de la calidad literaria determinados por los formalistas
rusos? ¡Que los rusos amados y su propuesta de literaturnost (literariedad) me
perdonen!
13
Antes de ser una disciplina de estudios, la literatura me proveía de
una metodología, así como fundamentaba los primeros pasos de lo que sería
más tarde definido como post-colonial theory (teoría poscolonial) o como
cultural studies (estudios culturales).
Jugaba y, muñido con las fichas del jugador, hice una apuesta que, con
el correr de los años, me parecía rentable. Rebuscaba metáforas en el texto de
la época colonial y, a partir de ellas, aprehendía el modo en que cada una
servía para montar y finalmente revelar, en la superficie meramente descriptiva
del texto, las maniobras eficientes del colonizador, aunque a primera vista
mustias y todavía cercadas de misterio, en las primeras narrativas
historiográficas que iluminaban el Brasil. Aparentemente inocente, la metáfora
acarreaba una carga semántica inexplorada y explosiva y, por eso, requería la
decodificación por parte del lector poscolonial brasileño. El lector poscolonial
invitaba al texto historiográfico a someterse a un análisis literario y etnográfico,
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
13
A mediados de los 60, tengo acceso al libro pionero de Victor Erlich, Russian
formalism History Doctrine.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!150!
al mismo tiempo en que abría su historicidad en lo más profundo de la obra de
los lusitanos responsables por la expansión de la fe y del imperio. El estudio
de cada metáfora mostraba la organización de un padrón (pattern) lingüístico
ambiguo que estaba en la base de los textos identitarios, escritos por
extranjeros y posteriormente por brasileños, que se volverían canónicos con el
correr de los siglos. La figura de retórica la primacía del sentido espiritual de
la metáfora sobre el significado concreto del vocablo era común a la
escritura de la cultura y de la literatura, ya que fundaba tanto la tarea de la
colonización europea como el futuro ideario nacionalista brasileño,
tradicionalmente referido como ufanista.
III.
Mi primer conejillo de indias en New Mexico inclusive porque era el
primer texto/tópico que constaba del currículo académico montado por mi
predecesor en Albuquerque, profesor Heitor Martins fue la Carta de Pero Vaz
de Caminha, que leíamos en la edición en portugués arcaico y moderno de
Nuestros clásicos,
14
evitando con cuidado la eurocéntrica y más poderosa
edición de Jaime Cortesão. Intuía que, por el privilegio concedido a
determinada(s) metáfora(s), el texto de la Carta abría una fascinante
descendencia intertextual en la historia de la cultura y de la literatura brasileña,
cuyos tataranietos en la vanguardia brasileña llevan por nombre, ,
Macunaíma (Mário de Andrade) y Poesía Pau-Brasil (Oswald de Andrade).
La primera metáfora privilegiada, dada, además, como “principal” por el
propio texto, fue semen (en latín), semilla (en español), y su decodificación
puede realizarse a partir del sintagma de origen bíblico: “Semen est verbum
Dei” (La semilla es la palabra de Dios). En el momento que la carta llega a
manos del rey, en el momento en que el rey de Portugal la toma como legítimo
destinatario, también toma la tierra y los seres humanos descriptos en ella por
primera vez. La carta crea para la Historia el acontecimiento del descubrimiento
del Brasil por un país europeo, sella de una vez el devenir portugués y cristiano
de una tierra y de sus habitantes, el devenir de una cultura no-occidental, el
devenir del futuro Estado Nación llamado Brasil. Los cinco siglos de una
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
14
Presto aquí homenaje al maestro Rodrigues Lapa que me enseñó, en la UFMG, a
leer la poesía galaico-portuguesa y me pasó el indispensable texto de Eugenio
Asencio sobre el topos “la lengua compañera del Imperio”.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!151!
sociedad, su organización social, política y económica están ahí: “In nuce”,
como diría Benedetto Croce, en una nuez.
Lingüísticamente hablando, los imperativos de la colonización llevada a
cabo por el imperio lusitano se diseminaban por la carta de Caminha a través
de la metáfora semilla ya decodificada por su lado espiritual en el Nuevo
Testamento que, a su vez, también recalcaba el significado material del
vocablo. Se fortalecía, al mismo tiempo, el sentimiento del lector/profesor que
oscilaba entre la indispensable catequización del gentío y la fastuosa tierra
ubérrima (“donde todo lo sembrado fructificará”, como se lee en la Carta).
Paralelamente a la metáfora semilla, tomé otra, que servía para
caracterizar al indígena, desconocido de los portugueses. Aún en lengua latina,
los jesuitas dirán que él era “tanquam tabula rasa” (era como tabla rasa). Ya en
ese momento, mi buen ayudante era el entonces desconocido libro de
Mecenas Dourado, A conversão do gentio (1950), hallado en la biblioteca de la
Universidad de New Mexico.
15
El simulacro analítico de la carta de Caminha asocia la metáfora de la
semilla a la metáfora de la tabla rasa para ofrecerle al lector el relato colonial
en su verdad histórica: la palabra de Dios se imprimía con toda la facilidad en
la página en blanco de la mente indígena. Tal como rearmado
hermenéuticamente por las metáforas de alto poder colonizador, el modo de
pensar, de observar y de escribir de Vaz de Caminha predetermina el
encuentro imprevisible entre dos etnias, entre dos pueblos que se desconocían
mutuamente. No había posibilidad de conflicto sanguinario.
16
Hasta que no se
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
15
Cf.: “[] los indios son tanquam tabula rasa para imprimirles todo el bien; [...] pocas
letras bastarían aquí, porque todo es papel blanco y no hay que hacer otra cosa, sino
escribir a gusto las virtudes más necesarias []”. Apud Mecenas Dourado, A
conversão do gentio. Rio de Janeiro, São José, 1958.
16
En uno de los más polémicos libros sobre el primer siglo colonial, La société contre
l’état, Pierre Clastres reabre la posibilidad de una Antropología política, aventando la
hipótesis de que hayan existido organizaciones sociales que se estructuran sin la
violencia inherente al “poder coercitivo”, esto es, sociedades humanas que no
conocieron procesos de jerarquización impuestos desde arriba. En la Antropología
tradicional, en virtud de la ceguera etnocéntrica, era imposible vislumbrar una
sociedad donde la organización social no dependiera del uso de la fuerza y de la
violencia como causa de la aglutinación. Es importante constatar que Pierre Clastres
va a encontrar, en los primeros documentos descriptivos de la región recién
descubierta por los portugueses, los indicios de que el modelo político no-coercitivo
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!152!
probara lo contrario, la conversión del gentío era tratada como un hecho
consumado. Los buenos valores occidentales serían naturalmente escritos en
la mente virgen y acogedora de los indígenas.
También en ese excepcional año de 1959, Sérgio Buarque de Hollanda
publica el espléndido Visão do paraíso. A través de su lectura yo ajustaba
(como se ajustan las agujas de un reloj) mi propuesta: “Como en los primeros
días de la Creación, todo aquí era don de Dios, no era obra del arador, del
labrador o del moledor”.
De acuerdo con el simulacro analítico que esbozo por entonces, la
descendencia colonial de Caminha pasa intertextualmente, en movimiento de
repetición y de diferencia por el padre Antonio Vieira y el “Sermón de la
sexagésima” (1655). Inspiradas por la parábola bíblica del sembrador (Mateus,
13, Marcos, 4) y apoyándose en las piernas de las dos metáforas que caminan
de un modo optimista por la escritura de Caminha, las palabras del padre
jesuita Antonio Vieira pronunciadas en la Capilla real de Lisboa están
marcadas en sus tres cuartas partes por los descarrilamientos ocurridos
durante el primer periodo de evangelización del Brasil. El sermón discurre
principalmente sobre los diversos obstáculos encontrados por los
“sembradores” en la vasta tierra brasileña e invoca como posible causa del
fracaso de la semilla metafórica, o sea, del desacierto en la catequesis, las
intrigas palacianas tramadas por los padres dominicanos contra los jesuitas.
17
La descendencia colonial de Caminha pasa también por el romántico
José de Alencar y su Iracema (1965), donde la metáfora bíblica gana
connotación amorosa y sirve para traducir el proceso desigual y conturbado,
aunque pacífico, de la posesión de la hembra indígena por el macho portugués.
El licor de Jurema, ofrecido a Martin, hace explotar el escándalo de la mezcla
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
existe en las tribus de América del Sur, haciendo posible que compruebe la tesis de
que “il ne nous est pas évident que coercition et subordinnation constituent l’essence
du pouvoir politique partout et toujours”.
17
En el Sermón de Vieira, el fracaso de la catequesis se explica por un juego de
palabras barroco que explicita una agresiva disputa entre órdenes de religiosos: en
verdad, los padres dominicanos son los verdaderos responsables por los errores de la
evangelización de los trópicos. Los dominicanos permanecen en el Paço [palacio
real], mientras que los verdaderos catequizadores, los jesuitas, acompasan el propio
paso en el suelo agreste de la colonia. Era esa, y no otra, la razón por la que los
jesuitas parecían tener un menor valor para la Corona portuguesa.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!153!
racial sin violencia sexual. El semen de Martin fertiliza el cuerpo virgen de
Iracema y de ella nace el mestizo Moacir, cuyo nombre acuñado en tupí-
guaraní significa “hijo del sufrimiento”.
18
El político Alencar habría de dejar que
el lector entreviera por la brecha de la descendencia la crueldad de la
colonización.
En aquel momento de los estudios, la descendencia colonial de la
semilla iba hasta el pre-vanguardista Lima Barreto y la novela Triste fim de
Policarpo Quaresma (1915). Si ligásemos la observación de Sérgio Buarque,
ya citada, a Jacques Derrida, diremos que Lima Barreto fue el primero a
deconstruir la metáfora de la semilla. Nada en el Brasil, decía la novela, sería
obra de Dios. Todo sería “obra del arador, del labrador o del moledor”. El
discurso literario deconstruía la primacía del discurso espiritual sobre el
material, primacía estampada en las muchas narrativas que describen el
proceso de la colonización lusitana/jesuítica de los trópicos. Me refiero a la
segunda parte de la novela de Lima Barreto, donde se frustra el deseo de
Policarpo en cultivar la semilla (agrícola) en territorio brasileño. El personaje se
despierta súbitamente a la noche por la picadura de una hormiga en el
empeine.
19
Años después, Mário de Andrade escribiría en Macunaíma: Muita
saúva, pouca saúde, os males do Brasil são” [Mucha hormiga, poca salud, los
males del Brasil son]. Ya por entonces, en plena vanguardia, el texto de la
Carta y otros textos coloniales son motivo de parodia.
Ese primer esquema de lectura debidamente sustentado por el estudio
por parte de los alumnos de los tres volúmenes de Presença da literatura
brasileira, antología de responsabilidad de Candido y Castello fue puesto a
prueba, como dije, en clases que dicté en la Universidad de New Mexico a
comienzo de los 60.
Poco a poco, el esquema inicial se fue enriqueciendo y redundó en un
corto y temeroso ensayo, “A palavra de Deus”, que escribo a finales de la
década del 60 y publico en el número 3 de la revista Barroco (abril 1971),
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
18
Léase de mi autoría: “Alegoria e palavra em Iracema”. Luso-Brazilian review, winter
1965.
19
Léase de mi autoría: “Uma ferroada no peito do pé” [Una picadura en el empeine].
Revista iberoamericana (EEUU), n. 126, ene.-mar 1984. Hoy, en Vale quanto pesa.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!154!
dirigida por Affonso Ávila.
20
Poco más tarde, también lo pongo a prueba en el
primer curso que doy en la PUC/RJ como profesor visitante. Llevaba el título “A
semente, ou a impossibilidade de se escrever a origem”. Algunos ex-alumnos
aún guardan las hojas mimeografiadas que presentaban el curso.
Asociada a la semilla, la palabra origen es un tanto pedante, pero la
juzgaba importante para trabajar la distinción entre origen (valores
occidentales) y comienzo (valores brasileños), que tomé prestada de Joaquim
Nabuco
21
y me ayudaba a comprender la ambigüedad ideológica en la poesía
de Carlos Drummond de Andrade, que venía leyendo y dictando
paralelamente.
22
Dejo de lado la distinción en Drummond, o sea, la
confrontación entre mito de origen (familia patriarcal) y mito de comienzo
(Robinson Crusoe), para demorarme y encaminar los dos conceptos en
dirección a una preocupación paralela a la de los estudios poscoloniales, a la
que apuntaba ya con las enseñanzas de Jacques Derrida: la deconstrucción de
la literatura comparada.
Mi formación esto es, tal como la configuré en los párrafos iniciales de
este relato me había sido propuesta como iniciación en el siglo 18, momento
en el que comienza la literatura brasileña. Como muchos, tomé la posta para
valerme de una metáfora cara al maestro Candido, la del “bastão numa corrida
de revezamento” de las páginas de la Formação de la literatura brasileira.
Para ir hasta el origen, yo tenía que abandonar el campo adjetivo a través del
que la literatura nacional me había sido introducida y adentrarme en una
literatura comparada también poscolonial. Para ello, tenía que considerar el
modo en el que encaraba y venía leyendo, en el contexto propiamente literario,
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
20
La versión en inglés del ensayo saldrá en una plaquete publicada en 1973 por la
State University of New York at Buffalo, donde entonces doy clases, con el título Latin-
american literature: the space in-between.
21
V. el ensayo “Atração do mundo” [Atracción del mundo] (1995), hoy en O
cosmopolitismo do pobre. Invito a la lectura del ensayo con esta cita: “La formación del
intelectual brasileño en el siglo XIX se confunde con otra formación: la de la
sedimentación de las camadas geológicas del ‘espíritu humano’ (la expresión es del
texto). Hay una tardía y, por eso, doble inscripción de lo brasileño, vale decir, de lo
americano, en el proceso histórico de enfriamiento de la costra de la cultura humana.
Los americanos pertenecen a América por el sedimento nuevo, fluctuante, de su
espíritu, y a Europa, por sus camadas estratificadas”.
22
Ver el libro Carlos Drummond de Andrade, publicado en 1975 por la Editora Vozes.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!155!
el virus colonial lusitano. Precisaba constituir las bases de una disciplina
académica que se negaría a adoptar la centralidad europea su espléndida y
trágica tradición milenaria como forma de organizar y calificar la producción
literaria en las metrópolis colonizadoras y su diseminación inferior y
desafortunada por los países coloniales.
Acentúo el conflicto entre comienzo y origen para reafirmar que fue en
aquella época que surgió la idea de introducir en los estudios sobre literatura
comparada la noción de entrelugar. Este sería un espacio negociable de
lectura de las literaturas latinoamericanas y de las demás que pasaron por
procesos semejantes de colonización, cuyo objetivo principal era el de
“devolvérsela” a los colonizadores a través de la diferencia (de la originalidad),
valor siempre neutralizado por la literatura comparada tradicional. Redacto en
1972 la conferencia “O entre-lugar da literatura latino-americana”, enseguida
traducida y publicada en inglés, y que hoy se encuentra en la compilación Uma
literatura nos trópicos.
IV.
La segunda y última parte de este relato es más tranquila y ciertamente
menos audaz. Está dominada por dos nombres, por dos figuras opuestas que
combaten en las profundidades de los intereses fragmentados que guiarán la
madurez de mi formación. Los nombres extremos son el del argentino Jorge
Luis Borges, que leo apasionadamente, y de la afro-brasileña Lélia Gonzalez,
mi colega en el departamento de Sociología de la PUC/RJ, fallecida
prematuramente. El argentino me exige los guantes blancos y la brasileña los
desviste. De un lado, la sofisticación de las enseñanzas literarias que Borges
nos transmite a través de sus asombrosos cuentos y, de otro, el pie en la tierra
del África que Brasil trae como rasgo identitario vergonzante y cordial, de norte
a sur.
El cuento “Pierre Menard, autor del Quijote”, de Jorge Luis Borges, sirvió
de inspiración para el inusitado título del ensayo escrito en 1970, “Eça, autor de
Madame Bovary”. Se transformó en apoyo táctico para la atribución equivocada
de la autoría (Eça no es autor de Madame Bovary) y la obvia inversión
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!156!
cronológica (el notable romance de Flaubert es anterior a O primo Basilio).
23
Autoría equivocada y cronología invertida eran juegos usados como estrategia
de desestabilización de la literatura comparada canónica que, apoyada en las
nociones eurocéntricas de fuente y de influencia, establecía la incontestable
superioridad y primacía de las obras artísticas producidas en las naciones
colonizadoras.
De forma similar a lo que sucede en la Poética de Aristóteles, donde el
filósofo extrae de la obra Edipo Rey, de Sófocles, su esqueleto teórico, yo
buscaba en la creación literaria moderna y posmoderna el andamio que
sustentaría el largo proceso de construcción de los presupuestos teóricos que
a su vez servirían de fundamento para la lectura subversiva de obras literarias
escritas en las antiguas colonias, cuya invención y composición abrían brechas
en la norma establecida por el Romanticismo europeo y por los movimientos
canónicos posteriores.
En otras palabras: mis apuestas en el campo de la teoría literaria
poscolonial tenían y tienen como inspiración no sólo las discusiones
propiamente filosóficas y estéticas, de las que es un ejemplo contemporáneo el
posestructuralismo francés, como también fueron y son enriquecidas por el
vaivén entre práctica de lectura y teoría. El resultado es la elaboración personal
de una ficción teórica,
24
que sirvió y sirve de metodología de análisis e
interpretación, cuyo estímulo está dado por los creadores literarios que elijo.
Como el texto paródico se había transformado en principio y método de
invención durante el movimiento vanguardista, fue él el que me permitió
construir un puente que ligara las deambulaciones teóricas por la literatura
comparada alternativa con las exigencias de una nueva lectura de la poesía y
la prosa brasileña de los años veinte. La falta de sentido común asocia el ya
citado cuento de Borges a un rasgo capital del manifiesto Dadá, firmado por
Tristan Tzara. Leemos en Borges palabras definitivas sobre el sacrificio al texto
original y sobre la invención de variantes: “Mi solitario juego está gobernado
!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
23
La elección del portugués Eça de Queirós fue calculada. Quería evitar que se leyera
una fuerza nacionalista oculta en la trama teórica que dibujaba. Una parte repetitiva de
O primo Basilio, silenciosa, es síntoma de la condición provinciana, colonial, que el
antiguo colonizador, Portugal, vive a fines del siglo 19.
24
V. “Ficção teórica” y “Renascença: movimento gestual”, pequeños ensayos que
están en Aos sábados pela manhã (Rocco, 2013).
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!157!
por dos leyes polares. La primera me permite ensayar variantes de tipo formal
o psicológico; la segunda me obliga a sacrificarlas al texto ‘original’ y a razonar
de un modo irrefutable esa aniquilación”. En el Manifiesto Dadá 1918,
leemos el elogio de acciones simultáneas como forma de composición literaria:
“Redacto este manifiesto para mostrar que es posible realizar simultáneamente
acciones opuestas, en una única fresca respiración; contra la acción; por la
continua contradicción; por la afirmación también, yo no soy ni pro ni contra y
no explico por qué odio el sentido común”.
Falta de sentido común crítico (la autoría equivocada, la inversión
cronológica) y juego de las variantes no sacrificadas al modelo original
encuentran eco en el elogio de la paradoja, en el elogio de la contradicción
como afirmación, valores defendidos por Tristan Tzara en su manifiesto. Como
resultado, la prosa o el poema paródico, compuestos por acciones apuestas y
contradictorias, se escribe en una única y fresca respiración, en simultáneo. La
noción de entrelugar proporcionaba el espacio teórico para aprender al unísono
tanto la copia (sacrificio al original) como la invención personal (variantes),
constitutivas de la parodia. Se trataba de leer el texto en sus transparencias
intertextuales.
Llegados a este punto, no es del todo gratuito traer otra decisiva
asociación. No por coincidencia, esas preocupaciones prácticas y teóricas
hipotecaban solidaridad a la “lectura sintomal” que Louis Althusser nos ofrecía
en Lire le Capital. La lectura sintomal, también llamada lectura cruzada (“lectura
sous grille”) era la principal lección que nos legaba Marx, el pensador original,
si fuera debidamente asociado a otro Marx, el lector meticuloso de la tradición
en los estudios en economía política. Citemos a Althusser: “El resultado de
esta lectura cruzada [sous grille], en que el texto de Adam Smith es visto a
través del texto de Marx, proyectado en él como su medida, no pasa de un
resumen de las concordancias y discordancias, la contabilidad [décompte] de
aquello que Smith descubrió y de aquello en lo que fracasó, de sus méritos y
de sus fragilidades, de sus presencias y de sus ausencias.” Y continúa
Althusser: “en un mismo movimiento, la lectura de Marx revela, en el propio
texto que lee, lo irrevelable y lo relaciona a otro texto, presente de una
ausencia necesaria en el primero”.
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!158!
Con los pies del África en Brasil, Lélia Gonzalez es una polemista de
primera hora en los años 70. Por un lado, discutía el foco de la vanguardia
brasileña en la figura del indígena, mostrándolo como una herencia sin dudas
romántica, heredada, a su vez, del privilegio concedido por el romanticismo
europeo a los caballeros de la Edad Media. Por otro lado, Lélia me instigaba a
complementar mi lectura del virus del discurso colonial portugués inyectándole
otro objeto – el esclavo africano.
La voz de Lélia es potente y vale la pena transcribir aunque sea apenas
uno de sus petardos: “Nosotros aquí, en Brasil, tenemos un África en nuestro
cotidiano. En nuestros sambas, en la estructura del Candomblé, de la
macumba”. Su discurso sobre la cultura brasileña se politiza por la
contemporaneidad de las naciones independientes del continente africano y
encamina a todos hacia la negociación a través de los intercambios culturales
entre negros, blancos e indios, en vistas a un Brasil que sería representado no
ya como unidad, sino multifacetado, mezclado, multicultural, porque no hay
cómo negar, agrega ella, “la dinámica de los contactos culturales, de los
intercambios, etc.”.
En ese sentido, una de las grandes cuestiones planteadas en la época
en que Lélia se expresa es la de la democratización del Brasil después de un
largo periodo de autoritarismo militar. Los grupos étnicos excluidos del proceso
civilizatorio occidental pasan también a exigir alteraciones significativas y
participativas en lo que es dado como representativo de la tradición erudita y
blanca brasileña o en lo que es dado como la más alta conquista de la
humanidad, la democracia representativa. Los excluidos exigen, por un lado,
autonomía cultural y, por otro, inclusión. En ese sentido, Lélia le imprime al
movimiento afro-brasileño una dirección que se vuelve un clamor más urgente
en Brasil década a década y repercute también hoy en el Ministerio de
Educación de un país colonizador, como Inglaterra: sería necesario que el
Estado (en particular el Ministerio de Educación) opere una “reversa
pedagógica” en los manuales escolares. Evitar la uniformización a través de la
escuela pública de los grupos étnicos menos favorecidos. La escuela debería
incorporar los valores culturales étnicos que son cultivados apenas en la vida
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!159!
privada de los descendientes. Madurarlos como valores del ciudadano
brasileño.
V.
Doy un salto en el espacio y en el tiempo, y termino por una nota
aparentemente melancólica, pero en verdad optimista. Abandono la memoria y
me reinstalo en el nuevo milenio. Me doy cuenta del agotamiento de los varios,
diferenciados y notables “discursos de formación” que constituyeron el
paradigma desarrollista como tarea prioritaria en el crecimiento de la joven
nación brasileña. El agotamiento del paradigma no lo aliena. Señala, antes,
que está perdiendo su condición prioritaria. El agotamiento es la propia
consecuencia optimista del paradigma que movió transformaciones
significativas tanto en la mente del ciudadano como en la sociedad brasileña.
Nuevas condiciones materiales definen el nuevo milenio brasileño. Pasan a
exigir otra franja amplia y crítica de discursos afines y complementares, que
constituirán un nuevo paradigma el de la inserción del Brasil en el conjunto
de las naciones.
Las prioridades de hoy, del nuevo milenio, lanzan otra perspectiva de
investigación e, influenciadas por ella, se producen nuevas visiones y versiones
del ciudadano brasileño y de la sociedad.
Habiendo sido aclarados (y no resuelto, obviamente) el modo en que el
sujeto brasileño se automodeló como ciudadano y el modo en que la
emancipación de una sociedad joven y moderna se acomodó a los trópicos, se
le delegan hoy al Estado nacional democrático papel y funciones
internacionales. Cosmopolita, la nación está habilitada a sentarse en el plenario
del planeta. Automodelado, el sujeto discursivo confesional, artístico o
científico puede y debe darse el lujo de la crítica y de la autocrítica en un
nuevo paradigma.
Se vuelve urgente dar una posición a la “inserción del lenguaje-Brasil en
contexto universal”, para retomar palabras premonitorias de Hélio Oiticica en el
texto “Brasil diarrea” (Arte brasileira hoje, 1973). Incluir el lenguaje-Brasil en un
contexto universal traduce el deseo de situar un problema que se alienaría si
fuera local, pues problemas locales no significan nada – si se fragmentan
cuando expuestos a una problemática universal. Se tornan irrelevantes si
!!
!
[pp 139 - 160 / ISSN en trámite / REVISTAS ESPECIALIZADA!!160!
situados solamente en relación a intereses locales. Y Hélio concluye: “La
urgencia de ese ‘planteo de valores’ en un contexto universal es lo que debe
preocupar realmente a aquellos que procuran una ‘salida’ para el problema
brasileño.”
(Traducido al español por Luciana di Leone)
!