Zemborain, “A Sylvia…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número especial / Mayo 2021 / pp. 205-214 214 ISSN 2422-5932
no?!”, “Te mando un mensajito”, etc. Y aquí se plantea la situación limítrofe
de una dedicatoria, que está adentro y afuera del libro. Ronda entre lo
coloquial, lo epistolar, lo literario y lo afectivo, entre la pose del escritor
firmando el libro y la pose del que lo va a leer. Y esto queda claro en la
dedicatoria general del libro que hace Sylvia, “Al lector con el libro en la
mano”. Me acuerdo de una clase que tomé con ella hace muchos años en la
que hablaba de la “pose” de Darío con un libro en la mano recorriendo los
museos de Paris, mostrándose como gran lector, gran intelectual, como una
persona ilustrada. Creo que ha escrito un artículo sobre eso. Y desde ese
momento no pude dejar de mirar a la gente con un libro en la mano como una
pose, como si el libro, dice Sylvia en el último capítulo de Citas de lectura, fuera
una extensión de la persona, una metonimia del yo. Me resulta muy graciosa la
imagen. Pero volviendo a los “pedacitos”, casi diría que se contradicen con la
idea de la pose, porque minimizan esa actuación. Un “libro hecho de pedacitos
de otros libros” es casi como un juego infantil, un rompecabezas, un collage,
en donde la pose se desbarajusta, se hace añicos, y se ve el trabajo laborioso de
componer con la mayor concisión, de establecer un dispositivo y un formato
de lo mínimo en el proceso de creación y de edición de un libro. Y siguiendo
en esta línea, si se considera la dedicatoria también como un “pedacito”, ese
“pedacito” expande en su estética una relación afectiva. “Con enorme cariño”
termina esta dedicatoria. Y es justamente esa enormidad la que circula dentro
de la precisión y la agudeza de todo el trabajo de Sylvia.
Faltaría tal vez, para terminar, hablar sobre la redondez de la letra de
Sylvia, sobre una letra generosa, abierta, clara, precisa en su alineación
horizontal, pero a la vez abigarrada en su verticalidad, sobre los espacios
inusuales que separan letras y sílabas, sobre la manera de escribir su nombre
con una A mayúscula al final, pero estos rasgos distintivos quedarían para un
estudio grafológico que excede los limites de este escrito.
Shelter Island, abril 2020
Libros de Sylvia Molloy mencionados
En breve cárcel, (Buenos Aires, Simurg, 1998)
El común olvido, (Buenos Aires: Norma, 2002)
Varia imaginación, (Rosario: Beatriz Viterbo, 2003)
Desarticulaciones, (Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2010)
(escribir) PARIS, (New York: Brutas Editoras, 2012)
Vivir entre lenguas, (Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2016)