diametralmente opuestas. Asunción es lo urbano, el cemento, el smog y la
miseria. El interior, en cambio, es lo rural, la campiña, el cielo claro y la miseria.
José Pérez Reyes (Asunción, 1973) es otro de los autores incluidos en
esta compilación. De él se incluyen “El cerro y el tren” (sobre la percepción
individual de una abuela y su nieto de los procesos sociales de decadencia en
el que aparece el guaraní en estado puro a través del diálogo, con su
correspondiente traducción al español) y “Clonsonante” (sobre el extraño caso
de un hombre que perdió la voz salvo cuando la utiliza a través del teléfono
celular). Damián Cabrera (Asunción, 1984) se presenta diciendo en una
mezcla de portugués, castellano y guaraní que él es de la triple frontera. “El
registro también es filtro: elegir uno solo, es omisión”, dice al comienzo de su
nota. Los cuentos son “Xiru” (“depende del lado de la frontera, de quién lo diga,
de cómo lo pronuncie, depende de los guiños: anciano, amigo, compañero,
paraguayo –sinónimo de bugre, yvapara, válle-.”) y “Fumo”. A diferencia de los
cuentos referidos de Cabrera, acá el guaraní no se traduce, y la frontera parece
más bien un umbral. Edgar Pou (Canendiyu, 1969) se presenta como poeta
paraguayo malcriado en Barrio Obrero. El primero de sus cuentos se llama
“Cualquier um” y el segundo “Discutiendo en Popeye”. En ese discurso mixto
echa luz al lenguaje como elemento complejo para la identificación pero
también para una potencial interlocución inteligible:
Vos sabés cómo es la onda allí en Popeye el sábado mais sowe de tu all vida
cuando ya niai te gusta el ambient (184).
El último de los nueve autores es Douglas Diegues (Río de Janeiro, 1965)
y se considera a sí mismo como un “antinacionalista sin ideologías baratellis o
carellis industriales o posmos”. También dice de esta manera: “como Fabián
Casas non compartillo la idea de la literatura como mentira, impostura musical
ou non, labia, enganacione, falsa locura”. Por lo dicho y por lo hecho, para
escribir se ha inventado una nueva lengua propia. Sus dos cuentos que cierran
el libro son “Índio Ramirez” y “Paraguaylândia. Matar o morir”. Esa lengua
propia extrema la mezcla teminológica, sintáctica y textual.
(…) el Índio Ramirez non era um novato, era um King Kong guarango contra
peloteros vyroxuscos, se siente que le kagan a Olímpia, si ganaban era
espectacular, si non el Índio Ramirez non se calentaba para nada (…)
Cerca de la revolución