[pp. 1-3 / ISSN 2422-5932 / Revistas especializadas]
1
Presentación
Modernismo latinoamericano, desplazamiento y experiencia urbana
Por Rodrigo Javier Caresani
1
Literatura, viaje y ciudad diseñan un tenso triángulo de fuerzas, ineludible
para todo un repertorio de prácticas que atraviesan la modernidad tardía del
siglo XIX, desde los centros de Occidente hasta sus confines. Esta
afirmación, compartida por los más diversos paradigmas críticos que han
leído las múltiples inflexiones del modernismo hispanoamericano, mantiene
su vigencia como objeto de indagación y prolifera en una amplia gama de
interrogantes. Reconocido el carácter diferencial de la modernidad americana
en un abanico abierto de atributos –modernidad discrónica, heterogénea,
desencontrada, periférica, desigual, disonante, sólo por mencionar algunos
de ellos–, los debates más recientes sobre el modernismo vuelven a una
antinomia decisiva en el fin de siglo, la que articula lo local con lo universal, el
drama nacional con la tradición inter-nacional, para reenfocarla desde nuevas
entradas como la “literatura mundial” o las variantes más sofisticadas de la
crítica poscolonial. Desde estas coordenadas, el interés por los modos de
inscripción de la “errancia” y sus posibles sentidos en la escritura dariana
estalla en una constelación de preguntas que instan a precisar problemas e
hipótesis. A esa constelación –que nuestra introducción pretende explicitar–
se enfrentan las destacadas investigaciones reunidas en el presente número
especial de Chuy.
Sostener que el viaje y la ciudad –o, mejor, que ciertos modos del
1
Es Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y profesor de literatura
latinoamericana en dicha Universidad. Becario de CONICET, cursa su doctorado en
Literatura con el tema “Poesía y traducción en el modernismo latinoamericano: de Rubén
Darío a Julio Herrera y Reissig”. Ha publicado el tomo Rubén Darío. Crónicas viajeras.
Derroteros de una poética (2013) y coeditado Traducir poesía. Mapa rítmico, partitura y
plataforma flotante (2014). Es asesor del proyecto Obras Completas de José Martí (Centro
de Estudios Martianos) y miembro de los consejos editores de Repertorio dariano (Academia
Nicaragüense de la Lengua) y Exlibris (FFyL, UBA). Dirige el grupo Relaciones
interartísticas en el modernismo latinoamericano (1880-1930): viajes, traducciones,
lenguajes” (PRIG-UBA) y participa en varios proyectos dedicados al “fin de siglo”. Sus
investigaciones sobre el fenómeno de la traducción se han difundido en libros y revistas
académicas argentinas e internacionales.
[pp. 1-3 / ISSN 2422-5932 / Revistas especializadas]
2
desplazamiento y cierta percepción del entorno urbano– constituyen las
condiciones de la estética que nos ocupa implica asumir una reflexión sobre
la experiencia entendida como crisis o imposibilidad pero ampliada además a
una escala planetaria, a una nueva cartografía global. Desde Baudelaire en
adelante –como bien señala Giorgio Agamben retomando a Walter
Benjamin–, la poesía moderna no se funda en una nueva experiencia sino en
una carencia de experiencia sin precedentes, pues lo nuevo con su potencial
de “shock” hace de lo “inexperimentable” un “lugar común” que entonces se
transforma en la nueva y cotidiana morada del hombre. Si acordamos en que
el modernismo latinoamericano despliega una respuesta ante todo “formal”
es decir, y como nunca antes en la tradición americana, estética, literaria– al
drama moderno del eclipse de la experiencia, quizá la búsqueda más
inquietante para las lecturas contemporáneas siga pasando por las
estrategias críticas para describir ese arcano. A partir de la certeza dariana
de que la forma es lo que primeramente toca a las muchedumbres” cabría
preguntarse, una y otra vez: ¿desde qué tramas y con qué tropos se
construye el locus móvil de enunciación que funciona como condición de
posibilidad de una poética? ¿Qué rasgos definen la singularidad de esta
escritura instauradora de una de las vías hegemónicas para el relato
moderno de viaje en el fin de siglo latinoamericano? ¿Cómo aproximarse a
sus vínculos con las violentas transformaciones de una modernidad “con
atributos”? Y, finalmente, ¿cómo leer el signo ideológico del desplazamiento
dariano sin aplanar sus múltiples y complejas valencias?
En este sentido, si existe una categoría en el horizonte de los relatos
sobre el modernismo que continúa nublando la comprensión crítica del
movimiento, quizá la más persistente sea la del “viaje estético”. Con excesiva
e irreflexiva ligereza los textos de Darío suelen quedar asociados al modelo
del “viaje importador” y sus cursilerías –más acá o más allá, pero siempre
cerca, del kitsch–, al fetiche de la mercancía, al “aura” reverente de los
capiteles y las capitales. Sin embargo, lecturas recientes han venido a
desmontar este ideologema neutralizador para revelar otras maniobras o
“formas de tráfico” –menos solícitas a la lógica cultural de la “importación”–
en la poesía y la prosa modernista. De aquí que nuestro número especial de
[pp. 1-3 / ISSN 2422-5932 / Revistas especializadas]
3
Chuy se inicie con el trabajo de Beatriz Colombi sobre las crónicas darianas
dedicadas a uno de los eventos culminantes del fin de siglo, la Exposición
Universal de París en 1900. En su desarrollo, Colombi asume esa
complejidad que nos preocupa al proponer la novedosa categoría de
“escritura modern style”, noción que caracteriza con eficacia el peculiar
estrabismo dariano, siempre oscilante entre la levedad de la crónica parisina
–en la perspectiva ingenua y voraz del mirón-badaud– y la posición del
“peregrino desertor” –que pone al descubierto las fisuras de la fantasmagoría
y de la monumentalidad de los monumentos. El abordaje de la crónica se
completa con el artículo de Alejandra Torres, investigación que releva un
aspecto central de la modernización estética –ya demarcado por Baudelaire
en la célebre afirmación de “El pintor de la vida moderna”, si “la modernidad
es lo transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte cuya otra mitad es
lo eterno y lo inmutable”–, aunque escasamente estudiado en el universo
dariano: nos referimos al fenómeno de la “moda”, que el trabajo de Torres
analiza en la revista ilustrada Elegancias a partir del vínculo entre texto e
imagen. Por otra parte, en un ensayo polémico, Facundo Ruiz regresa a la
célebre discusión entre Darío y Groussac a propósito de la publicación de Los
raros en 1896 para desplegar desde la antinomia entre original y copia las
aporías en las que ha quedado presa la crítica reciente sobre el fin de siglo.
Finalmente, dos capítulos se encargan de reflexionar sobre estos ejes en el
terreno del verso modernista. Por un lado, Carolina Sancholuz encuentra en
la categoría de “nomadismo” una entrada para leer el devenir plural del sujeto
poético dariano –ya sea errante, pasajero, peregrino, extranjero, exiliado o
cosmopolita. Y Susana Zanetti –en un texto que publicamos como homenaje
a su memoria– explora las alternativas tardías del cosmopolitismo modernista
en la “Epístola a la Señora de Leopoldo Lugones”, cosmopolitismo “sin salida”
que lejos del impulso celebratorio de los primeros poemarios ahora aparece
atravesado por la pérdida, la expulsión y el desengaño y se articula desde
formas afines a la parodia y la autoparodia. De este modo, los artículos
incluidos en nuestro dossier amplían discusiones irresueltas en los estudios
darianos e invitan a reenfocar perspectivas ya establecidas con nuevos
debates.