Montenegro, “Escritura, experimentación…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 10 / Julio 2021 / pp. 126-146 134 ISSN 2422-5932
A través de estas modulaciones cercanas al tono del ensayo, la
máquina narrativa procesa las condiciones de la sociabilidad para
conjeturar hipótesis sobre los dispositivos que administran y regulan
la vida y, de hecho, advertir e indagar esa lógica urbana forma parte
de las estrategias compositivas de Una belleza vulgar. Del mismo
modo, el discurso teórico sobre el arte de narrar se produce no solo
a través de largas digresiones que desdibujan la trama argumental,
sino como consecuencia de un estilo narrativo trabajado a parir de
dos valencias; por un lado, una descripción poética de lo
insignificante, que enfoca la escritura hacia vidas triviales y anécdotas
absurdas; por otro, el despliegue de una compleja visión del lenguaje
que transforma la novela en un ensayo sobre las posibilidades de
narrar lo imperceptible, explorando las condiciones de esa escritura
como espacio de pensamiento.
En las antípodas del realismo, la novela experimental de
Tabarovsky convierte la materialidad urbana en discurso; así, su
escritura se detiene sobre las calles de Palermo, el arroyo Maldonado,
las torres en construcción características de una zona gentrificada y
sus anónimos habitantes. Pero, sobre todo, construye una escritura
en la cual confluyen la memoria literaria y la territorialidad donde se
emplaza la ficción. Las referencias a la literatura de Fogwill –“(la
novedad es siempre amnésica: la buena nueva de los libros del
caminante), y el pasado que reaparece como memoria de paso, como
experiencia sensible, como resto diurno” (63-64)–, y Cesar Aira –“La
luz radiante del futuro (La Luz Argentina)” (Tabarovsky, 2012: 75)–,
se unen a los escritores del siglo XIX, Sarmiento y Mansilla, incluso
a Deleuze y Nancy, para realizar una apropiación indisciplinada de
sus discursos. Tabarovsky elabora y exhibe su propia genealogía para
diseminarla en su prosa literaria; construye una la novela hecha de
restos, realizada entre los fragmentos de una ciudad y, sobre todo, de
frases aleatorias que proponen recorridos sobre la literatura argentina
y el pensamiento filosófico:
Instalado en la excentricidad, en la causerie en medio de la excursión a
los indios, en las tolderías de seda, en la imaginación desbocada, en la
sintaxis loca, en el narcisismo más extremo, en el dandismo sin público,
en la histeria sin objeto, en lo que está por venir y nunca llega, ese otro
viento sopla de manera subterránea (sopla por abajo), es invisible como
una comunidad imaginaria, funciona bajo la premisa del don; pero no
del don en un sentido mercantil: no el don supuesto como un
intercambio de intereses, tampoco como potlach, como liberador de
energías reprimidas, al contrario, el viento loco de la pampa supone al
don como interrupción (de la civilización, de la barbarie) como