Rasic, “A millones de años luz” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 8 / Julio 2020/ pp. 61-87 68 ISSN 2422-5932
momento de que el pontífice no conociese el tema de la charla que él
acababa de dar en la conferencia: la posibilidad de que el espacio-
tiempo fuera finito pero no tuviese frontera, lo que significaría que
no hubo ni principio ni momento de la Creación. La mecánica
cuántica, nos dice finalmente el autor, afecta en este sentido al origen
y destino del universo y, con ello, la historia generalmente aceptada
del universo acorde con lo que se conoce como “modelo del Big
Bang caliente” (Hawking, 170).
De este modo, cada modelo cosmológico emergente afecta
con fuerza un modo de pensar “el orden” universal y social en el que
vivimos y constituye, sin duda, un foco de pensamiento
revolucionario o desestabilizador.
El Big Bang fue y es, en este
sentido, un modelo cosmológico aceptado por la institución
eclesiástica y por el orden dominante pues deja abierto una
posibilidad de creación divina preexistente al átomo inicial, al mismo
tiempo que se ajusta a un relato evolutivo de la historia. Descubría
yo entonces durante su lectura que la perspectiva cosmológica no
carece de potencia política y, mucho menos, la poesía leída desde esa
óptica.
La entrada por la ruta de la astronomía a la obra poética de
Arturo Carrera me permitió, por un lado, volver a abrir el mapa hacia
nuevos interrogantes, tales como: qué nociones de espacio y tiempo
se ponen en juego en y durante el proceso creativo de un universo
Si bien en el campo de la cosmología las discusiones en torno al origen del universo son abundantes y
construyen permanentemente puentes interdisciplinarios, baste para ello leer los mismos e
inconmensurables Cantos cósmicos de Ernesto Cardenal que más adelante se desplegarán, me interesa
establecer contacto con los aportes de Stephen Hawking especialmente, no sólo por el alcance que sus
trabajos tuvieron también en la población no experta en la astrofísica y cosmología. llegando inclusive
al cine en La teoría del todo (2014), sino también porque me permite ofrecer de manera más clara y
accesible en este tramo del artículo un relato –necesariamente acotado, por cierto, para no perderme en
los laberintos de las teorías cuánticas–acerca de la importancia de los modelos y discursos científicos en
la configuración de las lecturas históricas, religiosas y políticas del universo, más allá de las tendencias
en boga y de la aproximación o no a una verdad cosmológica determinada. Para profundizar y ampliar
en todo caso la densidad de la mirada sobre dichos aspectos se sugiere la lectura de los trabajos
realizados por W. Heisenberg, en Física y Filosofía (1959), F.T. Arijptsev en La Materia como categoría
filosófica (1966), T. Kunh, en La Tensión Esencial (1982), Pierre-Simon Laplace en Ensayo filosófico sobre las
probabilidades (1988), entre otras referencias posibles. Para recuperar discusiones más actuales en torno a las
preguntas por el cosmos y el tiempo, se sugiere la lectura de Quantum Physics and Reality/Física Cuántica y
Realidad (2002) de C. Mataix y A. Rivadulla (edits.) y Las dudas de la física en el siglo XXI (2007) de Lee
Smolin, entre otros recorridos viables.
Quienes hayamos leído Leben des Galilei (La vida de Galileo Galilei) del escritor alemán Bertolt Brecht,
pieza teatral escrita en 1939 y reescrita años posteriores, hemos explorado también a través de la
literatura el efecto desestabilizador de las transformaciones en los paradigmas científicos y en los
sistemas de percepción sobre el orden social, político y económico dominante.