Cortiñas, “Un sismógrafo para el continente” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 8 / Julio 2020/ pp. 88-109 95 ISSN 2422-5932
SURLANDIA, PULSO DEL MUNDO
O “LAMENTO AMERICANO DE LAS COLONIAS”
Oro y piojos a la manera de un funeral de adentro de la
majestad de los pueblos surgiendo,
salitre y piojos, petróleo y piojos, diamantes y piojos, hierro y piojos,
carne y piojos, trigo y piojos, yodo y piojos, vino y piojos,
carbón y piojos, plata y piojos, aves y piojos, frutas y
piojos, azúcar, caucho, canela y piojos, ríos y piojos,
mares y piojos, lagos y piojos, montañas y piojos en la
fiera, en el pez, en la bestia de labranza y en el hombre,
piojos andando por los sobacos y por los espinazos
sudados del Continente, que es un buey comiéndose
una piedra,
adentro de los pueblos piojientos y completamente inmensos de Chile y
de Méjico, del Perú y del Uruguay, del Ecuador, del Paraguay, de
Venezuela, de la Argentina, de Guatemala y de Nicaragua,
del Salvador, de Honduras, de Costa Rica, de Panamá, de
Haití, de Santo Domingo, del Brasil, de Puerto Rico, de
Cuba, de Colombia, del Canadá, de Bolivia, de los Estados
Unidos de Norte América crucificados por los Monopolios
en la Cruz Gamada del neo-fascismo militar-financiero-
imperialista, como si las mandíbulas se mordieran el vientre,
miseria sobre riqueza y piojos macabros como un zapato que echase una
flor, piojos sobre los negros, piojos sobre los rojos, piojos sobre los
blancos, piojos sobre los mestizos, piojos sobre los mulatos,
en la Florida y la Carolina del Sur, piojos
en Harlem de Nueva York, piojos y piojos de piojos y piojos de piojos de
piojos
en la camisa de fuego de América, con horroroso resplandor, en donde
patrones y peones dan la batalla social, los primeros como verdugos, los
segundos como obreros con los torsos heridos por el sol de dios, por el
cual camina solo un piojo enorme como el mundo: el piojo del corazón.
(DE ROKHA, 1954: 361-362)
Si bien es cierto que en estas obras “Se inicia una etapa epopéyica
cuyo objetivo poético es el continente americano” (Nómez, 1988:
151), que el poeta denominará “Realismo Popular Constructivo” en
su ensayo Arenga sobre el arte (1949), podrían rastrearse filigranas de
dicho objetivo americano ya presentes en la obra rokhiana tanto en
Suramérica como en su ensayo Heroísmo sin alegría, ambos textos de
1927: