Cardenal, Lo que fue Solentiname Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 8 / Julio 2020/ pp. 110-114 110 ISSN 2422-5932
LO QUE FUE SOLENTINAME
(CARTA AL PUEBLO DE NICARAGUA)
WHAT WAS SOLENTINAME
(LETTER TO THE PEOPLE OF NICARAGUA)
Ernesto Cardenal
Nació en Granada, Nicaragua, el 20 de enero de 1925. Realizó el bachillerato en el Colegio
Centroamérica de los Jesuitas en Granada. Se trasladó a México e ingresó en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad Nacional Autónoma de xico, época en la que publisus primeros poemas.
Complesus estudios en la Universidad de Columbia (Nueva York) donde se doctoró. Entre 1949 y 1950
se dedia viajar por Europa. En esta época se inició en otra de sus pasiones artísticas: la escultura. Fundó
una pequeña editorial de poesía en 1952, El hilo azul. En 1954 participó en un movimiento armado que
inten asaltar el Palacio Presidencial. 1957,o crucial en su vida, decide hacerse monje trapense e ingresar
en el Monasterio de Our Lady of Gethsemani, en Kentucky, EE.UU. donde Thomas Merton se
convirtió en su maestro, consejero espiritual y amigo. Ingresós tarde en el Monasterio Benedictino de
Cuernavaca,xico, donde permaneció dos os. Su labor poética se materializó en esta época, dando
cuenta de sus experienciassticas, en Gethsemani Ky y Vida en el amor. En 1961 continsus
estudios de Teología en un seminario calico en la Ceja, Colombia. Desde allí publilas obras Salmos y
Oración por Marilyn Monroe. En 1965 fue ordenado sacerdote en Managua y poco desps fundó una
comunidad en una isla del archipiélago de Solentiname en la región de Río San Juan. En esa comunidad
fomentó el desarrollo de cooperativas y cruna escuela de pintura primitiva que ha sido muy apreciada en
Nicaragua y en el extranjero y un movimiento poético y político entre los campesinos basado en una
interpretación libre y revolucionaria del Evangelio. Cardenal colaboró estrechamente con el Frente Sandinista
de Liberación Nacional luchando contra el gimen de Somoza. El 19 de julio de 1979, el día de la victoria
de la Revolución Nicaragüense, fue nombrado ministro de Cultura del nuevo Gobierno del FSLN. Ocupó
este cargo hasta 1987, año en el que se cerró el ministerio por razones económicas. En 1989 fundó con el
actor austriaco Dietmar Scnherr la Casa de los tres mundos, en Granada, Nicaragua, fundación cultural
de la que fue presidente honorario. Abandoel FSLN en 1994, en protesta contra la dirección autoritaria
de Daniel Ortega para apoyar el Movimiento Renovador Sandinista, junto con Gioconda Belli y Sergio
Ramírez. En 2009 obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda, que recib el 27 de julio de
manos de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; y en 2012 el Premio Reina Sofía de Poea
Iberoamericana. Falleció en Managua el 1 de marzo de 2020, a los noventa y cinco años.
Ernesto Cardenal
DOSSIER
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Lo que fue Solentiname (Carta al pueblo de Nicaragua).
1
Llegué con otros dos compañeros hace doce años a Solentiname para
fundar allí una pequeña comunidad contemplativa. Contemplación
quiere decir unión con Dios. Pronto nos dimos cuenta que esa unión
con Dios nos llevaba en primer lugar a la unión con los campesinos,
muy pobres y abandonados, que vivían dispersos en las riberas del
archipiélago. La contemplación también nos llevó después a un
compromiso político: la contemplación nos llevó a la revolución; y
así tenía que ser, si no, hubiera sido falsa. Mi antiguo maestro de
novicios Thomas Merton, inspirador y director espiritual de esa
fundación, me había dicho que en América Latina el contemplativo
no podía estar ajeno a las luchas políticas. Al principio nosotros
habíamos preferido una revolución con métodos de lucha no violenta
(aunque sin desconocer el principio tradicional de la Iglesia de la
guerra justa, y el derecho a la legítima defensa de los individuos y de
los pueblos). Pero después nos fuimos dando cuenta que en
Nicaragua actualmente la lucha no violenta no es practicable. Y el
mismo Gandhi estaría de acuerdo con nosotros. En realidad, todo
auténtico revolucionario prefiere la no violencia a la violencia; pero
no siempre se tiene la libertad de escoger.
Lo que más nos radicalizó políticamente fue el Evangelio.
Todos los domingos en la misa comentábamos con los campesinos
en forma de diálogo el Evangelio, y ellos con admirable sencillez y
profundidad teológica comenzaron a entender la esencia del mensaje
evangélico: el anuncio del reino de Dios. Esto es: el establecimiento
en la tierra de una sociedad justa, sin explotadores ni explotados, con
todos los bienes en común, como la sociedad que vivieron los
primeros cristianos. Estos comentarios han sido difundidos
ampliamente en el mundo por el libro El Evangelio en Solentiname,
traducido a varios idiomas.
Pero el Evangelio sobre todo nos enseñaba que la palabra de
Dios no era sólo para oírse, sino también para ponerse en práctica. Y
los campesinos de Solentiname que profundizaban este Evangelio no
podían dejar de sentirse solidarios con sus hermanos campesinos que
1
Este artículo fue publicado en la revista Nueva Sociedad, núm. 35, marzoabril, 1978, ISSN: 0251-3552,
disponible en https://www.nuso.org/articulo/lo-que-fue-solentiname-carta-al-pueblo-de-nicaragua/.
© Ernesto Cardenal
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en otras partes del país estaban padeciendo la persecución y el terror:
los estaban encarcelando, torturando, asesinando, les violaban sus
mujeres, les quemaban sus ranchos, los arrojaban desde los
helicópteros. También tenían que sentirse solidarios con todos
aquellos que por compasión al prójimo estaban ofrendando sus
vidas. Y esta solidaridad para ser real significa que uno también tiene
que comprometer su seguridad y su vida. En Solentiname se sabía
que no íbamos a gozar siempre de paz y tranquilidad si uno quería
poner en práctica la palabra de Dios. Se sabía que la hora del
sacrificio iba a llegar, y esa hora ya llegó.
Ahora en nuestra comunidad todo ha terminado. Allí se
desarrolló una escuela de pintura primitiva que ha sido famosa en
muchas partes del mundo. Los cuadros, tallas en madera y diversas
artesanías de Solentiname se vendían no sólo en Managua sino
también en Nueva York, Washington, París, Venezuela, Puerto Rico,
Suiza, Alemania. Pocos días antes de la destrucción de nuestra
comunidad habíamos despachado unas grandes tallas en madera para
una iglesia del Canadá. Últimamente los campesinos de Solentiname
(los adultos y también los niños) habían comenzado a escribir muy
bella poesía, y sus poemas se han publicado en Nicaragua y en el
extranjero. Varias películas se filmaron en Solentiname, una de ellas
de la BBC de Londres. Se escribió mucho sobre Solentiname en
varios idiomas, en libros, revistas y folletos, y también se grabaron
discos referentes a Solentiname, aun en alemán, teníamos allí en ese
alejado rincón del lago una gran biblioteca, libros recogidos durante
toda una vida. Teníamos una colección de arte precolombino
encontrado en Solentiname, que a través de los años habíamos ido
formando. Teníamos una amplia casa de huéspedes con abundantes
camas para los visitantes. Teníamos hornos de cerámica y esmaltes, y
un taller grande para toda clase de artesanías, donde realizamos
trabajos en madera, cuero, cobre, bronce, plata. También estábamos
desarrollando un trabajo comunal de jóvenes campesinos por medio
de una cooperativa. Estábamos a punto de iniciar una lechería y una
fábrica de queso tipo europeo, de la cooperativa, ayudados por una
institución alemana. En Alemania se dijo: Solentiname está en todas
partes, es el principio de un mundo más humano, es una vida
cristiana, no sólo esperando un mundo mejor, sino preocupándose
por la paz del prójimo, por la paz en la naturaleza, por la paz de la
comunidad. Y en Venezuela se dijo que Solentiname es algo tan de
Dios y de la tierra que es un lugar donde la poesía y la siembra y la
cosecha no dividen a los hombres en poetas, sembradores y
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aprovechadores, sino que constituyen actividades de una misma vida
solidaria.
Ahora todo eso ha terminado.
Hace doce años, cuando el Nuncio Apostólico de aquel
entonces aprobó mi proyecto de fundación en nombre de la Santa
Sede, me dijo que él hubiera preferido que la comunidad la
estableciera en un lugar menos remoto e incomunicado que
Solentiname, porque allí no íbamos a recibir ningún visitante. La
verdad es que siempre estuvimos llenos de visitantes, de Nicaragua y
más aún del extranjero, de los más diversos países del mundo.
Muchas veces eran personas que llegaban a Nicaragua únicamente
por visitar Solentiname; a veces llegaban directamente por la vía de
Los Chiles y San Carlos sin interesarse siquiera en visitar Managua.
Abundante correspondencia de todas partes del mundo nos llegaba a
Solentiname, como también libros, folletos y revistas aunque
últimamente ya casi no nos llegaba ninguna publicación por
intervención de Felipe Rodríguez Serrano, el Director de Aduana.
Las numerosas cartas del extranjero todavía seguirán llegando al
correo de Nicaragua dirigidas a nuestra comunidad en cenizas. Ahora
crecerá otra vez el monte donde fue nuestra comunidad, como antes
cuando llegamos por primera vez. Allí hubo una misa popular
campesina, hubo cuadros, esculturas, libros, discos, clases, sonrisas
de bellos niños, poesía, canto. Ahora sólo ha quedado allí la belleza
salvaje.
Yo viví allí una vida feliz, en aquel casi paraíso de
Solentiname, pero siempre estuve dispuesto a sacrificarlo todo. Y lo
hemos sacrificado.
Sucedió que un día un grupo de muchachos de Solentiname
(algunos de mi comunidad), y también muchachas, por convicciones
profundas y después de haberlo madurado largo tiempo se
resolvieron a tomar las armas. ¿Por qué lo hicieron? Lo hicieron
únicamente por una razón: por su amor al reino de Dios. Por el
ardiente deseo de que se implante una sociedad justa, un reino de
Dios real y concreto aquí en la tierra.
Cuando llegó la hora, los muchachos y muchachas
combatieron con mucho valor, pero también lo hicieron
cristianamente. Esa madrugada en San Carlos, repetidas veces
trataron de razonar con los guardias desde un altoparlante, para no
tener que disparar un solo tiro. Pero los guardias respondían con
metralla a sus razonamientos, y muy a su pesar tuvieron que disparar
ellos también sus armas. Alejandro Guevara, uno de los de mi
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comunidad, entró al cuartel cuando ya no quedaban en él más que
soldados muertos o heridos. Iba a pegarle fuego al cuartel, para que
no quedara duda del éxito del asalto, pero no lo hizo por
consideración a los guardias heridos. A que no le pegaran fuego al
cuartel se debió el que después los partes oficiales dijeran que no fue
tomado.
Yo me congratulo de que estos jóvenes cristianos combatieron
sin odio, sobre todo sin odio a los guardias, pobres campesinos
como ellos, también explotados. Es horrible que haya muertos y
heridos. Quisiéramos que no hubiera lucha en Nicaragua, pero eso
no depende del pueblo oprimido que tan sólo se defiende. Un día ya
no habrá más guerra en Nicaragua, más guardias campesinos
matando a otros campesinos, sino que en vez de eso habrá
abundancia de escuelas, círculos infantiles, hospitales y clínicas para
todos, alimentación y viviendas adecuadas para todo el pueblo, arte y
diversiones para todos, y, lo más importante, amor entre todos.
Ahora la represión que por tanto tiempo ha estado habiendo
en el norte, ha llegado también a Solentiname. Una enorme cantidad
de campesinos han sido llevados presos. Muchos han tenido que
huir. Otros están en el exilio, recordando sus bellas islas con sus
casas destruidas. Ellos todavía estarían allí llevando una vida
tranquila, dedicados a sus ocupaciones cotidianas. Pero pensaron en
el prójimo, y en el país entero. Este es un ejemplo para todos.
Solentiname tenía una belleza paradisíaca, pero está visto que
en Nicaragua no es posible ningún paraíso todavía.
No pienso en la reconstrucción de nuestra pequeña comunidad
de Solentiname. Pienso en la tarea mucho más importante que
tendremos todos, que es la reconstrucción del país entero.