Isola, Sueño de Solentiname Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 8 / Julio 2020/ pp. 177-181 177 ISSN 2422-5932
Laura Isola
Universidad de Buenos Aires Universidad de Tres de Febrero
Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Enseña “Literatura del siglo XX” en la
carrera de letras de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y dicta un “Taller de escritura de géneros
periodísticos” en la Maestría de Estudios Literarios Latinoamericanos (UNTREF). Escribe sobre
crítica de arte en el suplemento de Cultura del Diario Perfil. desempeñó como periodista cultural en el
suplemento Radar y Radar libros del diario Página/12 desde 1998 hasta 2004, en adncultura de La
Nación y Ñ de Clarín. Trabajó como curadora responsable del área de Letras del Centro Cultural
Ricardo Rojas (UBA). Enseña español y literatura latinoamericana para extranjeros desde 1995 hasta
la actualidad en diferentes programas de intercambio. Participa de programas de investigación sobre
literatura en el marco de los programas de Ciencia y Técnica de la UBA
Contacto: lauraisola@yahoo.com
Sueño de Solentiname
(Museo Jumex, México)
GALERÍA
ARTÍSTICA
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Número 8 / Julio 2020/ pp. 177-181 178 ISSN 2422-5932
Ésta la pintó el Vicente, ésta es de la Ramona, algunas firmadas y
otras no, pero todas tan hermosas, una vez más la visión primera del
mundo; la mirada limpia del que describe su entorno como un canto
de alabanza: vaquitas enanas en prados de amapola, la choza de
azúcar donde va saliendo la gente como hormigas; el caballo de ojos
verdes contra un fondo de cañaverales, el bautismo en una iglesia
que no cree en la perspectiva y se trepa o se cae sobre sí misma, el
lago con botecitos como zapatos y en último plano un pez enorme
que ríe con labios de color turquesa. Entonces vino Ernesto a
explicarme que la venta de las pinturas ayudaba a tirar adelante; por
la mañana me mostraría trabajos en madera y piedra de los
campesinos y también sus propias esculturas, nos íbamos quedando
dormidos, pero yo seguí todavía ojeando los cuadritos amontonados
en un rincón
La cita es de Julio Cortázar, de un relato fechado en Cuba en 1976
titulado Apocalipsis en Solentiname. Si siguiéramos leyendo un
poco más en el cuento de Cortázar aparecerían los dos planos
espacio-temporales, los que motivarán el pasaje de uno a otro en el
movimiento más típico de la literatura fantástica: de la realidad de
la visita del narrador al archipiélago Solentiname y las fotos que sacó
de los cuadros para luego, en la proyección de las imágenes en un
departamento en París, alucinar con escenas de violencia y el horror
de la muerte del poeta Roger Dalton. Todo sin poder distinguir si le
dieron las fotos equivocadas, cuando fue a buscarlas a la casa de
revelado; o si se estaba volviendo loco.
Pero antes de continuar con el cuento en la cita aparece
Ernesto. Que es Cardenal, poeta y sacerdote, creador de ese
movimiento político, artístico y espiritual en el sur de Nicaragua. La
comunidad de Solentiname se estableció en 1965 y existió hasta
1977, cuando fue destruida por el régimen de Somoza. El Frente
Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) derrocó la dictadura de
Somoza dos años después en una revolución popular. Cuando se
formó el nuevo gobierno, Cardenal fue nombrado ministro de
cultura, y la experiencia Solentiname se convirtió en un modelo a
seguir para el programa cultural de la revolución. En las cartas de
Cardenal con Thomas Merton están las bases de esta experiencia
basadas en la teología de la liberación, la justicia social y el arte.
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La Ramona y el Vicente que se mencionan son los pintores de
la isla que aprendieron el oficio de acuerdo con una de las líneas, la
artística, que tuvo este proyecto. En su libro Nostalgia del futuro:
pintura y buena noticia en Solentiname de 1983, Cardenal se detiene y
compara lo que ya había escrito en El Evangelio en Solentiname con la
pintura:
La pintura de Solentiname, tan bella y tan abundante, para mí ha
sido un milagro. Otro milagro han sido los comentarios dialogados
del Evangelio que los campesinos han venido haciendo, en este
rancho y en la iglesia. Muchos de estos comentarios se han reunido
en un libro titulado El Evangelio en Solentiname, publicado en varios
idiomas. Yo he dicho que estos comentarios de los campesinos
tienen mayor profundidad que la de muchos teólogos, pero al mismo
tiempo una sencillez parecida a la del Evangelio. El Evangelio fue
escrito para los pobres, por unos que también eran pobres,
pescadores; y los pobres son los que mejor lo pueden entender.
Evangelio quiere decir, en griego, Buena Noticia. Es la buena
noticia a los pobres, la noticia de la liberación.
1
Esa aparición de Cardenal en el texto de Cortázar no es la única: está
dando misa, preparando la comida, hablando sobre el Evangelio. Sin
embargo, en lo que refiere a las pinturas, Cardenal exhibe una faceta
de gestor cultural (a pesar de todo lo horrible de esta terminología);
para poder insertar a los pintores primitivistas en el mercado, para
poder conseguir fondos, para hacer un museo en Nicaragua de arte
latinoamericano.
Por Cortázar, nuevamente, nos enteramos de este
emprendimiento. En Nicaragua, tan violentamente dulce, el autor de
Rayuela lo explica:
En su casa de Managua, Carmen Waugh, chilena, experta en artes
plásticas a lo largo de un amplío derrotero, como directora de
galerías de pintura en Chile, Argentina y España, me cuenta el
comienzo de la historia: Poco después del triunfo sandinista se
organizó una semana latinoamericana en Roma, y el alcalde de la
ciudad me confió la preparación de una muestra de artes plásticas.
Por razones económicas hubo que limitarse a los artistas exiliados en
Europa, pero como entre ellos figuraban y figuran muchos de los
más famosos, expulsados de sus países por circunstancias harto
1
Ernesto Cardenal, Nostalgia del futuro, Managua, Editorial Nueve Nicaragua, 1984, pág. 15
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conocidas, la muestra tuvo un alto nivel de calidad. En esos días
llegó Ernesto Cardenal, gran poeta nicaragüense y ministro de
cultura de su país, quien luego de visitar la exposición nos habló de
los problemas de Nicaragua en ese campo y nos preguntó si no sería
posible organizar un movimiento de solidaridad que se tradujera en
la creación de un fondo artístico para Nicaragua. Tanto yo como
algunos pintores presentes, Le Pare, Gamarra y otro, recogimos con
entusiasmo la idea e hicimos los primeros trámites, pero sólo al año
siguiente la idea tomó cuerpo. Viajé a Nicaragua por primera vez, y
Cardenal me pidió que tomara a mi cargo la puesta en práctica del
proyecto; volví a Europa, y a finales del año 81 teníamos ya cien
obras de artistas exiliados en Francia, casi treinta de los que viven en
España, y eso constituyó el núcleo inicial de la colección.
2
La exhibición Arte para el pueblo de Nicaragua se realizó no sólo en
Roma, sino también en Madrid en 1981. El título era una versión de
Arte de las américas. Solidaridad con Nicaragua, el nombre que cuenta
Waugh que le pusieron a la colección para evitar, a toda costa,
llamarlo museo:
"Museo" es una palabra triste
Carmen me muestra un primer proyecto de reconstrucción, que
permite imaginar el futuro museo flanqueado por otros centros de
cultura y espacios verdes. El impulso solidario que llevó a la
donación de centenares de obras de arte va a multiplicarse aquí, y de
la primera semilla van a brotar múltiples espigas. Pienso, con amarga
ironía, en algunos artistas que se obstinan en sostener que las
donaciones no sirven de nada, y me alegro por todos aquellos cuyo
trabajo estará representado en el museo como un magnífico
detonador cultural, presencia viva de la libertad y la belleza en el
seno de un pueblo que se bate por ellas.
La denominación definitiva del museo ha sido bastante discutida
digo. ¿Hay un acuerdo?
Sí, aunque por ahora seguimos hablando de «museo». El problema
se planteó en diciembre del 82, cuando la inauguración provisional.
En esa oportunidad, Ernesto Cardenal sostuvo que la colección de
arte no debería limitarse solamente a América Latina, sino abarcar la
totalidad del continente americano, incluyendo así a los Estados
Unidos, el Canadá y los países caribeños, en los que hay cantidad de
artistas dispuestos a mostrarse solidarios con Nicaragua. De esa idea,
recogida con entusiasmo y ya en vías de materialización, surgió la
2
Julio Cortázar, “Un sueño realizado: el arte de las Américas llega a Nicaragua”, en Nicaragua tan
violentamente dulce, Barcelona, Muchnik Editores, 1984, pág. 45.
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denominación definitiva: ARTE DE LAS AMÉRICAS /
SOLIDARIDAD CON NICARAGUA.
Me alegro que se haya eliminado lo de «museo», que suena
siempre como algo solemne y un poco polvoriento.
Y que hubiera distanciado a muchos espectadores, es verdad. Hay
que pensar que aquí no ha habido jamás un museo de esta naturaleza
(ni de otras) y que nuestra intención es incorporar a todos los
nicaragüenses, sea en Managua o en las ciudades del interior, a una
experiencia de contacto directo con el arte del hemisferio, lo cual no
es nunca fácil en un comienzo. Queremos que la gente entre a ver las
obras de arte con la misma naturalidad con que entra en el cine, y
que las salas de exposición no tengan el empaque y la gravedad de
tantos museos del mundo.
3
Hoy es muy difícil saber qué quedó de todo esto en el Museo de Arte
Latinoamericano Contemporáneo de Managua, también llamado
Museo Julio Cortázar. Las condiciones políticas y culturales del país
se reflejan, también, en este sentido: no tiene sitio en Internet; es
muy difícil acceder a su catálogo. Una nota de 2010, en un diario
nicaragüense lo menciona como un museo embodegado.
4
Es imposible no escuchar la reverberación de todo el derrotero
de la colección de arte y las donaciones de los artistas, el proyecto de
Cardenal, la historia política que entrevera la liberación, la violencia y
la muerte en Nicaragua en Sueño de Solentiname, la muestra curada por
Pablo León de la Barra, en el Museo Jumex de México en 2018. Esa
exposición incluyó obras del colectivo Group Material, las fotógrafas
Susan Meiselas y Sandra Eleta, así como pinturas de los artistas del
archipiélago: Eduardo Arana, Rodolfo Arellano, Julia Chavarría,
Mariíta Guevara, Miriam Guevara, Esperanza Guevara, Óscar
Mairena, Pablo Mayorga, Elena Pineda y Olivia Silva. Asimismo, se
presenta un grupo de esculturas de Ernesto Cardenal. Una
instalación del artista y arquitecto Marcos Agudelo recrea algunos
elementos de la capilla de Solentiname, que se restauró en 2011.
Gracias a la generosidad del curador, la Fundación Jumex y
Susan Meiselas podemos contar con las maravillosas imágenes para
este número de la revista Chuy que necesitaba, tanto o más que
otros, la presencia del arte para una visión integral del designio de
Ernesto Cardenal.
3
Julio Cortázar, op. cit, pág 47.
4
https://www.laprensa.com.ni/2010/01/26/nacionales/14281-museo-cortazar-memorias-de-un-
tesoro-embodegado