Antelo, Presentación Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 9 / Diciembre 2020 / pp. 1-5 1 ISSN 2422-5932
COORDINADO POR
Raúl Antelo
Universidade Federal de Santa Catarina
Enseñó literatura en la Universidad Federal de Santa Catarina, también fue investigador del CNPq 1-A,
becario Guggenheim y profesor visitante en las universidades de Yale, Duke, Texas at Austin, Maryland y Leiden.
Presidió la Asociación Brasileña de Literatura Comparada (ABRALIC) y recibió un doctorado honorario de la
Universidad Nacional de Cuyo. Es autor de varios libros, entre los más recientes, María con Marcel. Duchamp en los
trópicos; Archifilologías latinoamericanas; Ruinología y Visión y poder de no. Colaboró en varias obras colectivas, como
¿Por qué Brasil? ¿Qué Brasil?; Mil hojas Formas contemporáneas de literatura; Antonio Candido 100 años. Editó
distintas obras como El alma encantadora de las calles de João do Rio; Ronda de las Américas de Jorge Amado
(traducida al italiano); Antonio Candido y los estudios latinoamericanos, así como la correspondencia Mário de
Andrade-Newton Freitas y la Obra Completa de Oliverio Girondo
Contacto: antelo1950@gmail.com
ORCID: 0000-0001-9799-6550
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Dossier:
Filologías latinoamericanas
PRESENTACIÓN
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Para la mayoría de los lectores de la región, la filología está asociada
a la obra de Erich Auerbach (1892-1957) o Ernst Robert Curtius
(1886-1956), que situaban los albores de la filoloa en las
postrimerías del siglo XVIII, cuando aún no existían nuestras
naciones y en consonancia con algunos conceptos de Johann
Wolfgang von Goethe, tales como Bildung o Weltliteratur. No
obstante, ya al cumplirse el centenario de Goethe, el crítico de arte
alemán Carl Einstein (1885-1940), hoy más conocido por su teoría
del anacronismo, atacó en solitario la noción de Bildung, evaluándola
como un último vestigio iluminista, la negación de las fuerzas
inconscientes, el escamoteo del conflicto y la huida de la muerte,
ideas que, si las asociamos a sus escritos anarquistas juveniles, en Die
Aktion, nos permiten identificar esos desvíos con el programa
socialdemócrata. En efecto, ególatras, los conceptos de Bildung o
Weltliteratur serían una forma de mantener la identidad diluida en el
acto y, por lo tanto, solapada, sin notar que sólo podemos actuar en
la medida que se pueda abolir la idea de identidad, que no es sino un
suplemento de una mirada en retrospectiva, porque cada acto, cada
lectura, es extático y sólo ocurre mediante la destrucción de ese yo
hipostasiado.
La lectura de Carl Einstein no tuvo mayores herederos. No han
sido pocos, sin embargo, los que, en años más recientes,
promovieron diversos retornos a la filología, a comenzar por el breve
ensayo de Paul de Man de 1982. Jonathan Culler abogó por una
filología anti-fundacional (1990); Peggy Knapp propuso una filología
reciclada (1993); William Paulson, una disciplina cosmopolita (2001);
Michelle R. Warren acó inicialmente una post-filoloa (2003), pero
más recientemente, en 2014, prefirió una filología radiante y
fulgurante (Shimmering Philology); William Robins se encaminó
Hacia una filología disyuntiva (2004); Sean Alexander Gurd, la
prefirió radical (Iphigenias at Aulis: Textual Multiplicity, Radical Philology,
2005), mientras Sheldon Pollock cuestionaba su porvenir (Future
Philology?, 2009); Paulo Lemos Horta, profesor en la NYU de Abu
Dhabi, analizando las traducciones de Camões emprendidas por sir
Richard Burton (Mixing the East with the West, 2013) nos habla
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de una filología cosmopolita; Jerome McGann, haciéndose eco del
clásico de Susanne K. Langer, habla de una filología en nueva clave
(Philology in a New Key, 2014); Sarah Kay,de una filología post-
humana (2014), al paso que Sadhana Naithani, nos habla de una
filología salvaje (A Wild Philology, 2014). Tomemos, como cierre
(provisorio) de la serie el volumen de Sheldon Pollock, Benjamin A.
Elman y Ku-ming Kevin Chang, World Philology (2015), quienes
globalizan la disciplina sin incluir estudios sobre literatura
latinoamericana. Es que muy poco abundantes han sido, en efecto,
los retornos filológicos en el campo latinoamericano, destacando las
excepciones de Fernando Degiovanni (Vernacular latin americanism:
war, the market, and the making of a discipline, 2018) o Nadia R.
Altschul (Geographies of Philological Knowledge: Postcoloniality and the
Transatlantic National Epic, 2012; Politics of Temporalization. Medievalism
and Orientalism in Nineteenth-Century South America, 2020). Tenemos
con todo acceso en castellano al libro de Hans-Ulrich Gumbrecht,
Los poderes de la filología. Dinámicas de una práctica académica del texto
(2007, originalmente 2003), de controvertida recepción, pues, aunque
Gumbrecht demonice la "high-tech philology", la lectura
desafectuosa de Jan M. Ziolkowski, en su reseña Metaphilology (2005),
duda en definir el libro de Gumbrecht como un auténtico aporte a la
filología o al "philo-blogging", ya que su escritura postal estaría más
cerca de la paraphilology, la hypophilology o incluso la pseudophilology.
Otro es el caso del inobjetable Werner Hamacher (1948-2017), con
sus seminales 95 tesis sobre la Filología (2011) o Lingua amissa (2012).
Pero quizás de todos los pensadores contemporáneos, se deban
a Giorgio Agamben las reflexiones más instigantes sobre el
particular, a comenzar por las páginas de Infancia e historia en que el
autor nos alerta que, en nuestra cultura, que no dispone de categorías
específicas para la transmisión y la exégesis espiritual, siempre se le
ha encomendado a la filología la tarea de garantizar el carácter
genuino y la continuidad de la tradición cultural. Por todo ello, un
conocimiento de la esencia y de la historia de la filología debiera ser
la condición preliminar de toda educación literaria; y, sin embargo, es
un conocimiento difícil de hallar, incluso entre los filólogos, porque,
precisamente en lo que concierne a la filología, reinan en general la
confusión y la indiferencia.
Si, como ya indicamos, un volumen como World Philology no
contempla ninguna contribución sobre la tradición latinoamerica na,
quizás el sentido de este número de Chuy ya esté garantizado.
Nuestro dossier arranca con la figura de Andrés Bello: Juan Ennis
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nos ofrece Filología para los americanos: los años londinenses de
Andrés Bello, mientras Raul Rodriguez Freire presenta el Bosquejo
del origen y progresos del arte de escribir, texto raro de Bello.
Luisa Domínguez y Marisa Malvestitti se detienen en la glottologia de
Alfredo Trombetti y su marca en los estudios de lingüística indígena
argentina, analizando el caso de los misioneros salesianos y en
particular de José Imbelloni. María Florencia Antequera se detiene en
la correspondencia inédita de Américo Castro y Ricardo Rojas, el
heredero de Pidal y el decano nacionalista de la Universidad de
Buenos Aires. Max Hidalgo nos propone, en La hélice barroca de la
herencia, un examen de las complejas relaciones entre estilística,
filología y teoría. A seguir, estudiamos la posición de algunos
maestros de la moderna literatura latinoamericana hacia los estudios
filológicos. Sebastián Pineda Buitrago abordaAlfonso Reyes y la
genealogía de una filología nihilista-vanguardista: un cambio en la
red filológica hispanoamericana del siglo XIX al XX; Julio
Schwartzman hace lo propio con Borges y su tango triste; Graciela
Goldchluk analiza la figura de Manuel Puig en Archivos
latinoamericanos y la extracción del sentido; Byron Vélez nos
propone una hipótesis a partir de Guimarães Rosa y su lectura por
Silviano Santiago: La irascibilidad contra la genealogía, el sistema
yagunzo y el desastre archifilológico. Por último, a partir de la
ciencia sin nombre, explorada pioneramente por Aby Warburg,
nos interesó pedirle a Maximiliano Crespi que rescatase El espacio
filológico. Héctor Ciocchini y el Instituto de Humanidades de la
UNSur, mientras Mercedes Ruvituso se ocupó de ver esa tradición
en dos figuras contemporáneas: Hamacher y Agamben: hacia una
filología de la plegaria. Queda, para el final, la posición del editor,
Como poesía, filoloa. Acompañan al dossier dos reseñas, la de
Give the Word: Responses to Werner Hamachers 95 Theses on Philology ,
volumen organizado por Gerhard Richter y Ann Smock Among, aqui
reseñado por Davi Pessoa, y Leyendo una nota al pie de página: a
propósito de una filología expandida, en que Eduardo Jorge lee el
suplemento reunido recientemente por Muriel Pic en torno a
filologia y microhistoria.
Quisimos, en buena parte de estas contribucion es, llamar la
atención a la problemática del fragmento. Jean-Luc Nancy y Philippe
Lacoue-Labarthe han escrito a ese respecto páginas definitivas. La
creación romántica del fragmento señala los bordes de la fractura
como una forma autónoma, pero no menos como algo informe o
deforme en su misma desgarradura. Término culto, el fragmento es
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asimismo un término noble: el de su acepción filológica y el vínculo
entre el modelo antiguo y el estado fragmentario de muchos textos
arcaicos. El fragmento filológico toma así, en la tradicn de Bello o
Sarmiento, pero también en los filólogos amerindios o los escritores
modernos, el valor de ruina. Ruina y fragmento reúnen entonces las
funciones del monumento y la evocación: algo que se recuerda a la
vez como perdido pero que, presentado en una suerte de esbozo, es
siempre la unidad viva de una gran individualidad o de un gran texto
por venir. Desde la atención puesta a mediados del siglo XX por
Luis Juan Guerrero, en la trilla de Einstein o Benjamin, sobre el
problema del torso, se abre, de ese modo, toda una perspectiva
crucial, en la articulación entre fragmento y censura, algo que es
central en las culturas latinoamericanas. Es ello lo que nos permite
una lectura da capo.