Antelo, “Presentación” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 9 / Diciembre 2020 / pp. 1-5 3 ISSN 2422-5932
de una filología cosmopolita; Jerome McGann, haciéndose eco del
clásico de Susanne K. Langer, habla de una filología en nueva clave
(“Philology in a New Key”, 2014); Sarah Kay,de una filología post-
humana (2014), al paso que Sadhana Naithani, nos habla de una
filología salvaje (“A Wild Philology”, 2014). Tomemos, como cierre
(provisorio) de la serie el volumen de Sheldon Pollock, Benjamin A.
Elman y Ku-ming Kevin Chang, World Philology (2015), quienes
globalizan la disciplina sin incluir estudios sobre literatura
latinoamericana. Es que muy poco abundantes han sido, en efecto,
los retornos filológicos en el campo latinoamericano, destacando las
excepciones de Fernando Degiovanni (Vernacular latin americanism:
war, the market, and the making of a discipline, 2018) o Nadia R.
Altschul (Geographies of Philological Knowledge: Postcoloniality and the
Transatlantic National Epic, 2012; Politics of Temporalization. Medievalism
and Orientalism in Nineteenth-Century South America, 2020). Tenemos
con todo acceso en castellano al libro de Hans-Ulrich Gumbrecht,
Los poderes de la filología. Dinámicas de una práctica académica del texto
(2007, originalmente 2003), de controvertida recepción, pues, aunque
Gumbrecht demonice la "high-tech philology", la lectura
desafectuosa de Jan M. Ziolkowski, en su reseña Metaphilology (2005),
duda en definir el libro de Gumbrecht como un auténtico aporte a la
filología o al "philo-blogging", ya que su escritura postal estaría más
cerca de la paraphilology, la hypophilology o incluso la pseudophilology.
Otro es el caso del inobjetable Werner Hamacher (1948-2017), con
sus seminales 95 tesis sobre la Filología (2011) o Lingua amissa (2012).
Pero quizás de todos los pensadores contemporáneos, se deban
a Giorgio Agamben las reflexiones más instigantes sobre el
particular, a comenzar por las páginas de Infancia e historia en que el
autor nos alerta que, en nuestra cultura, que no dispone de categorías
específicas para la transmisión y la exégesis espiritual, siempre se le
ha encomendado a la filología la tarea de garantizar el carácter
genuino y la continuidad de la tradición cultural. Por todo ello, un
conocimiento de la esencia y de la historia de la filología debiera ser
la condición preliminar de toda educación literaria; y, sin embargo, es
un conocimiento difícil de hallar, incluso entre los filólogos, porque,
precisamente en lo que concierne a la filología, reinan en general la
confusión y la indiferencia.
Si, como ya indicamos, un volumen como World Philology no
contempla ninguna contribución sobre la tradición latinoamerica na,
quizás el sentido de este número de Chuy ya esté garantizado.
Nuestro dossier arranca con la figura de Andrés Bello: Juan Ennis