Cortes Rocca, “Breve historia del ojo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 9 / Diciembre 2020 / pp. 411-420 418 ISSN 2422-5932
siendo, como lo fue en las series de los 90s–, antes que nada, un
archivo sobre el cuerpo. El cuerpo excluido y el cuerpo gozoso, el
que se disciplina y adoctrina, el que se desboca y se regula en el
ejercicio físico y la danza, el cuerpo precario y el cuerpo
desobediente es ya de por sí, nos dice Grosman, una forma del
archivo. Después de todo, ¿qué es un cuerpo sino una máquina
(humana, como todas) que almacena, actualiza y proyecta hacia el
futuro esa información múltiple, ese conjunto de vivencias y afectos,
marcas, cicatrices y deterioros?
En la obra de Grosman el archivo es un bioarchivo: un archivo
sobre lo viviente pero también un archivo que toma su modelo de la
corporalidad y explora las múltiples redes de almacenamiento y
registro: las obras coquetean con lo háptico y con las ganas de tocar
y manipular que produce la fascinación archivera. Esta reflexión
sobre los sentidos como puertos de ingreso de información y registro
de experiencias se despliega en paralelo o en diálogo con las
tecnologías de circulación de la imagen que van desde la fotocopia al
video, pasando por impresión en papel a dos colores, el esténcil y el
enmascaramiento, la fotografía analógica y digital, la diapositiva y la
imagen lenticular, el collage y el ploteo. En la obra de Grosman, l a
exploración sobre los mecanismos y tecnologías visuales se lee como
variaciones sensoriales y los sentidos que pone en juego el archivo
visual –que giran alrededor del ojo pero no se limitan a él–, como
tecnologías orgánicas.
En el centro de una experiencia que recurre a los demás
sentidos, está la mirada, que explicita su protagonismo justamente
cuando se ausenta. “Rastros de carmín”, uno de los trabajos que
compone la Serie Negra, presenta una serie de imágenes oscuras, casi
indistinguibles excepto por sus gradaciones de negros y grises. Fotos
a oscuras, fotos en los que se pone en juego el esfuerzo por
distinguir algo, por hacer brotar el polo icónico allí donde la imagen
lo opaca. La fotografía, que tiene su narrativa de origen en el cuarto
oscuro y en la imagen que emerge de una cubeta con agua, viene a
decir que la obra es menos un registro de la luz y más de la
oscuridad, viene a problematizar la visión y a desnaturalizar los
vínculos incuestionables entre visión y verdad.
Una apuesta por la materialidad del archivo o por el carácter
fundamentalmente material de lo estético, implica aceptar que toda
obra comparte el mismo destino que el resto de las cosas del mundo:
desfiguración, disolución y desaparición en el flujo de fuerzas y
procesos materiales incontrolables. La pasión de archivo está