Claudia Kozak. Escribir la lectura… Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 4 / diciembre 2017 / pp. 37-51 ISSN 2422-5932
45
diendo a la vez los circuitos de sentido más hegemónicos de la
cultura digital contemporánea.
La literatura digital es un tipo de práctica artística por lo
general multimedia que evidencia un alto grado de implicación
–aunque no exclusiva– del lenguaje verbal con función poética,
inscribiéndose marginalmente en la institución literaria a partir
de un diálogo más o menos específico con la historia literaria en
general y con la literatura tecno-experimental en particular. A
diferencia de la literatura asociada al medio libro, es literatura
generada en/por/desde/hacia dispositivos electrónicos, actual-
mente digitales, es decir, por fuera de medios electrónicos ana-
lógicos (la radio, la televisión, el video analógico grabado en
cintas magnéticas, por ejemplo). Literatura programada en có-
digo binario a través de la creación y uso de diversos software y
experimentada en vinculación con interfaces digitales. No es li-
teratura digitalizada, como traslado de textos desde el medio
impreso a la pantalla, sino nacida digital y en cuyos procedi-
mientos la creación o utilización del código digital informático
es intrínseca.
El fuerte grado de implicación del lenguaje verbal con fun-
ción poética es lo que especifica a esta práctica en relación con
las artes digitales en sentido amplio, en las que lo verbal podría
no tener relevancia. Claro que, por su carácter multimedia, las
artes electrónicas digitales invitan a difuminar las lindes entre
lenguajes, lo que viene desde hace tiempo empujando a las dis-
tintas disciplinas artísticas a un corrimiento de límites, a una
desdiferenciación. Ya no tanto entonces artes visuales, artes so-
noras, artes audiovisuales, artes escénicas, artes proyectuales,
artes de la palabra. Y sin embargo, me interesa ponderar aquí,
en este concierto, el espacio literario.
Separo lo noción de novedad, asociada fácilmente a un re-
cambio constante que sigue a menudo la lógica del reemplazo
de mercancías en el mercado, de la noción de lo nuevo como
experiencia de un acontecimiento (Deleuze, 1987; Lazzarato, 2006;
Agamben, 2007).
En ese sentido, podría decirse, el lenguaje
Agamben vincula su noción de experiencia, como infancia del hombre, con la del experimentum linguae
que lee en la literatura moderna por excelencia, experiencia del decir el lenguaje, que le permite además
vincular experiencia, lenguaje y comunidad. Para llegar a eso se sostiene de la aproximación a Blanchot
que realiza Foucault en “El pensamiento del afuera”, quien da una imagen de la literatura moderna
como aquella que hace de la experiencia del lenguaje su objeto. Un lenguaje que sin embargo no es el
lenguaje de tal o cual autor, el lenguaje de tal o cual grupo, sino el hecho de la existencia misma del