este ‘fracaso’ de la inmigración agraria se debió, en gran parte, a las deficiencias
en el régimen de distribución de la tierra12 y a que grandes ciudades como Buenos
Aires ofrecían mejores oportunidades de trabajo, especialmente para las
actividades de servicios, construcción y producción. Por este motivo, muchos de
los inmigrantes rurales abandonaron sus labores agrícolas y se instalaron en los
suburbios urbanos.
El propio Sarmiento, uno de los principales impulsores de esta inmigración,
expresaría décadas después (en 1887):
“Cuando se ven llegar millares de hombres al día, todos sienten el malestar de
la situación, como una amenaza de sofocación, como si hubiera de faltar el aire y
el espacio para tanta muchedumbre”13
Esta sensación de "sofoco" mencionada por Sarmiento ilustra el cambio de
percepción de las élites gobernantes e intelectuales hacia finales del siglo XIX y
principios del XX (la llamada Generación del ’80)14, con respecto a la anterior
(Generación del ‘37), ante una Buenos Aires que recibía la mayor parte del aluvión
inmigratorio. Estos intelectuales ya no veían a la inmigración como un fenómeno
civilizatorio, sino como un posible factor de desintegración de la identidad
nacional. Incluso Alberdi, en un apéndice a las Bases en 1873, expresa que
“gobernar es poblar” si se educa y civiliza como en Estados Unidos, pero que en
Argentina, “poblar es envenenar un país cuando en vez de poblarlo con la flor y la
nata de la población trabajadora, se la puebla con la basura de la Europa atrasada
o menos culta” (en Herrera, 2010).
Por otra parte, a principios del siglo XX comenzaron los primeros conflictos
sociales: reclamos de colonos, inquilinos, huelgas y protestas por parte de la masa
obrera –en su mayoría extranjera– anarquista o socialista, provocando que los
inmigrantes dejen de ser una esperanza para convertirse en una amenaza. Ya en
1902, la “Ley de Residencia”, que autorizaba al gobierno a deportar extranjeros
sentó un precedente que se completó luego con la “Ley de defensa social”.
14 La Generación del ‘80 fue un grupo de la élite gobernante de la República Argentina entre los años
1880 y 1916. Sin embargo, el nombre comenzó a tomar fuerza recién en la década de 1920. Estaba
compuesta, entre otros, por Miguel Cané hijo, Lucio Mansilla, Eduardo Wilde y Paul Groussac y el
positivismo argentino: José María Ramos Mejía, José Ingenieros y Carlos Octavio Bunge.
13 Sarmiento, El Diario, 10 de septiembre de 1887, en Condición de extranjero en América, (1994).
12 La creación de grandes latifundios, el aumento del valor de la tierra, la escasa ayuda por parte del
Estado y el otorgamiento a compañías con fines de lucro para la subdivisión de las tierras y la
organización de las colonias, dificultó el acceso de muchos inmigrantes a la actividad agropecuaria, tal
como les había sido prometido por los agentes en Europa.
14.aEdición | DICIEMBRE 2024 | ISSN 2618-1894 | Artículos Cultura y Arte