15.a Edición | JULIO 2025 | ISSN 2618-1894 | Artículos Científicos
Introducción
La industria alimentaria utiliza numerosos aditivos para mejorar las características
organolépticas de los productos, brindando una experiencia sensorial atractiva al
consumidor. Mientras que algunos aditivos, como prebióticos y probióticos, favorecen
una microbiota diversa y aportan beneficios a la salud, otros, en particular los
colorantes sintéticos, son objeto de controversia. Cuando se supera la Ingesta Diaria
Admisible (IDA) establecida por el CODEX, el consumo continuo de estos colorantes
puede tener efectos negativos. En Argentina, el uso de colorantes está regulado por
el Código Alimentario Argentino (CAA), el cual establece límites máximos según el
alimento; sin embargo, el etiquetado no obliga a declarar las cantidades utilizadas.
Dado que la población infantil es especialmente vulnerable por su menor peso
corporal, es fundamental realizar un análisis cuantitativo del consumo diario de
colorantes sintéticos en niños de nivel primario.
Estudios han evaluado la ingesta de colorantes sintéticos en la infancia. En 2013,
Wajchman, Marchini y Herrera realizaron un estudio cuali-cuantitativo en Argentina,
el cual reveló que la ingesta de colorantes como Tartrazina, Amarillo Ocaso, Azul
Brillante, Amaranto y Rojo Allura en niños en edad escolar es, en su mayoría, segura.
Sin embargo, se observó que el 2,5% de los niños presentaba un consumo
potencialmente riesgoso de Amarillo Ocaso, especialmente entre aquellos con peso
superior al percentil 50, incrementando el riesgo en un 200% si se mantiene el mismo
consumo. En 2014, G. Salvatore llevó a cabo un estudio transversal en 82 niños de 10
a 12 años, donde se encontró que el 63,41% consumía golosinas y el 64,63% bebía
jugos o aguas saborizadas, con un 8,54% excediendo la IDA de Amarillo Ocaso.
Asimismo, en 2012, María Lúcia Teixeira Polônio y Federico Péres evaluaron la ingesta
de colorantes en niños preescolares de Río de Janeiro mediante un recordatorio de 24
horas y un cuestionario de frecuencia, detectando un consumo elevado en relación
con la IDA (INS 110: 2,5 mg/kg; INS 133: 10 mg/kg; INS 102: 7,5 mg/kg; INS 129: 7
mg/kg) y confirmando la vulnerabilidad de este grupo.
Pregunta de la investigación ¿Cuál es la frecuencia y la cantidad de ingesta de
colorantes sintéticos en la alimentación diaria de los niños de nivel primario en el Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) en 2024, y en qué medida estos valores
superan la Ingesta Diaria Admisible (IDA) establecida por el CODEX?
El consumo de colorantes sintéticos está fuertemente ligado al creciente consumo de
productos ultraprocesados, que son económicos, prácticos y ampliamente disponibles
en supermercados y comercios locales. Datos del Centro de Estudios Sobre Nutrición
Infantil (CESNI) en 2016 revelan que “más del 25% de la ingesta total en niños
corresponde a ultraprocesados, tales como galletitas dulces, panificados, gaseosas,
jugos y golosinas 34,10.” Además, la investigación de mercado realizada en el AMBA