16.a Edición | DICIEMBRE 2025 | ISSN 2618-1894 | Artículos Científicos
creó Dios…” -, el segundo versículo viene a expresar el estado caótico y vacío al momento
en que Dios “dijo” - y a partir de ese decir, creó - la luz, expresado en el tercer versículo,
aludiendo así a un inicio posible de orden. En este sentido, el orden no surgió a partir del
caos. Como ya expresamos, existe orden y existe caos en los procesos de creación, pero no
necesariamente uno surge o se gesta linealmente a partir del otro: el texto no da cuenta de un
proceso de transformación o modulación de un estado al otro. El caos no deja de existir al
existir el orden, sino que ambas instancias coexisten en la creación, provienen de y refieren a
universos cualitativamente diferentes, no resultan ser los extremos de una misma lógica. Esto
resulta coherente con el modo en que tratamos más arriba la secuencia inicial de Les elements,
en la cual, si bien notamos una secuencia discursiva 1) cluster/ 2) ascenso melódico/ 3) acorde
de re m, las instancias 2 y 3 (orden) no modulan a partir de la instancia 1 (caos).
Con la idea de profundizar aún más en la relación caos/cluster y a partir de esta relación
entender en mayor profundidad las implicancias de lo caótico en contextos creativos, resulta
pertinente acercarnos a la hermenéutica bíblica en el marco de la tradición judía en torno a
esos tres versículos iniciales del relato del génesis bíblico. Rashi, exégeta bíblico medieval
francés, explica que la palabra hebrea Tohu que aparece en el segundo versículo (Rashi, 2001)
“tiene un significado similar a aturdimiento” (p. 7) y da cuenta de la vivencia de asombro y
pasmo, es decir, refiere a una descripción de la reacción de perplejidad de un posible
observador ante el estado de la creación en esa instancia primigenia. A diferencia de Ramban
(Najmánides, otro exégeta bíblico, contemporáneo de Rashi) quien interpreta la palabra Tohu
en referencia a la materia primigenia en su estado informe y, por ende, relacionado más a la
materia en sí, Rashi lo asocia, no a la materia, sino más bien a la vivencia perceptiva ante ese
estado caótico como instancia del proceso creativo. Najmánides lo visualiza más desde el
objeto, Rashi más desde el sujeto. Asociada específicamente al aturdimiento - lo cual nos
interesa sobremanera por la alusión a lo sonoro -, Tohu refiere a una vivencia de saturación
perceptiva aural. Sentirse aturdido no implica sólo una cuestión de intensidad o de amplitud
sonora, sino que implica más aún una instancia en la que la percepción queda excedida,
sobrepasada, imposibilitada de responder de alguna manera ante semejante avasallamiento.
Así, caos y cluster se emparentan en esta idea de saturación. Lo excesivo resulta ser inherente
a lo caótico y de lo cual el cluster podría erigirse como su expresión en lo musical.
Profundizando más aún en el concepto de Tohu (caos), el misticismo judío,
expresado en las corrientes kabalísticas y jasídicas, partiendo de este segundo versículo
del Génesis plantea que en los procesos creativos divinos existe un nivel muy elevado y
espiritual, denominado Mundo del Caos (Olam Hatohu), que existe por encima (no
espacial sino conceptualmente), si así pudiera expresarse, del Mundo del Orden,
denominado Olam Hatikun (literalmente, Mundo de la Reparación).
En este contexto hermenéutico aplicado a los procesos cosmogónicos, se concibe que
cualquier posibilidad de existencia (es decir, posibilidad de gestar mundo) requiere de la
interacción de dos fuerzas complementarias, expresadas con los términos Luz (Or) y
Recipiente (Kli). Luz refiere a la energía expansiva interviniente en todo proceso creativo.
Recipiente, a toda energía restrictiva, contenedora, de alguna manera, de lo expansivo.
Toda creación, ya sea material o inmaterial/espiritual, para existir como tal, debe gestarse
a partir de un equilibrio entre lo expansivo (Luz) y lo restrictivo (Recipiente). Como
ejemplo, se trae la idea de la palabra en relación al pensamiento, siendo la primera,
expresado muy sintética y genéricamente, el recipiente que contiene al pensamiento, y de
esa manera lo puede revelar, expresar, conducir y viabilizar, para ser exteriorizado. De ahí