93 |pp 91-107|Año XIV N°25|junio 2022 – noviembre 2022|ISSN 1852-8171| Dossier
Introducción
Las expectativas en el mundo contemporáneo como consecuencia de las políticas de globalización económica y
de desarrollo de la ciencia han cambiado, dando paso a nuevas exigencias acordes a las realidades existentes.
Esta tendencia globalizada en la conformación de la sociedad del conocimiento impone nuevos procesos de
integración social, económica, cultural y educativa (Castells, 2004) donde las instituciones sociales de los países
están sometidas a estos cambios vertiginosos, aunado al uso de las Tecnologías de Información y Comunicación;
así como a la tarea de generar investigación científica. Las universidades, según Rodríguez (1999) son concebidas
como entidades sociales y culturales que pueden generar conocimiento y promover la construcción de
sociedades plurales y democráticas en un marco de libertad y justicia social para enfrentar con capacidades
racionales las exigencias del entorno competitivo del mercado mundial. Allí tiene cabida entre otras, la
investigación y construcción del conocimiento científico en las instituciones de educación superior, capaz de
producir conocimiento que coadyuve en este propósito.
Organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), el Banco Mundial (BM), entre otros, le han conferido públicamente a los países del mundo y a las
universidades públicas y privadas un conjunto de responsabilidades sociales en la generación y transferencia de
conocimientos científicos para resarcir las brechas de la exclusión social e inequidad que prevalece en el ámbito
social (Ramiro et al., 2010). En América Latina, desde la década de los noventa las universidades han cambiado
los procesos en las formas de vinculación, docencia, difusión e investigación, lo cual ha derivado en estrategias
institucionales con énfasis en formar una cultura social en los jóvenes estudiantes para que puedan egresar de
los programas educativos con competencias educativas profesionales y académicas sólidas, con actitudes de
producción científica para enfrentar los dilemas de la integración económica mundial (Soto y Forero, 2016).
A partir de estas responsabilidades se han generado una serie de cambios importantes en la figura y función del
profesorado, quienes entre otras cosas, pueden asociarse colegiadamente en cuerpos académicos como lo
plantea el Programa de Desarrollo Profesional Docente, para el Tipo Superior (PRODEP) para cultivar Líneas de
Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC) como un espacio que nutre la experiencia del estudiantado
con acciones concretas de acompañamiento para formarse en la investigación a partir de diversas metodologías
para la aplicación del conocimiento científico mediante la presentación de tesis, artículos de investigación,
capítulos de libros, ensayos, tesinas, propuestas pedagógicas, memorias experienciales de trabajo, etcétera.
Todas estas formas de presentación del conocimiento para fines de titulación de licenciatura, grados de
maestrías y de doctorado se ubican en el género discursivo de los estudios de la literacidad académica (Cassany,
s.f.). Por ello, las universidades interculturales, las universidades autónomas, los institutos tecnológicos
regionales y la UPN con sus unidades distribuidas en el territorio mexicano deben interesarse en el desarrollo
cognitivo que permita la comprensión y habilidades intelectuales, en la formación de vocaciones científicas
como lo sostiene el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) (Ley de Ciencia y Tecnología, 2015).En
ese sentido, las actividades de investigación que se construyen en los programas de maestría en la UPN 071 en
Chiapas, tienen como objetivo que los estudiantes desarrollen la literacidad académica a partir de la elaboración
de tres documentos: tesis, artículo de investigación científica y/o capítulo de libro con el fin de obtener el grado
correspondiente. Sin embargo, a más de dos décadas de promoverse en el posgrado referido, la investigación
educativa sigue siendo un punto de reflexión académica donde se promueve la construcción del texto académico
como producto referenciado que se hace a partir de las tres modalidades de obtención del grado de maestra o
maestro. Por lo tanto, la literacidad constituye un enfoque de abordaje teórico para observar y valorar los
alcances de la producción textual, que a través de seis meses de acompañamiento académica con sesiones
virtuales y presenciales lograron que 48 estudiantes experimentaran diversos niveles de elaboración de textos
académicos convertidos en artículos de investigación. Esta experiencia derivó en la formación académica de los