124|pp 121-137|Año XIV N°25|junio 2022 – noviembre 2022|ISSN 1852-8171|Artículos
las cuales constituyen significados y valores compartidos que producen un orden simbólico institucional particular.
Su estudio resulta fundamental ya que es a través de las creencias que los miembros de la organización interpretan
las tendencias y demandas externas de la sociedad. Por último, Clark explica que en las universidades y en los
sistemas de educación superior coexisten múltiples niveles de autoridad (a nivel de la disciplina, del establecimiento
y del sistema). Dados estos componentes, el autor conceptualiza a la organización universitaria como una
“institución de base pesada” en la medida en que los académicos ubicados en la base toman múltiples decisiones
de forma autónoma y conforme a sus propios intereses y creencias.
En complemento con lo anterior, en un estudio específico sobre la organización y estructura académica de la UBA,
Juan Doberti (2014) identifica que en dicha universidad predomina la estructura de cátedras y, por lo tanto,
coexisten múltiples niveles de autoridad en las bases con amplios márgenes de autonomía para tomar decisiones
didácticas y para el dictado de sus asignaturas. De hecho, el autor explica que la cátedra puede ser una estructura
unipersonal o agrupar a varios profesores, aunque siempre su máxima autoridad es unipersonal y se encuentra
reservada al profesor titular o equivalente. Por lo tanto, y pese a que los distintos órganos de gobierno
unipersonales y colegiados de la Universidad tomaron decisiones fijando pautas mínimas y comunes relativas a la
evaluación y acreditación de los aprendizajes de los estudiantes durante el período 2020-2021, dichas resoluciones
procuraron respetar, a su vez, ciertos grados de libertad de cátedra para que aquellas tomen decisiones didácticas
relativas a la selección y organización de los contenidos; las estrategias de enseñanza y los instrumentos de
evaluación de los aprendizajes, entre otros aspectos (Nosiglia y Fuksman, 2022).
Por último, la UBA también puede ser conceptualizada como una burocracia profesional. Al respecto, Henrry
Mintzberg (1984) explica que en este tipo de organización predomina el “núcleo de operaciones” integrado por los
individuos que producen el bien o servicio principal de la organización. En la UBA, al igual que en cualquier otra
organización universitaria, los académicos conforman el núcleo de operaciones y estos poseen amplios márgenes
de autonomía para realizar un trabajo que requiere poseer conocimientos certificados tras largos procesos
formativos. Además, en la UBA se observan importantes grados de descentralización vertical y horizontal
generando un sistema de toma de decisiones atomizado.
Dada la relevancia de la actuación de los académicos en las organizaciones universitarias, en los párrafos
subsiguientes se abordará la situación y los principales problemas de la profesión académica Argentina. En primer
lugar, corresponde señalar que los estudios sobre la profesión académica conforman un campo cuyo desarrollo es
relativamente reciente. Entre los estudios clásicos pueden destacarse los de Clark (1991) y Becher (1989).
Clark (1991) explica que los académicos poseen una doble pertenencia de naturaleza disciplinar e institucional. La
primera es internacional e independiente de su localización geográfica; mientras que la segunda está asociada a la
universidad donde el académico se desempeña. Sin embargo, el autor destaca que la pertenencia disciplinar es la
predominante ya que resulta poco probable que un académico opte por cambiar de disciplina debido al esfuerzo
prolongado de formación que eso exigiría. Por lo tanto, la mayor lealtad del académico es con su disciplina.
Vinculado con lo anterior, en su estudio sobre los campos disciplinares, Becher (1989) identifica que las
características epistemológicas y sociológicas de cada campo inciden- en concurrencia con otros factores
institucionales y externos- en la configuración de la carrera académica. A partir de la construcción de una taxonomía
de cuatro tipos que cruzan las dicotomías Duro/Blando y Puro/Aplicado, el autor distingue procesos de socialización
profesional divergentes que establecen modos legítimos de comunicación, de producción del conocimiento, de
requisitos implícitos para iniciarse y consolidarse en la carrea académica, entre otros. Así, por ejemplo, el autor
observa que en las ciencias duras/básicas suele existir un requisito implícito de poseer título de doctor como
condición para que los académicos nóveles se inicien en la carrera académica. En contraste, ese requisito está
menos generalizado en otras disciplinas como el derecho. Quizás algunas de estas conclusiones deberían ser
revisadas a la luz de las exigencias de mayores niveles académicos requeridos tanto en lo académico como en el
campo profesional en la actualidad.
Asimismo, se destacan otras discusiones que se interrogan si existe una profesión académica conformada por
miembros que comparten intereses y creencias comunes o si, por el contrario, la elevada heterogeneidad de su