38 |pp 29-44| Año XVI N° 28 |diciembre 2023 – abril 2024 |ISSN 1852-8171| Artículos
Nacional. Es así que en el año 1941 la Universidad del Sur comenzó a gestionar ante la Universidad Nacional de La
Plata el establecimiento en Bahía Blanca de una Facultad de Ciencias Aplicadas, dependiendo de esa casa de altos
estudios, que absorbería a la Universidad local. Las tramitaciones fueron oídas con interés por las autoridades
platenses, que enviaron a Bahía Blanca dos comisiones para formar criterio acerca de la acción solicitada. De esos
informes es que surge la fundación del Instituto Tecnológico del Sur (vinculado orgánicamente a la Universidad
Nacional de La Plata) con una orientación que debería ser profesional, científica y cultural, orientado hacia las
necesidades regionales y sin reiterar las carreras liberales tradicionales. Se establecieron los planes de estudios
correspondientes a cuatro especialidades: química, ingeniería, agronomía y ganadería. Sin embargo, los sucesos
políticos derivados de la asunción de un gobierno de facto en el país afectaron también la vida de los claustros
universitarios, generando el alejamiento de las autoridades de la Universidad platense, tan identificadas con la
iniciativa en gestión. Nuevamente se frustra la posibilidad de la tan esperada resolución del establecimiento del
Instituto en Bahía Blanca (Weinberg, 1982).
Había que esperar hasta el 20 de febrero de 1948 para que se efectivice la instalación del Instituto. Quien asume el
cargo de Rector interino es el doctor López Francés, quien se encargará de la organización del nuevo instituto
(Guido, 1948). Contemplando los intereses del sur de la Provincia de Buenos Aires y de la Patagonia, la Universidad
de La Plata le fijó un reglamento donde definió como sus finalidades primordiales la investigación científica y la
formación profesional y técnica dentro del campo de las disciplinas tecnológicas y las ciencias aplicadas al comercio,
la industria y la producción agropecuaria.
Desde 1946, con el ascenso del peronismo, la comunidad académica quedó dividida en dos sectores contrapuestos.
Sus diferencias no eran en torno al perfil o funciones de la universidad o proyectos académicos, sino más bien a
cuestiones de política nacional y partidaria. Estas discrepancias iban a marcar la vida universitaria de varias
generaciones (Buchbinder, 2005). Estas cuestiones políticas, sobre todo desde 1952, absorbieron las energías de
los sucesivos rectores e interventores del Instituto lo que determinó un creciente deterioro en las actividades
académicas que casi se circunscribieron a nombramientos, licencias y renuncias.
Con el derrocamiento de Juan Domingo Perón por la “Revolución libertadora” de 1955 y el establecimiento de un
gobierno provisional, se puso fin virtualmente a la existencia del Instituto Tecnológico del Sur ya que el nuevo
gobierno nacional se propuso erigir una universidad en su reemplazo, se abría así una nueva etapa en la vida
nacional con repercusiones para el escenario universitario bahiense. En octubre de 1955 se formó una comisión
local con el fin de promover una campaña popular “pro Universidad del Sur”. Ésta estaba integrada por
representantes de distintos sectores de la comunidad (Colegio de abogados, Corporación del comercio e Industria,
Federación Universitaria del Sur –FUS-, Asociación Ganadera, Asociación Intercooperativas, CGT, Mesa Regional pro
Bahía Blanca y su zona, entre otros) que querían aprovechar el momento político para ejercer presión a favor del
establecimiento de una universidad estatal en la ciudad (Cernadas de Bulnes et al., 2006).
La Universidad Nacional del Sur se crea por Decreto-Ley del Poder Ejecutivo Nacional el 5 de enero de 1956 sobre
la base del Instituto Tecnológico del Sur (Decreto ley n°154, 1956). En el propio decreto de creación de la
Universidad Nacional del Sur se reconoce al Instituto Tecnológico del Sur “una meritoria labor docente,
destacándose por su especialización en materias de carácter técnico y económico vinculadas a las necesidades del
vasto sur argentino, sin descuidar las exigencias de una cultura general” (Decreto ley n°154, 1956), lamentando que
esa tarea se hubiera visto resentida por condicionamientos políticos improcedentes.
El interventor organizador designado en la Universidad Nacional del Sur, el profesor Vicente Fatone (notable
filósofo argentino) se hizo cargo de la misma en enero de 1956. Fatone debía, por una parte, asegurar una fácil
transición de las estructuras del ex Instituto a los objetivos de la nueva Universidad y, por otra, crear nuevas
estructuras acordes con esos objetivos. A su vez, sostuvo que la función de la Universidad no debía ceñirse
solamente a la formación de técnicos profesionales ya que se convertiría en simple transmisora de conocimientos;