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/ pp 192-204 / Año 12 Nº23 / DICIEMBRE 2025 – JUNIO 2026 / ISSN 2408-4573 / SECCIÓN GENERAL
Además, dichas estructuras traen consigo limitaciones asociadas a la propia dinámica administrativa-burocrática de las
universidades (Suárez, Barletta y Yoguel, 2022), en donde a pesar de la autarquía y autonomía universitaria, las
universidades se encuentran sujetas a la normativa del derecho público en la materia, y con ella al sistema de reglas,
normas y procedimientos para los procesos de gestión presupuestaria. El resultado es un entramado complejo de
procesos administrativos, que también aplican a los proyectos de vinculación, en especial cuando estos implican gestión
de fondos. Dicho proceso implica tiempos excesivos que también se desacopla de las dinámicas de los actores externos,
convirtiéndose en un desincentivo a la vinculación. En este marco, en un estudio reciente de la RedVitec (2024) que
recoge experiencias en las universidades argentinas, alguna de ellas están avanzando en procesos administrativos
ad
hoc
para abordar esta problemática, entre las cuales se incluye la posibilidad de contar con independencia financiera y
con una normativa de procedimientos diferente a la de la universidad, que permita agilizar la ejecución presupuestaria
(cuenta bancaria diferenciada y CUIT propio).
En este sentido, más allá de la existencia o no de estas estructuras sería deseable que las universidades discutan sobre
la funcionalidad y el rol de intermediación que están teniendo las estructuras de interacción desplegadas (Waiter, 2024).
En este marco, se puede vislumbrar que la sola existencia de una estructura no constituye una condición suficiente
para promover la vinculación, es necesario que las estructuras de vinculación puedan permear los espacios
institucionales en donde se realiza la investigación como así también desarrollar habilidades vinculadas a la gestión de
la vinculación, trascendiendo los aspectos meramente administrativos, y creando mecanismos institucionales para
capitalizar los canales informales de interacción ya existentes. En este sentido, para esta mediación los estudios señalan
la importancia que adquieren los recursos humanos encargados de la función en cuanto a competencias y capacidad
de liderazgo como un elemento esencial para fortalecer dicha relación (Jensen et al., 2003; Siegel, Waldman y Link,
2003).
b.
Recursos humanos formados y con capacidad de liderazgo
En este marco, uno de los aspectos señalados en la bibliografía es la necesidad de contar con recursos humanos
formados dentro de las estructuras institucionales para el desarrollo de las políticas de vinculación. La consideración
de la existencia de barreras en la comunicación entre el sector científico y el entramado socio-productivo sugiere que
esta dificultad podría ser superada con agentes que promuevan, coordinen y gestionen la interacción (Álvarez y Gómez-
Arn, 2022). Bajo esta premisa, se crea el Programa GTec (GTEC, 2008) para la formación de gerentes y vinculadores
tecnológicos con la finalidad de formar una masa crítica de especialistas con capacidad para intervenir y facilitar este
proceso de vinculación y, en particular, promover la innovación a partir de la apropiación socio-productiva de los
productos de la investigación científica (Álvarez y Gómez-Arn, 2022). La intención era formar un perfil con capacidades
para facilitar la articulación, al mismo tiempo que crear un cuerpo profesional que funcionara como masa crítica con el
fin de debilitar la histórica escisión entre ciencia e innovación, una de las características distintivas en el contexto
nacional. En este sentido, por su estructura y funcionamiento, el Programa GTec se estableció como una política pública
y estrategia para generar nuevas capacidades estatales (Acuña y Chudnovsky, 2013), que, en este caso, apuntaba a la
implementación de las políticas de ciencia y tecnología en el territorio.
En este marco, la mayoría de las áreas de vinculación en las universidades nacionales expresan poseer recursos
formados en vinculación (Codner, 2022). Por ejemplo, un estudio reciente desarrollado en las universidades asentadas
en la Provincia de Buenos Aires reveló que el 85,7% de los recursos humanos encargados de la función poseen
formación específica en la temática, ya sea doctorados, maestrías, especializaciones, cursos específicos relacionados
con la vinculación y/o a partir del Programa GTec (ORBITA, 2023). En este sentido, si bien el programa permitió fortalecer
las competencias del personal encargados de la vinculación en las universidades nacionales, la formación específica
no es condición suficiente para liderar los procesos institucionales de vinculación. En ese marco, estudios en el campo
sostienen que además de la formación es necesario que los encargados de las áreas desarrollen otras habilidades y/o
capacidades asociadas a la dirección y al liderazgo interno y en sus vínculos externos (Clark 1998; Voguel y Kaghan,
2001, Lugones, et al., 2015).
Como señala Lugones (2015) - en un estudio sobre oficinas de vinculación - el poder de agencia de quiénes ocupan las
áreas de vinculación resulta fundamental para el desarrollo de las políticas de vinculación a partir de tener un mayor
nivel de autonomía para la elaboración de estrategias y la toma de decisiones. Dicha autonomía permite la construcción
de agendas específicas para los temas de transferencia que no están necesariamente definidas de antemano por la
institución. Es por ello que la hipótesis inicial acerca de la importancia del responsable del área en la determinación de
las actividades de transferencia, se fortalece (Lugones et al., 2015).