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/ pp 155-166 / Año 12 Nº23 / DICIEMBRE 2025 – JUNIO 2026 / ISSN 2408-4573 / SECCIÓN GENERAL
El proceso de consolidarse como investigador educativo y para el caso, de la educación inclusiva, quien investiga se
representa la realidad en función de su interés de conocer, si bien el mundo es amplio, el ente que se recorta del mismo
pertenece al cuestionamiento y al asombro del investigador. De ahí que se construyan puentes que acercan a la
comprensión y explicación del fenómeno social, a la vez, se movilicen y se crucen fronteras de conocimiento. Cabe
señalar que en la movilidad se llevan enfoques de investigación, mas no se lleva todo, puesto que, los conceptos que
se asumen en el estudio de la educación inclusiva se tornan viajeros (Bal, 2014), puesto que, en el cruce teórico
metodológico que realiza el estudioso, se generan nuevas acepciones para nombrar la cosa en sí y el fenómeno que
estudia.
Al enunciar que se cruzan y movilizan fronteras en el estudio de la educación inclusiva, se subraya que, para efectos
del estudio en cuestión, se dialoga con la hermenéutica analógica que propone Beuchot, dado que, el objeto teórico de
la investigación se centra en el pensamiento que ha construido el investigador de las ciencias humanas, en específico
aquellas que están tejiendo la realidad de la educación inclusiva. En tal caso, se asume que el conocimiento se
acompaña de otras disciplinas, por lo que, se admite una perspectiva posdisciplinar. Cabe señalar que los conceptos
teóricos que orientarán la comprensión del objeto se ubican en la teoría crítica decolonial, por lo que se entiende que
“la totalidad es puesta en cuestión por la interpelación provocativa (apocalíptica) del otro” (Dussel, 2013, p. 186). Así
entonces, el objeto de estudio documentado expresa el sentir del investigador respecto a los principios epistémicos en
el que genera conocimiento.
El comprender la postura del investigador del objeto que estudia, sitúa que “la colonialidad del poder remite a la
compleja matriz o patrón de poder sustentado en dos pilares: el conocer (epistemología), entender o comprender
(hermenéutica) y el sentir (
aesthesis
)” (Mignolo, 2010, p. 12). Así entonces, estudiar la realidad es asumir que “nadie
detenta la verdad y la razón absoluta y, por lo tanto, ninguna persona (ningún colectivo, ninguna iglesia ni ningún
gobierno) de izquierda o de derecha, puede ofrecer una solución para la población del planeta en su conjunto (Mignolo,
2010, p. 30). Bajo esta idea, al leer entre líneas el planteamiento del investigador respecto a su objeto, permite descubrir
la incorporación de conceptos de las disciplinas que pone a diálogo para construir el conocimiento.
Bajo esta idea, Schumpeter (2015) hace referencia de que todo el mundo debería saber qué es lo que quiere defender.
Sin embargo, esto solo es posible, dependiendo de la profundidad de reflexión que se genere del objeto. No se puede
pensar una investigación sin defensa, puesto que, la sistematización de la misma, es ya un proceso de defensa, más
como señala Restrepo (2009), es posible que la defensa que se genere del objeto esté en función de una investigación
formativa, situada en el aula; no en la lógica de la investigación científica que realiza el investigador de oficio, a quien
la reflexión a profundidad le implica considerar la ontología, la epistemología, la perspectiva teórica y la metodológica
del objeto de estudio, simultáneamente, la incidencia que tendrá la misma en el espacio geopolítico donde fue realizada
y la trascendencia de la misma a otros escenarios.
Asumir la responsabilidad del conocimiento generado implica sumergirse en el bosque (Martín, 2012), cuestionar la
realidad que se documenta, ver más allá del canon valido para la estética del buen escribir para revistas indexadas.
Compromete al investigador a ser consciente que hay una “diversidad compleja en transformación” (Martín, 2012, p.
158). Por consiguiente, estudiar la investigación que se ha generado de la educación inclusiva a partir del enfoque
teórico de la decolonialidad, orienta el camino para comprender al sujeto que investiga.
Orientar el camino de cómo comprender el texto, inicia por reconocer que la lectura que se haga del mismo “es una
transacción difícil entre la competencia del lector (el conocimiento del mundo compartido por el lector) y el tipo de
competencia que un determinado texto postula para ser leído de forma económica” (Eco, 1992, p. 125). Compartir el
mundo del autor como del lector, no es cosa menuda cuando se procura la interpretación de lo dado en lo dándose. La
competencia del lector no solo está en la comprensión literal del texto, sino, en la metodología que ofrece para la
comprensión de la verdad que se expone.
La verdad expuesta es un hecho, la cual se ha construido con la documentación de la realidad estudiada. Por lo que ha
habido una colocación del problema y una o muchas maneras de encararlo (Knorr, 2005). El problema entonces está
en problematizarla; preguntarnos por cómo, cuál, qué, quién, nos lleva a la relación conceptual y a la intención de la
innovación a ponderar a partir de la sistematización del hecho que se ha encontrado. Al respecto Knorr señala que,
Las cuestiones de autoría y del momento de la innovación son el campo de batalla de los historiadores de la
ciencia, y en ese sentido no interesan al teórico interesado en la lógica de la interacción conceptual. Sin