de la Peza, “De la representación…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 12 / Julio 2022 / pp. 7-26 10 ISSN 2422-5932
–en ese orden de importancia–; fenómeno del que es necesario tomar
conciencia, hacerlo visible y, sobre todo, remontarlo
.
Escribo desde un lugar singular de enunciación, como mujer,
mexicana, con más de cuarenta años de trabajo en la universidad. Mi interés
por el estudio de los lenguajes a lo largo de mi trayectoria académica estuvo
motivado por la necesidad de comprender por qué las personas pensamos
como pensamos y actuamos en consecuencia, a veces más allá de lo que
nos indica el sentido común basado en la experiencia. Esta pregunta del
sentido común se ha ido transformando y volviendo cada vez más
compleja, gracias a mi trabajo de investigación empírica, el diálogo con y la
reflexión crítica sobre distintas teorías
de la comunicación, la cultura, el
lenguaje y el poder.
Desde entonces me he interesado particularmente en
los lenguajes como lugar de ejercicio y subversión de los poderes
establecidos a través de prácticas culturales que implican el ejercicio de la
palabra, oral, escrita y de otros lenguajes audiovisuales. Mi trabajo de
investigación
sobre la relación entre comunicación, cultura, lenguaje y
poder me ha llevado a preguntarme cuál es el lugar de la teoría en el trabajo
de investigación: ¿qué significa hacer teoría desde el sur global?
¿Cuál es
el lugar de la lengua en las distintas prácticas culturales: la ciencia, el arte y
las distintas formas de la comunicación discursiva?
Este texto, reconozco, no es la excepción, yo misma tengo que explorar el trabajo teórico hecho por
mujeres desde y para el sur global.
Un trabajo que fue enriquecido por el diálogo con Sarah Corona, Margarita Zires, Carolina Terán y
Raymundo Mier, Ma. Inés García Canal, Frida Gorbach, Mónica Cejas, Mario Rufer, Yissel Arce y
Guiomar Rovira quienes alimentaron mi trabajo desde sus respectivos campos disciplinarios como la
comunicación, la antropología, la lingüística, la filosofía del lenguaje, la historia, las teorías feministas y
de género, los estudios culturales y la crítica poscolonial, perspectivas que enriquecieron e interpelaron
mi trabajo de investigación.
Partí de la crítica a las teorías funcionalistas sobre los procesos de socialización y la formación de
actitudes y conductas de seres humanos concretos, pasando por la reflexión de la problemática marxista
de la ideología, la crítica postestructuralista del lenguaje y el poder, y el papel del lenguaje en la
constitución las y los sujetos políticos y los procesos de construcción social del sentido.
Una de mis tareas académicas sustantivas ha sido la docencia, particularmente la dirección de tesis y la
impartición de cursos y seminarios sobre metodología de investigación cualitativa, una tarea que me ha
llevado a cuestionar, con mis alumnxs, las formas de uso y aplicación de teorías desarrolladas por
hombres principalmente de otras latitudes (generalmente el norte global) en nuestros trabajos de
investigación, y sobre la necesidad de hacer teoría a partir del diálogo horizontal no solo con
investigadorxs del sur global y de otras latitudes sino –muy especialmente– con lxs sujetxs de
investigación, para comprender la realidad mexicana y latinoamericana en su especificidad.
Lxs investigadorxs latinoamericanxs –las mujeres en particular– hacemos teoría cuando reflexionamos
críticamente sobre los problemas concretos que enfrentamos, para comprender el mundo que habitamos,
con nuestras miradas particulares desde el sur global, confrontadas con las miradas también particulares
del norte global.