Martínez Millán, “Identidad y viaje…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 12 / Julio 2022 / pp. 199-221 218 ISSN 2422-5932
esta línea se bifurca en dos tendencias principales: si, por un lado,
delimita las fronteras americanas y afirma la elevación nacional, por
otro, permite dar voz a la América humilde […] elogiar las alturas de
las civilizaciones indígenas y destacar la continuidad de la historia que
vincula los países del Sur. (Masiello, 2003: 57)
Crucero Ecuatorial es un excelente ejemplo para abrir un poco más el panorama
del estudio de la representación ideológica de la naturaleza, ya que Bellessi,
en su búsquda de identidad, rompe las barreras físicas del continente. No
encontramos una voz poética que intenta delimitar fronteras, ni reivindicar
una parte del mosaico social y racial de América. Tampoco encontramos en
Crucero Ecuatorial la mirada exótica que destaca Masiello en la poesía del siglo
XX; en el texto de Bellessi aparece, más bien, una mirada aguda y cruda, que
evita que sus descripciones de lugares y personas puedan caer en el terreno
de la idealización. Por tanto, hemos encontrado y analizado poemas donde
los espacios del continente son imprecisos, donde la bebida, la comida o la
música que aparecen forman parte de una geografía inclusiva y no de un país
o lugar geográfico en concreto, como analizamos en el poema XXVI.
Si el poemario constituye una idealización (o no) de personas y
paisajes, ha sido una de las tónicas en la controversia entre deferentes críticos
literarios. Jorge Monteleone y Erika Martínez han defendido la idea de que,
destrás del comentario crítico social de Crucero Ecuatorial, se esconde la
intención de crear una edad de oro, una arcadia, es decir, una cultura
idealizada en un espacio idealizado desde la memoria de la voz poética-
viajera. El mito de la Edad Dorada, en palabras del mismo Monteleone,
queda definido como “un estado de regeneración y renacimiento del mundo
o, mejor dicho, la instauración de un mundo nuevo” (Monteleone, 2003: 23).
Por su parte, Erika Martínez Cabrera se refiere a la memoria como un recurso
poético a partir del cual es posible construir “un catálogo minucioso de
lugares, personas, plantas, animales, de referencias culturales, como una
forma de apropiación y redefinición de la realidad americana, como un rito
de creación de un nuevo mundo” donde se dota a la memoria de una
“ceremonia mágica que convoca, nombrándolos, a los seres del mundo que
a travesaron nuestros caminos” (Martínez Cabrera, 2011: 16-17). Si partimos,
como Martínez Cabrera propone, de que Bellessi redefine la realidad,
llegaremos a la conclusión de que la poeta inventa una realidad alternativa a
la de América a través de sus poemas. Martínez Cabrera, y otros especialistas
como Monteleone, destacan uso de la memoria como canal por medio del
cual Bellessi ficcionaliza sus experiencias en sus viajes, y crea, a partir de un
espacio real, una representación idílica de las gentes y costumbres del
continente, una visión idílica de América, es decir: la edad dorada o arcadia
que proponen. Sin embargo, hemos observado cómo la voz poética