Bogado, sobre “Contestaciones…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 12 / Julio 2022 / pp. 245-248 245 ISSN 2422-5932
CONTESTACIONES. ARTE Y POLÍTICA EN
AMÉRICA LATINA. TEXTOS REUNIDOS DE
TICIO ESCOBAR (1982-2021)
CLACSO, año 2021, 720 páginas
por
Fernando Bogado
Universidad de Buenos Aires
Escritor, periodista y docente. Publicó los libros de poesía Jazmín paraguayo. Poesía
reunida 2014-2006 (2014, Nulú Bonsai) y El desempleo (2021, Nulú Bonsai); las novelas
Tierra ganada al río (Letras del Sur, 2018) y Lebensraum (Omnívora, 2021) y el cómic Las
guerras metódicas (Barro, 2022), con los dibujos de Sebastián Cantero. Colabora regularmente en
varios medios gráficos, como Página 12, Le Monde Diplomatique; digitales, como Otra Parte; y de
radiodifusión en varios programas de FM La Tribu. Es profesor en varios cursos del CNBA y,
Ayudante de Primera, en la cátedra de Teoría y Análisis Literario "C", en donde participa en varios
proyectos de investigación. Como traductor, en sus últimos trabajos se cuentan los libros Desposesión.
Lo performativo en lo político de Judith Butler y Athena Athanasiou y Crítica a la razón
reproductiva de Penelope Deutscher. Se encuentra terminando su tesis sobre poesía argentina
contemporánea en la Universidad de Buenos Aires.
Contacto: allthevoicesblur@gmail.com
ORCID: 0000-0001-5888-3633
RESEÑAS
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El trabajo crítico de Ticio Escobar abre una pregunta en torno a la actividad
intelectual en relación al arte en nuestro territorio que puede muy bien
sintetizarse en la tensión entre la mirada antropológica y las prácticas
culturales, en un sentido amplio. Esto es: ¿de qué manera la práctica crítica
en Latinoamérica está siempre en un diálogo abierto, en alguna medida, con
su supuesta especificidad puesta en crisis crisis que alimenta el vínculo con
otro tipo de disciplinas?. Y es que la diferencia disciplinaria señala un
camino que ha terminado siendo en nuestros días el trayecto que lleva del
estudio de grado a la investigación y a la pregunta por los marcos teóricos de
nuestras lecturas, a los protocolos de investigación que determinan nuestras
intervenciones, al encuadre institucional que tiene la palabra crítica. Esto
redunda, en algún punto, en el problema, no del decir, sino del lugar desde
dónde se dice. La diferencia estriba en última instancia, entre la tesis y el
ensayo, en términos formales, si nos atenemos a nuestro campo. Conflicto
que Ticio Escobar resuelve acercándose más a lo último que a lo primero. La
reunión de trabajos de Escobar en Contestaciones tiene como fondo, en última
instancia, la pregunta acerca de cómo seguir diciendo desde un lugar
complejo, imposible de saturar por la lógica de la imagen del mercado,
contrapuesta a la imagen en devenir del arte y, en términos rigurosos desde
nuestra particular coyuntura, al decir del no-lugar o lugar contrahegemónico
de lo latinoamericano. Este es el trayecto, para volver sobre la misma
metáfora, que puede leerse, también, desde la imagen de la producción
artística en “Una interpretación de las artes visuales en Paraguay” (1982) a
“Aura Latente” (2021), texto armado en el marco de la pandemia del Covid-
19 y de la emergencia de reflexiones que ponen en juego los avances de las
teorías en torno a la biopolítica, la necropolítica y el pensamiento sobre
estrategias micropolíticas de disenso. Lo que se busca es eso, también: la
fuente primera del decir en tanto imaginación creadora contra la
“creatividad” fetichizada del mercado y su expansión colonialista.
Colonialismo: término que resulta anacrónico si no se lo contrasta con las
prácticas culturales, artísticas y políticas del presente. El colonialismo sigue
siendo, en rigor de verdad, el modo en el cual el mercado transnacional sigue
operando desde su configuración histórica en el siglo XIX hasta nuestro
presente.
¿Qué es lo que atraviesa la producción estética paraguaya en ese
transcurso de 40 años recogido por Contestaciones? En algún punto, la crisis
del concepto de hegemonía que, a la manera de un fantasma que no puede
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conjurarse del todo, cada tanto regresa al ámbito de la política paraguaya y
tiñe los modos de producción artística. Por ejemplo, en la lectura del
panorama pictórico posterior a la Guerra Guasú (1864-1870), conflicto que,
como bien señalan algunas lecturas contemporáneas (vale la pena destacar la
lectura de Javier Trímboli presentada en el marco del seminario anual sobre
movilizaciones, disponible en formato podcast en la Facultad Libre), señala el
ingreso de los países del extremo sur del continente a cierto modo de la
modernidad, o a su modo bélico, al menos, o la operatividad histórica de lo
bélico en lo que se refiere a los incipientes Estados de Brasil (todavía
Imperio), Argentina, Uruguay y Paraguay. Luego de la guerra, con un poder
estatal dislocado, con un territorio re-absorbido por su naturaleza
mediterránea, la conexión con el capital transnacional (inglés) a través de la
dependencia organizada en torno a Buenos Aires como nuevo eje de poder,
la producción pictórica pierde el apoyo de la (¿proto?)burguesía local y no
encuentra rumbo en tanto posible representación de una hegemonía
devastada. Hegemonía que, claro, ya incidía en una aculturación en tanto
desconocimiento de la matriz creadora de la cultura local. Así, Escobar señala
cómo, en el medio de la crisis provocada por el conflicto, volvieron a brillar
los modos de vinculación más micro entre los artistas del territorio, acomo
esos modos de organización tuvieron que entreverse con la nueva
aculturación producida por el después de la guerra y la influencia del centro
de poder, Buenos Aires, con su estética verista traída de Europa. Valga el
caso puntual citado como ejemplo: lo que tenemos aquí es la tensión interna
entre los modos de asociación inmediatos de los individuos y la adopción de
la estética determinada “desde arriba” (o abajo, en esta geografía) por la
ciudad del Plata.
La misma reconfiguración hegemónica vuelve a darse para Escobar
luego de los eventos de la caída de Lugo en 2012, esto es: un golpe de Estado
“blando”, por decirlo de alguna manera un tanto cruel con el hecho, que
desarticuló cualquier posibilidad de desarrollar prácticas culturales
conectadas con la imaginación mitopoética local para volver a caer en esta
dislocación, con un Estado “blando” que tiende al acuerdismo del mundo de
los negocios y el capital transnacional. De ahí que Paraguay, hoy en día, siga
siendo ese misterio político que, al menos en las noticias internacionales que
nos llegan, parece no tener lugar, convirtiéndose en el gran enigma que aún
hoy no podemos resolver. En “¿Qué pasó en Paraguay?” (2015), Escobar
vuelve sobre la caída de Lugo con el fin de poner en escena esa
reconfiguración hegemónica que, en última instancia, produjo un vacío, una
“pura nada” que deja como resabio el “descalabro institucional” (613) del
cual, según el autor, Paraguay no ha podido recuperarse.
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“Aura Latente” se convierte así en el cierre elocuente de esta
recolección de trabajos. La mirada abarcativa del antropólogo viene a
colaborar en la lectura del crítico: poder ver la práctica estética en un sentido
amplio, recurriendo tanto al relevamiento de obras puntuales como a la
lectura del campo (sin pecar de un sociologismo árido que poco podría
aportar), Escobar se pregunta cómo todavía, en el arte, podría llegar a
encontrarse la “descolonización del deseo” (Rolnik) que funcionaría como
suelo nutricio en donde hallar la fuerza para inventar una nueva utopía.
Habría que tomar, mejor, hacer del arte una ética, parece afirmar Ticio
Escobar: si lo artístico escapa por voluntad propia a la mera cooptación del
mercado y apunta a recuperar las posibilidades de la micropolítica en un
territorio sin una posibilidad de reacomodarse en un Estado virtuoso que
habilite el disenso como política cultural, entonces se hace necesario retomar
del escamoteo esencial del arte una forma de vivir. Que, en definitiva, es una
forma, no de encontrar, sino de seguir con la fuerza: la fuerza de seguir
buscando.