Magadán, “Andrés Bello” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 12 / Julio 2022 / pp. 233-240 236 ISSN 2422-5932
que, en 1825, recibió una oferta de traslado para trabajar en la Legación
de Colombia. Sin embargo, los problemas políticos y económicos de
Colombia crecían e implicaban mayores contratiempos para cubrir las
necesidades familiares de Bello. A pesar de que Bolívar le ofrecía
reintegrarlo a su puesto de secretario, el sueldo no se modificaría; en una
carta en la que le solicitaba que se reviera su cargo y su asignación salarial,
Bello le comunicó a su antiguo alumno no solo la pérdida monetaria que
esto implicaba para su bolsillo, sino también la humillación que sentía: “…
me es sensible la disposición citada, no por el perjuicio pecuniario que me
irroga (aunque, en mis circunstancias, grave) sino por la especie de desaire
que lo acompaña” (Bello a Bolívar, 21 de abril de 1827, OC, XXV, 296-
297, cit. en Jaksić, 2001: 125).
Así, alejado de Bolívar y con noticias desalentadoras sobre las escasas
oportunidades de volver a su tierra, en septiembre de 1828 Bello aceptó
de inmediato el contrato que le ofrecía Chile como Oficial Mayor en uno
de los ministerios en Santiago. Cuando Bello y su familia ya habían partido
para Chile, Fernández Madrid, un amigo en común, recibía una carta de
Bolívar en la que le rogaba interceder para retener a Bello y en la que
reconocía su influencia intelectual como maestro en su juventud:
Persuada Vd. a Bello que lo menos malo que tiene la América es Colombia,
y que si quiere ser empleado en este país, que lo diga y se le dará un buen
destino. Su patria debe ser preferida a todo: y él digno de ocupar un puesto
muy importante en ella. Yo conozco la superioridad de este caraqueño
contemporáneo mío: fue mi maestro cuando teníamos la misma edad; y yo
le amaba con respeto.” (Bolívar a Fernández Madrid, Quito, 27 de abril de
1829, en Cartas del Libertador, VII, pp. 127-128, cit. en Jaksić, 2001: 128)
Chile será para Bello el lugar donde se consagrará como maestro. Su labor
docente se desplegó en diferentes ámbitos: en clase (en el Colegio de
Santiago, en el Instituto Nacional y como Rector de la Universidad de
Chile), en sus artículos periodísticos sobre educación, en su tarea
legislativa. Durante sus años en Chile comenzaron a circular sus más
destacadas publicaciones: la Filosofía del Entendimiento, la Gramática castellana
y la mayor parte de sus trabajos filológicos, su Historia de la Literatura, sus
estudios de crítica literaria, sus poesías, los Principios del Derecho de Gentes.
Andrés Bello murió a los 84 años, el 15 de octubre de 1865. Aunque
no pudo regresar a Venezuela, logró volver a América para enseñarnos
desde aquí toda su obra. Pedro Henríquez Ureña se refirió a él como un
“creador de civilización” quien desde Londres “lanzó la declaración de
nuestra independencia literaria”, y –podríamos agregar– desde su