Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 41 ISSN 2422-5932
POLÍTICAS DE ARCHIVO:
EL CEDINCI EN CONTEXTO
ARCHIVE POLICIES:
THE CEDINCI IN CONTEXT
María Eugenia Sik
Universidad de Tres de Febrero - CeDInCI
Responsable del Área de Archivos y Colecciones Particulares del Centro de Documentacn e
Investigacn de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI). Diplomada en Bibliotecoloa y Ciencia de la
Información por la Universidad de Buenos Aires. Docente de la Materia Fundamentos de Archivística
y Gestión Documental en la Diplomatura en Archistica y Gestión Documental (Universidad de Tres
de Febrero y Archivo General de la Nacn).
Contacto: eugenia.sik@gmail.com
ORCID: 0000-0003-2539-6841
DOI: 10.5281/zenodo.8213317
DOSSIER
Archivos latinoamericanos
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 42 ISSN 2422-5932
Fecha de envío: 23/05/23 Fecha de aceptación: 10/07/23
Archivos personales
Centros de Documentación
Historia Intelectual
Historiografía de las
Izquierdas
Biografías
Archivìstica
El presente artículo se propone recopilar una serie de reflexiones en torno a los archivos y las
investigaciones sobre y a partir de los mismos tomando como epicentro la trayectoria del Centro de
Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI, Buenos Aires, Argentina).
Estas reflexiones personales se imbrican profundamente con la propia experiencia de trabajo de quien
suscribe el presente artículo en la propia institución desde el área de Archivos y Colecciones particulares
a partir del año 2010. La premisa central será desarrollar someramente la historia del CeDInCI
revisitando su surgimiento y consolidación, las prácticas y estrategias desarrolladas para llevar adelante
su política cultural y, al mismo tiempo las especificidades de las políticas para los archivos del CeDInCI
en tanto centro de documentación y de investigación situado en un espacio-tiempo específico. El propósito
de este artículo es reflexionar acerca de las diferentes formas en las que se pueden construir políticas de
archivo integrales en un contexto de expansión de desarrollo de la Archivística como campo (y ciertos
desplazamientos teórico-metodológicos), de la apertura (presencial o virtual) de nuevos acervos (muchos
de ellos, fondos de archivo personales) y de la proliferación de discursos en torno a los archivos.
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
Personal archives
Documentation Centers
Intellectual History
Left-wing Historiography
Biographies
Archival Science
This article aims to provide a set of reflections about archives and research about and from them,
taking as its core the development of the Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de
Izquierdas (CeDInCI, Buenos Aires, Argentina). These personal considerations are deeply
imbricated with the work experience of the writer of this article in the institution in the area of
Archives and Private Collections since 2010. The central premise will be to briefly develop the history
of CeDInCI by reviewing its emergence and consolidation, the practices and strategies developed to
carry out its cultural policy and, at the same time, the specific features of CeDInCI's archival policies
as a documentation and research center located in a specific space-time. The purpose of this article is
to reflect on the different ways in which comprehensive archival policies can be constructed in a context
of the expansion of archival development as a field (and certain theoretical-methodological shifts), the
availability (in person or virtually) of new collections (many of them personal collections) and the
proliferation of discourses about archives.
KEYWORDS
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 43 ISSN 2422-5932
Introduccn
El presente artículo se propone recopilar una serie de reflexiones en
torno a los archivos y las investigaciones sobre y a partir de los mismos
tomando como epicentro la trayectoria del Centro de Documentación
e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI). Estas
reflexiones personales se imbrican profundamente con la propia
experiencia de trabajo de quien suscribe el presente artículo en la propia
institución desde el área de Archivos y Colecciones particulares a partir
del año 2010. La premisa central se desarrollar someramente la
historia del CeDInCI, delineando las especificidades de su perspectiva
archistica, las poticas para los archivos y las diferentes agendas de
investigación para delinear las singularidades de la experiencia del
CeDInCI en tanto centro de documentación y de investigación situado
en un espacio-tiempo específico.
La relación entre los archivos y la investigación es un tema
profusamente trabajado en diversas áreas del conocimiento con
diferentes apuestas teóricas y empíricas. En Argentina, las reflexiones en
torno a los acervos han sido abordadas, mayoritariamente, por
investigadores de diferentes disciplinas que presentan interrogantes en
relación los archivos en función de sus propias preguntas de
investigación. Las reflexiones de archivistas y demás profesionales de la
información, por fuera de las propias producciones en torno a un fondo
o una colección determinada, suelen ser relativamente más escasas. Esto
se debe a diferentes motivos. El primero es quizás el s obvio: quienes
se dedican a la investigación científica en ámbitos formales tiene por
objetivo dar a conocer los resultados de sus pesquisas en diversos tipos
de publicaciones y eventos académicos, mientras que quienes se dedican
a la organización y disponibilización de archivos no tienen como
característica preponderante de su labor profesional la difusión de los
resultados de su investigación s que en la documentación que
acompaña el tratamiento de uno o varios fondos. Eso se evidencia,
incluso, en una diferencia entre las condiciones materiales de producción
del conocimiento y, sobre todo, en diferentes hábitos y pcticas
vinculadas a la transmisión de los saberes adquiridos.
Otro motivo se vincula con el carácter embrionario que aún posee
la archivística local para consolidarse como campo. Si bien en los últimos
30 os se han notado innumerables avances en el desarrollo disciplinar
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de la archivística, especialmente con la apertura de nuevos acervos, la
revisión y/o actualización de prácticas en fondos o instituciones de
custodia existentes, la proliferación de equipos de trabajo en áreas
específicas y la discusión en torno a los archivos en la esfera pública, aún
es muy fragmentario el entramado institucional y académico archivístico.
Para ejemplificar esto, basta con ver que en otros países, hay varios
títulos de publicaciones periódicas especializadas en Archivología,
muchas de ellas fomentadas por organizaciones de archivistas, quienes
en muchas oportunidades tienen, ades, su propia línea editorial.
1
Las
organizaciones profesionales de archivistas son iniciativas estatales y/o
académicas. En el primer caso fomentadas por las leyes que rigen la
política de archivos y/o la política patrimonial. En el caso de las
universidades, además del repertorio revisteril, podemos encontrar
instancias de posgrados ya consolidadas y encuentros especializados en
distintas temáticas.
En Argentina, por el contrario, muchos de esos impulsos son,
todavía, s rudimentarios. En cuanto al perfil profesional, podemos
inferir que aún es escaso el número de archivistas en proporción a la
cantidad de acervos actualmente disponibles para la consulta pública, en
proceso o ensperas de ser tratados con perspectiva archivística. Si bien
la archivística es una disciplina que, como tantas otras, delimitó su objeto
y sen sus bases metodológicas, instituciones e instancias de formación
en el siglo XIX y se expandió y consolidó en el siglo XX, en Argentina
hubo que esperar a los últimas décadas del siglo pasado para que
proliferaran los esfuerzos por establecer espacios de formación e
intercambio, en el que se destacan los proyectos llevados adelante en
Córdoba, a instancias de la incansable labor del archivista croata-
argentino Aurelio Tanodi.
2
1
Podemos citar, a modo de ejemplo, la Associação de Arquivistas de São Paulo, la Society of American
Archivists o la Asociación de Archiveros de Castilla y León, entre varios otros.
2
Si bien en el año 1923 se crea en la Universidad de Buenos Aires la primera carrera de Archivística
de la región, es en la provincia de Córdoba a partir del año 1959 que los estudios en esta área adquieren
un mayor impulso. Ese o se creó la Escuela de Bibliotecarios y Archiveros en la Facultad de Filosofía
y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Primero fue un curso de un año, que luego
se fue extendiendo tras sucesivas reformas hasta consolidarse como licenciatura en la década de 2000.
Tambn en 1959 se llevaron adelante las Primeras Jornadas de Archiveros de la Argentina. En 1968
se creó la Asociación Archivística Argentina, que luego tenda réplicas regionales varios años después.
Aurelio Tanodi también impulso, a partir del o 1972, el Centro Interamericano de Desarrollo de
Archivos (CIDA), una instancia de formación de archivistas para Iberoamérica promovida por la
Organización de los Estados Americanos (OEA), que instaló en la provincia mediterránea el Centro
Multinacional de Formación de Archiveros que becaba profesionales de Latinoamérica hasta el año
1988 y publicó, entre los años 1974 y 1990, el Boletín Interamericano de Archivos.
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Si son escasísimas las personas con formación profesional en
archivología aún es mucho menor la proporción de ese grupo con
posibilidades o intenciones de abocarse a la investigación formal de
posgrado en ese ámbito. Hace unos pocos años, el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) incluyó en su agenda
a los archivos como tema estratégico, pero la carencia de instancias de
posgrado específicas locales, ni directores de tesis ni jurados, hace que el
enfoque propio desde la archivística sea más difícil de consolidar.
Sin embargo, este escenario se perfila a modificarse con mayor
contundencia en los próximos años porque los cimientos de esas
variaciones se han ido desarrollando a partir de ciertos esfuerzos
institucionales y personales en torcer el rumbo de los acontecimientos.
Lo que antes circulaba por compartimentos relativamente estancos se fue
permeando por distintos motivos. Estos son difíciles de ponderar en su
peso específico pero que, sin duda, constituyen variables atendibles. En
primer lugar, por los diversos espacios de formación e intercambio que
proliferaron en los últimos años, que adquieren características diferentes
de los importantes antecedentes pioneros en torno al quehacer
archivístico local. La formación en archivística en Argentina es
ampliando su oferta y enfoque formaciones de grado quedando aún
pendiente la formación de posgrado.
3
En este punto hay que detenerse
Otras formaciones en archivística se comenzaron a instalar varios años después de los dos primeros
antecedentes mencionados: en el año 1985, el terciario en archivología de Instituto n.º 12 de la Ciudad
de Santa Fe; en 1987, en el Instituto Superior de Formación Técnica y Docente n.º 8 de La Plata; ese
mismo año también se crea la Escuela Superior de Archivística de Paraque luego en el año 2000
adquiere status universitario al transformarse en licenciatura en la Universidad Nacional de Entre os
(con título técnico intermedio); en 1998, el título de pregrado en archivística dentro de la Licenciatura
en Ciencias de la Información en la Universidad Nacional del Nordeste en Resistencia; en 1999, en
Buenos Aires se crea la Tecnicatura Superior en Bibliotecas y Archivos en el Instituto Otto Krause;
en el año 2001 se establece la orientación en Archivología en la carrera de Bibliotecología y Ciencia de
la Información de la Universidad Nacional de Buenos Aires; por esos años también se crea la
tecnicatura superior en archivística en General Pico, La Pampa, sin éxito; en 2007, la Universidad
FASTA abre un curso a distancia en la materia; en 2010 se crea la carrera de Técnico Universitario en
Administración de Documentos y Archivos en la Universidad Nacional de La Rioja; en el o 2020,
se crea la Diplomatura en Archivística y Gestión Documental de la Universidad Nacional de Tres de
Febrero y el Archivo General de la Nación y la Diplomatura en Administración de Archivos Públicos
de la Universidad Nacional de San Martín. Paralelamente al desarrollo de las instancias de formación,
entre la década de 1990 y los 2000 se establecen varias asociaciones profesionales regionales y a partir
de 1996 comienza a llevarse adelante el Congreso de Archivología del Mercosur (CAM), que cuenta
con trece ediciones al momento.
3
Algunas personas con formación en archivística han optado por estudios de doctorado en Historia
u otros estudios de posgrado específicos en España. De los intentos recientes por establecer una
maestría en archivología es menester mencionar un plan impulsado por Mariana Nazar y Andrés Pak
Linares, entre otros archivistas. El problema es circular: las evaluaciones de ciertos posgrados se
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en una impresión que no tiene un sustento estastico preciso sino que
se encuentra atravesado por la propia experiencia y conocimiento del
ámbito, especialmente, en el área metropolitana de Buenos Aires: muchas
de las personas que actualmente son referentes en el desarrollo de
proyectos archivísticos y en la transmisión de diferentes saberes en torno
a la archivística tienen estudios en otra disciplina humanística,
especialmente, la Historia. Esta doble formación ha moldeado las
instancias de debate de la archivística contemporánea en varios sentidos:
en la especial sensibilidad social y cultural en relación a los archivos,
porque han tenido a los profesionales de las ciencias humanas como
interlocutores fundamentales no solo por haber compartido espacios
comunes sino también por la voluntad de intervención en prácticas y
políticas habituales, muchas de ellas permeadas por un sentido común
ampliamente arraigado que reza que los archivos son, fundamentalmente,
auxiliares o insumos del quehacer historiográfico. Esta interlocución
entre archivistas y humanistas, por momentos reñida, ha venido dando
sus frutos. Esto se puede evidenciar, por ejemplo, en dos fenómenos: la
proliferación de espacios de diálogo compartido y en el consenso actual
de solicitar asesoramiento a archivistas antes de intervenir en el
tratamiento archivístico de un acervo determinado. Este asesoramiento,
además, ha implicado que muchos investigadores en Historia,
Antropología, Letras, Artes, etc., hayan optado directamente por
formarse en Archivística para fortalecer las herramientas metodológicas
que redundan en buenas prácticas en torno al tratamiento de fondos de
archivo.
En relación a esta caracterización, podemos afirmar que el
desarrollo y consolidación del Centro de Documentación e Investigación
de la Cultura de Izquierdas en el escenario local ha sido de fundamental
importancia, esquemáticamente, en tres direcciones principales: en la
renovacn historiográfica que la agenda de sus investigadores y su
política de archivos ha concitado, en las singularidades de su devenir
institucional, en las particularidades que ha adquirido la reflexión en
torno a la archivística. Muchos de estos ejes han sido trabajados en
diversas intervenciones llevadas adelante por el propio equipo del
CeDInCI y por otras personas a lo largo de estos años. Este arculo
busca hacer un esfuerzo por compilar y revisitar esas direcciones desde
una inquietud a priori archivística e historiográfica: el esfuerzo por poner en
el centro de la escena a los contextos de producción de una forma integral.
Así como estos contextos de producción son determinantes para la
rechazan pues no hay formaciones específicas ni evaluadores del área, pero este problema no se va a
revertir mientras no existan los estudios de posgrado específicamente.
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producción documental en un determinado fondo de archivo, creemos
que también las metodologías y pcticas archivísticas aplicadas en una
institución que custodia fondos de archivo están moldeadas por
contextos sociales y políticos amplios, por objetivos institucionales, por
prácticas propias que delinean ciertas condiciones de posibilidad y
restricciones singulares. En ese sentido, es pertinente imbricar esa
experiencia singular, asimismo, en un rico entramado de reflexiones de
la propia teoría archivística para poder proseguir en la consolidación de
una agenda más amplia y pujante en torno a los archivos.
El momento CeDInCI
Como podemos leer en su página web institucional, el Centro de
Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI)
Es un centro de documentación (biblioteca, hemeroteca y archivo) dedicado
a la recuperación, preservación, conservación, catalogación y difusión de las
producciones políticas y culturales de las izquierdas latinoamericanas, desde
sus orígenes en la segunda mitad del siglo XIX hasta la actualidad.
Su fondo documental reúne la mayor colección de documentos sobre la
cultura de izquierdas en América Latina, incluyendo la producción de las
grandes corrientes políticas (anarquismo, socialismo, sindicalismo,
comunismo, trotskismo, maoísmo, guevarismo, nueva izquierda,
nacionalismos revolucionarios) así como la de los movimientos sociales
(movimiento obrero, estudiantil, de mujeres, de derechos humanos,
campesinos, artísticos e intelectuales). Ofrece además un cuantioso caudal de
documentos y colecciones bibliográficas y hemerográficas de otras familias
políticas (liberalismo, radicalismo, conservadurismo, nacionalismo,
democracia cristiana, cristianismo social, peronismo y otros populismos
latinoamericanos). Dispone también de numerosas colecciones de arte y
literatura, sobre todo aquellas vinculadas a la praxis política.
4
Esta institución fue formalmente inaugurada el 3 de abril de 1998.
La alusión en el nombre a cultura de izquierdas buscaba definir con
precisión la forma de abordaje del objeto de este centro: la reunión de
documentación de todas las corrientes de las izquierdas, a diferencia de
otras experiencias de bibliotecas militantes vinculadas a una sola
corriente política y, por otro lado, la alusión a la cultura de izquierdas
para amplificar las lecturas de lo que se considera la acción de las
diferentes izquierdas organizadas en el mundo impreso, intelectual,
4
https://cedinci.org/sobre-el-cedinci/historia/
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artístico, entre otras esferas de la vida social. Otro sentido de la noción de
“cultura de izquierdas” es antropológico: remite a una práctica humana
integral que trasciende los discursos programáticos plasmados en libros,
revistas o periódicos y refiere también a símbolos, imágenes, rituales y
ceremonias que también suelen materializarse en diferentes documentos,
como afiches, forografías, partituras, himnos, etc.El hito de fundación del
CeDInCI es la adquisición, mediante una colecta, del acervo de José y
Margarita Paniale. Un recorrido por los antecedentes previos a dicho
evento permite enriquecer la perspectiva sobre el entramado de lecturas
posibles en torno a esa fundación. Sobre todo, al analizar la trayectoria
de Horacio Tarcus, principal animador de la colecta. Tarcus nació en
Buenos Aires en 1955 y desde su juventud se vinculó a las corrientes
políticas trotskistas que, en los años 70, presentaban posturas críticas a
la revolución a través de la lucha armada. En los primeros os fue
militante de la agrupación Política Obrera y, en la década siguiente siguió
con atención a dos organizaciones políticas trotskistas que conocieron
crecimiento y reconocimiento público durante los años postdictatoriales:
el Partido Obrero (continuidad de Política Obrera) y del Movimiento al
Socialismo.
Al igual que otros referentes que optaron por laa de un marxismo
díscolo del aparato partidario, Tarcus optó por la intervención
intelectual. Entonces, como muchas “enciclopedias andantestrotskistas
como caracteriza Regís Debray a los militantes de quizás la cultura
política s ilustrada del siglo XX Tarcus y sus compañeros de ruta
optaron por la intervención revisteril y editorial durante la dictadura y las
décadas posteriores. Tarcus participó del Comi Editorial de la Revista
Ulises en los setenta; durante los ochenta cofundó el grupo de
orientacn trostkista Praxis que publicó una revista homónima y la
publicación Izquierda Unida: Órgano del marxismo revolucionario para la unidad
de la clase trabajadora y el movimiento popular; poco después integró el comité
editor de Utopías del Sur y, en la década siguiente las revistas, fue el
principal impulsor de El Rodaballo y El Cielo por Asalto, que también llevó
adelante una prolífica editorial.
Además, Tarcus fue librero y bibliófiloy esa experiencia no solo le
permitió ensayar formas de organización de un catálogo, sino que
también le permitió conocer las entrañas del universo coleccionista local,
alejado de la disponibilización blica del patrimonio en un país en
donde la compra de acervos era prácticamente nula tanto por
restricciones presupuestarias como por inercias de aquellas personas
encargadas de dirigir transitoriamente instituciones públicas. La
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colección del CeDInCI, además de los primeros acervos adquiridos o
donados, estuvo constituído por la colección acumulada por Tarcus
desde la década del 70, fruto de este derrotero vital.
En esta historia, como en otras biograas, también tienen vital
importancia los viajes. En el caso de Tarcus, uno de los más
determinantes fue el periplo llevado adelante en París, Barcelona y
Madrid durante los meses de octubre y noviembre de 1983. Allí, además de
contactarse con diferentes historiadores y militantes exiliados en dicha
ciudad, pudo imbuirse de los postulados de las feministas francesas, a
Robert Paris (impulsor de un proyecto de diccionario biográfico
latinoamericano) y, sobre todo, pudo conocer ciertos centros de
documentación vinculados a la historia y la política en la capital francesa:
Center Consultancy And Recherches Sur Les Mouvements Trotskyste Et
Révolutionnaires Internationaux (CERMTRI) y la Bibliothèque de Documentation
Internationale Contemporaine (BDIC). También conoció, en España, la
experiencia de la Fundación Pablo Iglesias.
Todo este entramado fue perfilando un universo de intereses y de
redes concretas al que tambn es determinante el devenir académico de
Tarcus: en el año 1978 comenzó sus estudios de Historia en la
Universidad de Buenos Aires que rápidamente abandonó por el clima
represivo de esos años, retomando en la misma casa de estudios en la
década de 1980. Gracias a la oferta de cursos privados dictados por
profesores de la universidad, se convirtió en alumno de tiempo completo de
la que se llamó “la universidad de las catacumbas”. La carrera de Historia en
la UBA, como tantas otras, se vio radicalmente transformada en los
tempranos años de la posdictadura. La incorporación de un nuevo plantel
docente y la consiguiente reforma del plan de estudios modificó
sustancialmente la historiografía local. Esa generación que adquirió una
mayor gravitación institucional en la cada del ochenta, no solo estuvo
asociada al radicalismo gobernante: tanto en la Universidad de Buenos
Aires como por fuera de ella irrumpieron en el escenario académico
diferentes docentes de filiación marxista. Las tensiones vinculadas a la
política universitaria entre la socialdemocracia filoalfonsinista y el
marxismo también signó el devenir de la historiografía durante esos años.
En el ámbito de la historiografía de izquierdas, esa renovación de las
preguntas y los objetos de investigación consolidó rotundamente un
campo de estudios que comenzó a alejarse de las narrativas militantes
producidas hasta la década de 1970 y también de la despolitización
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circundante a ciertas lecturas de la historiografía social. Tarcus también
fue un marxista díscolo en este escenario y oportunamente trazó alianzas
con jóvenes historiadores de la generación posterior que, como suele
ocurrir, esgrimía un gesto parricida. El derrotero del Tarcus académico,
entonces, se insertaba de forma anfibia en este espacio: teniendo como
horizonte a diversos intelectuales y animadores culturales de la izquierda
vernácula muchos de ellos, extracadémicos
5
y en consonancia con el
gesto contestatario de sus colegass jóvenes, Tarcus fue un historiador
incómodo, que participó y se alejó de ciertos espacios académicos en
expansión, que atrave de una forma muy singular los procesos de
profesionalización académica que marcaron y marcan a la historiografía
actual.
Volvemos al momento de fundación del CeDInCI, que se va
pergeñando entre los años 1997 y 1998. A partir de los espacios ya
mencionados y de diferentes viajes, Horacio Tarcus había trazado una
red de relaciones por demás diversas. Entre ellas, el grupo fundador del
CeDInCI, que fue el encargado de motorizar esa colecta inicial: los
historiadores Roberto Pittaluga y Jorge Cernadas, su antiguo compañero
de Política Obrera e investigador independiente Gabriel Rot, la
historiadora del arte y ex militante del Movimiento al Socialismo Ana
Longoni; el psicoanalista Blas de Santos, entre otras personas que
convergen en la fundación del flamante centro con trayectorias que, al
igual que Tarcus, pivoteaban entre la intervención política izquierdista y
la academia. A la colecta respondieron con celeridad, además, Pablo
Abritta, Elsa Pereyra y Roberto Fuld, Gregorio Hairabedian, Aníbal
Ilguisonis, Anabella Lacreu y Rubén Saferstein, Alejandra Manini, Irene
Muñoz y Alejandro Raiter, Abraham Satchman, Carlos Schonfeld, María
Seoane, Alberto Teskiewicz, Cristina Tortti, Blas de Santos, Guillermo
Robledo yNoemí Charlier..
El archivo de Paniale adquirido ocupaba un departamento entero,
por ende, la adquisición de ese fondo demandaba un espacio adicional.
Así se decidió alquilar un espacio, instalar estanterías, delinear una
política de préstamos y otras tantas actividades que requiere un centro
de documentación. Es el año 1998, las artificiosas mieles de la
convertibilidad languidecían mientras proliferaban, subrepticiamente, las
resistencias al orden neoliberal, la emergencia de nuevos movimientos
sociales y los cuestionamientos a ciertas inercias interpretativas en las
5
Como Jose Luis Mangieri, Carlos Brocato y José María Aricó, entre otros.
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izquierdas organizadas.
6
El CeDInCI pudo ser un espacio de
convergencia de diferentes generaciones y derroteros políticos
descontentos con las estructuras partidarias de las izquierdas que se
reunieron en torno a la recuperación material de la memoria colectiva
que además se erigía como un espacio de debate, formación y expresión
artística. La apuesta era contribuir a la renovación y la reconstitución de
las izquierdas a partir de esta iniciativa política cultural. Esa red inicial de
relaciones del flamante CeDInCI puede también sondearse en quienes
asistieron a la inauguración en la casa de Sarmiento 3343 y en sus
tempranos colaboradores.
7
A partir de abril de 1998 el CeDInCI, que ya se había constituido
como asociación civil sin fines de lucro, abrió su acervo a la consulta
pública. Desde ese momento hasta el presente, la consulta del CeDInCI
funciona a través de un mecanismo de asociación que incluye el pago de
una cuota social mensual vigente durante los peodos de consulta o, si
la persona asociada lo desea, un bito mensual permanente para
sostener la forma del espacio. En estos tiempos en que las suscripciones
se encuentran presentes en nuestra práctica cotidiana no resulta extraño
pero, aunque estuvo presente en distintas iniciativas asociacionistas
como bibliotecas populares o clubes, causó una cierta extrañeza para una
6
Un detalle que ilustra ese contexto de fundación del CeDInCI: una de las posibles sedes que se barajó
para instalar el flamante centro fue la fábrica IMPA. La ex Industria del Metal y del Plástico Argentino,
instalada en el barrio de Almagro, fue recuperada por sus trabajadores tras la quiebra de la empresa y
desarrolló, además de sus tareas productivas habituales, una prolífica acción cultural que continúa hasta
el día de hoy.
7
Asistieron a la inauguración: David Viñas, Juan José Sebreli, José Luis Mangieri, Enrique Oteiza, José
Vazeilles, Luis Mattini, Eduardo Grüner, Martín Caparrós, Eduardo Anguita, Roberto Baschetti, Martha
Rosenberg, María del Carmen Feijoó, Mabel Belluci, Lea Fletcher, Gilou García Reynoso, José Sazbón,
Emilio J. Corbière, Abel Alexis Lattendorf, Edgardo Logiúdice, Alberto Kohen, Gervasio Paz, César
Prieto, Nicolás Iñigo Carrera, Ernesto González, Elías Palti, Maristella Svampa, M. Cristina Tortti, María
Ester Rapalo, Patricio Geli, Gerardo Yomal, María Pía López, Guillermo Korn, Javier Trímboli, Ezequiel
Adamovsky, Vera Carnovale, Emilia Segota, Jorge Bergstein, Daniel Campione, Julio Alsogaray, Raúl
Carnota, Carlos Chiavarino, Óscar Serrat, Rolando Astarita, Ricardo Strafacce, María Celia Labandeira,
Alejandra Valiente, Manuel Fossa, Ricardo Napurí, Ariel Badaracco entre otras personas de diferentes
corrientes de izquierda, del campo intelectual, académico y sindical.
Entre los primeros colaboradores podemos mencionar a Osvaldo Bayer, David Viñas, Juan
Suriano, Dora Barrancos, M. Cristina Tortti, Patricio Geli, León Rozitchner, Néstor Kohan, Claudia
Gilman, Christian Ferrer, Horacio González, León Ferrari (una de las primeras muestras en 1999), Juan
Carlos Romero (colaborador con Ana Longoni en la programación de Arte) y otras tantas personas que
se pueden rastrear en los primeros números de Políticas de la Memoria, que por esos momentos
funcionaba como un boletín de novedades.
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parte del blico que por lo general frecuentaba bibliotecas o archivos
públicos, especializados y/o universitarios.
Sin embargo, el ingreso a través de la cuota de asociación siempre
fue insuficiente para el sostenimiento de la institución que no quería, por
otra parte, meramente sobrevivir. Desde los primeros años este centro
de documentación adoptó distintas estrategias para poder darle
continuidad al proyecto que incluyó la obtención de subsidios nacionales
e internacionales, la conversación abierta con representantes de
diferentes partidos políticos, la realización de campañas de
financiamiento específicas (para solventar la adquisición de un
determinado acervo o el acompañamiento en momentos críticos), entre
otras vías de sostenimientos. Durante muchos años, una gran parte del
trabajo de recepción, organización, descripción y atención al público y
como otras labores de gestión institucional fueron realizadas por varias
personas de manera voluntaria y ad-honorem. La mayoría de esas personas
tenían formación académica en alguna disciplina humanística y, en
muchos casos, afinidades políticas con el objetivo del centro.
Por muchos os, el CeDInCI lograba garantizar la atención al
público dos veces por semana. El mismo equipo que haa fundado y/o
contribuido activamente durante los inicios del centro también llevaba
adelante ese servicio de atención y, asimismo, tambn participaban de la
catalogación de las donaciones que se multiplicaban desde la fundación.
La organización interna del CeDInCI también se fue sofisticando en
función de los objetivos: la creación de diferentes tipos de catálogos de
publicaciones, el sostenimiento de un espacio dedicado al arte político,
el desarrollo de proyectos de microfilmación o digitalización, entre otros.
Desde los primeros meses de existencia, en la sede de Sarmiento se
llevaron adelante distintos tipos de actividades vinculadas a la formación
teórico-política, a distintas facetas de la historia de las diversas corrientes
de izquierdas. La perspectiva historiográfica ocupaba un rol
preponderante en las inquietudes que motorizaban el centro. Todo este
proceso tuvo un mayor envión a partir del año 2000. Eseo el CeDInCI
organiza las 1as Jornadas de Historia de las Izquierdas, que partían de un
diagnóstico bastante pesimista en torno al debate intelectual vernáculo
en relación a ese tópico:
Mientras en el resto del mundo, incluida América Latina, la crisis de fin
de siglo propició una enorme masa de investigaciones y reflexiones sobre
la historia, la potica y los fundamentos teóricos de las izquierdas
incursionando sobre nuevas áreas problemáticas, en la Argentina esta
cuestión no ha concitado mayor atención ni en el mundo acamico ni
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 53 ISSN 2422-5932
por parte de las propias organizaciones políticas que se identifican con
ese legado. Ya resulta escasamente estimulante gastar palabras para
alertar y describir las miserias de una izquierda partidaria que no quiere
porque no puede volver la mirada críticamente sobre sus pasos.
También ha dejado de ser la hora de contentarse solamente con
denunciar un universo acamico cuyo capital cultural y discursivo se ha
construido, en no poca medida, sobre ese silencio (Convocatoria a las
1as jornadas de Historia de las Izquierdas en la Argentina, PM núm. 3,
octubre 2000: 28).
Algunos de los ejes propuestos para ese primer evento fueronIzquierda
y política, historia de la izquierda, la relación entre izquierda e
intelectuales, cultura de izquierda y cultura popular, izquierda y
feminismo, nuevas aportaciones teóricas, etc. (PM 3, 2000: 28).
Unos meses antes de las primeras jornadas de historia de las
izquierdas y durante el segundo año de existencia del CeDInCI, la revista
Políticas de la Memoria publica su tercer mero. En dicha entrega la
publicación va produciendo un viraje del formato de boletín de
novedades de la institución a su formato actual, un anuario de
investigación. Se intenta establecer una (in)cierta periodicidad y aparecen
más explícitamente los roles del comité editorial de la publicación. Se
publican en este número artículos transcripciones de conferencias y el
avance de una investigación llevada a cabo en el CeDInCI que
abarcaban temas más amplios y s caros a la historiografía de las
izquierdas. A partir del mero 4 (2004), Políticas de la Memoria se
transformó por completo en un anuario de investigación en donde se
publican artículos originales, estructurados en dossiers, traducciones,
encuestas y transcripciones de documentos acompañados por un estudio
preliminar y un nutrido aparato de referencias e ilustraciones que
acompañan la agenda de cada uno de sus números. Esta revista salió en
soporte papel hasta el número 19, en la que viró hacia el soporte digital
adoptando la plataforma Open Journal System. La revista se especializa,
sobre todo, en la relación entre el archivo, memoria e historia, las
memorias políticas feministas y sexo-gericas y las izquierdas, la historia
intelectual del marxismo, la problemática de la biografía colectiva, la
historia del libro y la edición en Arica Latina, el lugar de la
correspondencia, las memorias y la literaturas del yo en la historia
intelectual, la teoría de la recepción, los retos del giro lingüístico o de la
teoría decolonial y las producciones que apuntan a la renovación
historiográfica (Colectivo Editor, 2022: 12)
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 54 ISSN 2422-5932
En otras palabras, a partir de los años 2000 el programa de
investigación del CeDInCI comenzaba a delinear contundentemente las
formas en las que se iba a comenzar a llevar adelante y que, con los años,
se ha sostenido y expandido. Además de su anuario de Investigación, las
jornadas de historia de las izquierdas siguieron celebrándose
bianualmente y ya se realizaron 11 ediciones y, durante este año, se
celebrará la nº 12. Cada una de ellas fue estructurada en torno a un eje
principal que también va incidiendo contundentemente en las
humanidades y las ciencias sociales latinoamericanas: exilios políticos,
prensa política, el problema de la recepción y la circulación de ideas, la
figura de José Ingenieros, la correspondencia en la historia política e
intelectual, los marxismos latinoamericanos, la revolución rusa, la
biograa, la edición. En la décima edición de las jornadas y luego de
veinte años de existencia del CeDInCI se realizó, además, un balance en
relación a la historiografía de izquierdas.
En último editorial de Políticas de la Memoria se realiza un balance
del programa de investigación del CeDInCI, en el que se reponen los
diferentes aportes al debate historiográfico reciente. En primer lugar, el
CeDInCI propició renovadas formas de análisis de la historia de las
izquierdas, trascendiendo la perspectiva marcadamente obrerista a
partir de un fuerte arraigo en las diversas corrientes de la historia
intelectual, especialmente desde la perspectiva del giro material, los
estudios sobre la cultura impresa y la recepción (con un fuerte énfasis en
el estudio sobre las revistas), áreas en que el CeDInCI contribuyó a
contornear, problematizar y subrayar su politicidad en un contexto de
profesionalización y retraimiento de la intervención intelectual.
En dicho editorial, de cacter programático, tambn se incluye la
apuesta archivística del CeDInCI, una de las distinciones más evidentes
de la organización con respecto a la vasta mayoría de los institutos,
grupos o centros de investigación del país ya que la confección del acervo
constituye un tipo de intervención tácita pero efectiva sobre el campo
historiográfico (Colectivo Editor, 2022: 4). Allí se resalta que la apuesta
programática también se evidencia en la conformación del catálogo del
Centro, en dos sentidos: en la ponderación de una vastísima variedad de
documentos que incluye los que otrora eran considerados menorescon
respecto de aquellos ampliamente legitimados en el estudio de las
organizaciones políticas y sindicales de las izquierdas, en la conformación
del catálogo y por consiguiente su organización, formas de adquisición y
catalogación. Pero también por esa política de archivos que se desborda
ampliamente el programa planteado. En términos prestados de la historia
intelectual, podemos pensar la esfera de la recepción de la produccn
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 55 ISSN 2422-5932
cedinciana toma caminos vastísimos por fuera del programa político
intelectual planteado. Hay varios indicadores para llevar adelante una
metarreflexión pormenorizada que sistematice dicha recepción como el
análisis de las estadísticas de consulta, los pedidos de digitalización, las
analíticas web que arrojan la interacción con los sitios, las producciones
donadas al CeDInCI por haber construido su corpus de investigación
con su acervo (lo mismo que se puede rastrear en los agradecimientos en
artículos o libros), el impacto de los artículos publicados en Políticas de la
Memoria, y, por qué no, en las menciones e interacciones en redes sociales
o sitios web o con entrevistas a investigadores pero, por fuera de esta
agenda de volver sobre el propio archivo institucional, el impacto del
CeDInCI en torno a los archivos puede analizarse a partir de sus
prácticas situadas.
Políticas cedincianas en torno a los archivos
El contexto de fundación del CeDInCI no solo está signado por las
mutaciones historiográficas descriptas anteriormente y que, con una
política activa en términos de intervención intelectual y documental ha
contribuido a modificar, sino que también es menester analizar ese
proceso bajo el prisma de los cambios en las políticas archivísticas
locales.
Al contexto macro asociado a un giro archivístico en las
humanidades, las ciencias sociales, el arte y la literatura, en Argentina de
finales de la cada de 1990 se comenzaban a vislumbrar, además, otro
tipo de procesos. En la región, la consolidación de los regímenes
democráticos después de las diferentes experiencias de golpe de Estado
contribuyó a rediseñar legislaciones y ciertas políticas vinculadas a los
archivos en tanto garantes de la información producida por el propio
Estado y/o aquellos que este determine que son de interés público. En
algunos países, como en Brasil, de este proceso emergió tempranamente
una nueva ley de archivos, sancionada en 1991. En Argentina no se
produjo algo alogo a nivel nacional, pero sí comenzaron a sancionarse
leyes de sistemas de archivos provinciales,
8
ades de haberse
incrementado la cantidad o el status de las formaciones en Archivística
en distintas partes del país.
Pero el efecto más contundente para instalar y expandir el discurso
público y acciones concretas en torno a los archivos vinculado al fin de
8
San Juan estableció por ley su sistema provincial de archivos en 1984; en Entre Ríos y en Chaco, en
1985, Santa Fe tuvo su ley de sistema de archivos en el año 1992. Durante la década de 2000 fueron
sancionadas las legislaciones de archivos provinciales de Salta y Tierra del Fuego.
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 56 ISSN 2422-5932
la última dictadura militar en este país fue la lucha activa en torno a la
memoria, la verdad y la justicia por los crímenes cometidos bajo el
terrorismo de Estado. Si bien muchos organismos y activistas por los
Derechos Humanos fueron recolectando información desde distintas
fuentes fragmentarias, la opacidad de la documentación estatal en torno
a ese período resultaba uno de los mayores obstáculos para la obtencn
de la prueba de las vejaciones sisteticas ejercidas por las autoridades.
Con respecto a la políticas de archivos vinculadas a las organizaciones,
activistas por los Derechos Humanos y víctimas del terrorismo de
Estado, en el año 1998 se crea la asociación civil Memoria Abierta, un
conglomerado de organismos de Derechos Humanos que tiene como
objetivo realizar tareas de difusión en intervención en la temática, llevar
adelante un archivo oral con entrevistas a diferentes actores involucrados
en la militancia de los os setenta y en el activismo de denuncia de los
crímenes cometidos por la dictadura y, a su vez, resguardar acervos
producidos por los organismos y por alguno/as de sus activistas, entre
otras colecciones. En relación a las políticas de Estado con respecto a
los archivos, además de una activa política llevada adelante por el
Departamento de Archivo Intermedio del Archivo General de la Nación
y la organización y apertura pública del archivo de la Dirección de
Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, con el cambio
de siglo y de gestión política a partir del año 2003 se impulsaron otras
políticas: la creación del Archivo Nacional de la Memoria (que tuvo, a su
vez, su réplica en diferentes provincias argentinas), la desclasificación de
los documentos vinculados al período, la organización de diferentes
fondos vinculados a las Fuerzas Armadas, entre otros proyectos
vinculados a la memoria por esos años.
El CeDInCI, también fue un actor fundamental en el viraje de la
política de archivos que se iniciaba en esos últimos años de la década de
1990. En cierto punto, muchas de las personas activamente protagonistas
a la hora de impulsar este estaba estrechamente vinculada y eso se tradujo
en espacios y/o actividades comunes. La creación y expansión del
CeDInCI vino a alzar la voz en torno a dos ejes desatendidos hasta el
momento: en primer lugar, los archivos de quienes participaron
activamente en diferentes experiencias contestatarias, revolucionarias,
contraculturales e incluso reformistas en cualquier época. La prioridad
para este centro de documentación pasaba, entonces, por visibilizar la
voz propia de las innumerables experiencias de movimientos sociales,
organizaciones políticas y experiencias de los sectores subalternos, por
consolidar como patrimonio común los documentos que produjeron las
diferentes corrientes, lejos de las preferencias partidarias o fraccionarias.
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 57 ISSN 2422-5932
Inscribiéndose en la genealoa de aquellas bibliotecas obreras, militantes
o activistas,
9
pero buscándole dar más continuidad, menos sesgos en la
acumulación de materiales y nuevas preguntas impulsadas a partir de
preguntas historiográficas novedosas. Pero también, distintas editoriales
de Políticas de la Memoria
10
y Horacio Tarcus en particular, ponían el foco
en la arena pública, ya quela tensa relación del Estado Argentino con los
archivos no solo pasaba por la destrucción deliberada de los vestigios de
la represión más sanguinaria. La ineficiente política estatal en torno a los
archivos tambn era tanto s lesiva por la desidia imperante, por la
escasez de un conglomerado de políticas públicas que revirtieran un
proceso que sepultaba documentos sin control y, como es gico en ese
estado de cosas, dejaba de lado e incluso habilitaba el expolio de otro
tipo de acervos, tanto públicos como privados.
La política de archivos del CeDInCI, sin duda, parte de la apuesta
historiográfica y política desarrollada anteriormente, pero el devenir de
la praxis cotidiana y las características de la expansión de la agenda en
torno a los archivos permite iluminar otras facetas de esta experiencia
vigente.
9
Podemos citar, como ejemplo, las bibliotecas anarquistas José Ingenieros o la de la Federación
Libertaria Argentina (FLA), las socialistas Juan B. Justo o la de la Sociedad Luz o el Archivo del Partido
Comunista, entre otras.
10
En el número 4 de la revista Políticas de la Memoria se daba cuenta de la riqueza documental del país
ligada a sus tradiciones políticas y la ineficiencia de su resguardo: “El tema de los archivos vinculados a
los movimientos y expresiones de los sectores subalternos en la Argentina parece ser parte de esa
constelación de paradojas que este país exhibe: en este caso, la vitalidad de esos movimientos populares,
que se ha manifestado a lo largo de un siglo en su significativo peso social, activismo político, capacidad
organizativa e institucional y riqueza cultural, desde el movimiento anarquista a fines del siglo pasado y
comienzos del actual hasta la “nueva izquierda” de los años 70–, no encontraba, hasta hace unos tres o
cuatro años, una expresión proporcional a su importancia no sólo en el terreno de los estudios históricos
o políticos a ellos dedicados como si sus hilos de continuidad con el presente se hubieran interrumpido
, sino que tampoco contaba con la dotación mínima de material documental reunido en torno a esas
experiencias y a la vez disponible para la producción e investigación públicas. Desde luego, la
discontinuidad institucional que ha sufrido la Argentina durante décadas, agravada por el terrorismo
de Estado desplegado por el último régimen militar, explica parcialmente esta situación.
De tal forma, este conjunto de obstáculos se nos fueron presentando a quienes pensamos que esa agitada
trayectoria de los movimientos populares argentinos, y de las corrientes ideológico-políticas que
aspiraron a la vez a expresarlos y orientarlos, sigue constituyendo un gran estímulo intelectual y político.
Uno de estos obstáculos era el del acceso a las fuentes gráficas, orales o fílmicas, o a las publicaciones
políticas, sindicales y culturales vinculadas a las luchas sociales en el país. La debilidad o directamente la
carencia de políticas públicas consistentes orientadas a la protección del patrimonio histórico-cultural
lo que de por ya es toda una política de (des)memoria se manifiesta, entre otros terrenos, en la
inexistencia de hemerotecas o archivos públicos medianamente nutridos; situación además agravada en
el caso de la historia de los movimientos populares o de las izquierdas en la Argentina. (PM editorial 4:
7)
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Desde la creación del CeDInCI la noción de procedencia asociada a
la produccn de un fondo archivístico ha tenido una enorme
predominancia en la labor cotidiana de la institución. Basta con ver los
detallados reportes de las donaciones desde el primer número de
Políticas de la Memoria (y, posteriormente, en los boletines electrónicos)
para percibir la visibilidad otorgada al donante o a quien produa un
fondo o una coleccn.
Una vez ingresados los acervos, el CeDInCI también tuvo una
preocupación temprana por indagar en la metodoloa archivística de
acuerdo a la procedencia de los archivos. Como se mencionaba
anteriormente, las autoridades del CeDInCI guardaban relación con
personas con formación en archivística que brindaron su asesoramiento
poder trabajar algunos acervos. El conocimiento de las experiencias del
exterior y la relación con diferentes profesionales del Archivo General
de la Nación
11
y el conocimiento de algunas herramientas de descripción
sirvieron como guía para los primerosos de funcionamiento de un área
de archivos y colecciones particulares que comenzaba a cimentarse.
Incluso se han llevado adelante talleres de capacitación en archivística y
se ha realizado la reunión de la asociación Archiveros Sin Fronteras con
la presencia del referente catalán Ramón Alberch i Fugueras y un grupo
de colegas de Buenos Aires. Esa sinergia también tiene su primer
momento de trascendencia fuerte en materia archivística por fuera del
CeDInCI cuando Horacio Tarcus es nombrado subdirector de la
Biblioteca Nacional en el año 2006. Durante su paso por dicha
institución, Tarcus creó el Área de Archivos y Colecciones Particulares
de la Biblioteca Nacional, ades de otras acciones o propuestas (que
quedaron truncas por no haber sido acompañadas por la dirección ni por
una parte del equipo de trabajo de la Biblioteca durante esos años).
Ya desde los primeros años del CeDInCI se comenzaron a recibir
archivos personales, la mayoa de ellos producto de una squeda tenaz
para disponerlos como patrimonio público. Entre ellos, podemos citar
dos ejemplos para ilustrar el efecto que generaron: el de Jo Ingenieros,
figura clave indiscutida del período de entre siglos, cuyo vastísimo acervo
es consultado por especialistas de un sinnúmero de actividades debido a
la variedad de campos en las que Ingenieros fue protagonista; y el de
Samuel Glusberg, un editor de perfil bajo pero que fue un animador
cultural central en Argentina y Chile por varias décadas y cuya trayectoria
era absolutamente desconocida hasta la apertura de su archivo y la
publicación de Mariátegui en la Argentina y de Cartas de una Hermandad,
11
Como Elisabeth Cipolletta, Mariana Nazar, Andrés Pak Linares o Graciela Swiderski
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de Horacio Tarcus, hechos que propiciaron exponencialmente las
investigaciones en torno a esta figura en particular y a las redes político-
culturales latinoamericanas en general. Durante los primeros años de
existencia del CeDInCI se publica además el primer catálogo de los
fondos de tres figuras socialistas de gran relevancia en Argentina: Nicolás
Repetto, Juan Antonio Solari y Enrique Dickmann. En la gina web se
podían observar, además, breves descripciones archivísticas de los otros
fondos resguardados por la institución.
12
En el año 2010 el CeDInCI firma un convenio con la Universidad
Nacional de San Marn. Esto resultaba por demás auspicioso ya que
permitió consolidar un equipo profesional que pudiera dedicarse a los
desafíos que demandaba esta pujante institución a jornada completa, con
una remuneración acorde a un trabajo profesional. Esto permitió
profundizar sostenidamente las tareas técnicas especializadas de las dos
áreas de trabajo vinculadas a la gestión de acervos del CeDInCI: la
Biblioteca/Hemeroteca (a cargo de Karina Jannello desde ese entonces) y
Archivos y Colecciones Particulares (a cargo de Adriana Petra
inicialmente, luego del propio Tarcus y, actualmente, de quien suscribe,
que ingre a la institución producto del citado convenio con la UNSAM).
La gestión de los archivos y las colecciones, a partir de ese
momento, pa a estar conformada por dos personas, cantidad que se
mantiene hasta la fecha. Quienes la integramos o han integrado han
tenido siempre un doble perfil de formación en alguna disciplina
humastica y en archivología. Asimismo, la incorporación de un equipo
técnico con dedicación a tiempo completo permitió sistematizar el
trabajo de las diferentes áreas, aceitar las esferas de acción y los procesos
internos relativos al patrimonio y, por otra parte, propender a mejorar
las herramientas informáticas para facilitar la búsqueda y visibilidad de
las descripciones bibliográficas y archivísticas.
A partir de este esquema se comen a acelerar el proceso de
tratamiento de diversos fondos y colecciones, poniendo el énfasis en una
actividad del tratamiento archivístico que en muchos espacios de
formación y en la praxis cotidiana de diversas instituciones patrimoniales
tenía un peso específico menor: la descripción archivística. Cuando a
comienzos de la década de 2000 el Consejo Internacional de Archivos
comienza a proponer nuevos estándares descriptivos, con un fuerte
énfasis en los contextos de producción y en la interrelacn entre los
12
Ya para el año 2010 el CeDInCI contaba con más de 40 fondos personales, además de los mencionados
se encontraba el de Héctor P. Agosti, Cayetano Córdova Iturburu, Hugo Gambini, Milcíades Peña, Alba
Petrúngaro, Mika Etchebèhere, Florentino y Horacio Sanguinetti, Fernando Nadra, Anatol Gorelik,
entre otros.
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 60 ISSN 2422-5932
acervos, las personas y las instituciones, la metodología archivística
encontró un nuevo marco de referencia para poder visibilizar el trabajo
de identificación, clasificación y ordenamiento de los archivos,
especialmente, en un contexto absolutamente atravesado por la
circulación a través de Internet de la información. En una institución con
fondos de distinto volumen y formas de organización y con una política
activa de recepción de acervos y una lectura puesta también en los usos,
la descripción se transfor en una de las agendas principales para
incidir en la agenda archivística local.
13
Esto se puede evidenciar en el
impacto que ha generado la puesta pública del sistema Access to Memory
(AtoM) (que ya se venía trabajando en diversos espacios pero sin estar
disponible online en ninguna otra institución argentina), que puede
evidenciarse en la vastísima cantidad de asistentes a capacitaciones
brindadas por el CeDInCI, las consultas de diferentes instituciones del
país y de la región para la instalación y también sobre las reflexiones en
torno a las probleticas metodológicas, culturales y poticas en torno
a la descripción.
13
La necesidad de insistir en destacar, pensar y compartir experiencias acerca de la descripción
archivística reside en diversos motivos. El primero, porque los instrumentos de descripción constituyen,
por lo general, la intermediación entre el acervo y el público usuario. En el entorno online, esta forma
de contacto, en muchas oportunidades, es la única que se presenta, ya que la persona que busca
información puede determinar, a partir de la lectura de los instrumentos de descripción que la
documentación presentada no es útil y, por ende, no acude a la consulta al lugar donde se custodian los
acervos.
En segundo lugar, en las descripciones se plasma el acto investigativo que realizan quienes trabajan en
archivos a lo largo de su trabajo (Cf. Velloso de Oliveira, 2012). Es el medio privilegiado para dar a
conocer y justificar las decisiones metodológicas y los derroteros de los archivos dentro y fuera de las
instituciones. En esta investigación, además, se destacan contenidos, se aventuran usos, se demarcan los
silencios y se reconstruyen entramados que enriquecen el acceso a los acervos.
Por otra parte, las descripciones amplían los usos de los archivos. Esto resulta central en el entorno
digital, ya que las nuevas formas de búsqueda especialmente, el ya consagrado acto de googlear abren
mucho más el espectro geográfico y las formas de abordaje a los acervos. En muchos casos, ya no hace
falta conocer la institución ni los fondos que custodia, para poder localizar documentos.
Las descripción archivística es en muchos casos, además, es una política de conservación, ya que evita la
manipulación innecesaria de originales cuando se desconoce el contenido de los mismos.
A su vez, la visualización de los auxiliares descriptivos (por el ejemplo, el registro de un fondo de archivo
en un sistema online) fomenta nuevas donaciones, ya que quienes legan materiales a las instituciones, al
observar la difusión del acervo, extienden el voto de confianza a las mismas en tanto garantes de la
accesibilidad de los documentos, y, en muchos casos transmiten a su círculo de sociabilidad dicha
confianza. Esto también permite que muchas personas se percaten de que los materiales que poseen en
sus casas no son únicamente “papeles viejos”, sino documentos pasibles de ser resguardados para la
posteridad con criterios profesionales. Esto es, en última instancia, una política de concientización
patrimonial que, junto con una política activa de búsqueda de donaciones, permite ampliar el horizonte
de documentos disponibles a la consulta pública para posteriores usos (cf. Sik, 2018).
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El peso específico mayor de la descripción dentro de la metodología
archivística también se vincula a otra de las particularidades del CeDInCI
como gestor de fondos personales. En diálogo con ciertos
desplazamientos contemporáneos de la archivística, que vienen
historizando y revisitando la noción de fondo
14
y, por consiguiente,
debatiendo acerca de la pertinencia del concepto para la archivística
centrada en la producción institucional. Los fondos personales muchas
veces han sido abordados como colecciones de manuscritos, y eran
objeto de abordajes metodológicos diferenciados a los previstos por la
Archivística. En la actualidad hay un mayor consenso acerca de que estos
documentos constituyen fondos de archivo y, por ello, pueden aplicarse
14
A pesar de la simpleza o la mecanicidad con la que a veces se enuncian estos principios, es preciso
destacar que distintos autores han planteado algunos debates en torno a estos ejes. Uno de los primeros
reparos ha sido historizar el surgimiento de dichos principios.
Hay un amplio consenso en afirmar que el principio de procedencia fue impulsado por el archivero
Natalys de Wally a partir de la publicación de la “Circular núm. 14”, en 1841 de los Archivos Nacionales
de Francia, que por esos años se encontraba organizando los acervos provenientes del antiguo régimen
en dicho país. A pesar de las evocaciones contemporáneas, el principio de Respeto a los fondos”, no
fue un parteaguas a partir de ese momento: se circunscribía a los acervos anteriores a 1789, no fue
introducido en las currículas de estudio de archivística de dicho país, ni fue una práctica extendida en la
administración de archivos franceses. Era una respuesta pragmática a un problema puntual a resolver
que lentamente comenzó a difundirse en el resto de Europa.
El orden originario, por su parte, no fue enunciado por de Wallys. Una de sus primeras enunciaciones
provino de Prusia: el Provenienzprinzip, proponía que los documentos oficiales deben mantenerse en
el orden y con las designaciones que recibieron en el curso de la actividad oficial de la agencia en
cuestión”.
Sin duda, la consolidación de dichos principios viene del llamado “Manual Holandés” de 1898, cuyos
autores eran Müller, Freith y Fruin. En este manual se consolidó también otro concepto muy caro a la
disciplina archivística: el de “sedimentación natural” de la documentación (sobre todo, para los archivos
institucionales) en contraposición al agrupamiento “artificial” de los documentos en colecciones. Este
texto es signado como fundante de la archivística moderna, junto con el Manual de Sir Hillary Jenkinson
de 1921, que definió con más precisión las características del documento de archivo (su unicidad, su
interrelación así como su “neutralidad” y “autenticidad”).
Con todo, los principios de procedencia y orden originario comenzaron a tener una mayor aceptación a
partir del Congreso Internacional de Archiveros, celebrado en Bruselas en 1910. Sin embargo, ya desde la
década de 1930 comenzaron a circular matices respecto a su implementación. En la década del 60, Peter
Scott plantea ciertas dificultades a los principios y por consiguiente, a la identificación de series, otra
actividad basal en la metodología archivística. Para el autor, la proveniencia es mutable y multifacética,
las series y la vida de las agencias que la producen no necesariamente coinciden y que es imposible
arreglar en tiempo y espacio una realidad que es mutable. Por su parte, el archivero francés Michel
Duchein propone otro recorrido crítico a los problemas para identificar la procedencia de una institución,
en las que propone algunos ejes para que esta labor sea abordable.
Recientemente, se producen otros abordajes críticos, tales como la proveniencia social y la teoría
australiana del records continuum y los posibles aportes desde el ámbito de las humanidades digitales en las
formas de creación, representación y lectura de los documentos.
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las herramientas metodogicas disponibles. Esto permite construir una
mirada integral, arqueológica, de la producción documental con un fuerte
énfasis en los contextos de producción.
Sin embargo, la reflexión sobre los fondos personales en diálogo
con la perspectiva archivística no significa aplicar las herramientas
metodológicas menicamente sino reflexionar sobre sus singularidades,
lo que también contribuiría a diversificar una posible política archivística
integral que los contenga. La heterogeneidad documental de los fondos
personales es una de las características más evidentes. En los fondos
personales, se tensiona, sobre todo, el carácter seriado de la
documentación (uno de los pilares conceptuales que construyen la
definición de documento de archivo), que a diferencia de otros tipos de
documentos, se caracteriza desde una perspectiva archivística por su
singularidad (siempre refleja un acto determinado) y su interrelación
orgánica con un conjunto de documentos que no puede ser entendida sin
el alisis de quien produce ese acervo. Por otro lado, los fondos
personales, en tanto privados, no tienen la obligación de dar acceso
ciudadano a sus acervos. Lo que en los archivos institucionales estatales
es (o debería ser) la excepción ej. la documentación secreta, en los
archivos personales la documentación es producida, en muchas
oportunidades, para no ser leída por otras personas más que las
involucradas. En otras palabras: detrás de la apertura pública de los
fondos personales no hay una obligación fundada en el derecho
moderno: hay un interés colectivo por instalar a esos fondos como
integrantes de un patrimonio público común.
Esta diferencia constitutiva con respecto a los archivos
institucionales también se observa en la forma de producción de la
documentación, que se aleja de las gestiones reguladas y estandarizadas,
es por eso que en muchas oportunidades, es la psicología la que brinda
más herramientas para abordar a estos conjuntos documentales, más que
el Derecho u otras disciplinas más proclives a desentrañar lagica de los
acervos institucionales. En ese sentido, aparece una mayor sensibilidad
hacia las intenciones autobiográficas de quien lo produce, lo que genera
operaciones de destrucción, soslayamiento y enfatización de ciertos
tramos de la vida de manera consciente o inconsciente. Las operaciones
de ordenamiento y descarte son, aunque resulte obvio, menos
procedimentadas y por lo tanto, los silencios en los archivos personales
son más frecuentes que en los archivos institucionales, en donde éstos
son productos de falencias institucionales diversas. Los fondos
personales conservan, muchas veces, huellas de resistencia y
enfrentamiento al control institucional, manifestado en las distintas
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facetas del estado o de las corporaciones. Esto es evidente, sobre todo,
cuando se amplía el espectro de los fondos pasibles de ordenarse y
disponerse para la consulta pública: los fondos de activistas, de lagente
comúno de aquellas personas consideradas abyectas.
Otra de las agendas a las que contribuyó el CeDInCI en el ámbito
archivístico se relaciona con contrarrestar la escasez de publicaciones
especializadas sobre el tema archivos en nuestro país. Sin ir más lejos,
podemos comparar la cantidad de libros y revistas que se publican en un
país vecino como Brasil, para dar cuenta de esa diferencia. La labor de
traducir, editar e intervenir políticamente a tras de reflexiones
profundas es una tarea que al día de hoy requiere afianzarse
profundamente.
En ese sentido, el anuario de investigación del CeDInCI, Políticas de
la Memoria, hizo honor desde tempranos números al nombre de la
institución, publicando numerosos artículos de los cruces entre
investigación y documentación. Allí se tradujeron textos de
referentes historiográficos internacionales y se plasmaron intervenciones
de archivistas, historiadores, especialistas en literatura y otras disciplinas
humasticas sobre el tema. Esta política editorial propició así el diálogo
a “los dos lados del mostrador, que fueron afianzándose posteriormente
con la realización de las jornadas sobre archivos propiciadas por la
institución.
En los 25 números de Políticas de la Memoria se publicaron numerosos
trabajos sobre archivos. Aquellos que retoman las profundas
preocupaciones por el devenir patrimonial argentino (como los de
Horacio Tarcus y diferentes editoriales firmadas conjuntamente por el
colectivo editor); los que avanzan en la reflexión sobre los archivos
personales (Artieres y Kalifa, Petra, Freindenraj y Scheinkmann, Pérez
Buchelli, Sik); en colecciones específicas de gran valor patrimonial, como
las bibliotecas personales o los volantes potico culturales (Castro) o la
correspondencia (Fernández Cordero, Pagliai); las dimensiones teóricas
delel archivo (Pittaluga, Castro); o los acervos de movimientos sociales
(Nazar y Pak Linares, Peralta) o, más recientemente, la sección dedicada a
la historia de centros de documentación vinculados a la cultura de
izquierdas a nivel internacional. Desde ya, este recorrido no es exhaustivo,
porque la potica integral de accesibilidad a los documentos de archivo
también se evidencia, número a número de Políticas de la Memoria, con la
edicn de originales acompados de profundas introducciones.
Por otro lado, el CeDInCI también desarrolló programas
específicos que permitieron combinar virtuosamente la investigación
académica, las inquietudes políticas y el acopio de investigación, el caso
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 64 ISSN 2422-5932
más gravitante en esa simbiosis es el del Programa de Memorias Poticas
Feministas y Sexo Genéricas, fundando a instancias de Laura Fernández
Cordero (su coordinadora) y Juan Pablo Queiroz, para poder traccionar
nuevos acervos a la institución en un espacio seguro y an. Revisitar la
colección desde la perspectiva del programa, a como los valiosos
fondos ingresados, permitieron crear colecciones específicas (por
ejemplo, la de fanzines), dar acceso digital a diversos documentos (como
las revistas subidas a AmericaLee), la realización de charlas y muestras
en torno al acervo (que fueron enriquecedoras experiencias de
intercambio intergeneracional) y la publicación de artículos y
documentos iditos en la revista Políticas de la Memoria. Hoy en a, el
programa cuenta con 24 fondos de archivo asociados al mismo (con
varios miles de documentos), más las colecciones abiertas de volantes,
afiches, arte y otra relativa al programa en sí. Se encuentran, además, 21
títulos subidos a AmericaLee y varios centenares de documentos de
biblioteca/hemeroteca catalogados y más de 30 charlas y encuentros,
además de diversos artículos y presentaciones en eventos académicos y
activistas. En el año 2020, se proyectó y se implementó un sitio específico
del programa, con el objetivo de poner a disposición del público miles
de documentos vinculados a los activismos feministas, lésbicos, gays,
bisexuales, travestis y trans de Argentina, desde la cada de 1960 a la
actualidad. El sitio permite agilizar la consulta remota de documentos
que se encuentran en diversos fondos de archivo y colecciones de la
institución. La creación de colecciones abiertas
15
transversaliza y
organiza la disposición de documentos mientras que en la sede del
CeDInCI continúan los trabajos de recepción, organización y
descripción de fondos con perspectiva archivística, así como la consulta
presencial de conjuntos documentales más amplios. En otras palabras, es
una solución híbrida que atiende diversos tipos de necesidades y de
prácticas investigativas, así como las condiciones materiales de
posibilidad de desarrollar proyectos de este tipo.
Como síntesis de todo lo desarrollado en política archivística, es
menester destacar que el CeDInCI comenzó a propiciar un espacio
frecuente de reflexión cuyas características se vincula ampliamente con
15
En el sitio se han ido publicando progresivamente varias colecciones de documentos vinculados a
distintos temas: activismo lésbico; marchas del orgullo, activismos trans y travestis; Encuentros
Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries; activismos por
los derechos sexuales y (no) reproductivos; el Frente de Liberación Homosexual; la Comunidad
Homosexual Argentina y la comunidad LGBTQNB y su repercusión en los medios. Algunas colecciones
cuentan con una introducción escrita y/o una guía audiovisual a modo de sugerencia de aproximación.
http://sexoyrevolucion.cedinci.org
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 65 ISSN 2422-5932
las particularidades de su trabajo con archivos. En el año 2015 se
realizaron, a instancias de Karina Jannello (del CeDInCI) y de Mariela
Frías (de la Biblioteca Central UNSAM) las Primeras Jornadas sobre la
Construcción del Archivo,
16
que dos os después, en la segunda edición,
especificaron su objeto: los Archivos Personales. Este evento se
convirtió en el año 2017 en las II Jornadas de Reflexión y I Congreso
Internacional Los archivos personales: prácticas archivísticas,
problemas metodológicos y usos historiográficos. Las conferencias de
2017 giraron en torno a las Políticas de archivo (Horacio Tarcus), las
memorias familiares o los archivos de la gente común (Elizabeth Jelin),
análisis teóricos en torno al archivo (Phillipe Artières y Edgardo Castro)
y la experiencia del Programa Sexo y Revolución y de una de las
instituciones de gran relevancia mundial en relación al acopio de archivos
de escritores: el Deutsches Literaturarchiv Marbach (Lydia Schmuk).
También se convocaron paneles relativos a archivos de escritores, un
diálogo en torno a los archivos personales en América Latina y otro sobre
los usos historiográficos de los archivos personales. De la convocatoria
abierta a la presentación de ponencias otro rasgo diferencial en
comparación con la primera jornada de 2015 se conformaron los
siguientes ejes en relación a la convocatoria: Archivos Personales y Artes,
Archivos personales y represión en Arica Latina, metodología de
trabajo con archivos personales, descripción y puesta en acceso de
archivos personales, archivos personales y documentos de imagen y
sonido, archivos de escritores/as y archivos personales y trayectorias
político-intelectuales. Otra novedad de esta edición que ya quedó
consolidada como espacio dentro de este Congreso fue la realización de
talleres de formación profesional.
Debido al crecimiento del espacio, en el año 2019 se realizó una
segunda edición del Congreso de archivos personales, en esta
oportunidad, bajo el lema “Archivos personales en transición: de lo
privado a lo público, de lo analógico a lo digital. Debido al crecimiento
del congreso, en ese año se realizó en coordinación con el Archivo IIAC
(Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa,
UNTREF) y el Archivo General de la Universidad de la República, de
Uruguay. En esa oportunidad, las conferencias estuvieron a cargo de
Daniel Link, Vania Markarian y Horacio Tarcus, que recorrieron aspectos
teóricos e historiográficos en torno a estos acervos. Los paneles
atravesaron diversos ejes que visibilizaban desafíos contemporáneos en
torno a los archivos: las Humanidades Digitales, las Artes, el diálogo con
16
https://jornadasarchivos.cedinci.org/actas/
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 66 ISSN 2422-5932
donantes y uno acerca de la experiencia del Sistema Nacional de
Documentación Histórica, novel organismo del Ministerio de Ciencia y
Tecnoloa, que fue precedido luego por espacio de intercambio
asambleario en relación a las políticas públicas posibles para los
archivos personales. Las mesas de ese año fueron enriqueciendo la
agenda: curaduría digital, archivos familiares, aspectos teórico-
conceptuales, archivos en los límites y experiencias de acceso digital.
Hubo continuidad en algunas mesas de 2017: Artes, Literatura y
trayectorias político-intelectuales. Los talleres, en esa oportunidad
fueron sobre el sistema EPADD (Universidad de Stanford), gestión de
acervos fotográficos digitales y limpieza y conservación de soportes no
tradicionales.
Por causas vinculadas a la pandemia de COVID 19 y,
posteriormente, la mudanza del CeDInCI a una nueva sede, la
regularidad que haa adquirido el congreso se vio interrumpida. La
próxima edición será en este 2023, bajo el lema Archivos personales
comúnmente extraordinarios: experiencias, trayectorias y derivas.
La puntualización en un tipo de archivo en particular en un
congreso obedece a la ya mencionada especialidad del CeDInCI en el
acopio, organización y puesta en acceso público de archivos personales
y a la consabida incomodidad metodogica que representa este tipo de
acervos dentro de una archivística centrada en la producción documental
de las instituciones. Pero también es un objetivo de relevancia para este
espacio enlazar el diálogo con una impronta que también es propia de
esta dualidad del CeDInCI en tanto centro de documentación e
investigación: proponer un intercambio en donde se aborden
probleticas metodológicas pero también buscar la convergencia con
quienes realizan investigaciones a partir de archivos personales, es decir,
los dos lados del mostrador. Pero el fenómeno de los archivos personales
en la actualidad también interpela a tenedores de acervos no
necesariamente profesionales y artistas de diferentes disciplinas que
realizan distintos tipos de activaciones a partir de los archivos. El
recorrido de las jornadas también permite ejemplificar la apertura que
implica profundizar en algún tópico vinculado a la agenda archivística:
los debates metodológicos entrelazados con los políticos, tecnológicos,
teóricos y disciplinares. Estas aperturas en algunos casos n están por
trazarse y, en ese sentido, el recorrido hecho hasta el momento permitió
replicar iniciativas, publicaciones, talleres y, en líneas más generales,
considerar con mayor fuerza en la reflexión disciplinar las
particularidades de este tipo de acervos. En otras palabras: los congresos
contribuyeron ampliamente a instalar una agenda en torno a estos
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 67 ISSN 2422-5932
acervos, cuando son nulas las políticas blicas para archivos privados
independientemente de lo que establezcan las fragmentarias legislaciones
vigentes en el país. Como en tantas otras oportunidades, las políticas de
archivos va emergiendo a partir de determinados grupos, colectivos o
personas interesadas generando masa ctica en las experiencias de
organización de archivos, en la reflexn sobre los mismos, en el tendido
de redes profesionales y en las diversas estrategias para visibilizar los
acervos y en la producción de conocimiento en torno a los mismos. De
hecho, las actas publicadas de las jornadas de archivos personales se han
constituido en una bibliografía vastamente citada en diferentes trabajos
en torno a estos acervos.
Parte de ese trabajo sutil que se va construyendo en torno a los
archivos personales y las redes que se van generando (por ahora,
informales) en el CeDInCI también se traduce en talleres de formación
y en intercambios muchas veces informales con diferentes instituciones,
colectivos y archivistas. En sintonía con lo anterior, también se van
formando profesionales a través de prácticas para estudiantes de carreras
vinculadas a la Bibliotecoloa y la Archivística y con el programa de
voluntariado abierto a la ciudadanía. Por otro lado, quienes participan en
el equipo del CeDInCI también participan de diferentes espacios de
intercambio y discusión, lo que refuerza el trabajo en red y la
actualización permanente.
Palabras finales
Cuando en marzo de 2020 aquello que llamábamos cotidianidad se
modificó rotundamente de maneras nunca antes experimentadas a causa
de la pandemia del COVID-19, la reflexn en torno a las
especificidades cedincianas se resignificó bajo el prisma de ese punzante
contexto. Muchos archivos, bibliotecas y centros de documentación
tuvieron, de acuerdo a su matriz de gestión, su ubicación geogfica y
su derrotero previo, distintas posibilidades de sobreimprimir a la praxis
cotidiana ciertas adaptaciones a esa mímesis deforme que se denomi
nueva normalidad”. Muchas de las especificidades propias del
CeDInCI desarrolladas en este arculo hicieron que este las tareas
bibliográficas y archivísticas se puedan adaptar al nuevo contexto de
predominancia de virtualidad. Se pueden citar algunos ejemplos
contabilizando los resultados de ese proceso: el portal AmericaLee
incoporó 36 tulos nuevos durante el año 2020 y durante 2021 se
finalizó la subida del periódico más longevo y gravitante del anarquismo
argentino (La Protesta); el Diccionario Biográfico de las Izquierdas
Latinoamericanas en línea desde diciembre de 2019 pudo aceitar y
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reflexionar acerca de sus flujos de trabajo, subir s de 600 de
biografías y recopilar datos para futuras entradas; la Imagoteca: la colección
de imágenes sociales y políticas del CeDInCI fue rediseñada, migrada a un
nuevo sistema informático e incorporó cientos de nuevas imágenes; el
Programa de Memorias Políticas feministas y Sexo Genéricas (Sexo y Revolución),
desarrolló un nuevo sitio y sub más de 1000 documentos digitales
organizados en diferentes colecciones que incluían textos
introductorios o videoguías; se subieron en el calogo del área de
archivos y colecciones particulares se subieron cientos de documentos
vinculados a los fondos del club de Cultura Socialista y María Elena
Oddone, ades de que se avanzó con la descripcn incluso pieza
por pieza de varios fondos y colecciones, al igual que la biblioteca que
prosiguió el trabajo de catalogación de libros de una forma brida.
Pero por fuera del racconto productivista de los resultados, interesa aq
subrayar las posibles razones de esa virtuosa adaptacn, que se vincula
estrechamente a las particularidades institucionales sintetizadas en este
escrito. En primer lugar, muchos de los desarrollos digitales ya contaban
con una cierta cantidad de insumos como para seguir sosteniéndose de
forma virtual. Por otro lado, la autonomía de una asociación civil pequeña
permite reorientar las decisiones y la disponibilidad de la documentacn
con mayor flexibilidad. Pero es sobre todo la combinación entre un equipo
profesional en condiciones de resolver y experimentar diferentes tipos de
soluciones y la guía del equipo de investigadores con un conocimiento
profundo del acervo lo que haya facilitado sustancialmente la
reconfiguración de las actividades de la institución.
En ese sentido, es menester destacar que en ningún momento ni
antes ni después de la pandemia la reorientación hacia la
disponibilización de documentos online constituyó el objetivo único o
principal del CeDInCI. Si bien hay una apuesta por disponibilizar y
contextualizar los documentos, enriqueciendo la catalogacn y poniendo
un gran acervo de revistas, igenes y documentos vinculados a los
feminismos y las disidencias sexo genéricas (entre otros), la política
institucional está fuertemente orientada a la preservación de los
originales y a la consulta en sala de los mismos. Desde ya, hay razones
prácticas y profesionales evidentes para optar por la conservación de los
originales que se relacionan con la materialidad de los documentos
originales, al volumen inconmensurablemente superior de los
documentos resguardados en oposición al promedio de documentos que
se pueden digitalizar, procesar y preservar digitalmente en la actualidad,
sin contar todas las tareas previas que requiere el tratamiento documental
antes de la captura digital. Esto, desde la perspectiva archivística, es
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 69 ISSN 2422-5932
mucho más ctico, ya que una de las especificidades de trabajo implica
el tratamiento de lo general a lo particular de grandes volúmenes de
documentación, priorizando el análisis y descripción del fondo, secciones
y series y los contextos de producción de los mismos antes de describir,
eventualmente, cada una de las piezas documentales antes de ser
digitalizadas. Actualmente, el CeDInCI custodia más de 170 fondos de
archivo y casi 50 colecciones particulares, algunas abiertas y con miles de
documentos. Lapida apertura a la consulta de los fondos como política
institucional implica, entonces, trabajar los fondos de archivo en etapas:
en muchas oportunidades, se realiza una primera descripción somera y
una primera organización del acervo y, en la medida de las características
del acervo, la importancia que se le otorga en torno al tratamiento y las
posibilidades humanas y materiales, se avanza en la descripción pieza por
pieza, en la digitalización y en la publicación impresa de guías-catálogos.
Pero por fuera de las razones prácticas y profesionales, la consulta
en sala de lectura propicia un espacio de diálogo y encuentro. La
orientacn especializada por parte del equipo del CeDInCI, el diálogo
entre colegas y la realización de diversos tipos de eventos en un espacio
común son apuestas que se sostienen desde la fundación de la institución
y no van a disminuir con la puesta en acceso en línea de los documentos
sino todo lo contrario. Cada descripción o documento disponible en nea
apuesta a ser un multiplicador de donaciones, de actividades, de redes
más sólidas y expandidas. De hecho, antes y después de la pandemia
desde el CeDInCI se estaba llevando adelante una fuerte campaña para
poder obtener una nueva sede más amplia y espaciosa y a poder
continuar, sobre todo, con las tareas que requieren un alto grado de
presencialidad. El anhelo se concretó gracias a la Fundación Friedrich
Ebert, organización alemana que cuenta con una filial en Argentina que
adquirió un inmueble cedido a perpetuidad al CeDInCI, mientras este
siga existiendo. La nueva sede se enmarca en un proceso de crecimiento
de la institución en cuanto a su acervo,
17
sus programas de investigacn
17
A modo de anécdota que ilustra la dinámica virtuosa de las prácticas cedincianas, podemos citar el
caso del arribo del acervo del abogado Florencio J. Sánchez: mientras se llevaba adelante una campaña
para equipar la nueva sede, Vera Carnovale es entrevistada un sábado por la tarde en Radio Provincia de
Buenos Aires. Una de las oyentes era María Teresa Sánchez, hija del abogado y depositaria de un inmenso
legado que su padre había recolectado durante más de 40 años, constituido por revistas de todas las
corrientes políticas argentinas, volantes datados que recolectaba diariamente en las manifestaciones
realizadas en el centro porteño, así como afiches y memorabilia política, entre otros documentos. A partir
de esa entrevista, María Teresa se contacta con el CeDInCI y se recibe ese acervo por el que universidades
del exterior habían ofrecido hasta 400.000 dólares. Más información sobre ese acervo puede leerse aquí:
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/reliquias-historicas-el-increible-tesoro-de-un-abogado-que-
encontraron-escondido-en-un-departamento-nid05082022/
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 70 ISSN 2422-5932
y en la obtención de nuevos y diversos subsidios nacionales e
internacionales. Pero los problemas de sostenimiento de una
organización de la sociedad civil continúan siendo los mismos: la
dificultad de solventar los gastos fijos y de darle continuidad a los
distintos proyectos en contextos políticos y económicos mutables y
críticos. El CeDInCI continúa apelando constantemente a quienes
confían en el proyecto y se asocian aportando una suma de dinero para
sostener el espacio y los equipos se encuentran incesantemente buscando
nuevas vías de financiamiento. Las mismas personas encargadas de
buscar las donaciones, de catalogarlas, de llevar adelante diversas
actividades y publicaciones, de asesorar a sus consultantes y de escribir
artículos como este, entre tantas otras acciones de sostenimiento efectivo
y afectivo del espacio.
Con todo, la política anfibia del CeDInCI (entre las lógicas de un
colectivo político intelectual y una organización profesional, entre el
fomento de nuevos desarrollos tecnológicos y las lógicas de los espacios
de sociabilidad arquetípicos de cierta modernidad ilustrada, entre la
academia y los activismos, entre la autonomía y la institucionalidad) se
inscribe dentro de las instituciones patrimoniales de nuestro país con un
camino singular y expansivo. Podemos subrayar ciertas especificidades
del CeDInCI al indagar a través de los pliegues de dicha experiencia.
La primera singularidad que podemos mencionar se refiere a la
política de incorporación de fondos y colecciones. Hay una marcada
tendencia llevar adelante acciones constantes vinculadas a adquisición de
acervos que tiene gran relevancia y constancia en este centro de
documentación. Esta política incluye el contacto frecuente con quienes
se identifican como posibles donantes. Este contacto se lleva adelante
tanto con personas que manifiestan su voluntad de donar pero, sobre
todo, hay un seguimiento estrecho por parte del director de la institución
de aquellos fondos de gran valor para los objetivos del Centro. Así,
Horacio Tarcus se contacta en innumerables ocasiones con familiares y
otros grupos de afinidad de alguna persona que produjo algún acervo
valioso. Se completa el panorama con las otras dos formas típicas de
adquisición en bibliotecas, centros de documentación y archivos: la
compra y el canje. La compra también tiene un peso específico mayor
que en otras instituciones, a pesar de las restricciones presupuestarias.
Horacio Tarcus lleva un tico listado de publicaciones periódicas hoy
en día inhallables que lleva a cada librería y a cada feria que visita cada
vez que viaja a algún destino dentro del país y del mundo, sin contar la
búsqueda incesante en las plataformas de comercio electrónico, vidriera
preponderante en las compras en la actualidad. El exhaustivo
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 71 ISSN 2422-5932
conocimiento de Tarcus en el universo coleccionista permite hacer
públicos documentos que actualmente circulan en el mercado privado y
donde las políticas públicas que podrían priorizar las compras o la
transferencia para instituciones patrimoniales no existen.
El canje, por otro lado, es relativamente s infrecuente que las
otras formas de adquisición. Sin embargo, cabe destacar que una de las
primeras acciones distintivas del CeDInCI fue el canje de publicaciones
microfilmadas con el Instituto de Historia Social de Amsterdam, espacio que
conserva la colección de publicaciones periódicas obreras y anarquistas
latinoamericanas desde fines del siglo XIX y las primeras décadas del
siglo XX que anteriormente sólo podían consultarse, viajando a dicha
ciudad europea. Al día de hoy, esos rollos de microfilms siguen siendo
uno de los acervos más consultados de la institución.
Otra de las singularidades del CeDInCI que se pueden subrayar es
la política de catalogación y descripción. Los saberes expertos
contribuyen con frecuencia a reponer seudónimos y, por el tipo de
documentación resguardada, se ha ido creando un tesauro especializado
en historia latinoamericana y política que hasta el momento no ha sido
sistematizado en ninguna otra institución. Estos lenguajes controlados
comenzaron a desarrollarse con el catálogoblico de acceso en línea de
la biblioteca/hemeroteca, continuaron a partir de la implementación del
catálogo de archivos y colecciones particulares y se especializaron a partir
de tres de sus desarrollos digitales: el de la Imagoteca (dedicado
especialmente a los materiales gráficos), Sexo y Revolución (ligado a los
activismos feministas y LGT*BIQNB+) y en el Diccionario biográfico
de las izquierdas latinoamericanas.
Todo lo anteriormente mencionado también indica que en el
CeDInCI va desarrollando una política híbrida en torno a la producción
de catálogos, a las políticas de tratamiento documental que priorizan el
acceso a los documentos con una celeridad que refuerza la confianza de
quienes legan acervos a la institución y una facilidad para quienes
consultan, aunque por ese motivo tenga que resignarse una cierta
tendencia hacia la estandarización de los procesos y, por el momento,
una determinada dispersión de la información en las diversas plataformas
que el CeDInCI desarrolla.
Otra característica distintiva del CeDInCI es la independencia
política, que le otorga una mayor solvencia para trascender los conflictos
o tensiones propias de la intervención política y las prioridades. Esta
independencia política no solo se vincula a las diferentes experiencias de
organizaciones de izquierda que por las disputas en la arena política han
relegado sendos tramos de sus acervos documentales, sino que también
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
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se distingue en relación a los vaivenes que afectan a las bibliotecas o
archivos estatales, especialmente en lo concerniente a los cambios de
gestión de sus mandos superiores. Asimismo, otra de las características
principales de la relación entre la política y los objetivos del CeDInCI es
que, si bien la intervención en la esfera blica es fundamental, la
especificidad de los esfuerzos cotidiano, presupuestarios y de gestión se
orienta, sobre todo, a la política desqueda, conservación, accesibilidad
e investigación en torno a los documentos. Esto garantiza, por ende, que
la perspectiva de conservación e incremento del acervo documental del
CeDInCI en un futuro mediato sea mucho más tangible.
Pero, por otra parte, la especificidad de un centro de
documentación que piensa sus acervos en clave político-intelectual, que
amalgama un singular derrotero entre los aspectos institucionales,
profesionales y académicos, es que le resulta de vital importancia la
intervención en torno a las políticas patrimoniales del país y de la región.
Una institución netamente política y atravesada por la crítica, una apuesta
iluminista que dialoga y experimenta con las aproximaciones críticas
actuales, por la férrea convicción en la apertura al debate público, por las
trayectorias multifacéticas de sus integrantes que comprenden que
empujar los límites de lo establecido en materia historiográfica,
patrimonial y política es una invitación a producir nuevos interrogantes
críticos para imaginar nuevas formas de vida en común.
En ese sentido, el CeDInCI no solo resulta de fundamental
importancia para potenciar la política archivística toda, así como viene
teniendo una vital importancia en la agenda historiográfica, sino que a
través de singularizar, contextualizar y pormenorizar experiencias como
estas podemos continuar explorando más pliegues en la reflexión acerca
de lo que es una política archivística integral. Muchas personas que
participan de instancias de discusión en torno a los archivos consideran
que la legislación es el punto de llegada para calibrar una política
archivística. Sin embargo, el marco normativo debe redundar en políticas
activas. La comunidad de práctica y las discusiones sobre políticas
archivísticas fomenta la instalación de una agenda de archivos y, en ese
sentido, es menester definir en qué consistia una política de archivos.
El archivista brasilero José María Jardim (2010) las define como el
conjunto de premisas, decisiones y acciones que produce el Estado y
que se incluyen en las agendas gubernamentales en aras del interés social
que consideran los diferentes aspectos (administrativo, legal, científico,
cultural, tecnológico, etc.) de la producción, uso y preservación de la
información archistica pública y privada.
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Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 73 ISSN 2422-5932
Jardim insiste en la necesidad de identificar y analizar los problemas
políticos en la esfera de los archivos. Esto exige un conjunto de
conocimientos científico-técnicos y políticos. Para el autor, hay una
cierta concepción de que el sistema de archivos es anterior a la potica y
esa instancia es controlada por el primero. Y esta ha sido la causa del
fracaso de diferentes proyectos en la materia. “Sin embargo, la política
archivística tiende a dejarse influir por el sistema archivístico, siempre y
cuando éste funcione con eficiencia. En este caso, el sistema es un
modelo gerencial, entre otros que pueden tomarse como herramienta
para aplicar las políticas archivísticas. Sea cual fuere la anatomía del
sistema, de la red o de los programas de acción, su concepción y
operatividad provienen de la potica archivística (Jardim, 2010: 192).
Las políticas públicas archivísticas son parte de las políticas de
información existentes, que abarcan acciones y procesos en la esfera de
los archivos, bibliotecas, internet, tecnologías de la información,
gobierno electrónico, sociedad de la información, información científica
y tecnológica, etc. Como sostiene el autor, si se ignora a este conjunto de
políticas, las políticas archivísticas tienden al fracaso. Por eso insiste en
la necesidad de la existencia de una correlación de fuerzas en el seno del
Estado y en la sociedad. Es necesario tener presente la realidad política
y social de cada país, la situación archivística y las condiciones de
elaboración y aprobación de las leyes. Sostiene Jardim que hay que
también hay que tener en cuenta a los usuarios a la hora de diseñar
políticas públicas archivísticas. También sería importante considerar a las
personas que por distintas razones no usan los servicios archisticos.
Desde ya, hay que tener en cuenta las demandas de los profesionales
de la archivística no solo a la hora de diseñar las políticas públicas sino
también a la hora de su aplicación. También es necesario que la
legislación no sea conocida exclusivamente en el ámbito de los archivos
sino también en distintos sectores del Estado y de la Sociedad Civil,
además de considerar siempre los aspectos financieros que implica una
política de archivos.
Como la implementacn de políticas de archivos nunca va a ser
armónica ni prioritaria, la construcción sutil y constante de una masa
crítica que interpele al estado a partir de ciertos agentes y con el
acompamiento de la sociedad civil resulta fundamental, al igual que la
profundización en el estudio y, desde ya, todas las estrategias de visibilidad
que sean necesarias. Por ese motivo, la agenda que el CeDInCI contribuye
a crear mediante la imbricación entre investigación y praxis archivísticas,
en la ampliación de la bibliografía y las instancias de formación y
especializacn disponibles y en la socialización de saberes en torno a los
Sik, Políticas de archivo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 14 / Julio 2023 / pp. 41-75 74 ISSN 2422-5932
acervos (dentro y fuera del país) es uno de los caminos posibles para
reforzar las agendas pendientes y ltiples en torno a los archivos.
Porque la política de archivos es, lógicamente, política. Es por ese
motivo que el devenir singular de esta institución representa un mojón
fundamental para poder insistir en la importancia de afianzar políticas
soberanas en torno al patrimonio, reconociendo ltiples realidades
institucionales y diversos tipos de archivos. Una política desde la
sociedad civil para interesar a la ciudadaa e interpelar al Estado,
entendiendo, como una gran parte de la cultura de izquierdas, que las
transformaciones nunca llegan adoptando un rol pasivo, conformista,
silencioso o acrítico.
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