Carballar, “Ficciones fónicas…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 15 / Diciembre 2023 / pp. 293-298 297 ISSN 2422-5932
Si Milone afirma (con Nancy) que “Una voz siempre suena en otra
voz”, los poemas se enhebran en esta escritura anfibia, en parataxis y en po-
lifonía; por momentos, la superposición, la resonancia, se repone gráfica-
mente (espacialmente) en la página, pero es en la grafía (un sisma), en el trazo
de la escritura, que se encaracola con los poemas y con ellos deriva. Si se trata
de juegos de lenguaje, los desvaríos, los desvíos y los caminos sin salida, que
se recorren de atrás para adelante, son parte de la insistencia adánica, del decir
de la poesía, puesta en acto en la prosa teórica.
El capítulo “Materia de la voz” compone una fuga babélica del habla, a
partir de un pequeño relato de Chesterton, un temprano texto de Agamben
(“Il pozo di Babele, de 1966), de una anotación del diario de Kafka, de las
investigaciones de Heller-Roazen, en la que Milone persigue la huella del ol-
vido en las lenguas aprendidas, luego de la caída de la torre bíblica para pos-
tular una clave afásica, “post-babélica” (Derrida): la conciencia de aquel saber
olvidado y recordado (la lengua del Edén, la torre de Babel y el pozo de Ba-
bel). En esta fuga, Perednik y Huidobro, Ponge y Baudelaire, hacen el con-
trapunto: cada línea de la prosa es una ficción polifónica que tiende al anda-
miaje vertical.
Milone interroga las zonas de contacto, los espacios liminares (los la-
bios), los umbrales (las exclamaciones), las visiones fugaces (el paso de las
ninfas). El libro todo está compuesto de espacios de reflexiones, especulacio-
nes y resonancias. Sus partes se conectan entre sí, se intersectan y comple-
mentan, para devenir con el enigma propuesto por sí misma (por su voz,
quiero decir): un umbral entre voz y letra, “la significación flotante de la len-
gua poética” (68) ofrendada a las ficciones más que a las determinaciones.
No por un abandono de las determinaciones, sino por una renuncia por la
línea de escritura: un olvido de azar provocado, o una extensión de aquel
olvido babélico mencionado más arriba como potencia de una lengua arcai-
camente nueva.
La apuesta está en la escritura por el murmullo que atraviesa todas las
líneas de la noche (como el pueblo de las ratas en la noche de Zürau para
Kafka) para así abrirse, con la voz de la tierra y el Edén, a los restos glosoláli-
cos, a la poesía y al umbral de los labios: “en todas las direcciones donde la
materia fónica vibre en pequeñas fábulas de bocas que atesoren la lengua
entre lo sonoro de la voz y lo literal de la letra” (69). Estas ficciones proponen
escuchar la voz que son voces y ficcionalizar en sí las huellas del cuerpo en la
letra (que vibra en la mano): abrirse a la onda sonora con todas sus armonías
y desconciertos (en resonancias de resonancias).