Ette, “Las literaturas del mundo…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 15 / Diciembre 2023 / pp. 53-75 66 ISSN 2422-5932
en Londres y, sobre todo, en Nueva York, desde donde se orquestan inequí-
vocamente las literaturas anglófonas del mundo, en la hispanofonía se han
desarrollado estructuras desde finales del siglo XIX y, por tanto, desde la
tercera fase de la globalización acelerada, dentro de las cuales han surgido
otros centros como Buenos Aires o Ciudad de México, junto al actual cen-
tro literario español de Barcelona –la capital, Madrid, sigue ocupando sólo
un segundo lugar–. Dependiendo de las respectivas coyunturas políticas y
económicas, el equilibrio dentro del área literaria hispanohablante tiende a
cambiar una y otra vez, aunque el mundo editorial español desempeña in-
dudablemente un papel central y centralizador en la actualidad. Por su-
puesto, esta situación podría volver a cambiar rápidamente como conse-
cuencia de los cambios políticos, aunque es probable que las incertidumbres
del independentismo catalán tengan un impacto menor que las consecuen-
cias del declive económico y social experimentado en muchos países lati-
noamericanos durante la última década.
En esta visión panorámica de los cuatro diferentes lenguajes literarios
globalizados desde Europa, adaptada a la brevedad del caso, queda claro
cómo las lenguas y literaturas individuales han desarrollado sus propias ló-
gicas, que no pueden reducirse a una lógica singular y transferirse a un sis-
tema homogéneo y al mismo tiempo centrado. Resumir estos desarrollos
desde la perspectiva de una única literatura mundial concebida desde Eu-
ropa (y posteriormente desde los EE.UU.) sería un esfuerzo muy dudoso,
ya que con ello se pasaría por alto deliberadamente el hecho de que cada
una de las literaturas del mundo se desarrolla y funciona según lógicas y
tradiciones estéticas muy independientes.
Por supuesto, esto se aplica también y especialmente a otras áreas li-
terarias que aún no se han globalizado en el verdadero sentido de la palabra,
como las literaturas árabes o la literatura china, tanto dentro como fuera de
la República Popular. Como en el ejemplo de las literaturas hispanohablan-
tes de América Latina, en las literaturas árabes se unen más de veinte litera-
turas nacionales para formar una red de relaciones muy compleja que, a
diferencia de lo que ocurre en el caso de América Latina, no tiene (antiguos)
centros europeos y, en el caso del árabe, tampoco una lengua globalizada.
Alinear las leyes, las formas literarias y las normas literarias del mundo ara-
bófono con las nociones normativas y descriptivas de una literatura mundial
monológica perpetuaría, por supuesto, las concepciones eurocéntricas de lo
literario mundial, que hoy en día, en vista de la supremacía de los EE.UU.,
ya no pueden calificarse de eurocéntricas, sino de occicéntricas.
En este sentido, existen ciertos paralelos entre el mundo árabe y Amé-
rica Latina y, sin duda, también entre las relaciones árabe-estadounidenses
que se han desarrollado como resultado de fuertes procesos migratorios (cf.
Ette y Pannewick, 2006); sin embargo, más allá de estas interdependencias