Isola, “Diego Bianchi” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 15 / Diciembre 2023/ pp. 303-305 305 ISSN 2422-5932
La propuesta es, sin más ni menos, que el fin del mundo ha llegado y por
eso, la ironía en ese encanto. Además de la referencia, posible y diferida, al verso
de “El infierno está encantador esta noche” de Los Redonditos de Ricota, donde
presente se cambia por infierno y refuerza, por caso, esa raíz mesiánica. O lo
que es mejor, involucra la concepción de mesianismo no tanto como el mo-
mento en el que ese fin va a llegar sino “la respuesta (a un “cuándo”) no se
encuentra en una especulación escatológica objetiva, sino en otra relación con
la temporalidad y en una incertidumbre constante en la cual se encuentran los cre-
yentes”, según lo que escribe Michel Haar. En eso estamos, mientras recorre-
mos la muestra. Cuando en el lugar de la religión ponemos arte y en eso cree-
mos.
En esta línea, la preocupación es por el tiempo. “¿Qué es originariamente
la temporalidad en la experiencia fáctica? ¿Qué quiere decir pasado, presente y
futuro en la experiencia fáctica?”, propone Heidegger en el curso que dicta
sobre las cartas del apóstol Pablo entre 1920 y 1921 y es, en parte, lo que
retoma Giorgio Agamben para su análisis sobre mesianismo, política y onto-
logía. De ahí que ella sea priorizar la potencia por sobre el acto. Lo que Bianchi
monta en el museo es algo así como un Arca de Noé. Menos para mostrar lo
que se tiene sino para salvar del fin de los tiempos obras, imágenes, prácticas,
sentidos, emociones. Eso que llamamos, grosso modo, una cultura.
El pasado, a su vez, tiene estatus de tradición y archivo. Son las obras de
patrimonio del museo que desfilan camufladas, agazapadas, entreveradas entre
las propias del artista nacido en 1969. Esperando el momento que se activen
los mecanismos de correspondencia, de reconocimiento, de nuevas apropia-
ciones. Allí están piezas de Tomas Abal, Roberto Aizenberg, Antonio Amen-
dola de Tebaldi, Ary Brizzy, Mildred Burton, Zulema Ciorda, Enio Iommi,
Jorge Gamarra, Olga Gerding, Edgardo Giménez, Norberto Gómez, Alberto
Heredia, Gyula Kosice, Eduardo Mac Entyre, Margarita Paksa, Aldo Paparella,
Rogelio Polesello, Emilio Renart, Ruben Santantonín y Miguel Ángel Vidal,
entre otros.
En el laboratorio de Bianchi, esa invención que volvió exposición de
arte; ellas destilan con un dejo fantasmal, con semblante de autómatas. Nos
renuevan la ilusión tomada del fantasy, algo dark, onírica y perfecta, que sólo
basta tocar un botón, darles cuerda o un beso para que tomen vida.