Alonso, “Juan Rulfo. Las mañas…” Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 16 / Julio 2024 / pp. 333-338 336 ISSN 2422-5932
Federico. Lorca en Buenos Aires (2009), Conversaciones americanas (2011), Voces ín-
timas. Entrevistas con escritores latinoamericanos del siglo xx (2021). Rulfo ocupa
una posición clave al comienzo de esta etapa de producción que retoma un
hilo abandonado en 1973 cuando publica, además de la novela, el primer
acercamiento biográfico al autor: Juan Rulfo: Autobiografía armada (Corregidor,
1973). Hay un enigma Roffé como hay un enigma Rulfo. Después del doble
comienzo, cada género parece imponer el abandono del otro, una forma par-
ticular del síndrome Bartleby.
Cada vez que un escritor hace la biografía de un semejante se puede
sospechar una proyección o trazarla a partir de la lectura. A falta de biógrafos
especializados, dedicados a seguir y construir la figura de otro, en el campo
editorial de la Argentina contemporánea, las biografías aparecen como prác-
tica amateur que, por fuerza, se integra a la literatura de sus autores. Por
ejemplo, el retrato de Silvina Ocampo que hace Mariana Enríquez (La her-
mana menor, 2018) o la biografía de Juana Bignozzi que publicó Vanina Cola-
giovanni (Juana Bignozzi. Todo se une con la noche, 2023). La colección “Marida-
jes” de la editorial Mil Botellas, a la que pertenece el libro de Roffé, propone
un conjunto sostenido en esta práctica: Antonio Di Benedetto: Diario de una ago-
nía (2023), de Juan-Jacobo Bajarlía, y La vida de Chéjov (2020), de Irene Nemi-
rovsky. Leída en esa serie, Las mañas del zorro tiene algo de inesperado; la
relación entre Roffé y de Rulfo no es evidente, aunque sería una línea de
indagación.
La ficción y las biografías se cruzan por otros medios. El subtítulo “Bio-
grafía no autorizada” podría haber sido “biografía especulativa” o, como ella
misma dice, “una de [sus] manifestaciones posibles” (Roffé, 2023: 14). Esto
no desmerece el trabajo de documentación, las entrevistas, la investigación
en los archivos que le permiten a Roffé saber de Rulfo. Al contrario, lo que
encuentra a través de todo ese material, buscado y leído a lo largo de varios
años, es que Rulfo se construyó a sí mismo como personaje. En esta biogra-
fía, los datos están, pero está también ese proceso que no es otra cosa que la
producción de una figura de autor. Roffé se ampara en eso para seguir las
dos líneas que sostienen el texto: darle orden a los datos que forman una vida
de escritor –los que hacen a su vida personal y los que arman su carrera: la
formación, las publicaciones, los ámbitos de sociabilidad y las conexiones
con otros escritores que lo ubican en el campo literario– y reconstruir la fic-
ción de sí mismo que hace Rulfo.
Roffé justifica esta línea de escritura en algo que ya es, de por sí, parte
del relato: Rulfo “no hizo otra cosa que hablar de sí mismo, con retaceos,
fragmentariamente, proponiendo una suerte de autobiografía oblicua, para
amar, nutrida de elementos contradictorios e incógnitas bien mechadas en un
sistema casi perfecto de pistas falsas” (2023: 11). “Autobiografía armada”,