Isola, Verónica Romano Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 16 / Julio 2024/ pp. 346-348 346 ISSN 2422-5932
VERÓNICA ROMANO
(BUENOS AIRES, 1969)
Laura Isola
Universidad de Buenos Aires Universidad de Tres de Febrero
Es escritora, investigadora y curadora especialista en artes visuales y literatura. Estudió Letras
en la Universidad de Buenos Aires. Enseña "El concepto de belleza en las artes visuales y literatura en el
siglo XX" en el área de Formación general (UNIPE), “Literatura del siglo XX” en Letras de la Fa-
cultad de Filosofía y Letras (UBA) y dicta un “Taller de escritura de géneros periodísticos” en la Maes-
tría de Estudios Literarios Latinoamericanos (UNTREF). Publicó artículos en libros sobre crítica lite-
raria y ensayos sobre artes visuales. Colabora en la página de artes visuales en suplemento Cultura del
Diario Perfil y en La Agenda Revista-Buenos Aires.
Contacto: lauraisola@yahoo.com
ORCID: 0000-0001-9937-849X
DOI: 10.5281/zenodo.12967448
GALERÍA
ARTÍSTICA
Isola, Verónica Romano Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 16 / Julio 2024/ pp. 346-348 347 ISSN 2422-5932
Yo persigo una forma, el poema de Rubén Darío (Prosas profanas y otros
poemas, 1896) comienza con esa decisión de ir tras la forma que no en-
cuentra mi estilo”. Los versos que siguen dan cuenta de lo que ese libro,
y sobre todo, esa poesía refiere al momento de su carrera. La crítica coin-
cide que el paso por París y por Buenos Aires, la demostración de las
técnicas poéticas, su modernidad, el conocimiento de nuevas corrientes
literarias, adaptadas a la práctica en Hispanoamérica, ponen al poeta ni-
caragüense discutiendo un liderazgo en este sentido. En todo caso, es
casi de falsa modestia, ya que ese “estiloestá bastante conformado. O
bien es una busca eterna sin sosiego a la que va acechando a lo largo de
su obra poética. Y no hallo sino la palabra que huye,/la iniciación me-
lódica que de la flauta fluye/y la barca del sueño que en el espacio boga
es el terceto que no hace s que confirmar esta levedad, fluctuación,
huida, seguimiento y acechanza de lo lábil del verso, la liviandad que se
hace carne en el estilo.
Para el final de este soneto pone a jugar el relato infantil, el sueño
como materia difícil de asir (y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,)
el agua que se escurre y no deja huella (el sollozo continuo del chorro
de la fuente) y la aparición del cisne como figura central, como símbolo
y enigma que se repetirá en una idea pregnante, recurrente y mágica: y
el cuello del gran cisne blanco que me interroga.
Salidas de estos versos están las esculturas de Verónica Romano,
esta escultora argentina que nació en Buenos Aires en 1969. Son la ma-
terialización de ese interrogante que no cesa. La pregunta por la forma
que repite en cada vuelta del cuello largo del cisne. Las poses del ave
mitológica son recreadas en las esculturas de bronce. Resplandores y opa-
cidades, curvas y contracurvas trazan el recorrido que va desde los siete
cisnes sagrados que dan la vuelta a la isla de Delos, cuando el nacimiento
de Apolo, hasta el mito de Leda. En cuanto al primero, este dios recibe
de Zeus la lira y el carro tirado por estos cisnes que fueron considerados
por los griegos el emblema del poeta inspirado. Para el segundo, Zeus se
enamora de Leda que era mortal y se transforma en cisne y engendra con
ella a los mellizos Helena y Cástor. Asimismo, la mujer tiene a Pólux y
Clitemnestra con su marido que no era un dios.
En el poema Los Cisnes de Cantos de Vida y Esperanza, el yo poé-
tico se une al frenesí y quiere ser cisne. Ruega que esa mímesis le depare
Isola, Verónica Romano Revista de estudios literarios latinoamericanos
Número 16 / Julio 2024/ pp. 346-348 348 ISSN 2422-5932
versos fructíferos. Fecundar y concebir; desafiar el pudor y volverse cisne
en una metamorfosis blanca de pecho rosado: “Por un momento ¡Oh
Cisne!, juntaré mis anhelos/ a los de tus dos alas que abrasaron a Leda,/
y a mi maduro ensueño, aún vestido de seda/ dirás, por los Dioscuros,
la gloria de los cielos./ Es el otoño. Ruedan de la flauta los consuelos./
Por un instante, ¡Oh Cisne!, en la obscura alameda/ sorberé entre los dos
labios lo que el Pudor me veda,/ y dejaré mordidos Escrúpulos y Celos./
Cisne, tendré tus alas blancas por un instante/ y el corazón de rosa que
hay en tu dulce pecho/ palpitará en el mío con su sangre constante.
La fuerza del poeta y de la poesía se funden en el cuerpo el cisne y
Romano lo encarna en sus esculturas. Serán la unión de la que nace He-
lena, el emblema y personificación de la belleza. Serán las piezas fundidas
en bronce de esos cuerpos torsionados, de picos vigorosos y de alas in-
sinuantes los que dicten la nueva rima. El pasaje de la palabra a la forma.
La que encuentra, por fin, el estilo.
¡Oh Cisne! ¡Oh sacro pájaro! Si antes la blanca Helena
del huevo azul de Leda brotó de gracia llena,
siendo la Hermosura la princesa inmortal,
bajo tus blancas alas la nueva Poesía
concibe en una gloria de luz y de harmonía
la Helena eterna y pura que encarna el ideal
(Rubén Dario, El cisne, en Prosas profanas)
Para el dossier se seleccionaron las obras de Verónica Romano de la serie
Sueño con cisnes, 2024
1
e imágenes de algunos documentos del fondo da-
riano de la Hesburgh Library de la Universidad de Notre Dame, Estados
Unidos.
1
La exhibición sigue disponible en Tramo hasta el 31 de julio: https://artfacts.net/exhibition/vero-
nica-romano:-sueno-con-cisnes/1185992