12va Edición | DICIEMBRE 2023 | ISSN 2618-1894 | Artículos científicos
EL SISTEMA NACIONAL DE INNOVACIÓN: UN INTENTO
POR COMPRENDER EL ENFOQUE
THE NATIONAL INNOVATION SYSTEM: AN ATTEMPT TO
UNDERSTAND THE APPROACH
Molina, Laura Gabriela
1
Molina, L. G. (2023). El Sistema Nacional de Innovación: un intento por comprender el
enfoque. Revista INNOVA, Revista argentina de Ciencia y Tecnología, 12.
RESUMEN
El enfoque del Sistema Nacional de Innovación es uno de los enfoques -surgido desde
la economía- que estudia el desarrollo considerando las innovaciones, el cambio y el
progreso tecnológico, desde una perspectiva micro-meso económica, influenciado por
el contexto macro en el cual se encuentra inserto. En los países en desarrollo se
considera al Sistema Nacional de Innovación como sujeto de política, como un objetivo
a ser alcanzado. Se intenta explicar el sendero de los países desarrollados e intenta
conducir a los países en desarrollo a alcanzar el desarrollo tecnológico. Teniendo en
cuenta lo dicho anteriormente, se plantea como objetivo de este trabajo destacar las
características del enfoque del Sistema Nacional de Innovación, intentando ponerlo en
perspectiva con el mainstream del desarrollo tecnológico. Luego de realizar la revisión
bibliográfica, queda claro que el desarrollo tecnológico implica un gran desafío para los
encargados de las políticas, como también para las empresas, las demás instituciones y
para la sociedad misma. No existe un único sendero ya que las características de cada
país hacen que cada caso sea diferente. Además, requiere de un estado presente en la
articulación pública-privada para que, a través de las innovaciones, se consolide el
sendero hacia el desarrollo tecnológico.
ABSTRACT
The National Innovation System approach is one of the approaches -emerging from
economics- that studies development considering innovations, change and
technological progress, from a micro-meso-economic perspective, influenced by the
1
Universidad de Buenos Aires y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Argentina /
lgmolina@gmail.com / ORCID: https://orcid.org/0009-0003-9974-2003
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macro context in which it is inserted. In developing countries, the National Innovation
System is considered as a subject of policy, as an objective to be achieved. It tries to
explain the path of developed countries and tries to lead developing countries to achieve
technological development. Considering the above, the objective of this paper is to
highlight the characteristics of the National Innovation System approach, trying to put it
in perspective with the mainstream of technological development. After reviewing the
literature, technological development implies a great challenge for policy makers, as well
as for companies, other institutions, and society itself. There is no single path since the
characteristics of each country make each case different. Moreover, it requires a state
present in the public-private articulation so that, through innovations, the path towards
technological development is consolidated.
PALABRAS CLAVE
Sistema Nacional de Innovación/estado/empresa/desarrollo tecnológico
KEY WORDS
National Innovation System/state/enterprise/technological development
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Introducción
El enfoque del Sistema Nacional de Innovación -caracterizado por su carácter sistémico
e interactivo entre innovaciones y desarrollo tecnológico- es definido por Lundvall et al.,
(2009, citado en García y Estebánez) como un sistema abierto, evolutivo y complejo, que
acompaña las relaciones al interior y entre organizaciones, instituciones y estructuras
socio-económicas, las que determinan el ritmo y la dirección de la innovación y la
creación de competencias que emanan de los procesos de aprendizaje basado tanto en
ciencia como en la experiencia”, es uno de los enfoques -surgido desde la economía-
que estudia el desarrollo considerando las innovaciones como también el cambio y el
progreso tecnológico, desde una perspectiva micro-meso económica, influenciado por
el contexto macro en el cual se encuentra inserto.
Si bien el enfoque surge entre las décadas de 1980 y 1990, siendo Freeman (1982,1987),
Lundvall (1992), Nelson (1993) y Edquist (1997) sus precursores, existe consenso en que
List en 1841 sentó las bases del enfoque en su obra Sistema de Producción (1841). Este
enfoque es aplicable tanto a países desarrollados como en desarrollo; motivo por el cual,
existen (casi) tantas definiciones como autores en el tema.
Mientras en los países desarrollados el enfoque surge desde la perspectiva ex-post, en
los países en desarrollo se considera al Sistema Nacional de Innovación como sujeto de
política, como un objetivo a ser alcanzado (ex-ante), un punto móvil en términos de
Pérez (2001). Desde este punto de vista, trata de explicar el sendero de los países
desarrollados e intenta conducir a los países en desarrollo a alcanzar el desarrollo
tecnológico.
En Latinoamérica el enfoque sentó sus bases en el pensamiento estructuralista cepalino
y en la organización industrial a partir de 1990, para estudiar -desde un enfoque
sistémico- el cambio tecnológico y su impacto en el desarrollo, por un lado. Por el otro,
convertirse en una herramienta, tanto teórica-analítica como metodológica (García y
Estébanez, 2007; Erbes y Suárez, 2020).
Todas las definiciones consideran tres elementos: sistema (haciendo referencia a la
existencia e interacción de las instituciones), innovación (reconoce que las capacidades
surgen a partir de mejoras tecnológicas y organizacionales), Nacional (remite a la
dimensión geográfica o sectorial del sistema). El enfoque tiene implícito en el nombre
su finalidad: un sistema que pretende alcanzar -a través de la innovación- el cambio
tecnológico, que conlleve a un cambio estructural y así, alcanzar un desarrollo
equitativo.
El desarrollo tecnológico es definido por CEPAL como el sustento último del crecimiento
económico de largo plazo; tratándose de un proceso idiosincrático, en el cual la variable
geopolítica debe ser tenida en cuenta. La experiencia ha demostrado que ningún país -
hoy desarrollado- alcanzó esa categorización siguiendo el mismo sendero, ni
concentrado en el mismo sector, ni con el mismo marco institucional (Schteingart y
Coatz, 2015).
El desafío del enfoque es tan grande como la complejidad del proceso que se pretende
comprender. Las innovaciones, por su naturaleza sistémica, no pueden ser reproducidas
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en otro entorno esperando obtener los mismos resultados, debido a las asimetrías de
poder existentes entre los actores, las organizaciones y las instituciones implicadas.
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, se plantea como objetivo de este trabajo
destacar las características del enfoque del Sistema Nacional de Innovación, intentando
ponerlo en perspectiva con el mainstream (evolucionistas, neoschumpeterianos, path
dependence, institucionalistas) acerca del desarrollo tecnológico. Para lograr ese objetivo
se realizó una revisión bibliográfica de ciertos autores que tratan el tema citado
precedentemente.
Las revoluciones tecnológicas en el contexto del surgimiento del enfoque del
Sistema Nacional de Innovación y sus impactos en las tecnologías agro
La cuarta revolución -iniciada en 1908- es en la cual, con el desarrollo de la semilla de
maíz híbrida, el sector agrícola se consolida años después. Los cambios en el sistema
productivo en materia de innovaciones productivas, organizaciones y gerenciales que
trajeron aparejada la Revolución Verde (desde 1960 en adelante), es lo que han llevado
a que este proceso sea considerado como una revolución tecnológica, signado por el
petróleo barato (insumo clave) y los materiales energo-intensivos (Pérez, 2010). Los
avances permitieron aumentar la producción agraria sin necesidad de expandir la
frontera de la producción (Bisang, 2003) y propiciaron el surgimiento de Institutos de
Investigación Agropecuaria. En Argentina se crea el INTA (León, 2013).
Una década más tarde, la Revolución Verde empieza a manifestar sus límites, lo cual
en términos de Pérez (1986)- sucede cuando las ramas que conforman el sistema van
agotando su trayectoria, sus ganancias caen, lo cual acelera la adopción de elementos
que constituyen las bases del nuevo paradigma y el surgimiento de innovaciones
complementarias.
Así se da paso a la quinta revolución (1971), dominada por el paradigma de las TICs y la
biotecnología (Linzer, 2014). La biotecnología -junto a las tecnologías de la información,
la electrónica aplicada al almacenamiento y transmisión de datos y la microelectrónica-
, la ingeniería genética y la nanotecnología (Linzer, 2017) colaboraron en el avance de la
agricultura desarrollando avances en los métodos de producción, donde la bioeconomía
se plantea -y es denominada por sus seguidores- como el nuevo paradigma (Pérez, 2010;
Bisang, et al., 2015).
También los avances de la microelectrónica aplicados a la bioelectrónica en general y, a
los biochips y los biosensores en especial, son herramientas para el control de
bioprocesos a cielo abierto. La difusión de este nuevo paradigma -a diferencia de la
concepción lineal, vigente en Argentina hasta la primera mitad del siglo XX (Parellada y
Ekboir 2002)-, es caótico, no lineal, compuesto por múltiples facetas y condicionantes.
Además, refuerza la implementación de nuevas tecnologías, fomentando un nuevo
modelo de organización de la producción primaria (Bisang, 2003).
La liberalización de los mercados y el desmantelamiento de los mecanismos de
protección de ciertos cultivos dieron lugar a profundos cambios en el sector: la
agriculturización, la agricultura sin agricultores y la extranjerización de los recursos
naturales, entre otros (León, 2016). La actividad agropecuaria se expandió a zonas
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marginales, bajo la lógica industrial, se pudo desarrollar de manera intensiva y bajo
métodos de precisión, ayudados por el surgimiento del paquete agrobiotecnológico
(semillas transgénicas, organismos modificados genéticamente, agroquímicos,
conocimientos, siembra directa, glifosato, silo bolsa, maquinarias), el cual trajo consigo
la concentración de la producción nacional en tres cultivos: soja, maíz y trigo (Bisang,
2003; García Bernado, 2018, Albornoz, 2019).
En esta etapa se expandieron las tecnologías mecánicas, genéticas y las vinculadas a la
protección de cultivos (León, 2016). Estos avances tecnológicos -resultado del trabajo en
red de científicos, empresas y productores- (Parellada et al., 2003) se incorporaron a la
agricultura a través de insumos, primero, y luego, mediante mejoras en las prácticas
agropecuarias, provocando la terciarización de la producción. Entre las innovaciones de
hardware y software se encuentran: GPS incorporados a las maquinarias, estaciones
meteorológicas, sensores de humedad, imágenes satelitales, drones que permitieron
obtener información con mayor precisión, automatizar el desarrollo de ciertas
actividades y mejoras en la eficiencia a lo largo de toda la cadena de producción
(Albornoz, 2019). Estos avances fueron el resultado de un trabajo conjunto entre
investigaciones del ámbito académico y empresas de electrónica y software, que vieron
en este nuevo paradigma la posibilidad de incursionar en el agro.
En este contexto surge, a partir de 2010, la revolución de las tecnologías verdes, las 4.0
y la ingeniería genética de precisión (entre ellas la técnica CRISPR-cas9 de edición
génica) (CONICET, Albornoz, 2019). La necesidad de un nuevo paradigma urge no solo
porque la “trayectoria natural” (Nelson y Winter) o el “paradigma técnico” (Dosi) (en
Pérez, 1986) se encuentra en la etapa de rendimientos decrecientes (madurez), sino
también porque los demás sectores de la sociedad lo demandan, ante las graves
consecuencias socioeconómicas-ambientales que la anterior revolución ha generado.
Si bien en el paradigma anterior, la introducción del desarrollo tecnológico en el agro
presentó algún grado de dificultad en su adopción, el nuevo paradigma de las AgTech o
tecnologías agropecuarias digitales (fomentadas por los avances en robótica) fueron
incorporadas con mayor facilidad. La buena base tecnológica que poseían como
también los menos costos que implicó su adopción, favorecieron tal proceso.
Si bien hay certezas acerca de que la microelectrónica y la biotecnología, basadas en la
ingeniería genética, poseen un gran potencial, también es cierto que existe
incertidumbre acerca de la dirección en la cual se producirán los saltos tecnológicos, que
permitan reducir costos e incrementar ganancias. Dependiendo todo ello de la
interrelación de factores sociales, económicos y geopolíticos como también de los
organizativos y socio institucionales.
Críticas al nuevo paradigma. El nuevo paradigma, en teoría, favorecería a países como
Argentina: abundantes en recursos naturales con escaso capital, beneficiando la
interacción del estado, las empresas y las instituciones de investigación, a través del
desarrollo de las pequeñas y medianas empresas tecnológicas (basada en Bayh-Dole
Act). Sin embargo, la experiencia demostró que no logró generar una distribución de las
ganancias equitativas, favoreciendo a los grandes capitales tecnológicos, en detrimento
de quienes no estaban en condiciones de adaptarse a las exigencias del nuevo
paradigma (Linzer, 2014), lo cual Bisang et al. (2015) reconocen de manera explícita al
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sostener que se “estimuló la concentración de I&D en el sector privado”. Además, la
realidad demostró que las instituciones nacionales vinculadas a investigaciones del agro
se encuentran desactualizadas (en cuanto a investigaciones e inversiones) (Linzer, 2017);
aunque se considere que Argentina se encuentra en una mejor posición respecto del
paradigma anterior.
El hecho de que no se hayan podido obtener los resultados esperados se debe a dos
cuestiones. La primera, no se han producido cambios en su estructura productiva para
ser orientada al desarrollo de actividades más cerebro intensivas, dejando atrás la idea
(economía clásica) de que el capital físico llevaría al desarrollo para dar paso a un nuevo
paradigma. Sin embargo, según el mainstream los resultados no se obtuvieron debido a
limitaciones institucionales-culturales, lo cual carece de fundamento si se considera la
visión de Herrera (1995). La segunda, vinculada a la anterior, hace referencia a la falta
de adaptación (descoordinación) de las políticas (implícitas y explícitas, en términos de
Herrera, 1998) implementadas en estos países.
El enfoque del Sistema Nacional de Innovación
El enfoque del Sistema Nacional de Innovación (SNI) surge cuando las políticas
neoliberales se encontraban en pleno auge en Latinoamérica (Crespo y Muñiz, 2017), en
un contexto que vislumbraba una expansión de la frontera técnica internacional (quinta
revolución, ut supra). Estas políticas (libre comercio, el levantamiento de las barreras
arancelarias, privatizaciones, las reformas estructurales y la minimización del Estado-
Nación) fueron implementadas con la promesa de que los países en desarrollo podrían
alcanzar el desarrollo. En este aspecto es necesario destacar dos cosas. Una, que ese
camino no ha permitido que los países en desarrollo se desarrollaran (valga la
redundancia). La segunda cuestión, es que los países hoy considerados desarrollados,
llegaron a ese estado implementando medidas proteccionistas y políticas
intervencionistas para preservar a las industrias nacientes (Chang, 2013).
Ante la falta de resultados, las críticas a las políticas neoliberales permearon en las
arenas estatales, favoreciendo los instrumentos y lineamientos para el surgimiento del
Sistema Nacional de Innovación, cuyo mayor desafío sigue siendo lograr un crecimiento
sostenido con equidad social. Esto implicaba realizar un cambio estructural: pasar de ser
tomadores de tecnologías a desarrollarlas. Para ello es necesario producir, difundir y
usar conocimientos nuevos, plausibles de valoración económica (innovación)
(Ludvall,1992). Aunque ésta es una condición necesaria pero no suficiente para superar
la brecha existente entre los países desarrollados y en desarrollo (Erbes et al., 2020).
Diferentes definiciones del enfoque según sus autores
Retomando la idea ut supra de la diversidad de definiciones, se considera enriquecedor
presentar las definiciones de los autores que sentaron las bases para el enfoque,
intentado -cada uno de ellos- explicar el sendero recorrido por los países en desarrollo
para llegar al desarrollo tecnológico, como también el que deberían transitar para
alcanzarlo los que aún son considerados en desarrollo.
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Lundvall, cuya definición fue presentada al inicio de este trabajo, deja claro la
importancia no solo de la generación de nuevos procesos y productos (aspecto que
Freeman destaca), sino también del conocimiento tácito y las capacidades que se
acumulan a lo largo del proceso de creación de la innovación dentro del territorio.
Nelson incorpora de manera explícita a las políticas públicas, reconociendo su influencia
no solo en la creación sino también en la difusión de las tecnologías, lo cual permite
comprender las causas del desarrollo diferencial a través del catch up y los determinantes
que facilitan la identificación del cierre de la brecha tecnológica entre países. A diferencia
de Lundvall, para quien no hay dos sistemas iguales, Nelson considera que es posible la
transferencia de capacidades entre países; siendo este uno de los caminos para lograr
el catch up.
El enfoque se enriquece con Freeman (1995), quien -desde una perspectiva más próxima
a los evolucionistas- reconoce la incidencia de los procesos históricos, culturales,
sociales, políticos y económicos como determinantes del sistema y, a su vez, intenta
entender el nivel de desarrollo de cada país. Mientras Edquist (1997) considera -al igual
que Freeman- los factores y procesos (históricos, culturales, sociales, políticos,
organizacionales) que afectan el proceso de difusión y uso de las tecnologías como
también el desarrollo tecnológico, en un intento por enriquecer al enfoque como teoría,
Lundvall pretende orientar su aporte como herramienta metodológica.
¿Qué similitudes y diferencias se pueden citar respecto de las otras visiones sobre el
desarrollo tecnológico?
Para comenzar cabe destacar que tanto para Smith como para Marx, las innovaciones
incrementales eran las que llevarían al progreso, mientras que desde el enfoque del
Sistema Nacional de Innovación no se observa una postura que permita determinar la
relevancia entre las innovaciones incrementales (conocimientos tácito y formal) y las
radicales (defendidas por Schumpeter), sino más bien se reconoce que existe una
“constelación de innovaciones” (Keirstead, 1848, citado en Freeman, 2003). Por lo que
debe existir una complementariedad entre ellas para evitar los límites técnicos (Ley de
Wolf) (Freeman, 2003) y así alcanzar el desarrollo tecnológico.
El enfoque -en línea con Marx- reconoce que la innovación se vincula al progreso
tecnológico y no al progreso técnico, considerando además al cambio tecnológico desde
un enfoque endógeno; a diferencia de la corriente marginalista que considera a los
cambios técnicos como exógenos (Ricoy, 2005; Jimenez-Barrera, 2018). Si bien el
enfoque coincide con Schumpeter -con los neoschumpeterianos y también con los
neoestructuralistas- en lo que se refiere a que las innovaciones tienen un rol importante
en el crecimiento económico y en la riqueza de las naciones, ya que motorizan el
desarrollo a toda economía (Pérez, 1986, 2010; Schteingart et al., 2015). La diferencia es
que, para Schumpeter y sus seguidores, el crecimiento económico está definido por el
cambio técnico y no por el cambio tecnológico como es para el Sistema Nacional de
Innovación. El motivo de tal diferencia se encuentra en que para el primero
(Schumpeter) el cambio tecnológico (al igual que el emprendimiento) son variables
endógenas; mientras la tecnología es exógena.
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En lo que respecta a los neoschumpeterianos y los neoestructuralistas, se puede agregar
que la industria -motor del crecimiento de una economía- permite generar redes (un
sistema interrelacionado) -coincidiendo con el enfoque- y, así, expandir las innovaciones
a los demás sectores y actores del sector público-privado (instituciones, bancos,
universidades, sindicatos, institutos) (Schteingart et al., 2015). Cimoli et al. (1993)
resaltan el estudio de la tecnología y los sistemas de innovación desde una visión
microeconómica, a diferencia de Pérez que considera variables macroeconómicas en sus
análisis y Freeman lo hace desde una perspectiva meso, lo cual enriquece su análisis, al
mismo tiempo que lo complejiza.
Dentro de la red de instituciones que el enfoque destaca, Cimoli et al. (1993) -al igual
que Schumpeter y sus seguidores- considera al empresario innovador como actor clave
(Pérez, 1986, 2010), las empresas como la institución -que a través del aprendizaje
nacional y acumulativo (variable endógena)- conllevan al proceso de generación de
innovaciones y al desarrollo tecnológico; reconociendo -al mismo tiempo- la
interconexión que existe entre las empresas y las redes de instituciones que existen en
un país, las que disponen de los intereses suficientes como para fomentar o frenar el
desarrollo tecnológico, también reconocido por Mazzucato et al., (2017).
Sin embargo, a diferencia del enfoque, Schumpeter considera que el traspaso (y la
distinción) entre invención (delimitada al campo de la ciencia y la tecnología) e
innovación (perteneciente al área de la comercialización, inserción en el mercado) es un
proceso discontinuo, semejantes a un proceso explosivo. Por ello considera que son las
innovaciones radicales, y no las incrementales, las que deben ser desarrolladas para
alcanzar el crecimiento económico. Aunque modifica esta concepción en su obra
“Inestabilidad del capitalismo (1928)” (Freeman, 2003; Pérez, 2010).
En relación con esa percepción de Schumpeter, el enfoque -desde el punto de vista
metodológico- permite conocer el proceso de desarrollo que va desde la generación del
conocimiento hasta la innovación, como también la manera de traccionarlo.
Reconociendo la no linealidad de la producción del conocimiento, a contraposición de lo
establecido por Schumpeter, en lo que se refiere a las etapas o fases (invención,
innovación, difusión) (Pérez, 1986; Freeman, 2003). A diferencia del enfoque lineal (teoría
económica clásica) que considera que los conocimientos en I&D se transfieren al resto
de la economía a través de los bienes públicos o a través de patentes; según sean de
origen público o privado; respectivamente (Chudnovsky, 1999). Por lo que se podría
asumir que, bajo esta perspectiva, los países en desarrollo solo tendrían que decodificar
las tecnologías para lograr el desarrollo tecnológico. Mientras para los marginalistas, la
convergencia internacional sucedería por las diferencias de las tasas de retornos al
capital entre países. El enfoque -en base a los neoschumpeterianos y los evolucionistas-
sostiene que este no es el camino para la convergencia entre países; sino más bien para
acentuar el círculo vicioso del subdesarrollo.
En línea con lo anterior, Rosenberg (1976, citado en Freeman, 2003) destaca que, en un
proceso de innovación, cada país debe adaptarse de acuerdo con sus propias
características; justificado en dos aspectos. El primero porque en esa adaptación entran
en juego las innovaciones incrementales (aprender haciendo, aprender usando,
vinculadas a Arrow) y el desarrollo de capacidad y competencias (aprender por la
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interacción, vinculadas a Lundvall). El segundo, porque las innovaciones no son
replicables en su totalidad. Desde el enfoque, se sostiene que el progreso tecnológico
es una secuencia de innovaciones que se construye en base a una trayectoria (path
dependence) (Freeman, 2003), lo que podría vincularse al paradigma técnico-económico
en términos de Pérez (1986).
La relevancia de las instituciones (favoreciendo o frenando) en el proceso de las
innovaciones (aspecto también destacado por Cimoli y Dosi, 1993) como también del
entorno social es un tema destacado por Pérez (1986) quien agrupa en su idea tanto a
la teoría de los ciclos como a la teoría de la dependencia; característicos del enfoque.
Pérez (2010) al considerar fundamental la participación de los ingenieros, diseñadores y
gerentes en el proceso de innovación, pone en relieve dos cuestiones: el aprendizaje y
la trayectoria pasada (al igual que Lundvall, 2009 y Cimoli et al., 1993); aunque sin dejar
de reconocer la incidencia de la motivación económica, agregando la necesidad de un
insumo clave y del financiamiento.
En cuanto al financiamiento Mazzucato y Semieniuk (2017) destacan tanto la relevancia
como la escasez del financiamiento público destinadas a las innovaciones, las cuales son
necesarias para lograr un crecimiento inclusivo. En línea con ellos, Ruttan (2006) destaca
que, en Estados Unidos, las tecnologías de utilidad general han necesitado de apoyo
económico del sector público para llegar a la etapa de viabilidad comercial.
Lo anterior se contrapone a las políticas neoliberales que pregonan por la liberalización
de los mercados y la no intervención estatal en la economía (incluido el desarrollo
tecnológico) -desmentidas por Chang (2002)- y, si se permite, en contra del empresario
emprendedor de Schumpeter que pretende obtener ganancias a corto plazo, mientras
las innovaciones que realmente permiten llegar al desarrollo requieren de un plazo
mayor, tienen un alto grado de incertidumbre, se tratan de un proceso colectivo y
acumulativo.
Mazzucato et al., (2017) y el enfoque coinciden en la necesidad de la participación estatal
en el proceso de innovación, tanto a través de políticas públicas como en el proceso de
financiamiento per se; debiéndose aceptar la ocurrencia de errores para poder avanzar
(teoría evolucionista). Para lo cual, es necesario un funcionamiento transparente de las
instituciones para evitar a los buscadores de renta (Mazzucato et al., 2017). En
contraposición a neoliberales, quienes consideran al estado en su rol de generador de
incentivos, con lo cual bastaría para que las empresas decidan invertir y generar nuevas
tecnologías (Linzer, 2014), el enfoque pregona por un trabajo conjunto y articulado entre
estado y mercado. Siendo fiel a su enfoque sistémico, intenta construir un equilibrio
entre los diferentes sectores, instituciones y actores, aunque no siempre lo ha logrado,
dado los intereses y el juego de poder existentes (y característicos) de las economías de
mercado.
Sabiendo que las industrias nacientes requerirán protección, el enfoque reconoce al
estado en sus funciones de regular la interacción entre las partes, establecer los
incentivos y fijar las reglas con la intención de cerrar la brecha tecnológica existente
entre los países desarrollados y los países en desarrollo; rompiendo con la
contraposición estado versus mercado de la economía clásica que pregonaba la “mano
invisible” y el laissez-faire.
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Fortalezas y limitaciones del enfoque.
Entre sus fortalezas se encuentra el reconocimiento de que no existen dos sistemas
iguales. La creencia de que no existen recetas únicas para alcanzar el desarrollo
tecnológico, o dicho en términos de Chang (2013) no hay un modelo de “talla única”
para el desarrollo industrial (p49), son dejadas de lado en el enfoque del Sistema
Nacional de Innovación. También se reconoce la necesidad de desarrollar competencias
y capacidades, entre los miembros del sistema, que permitirá a los países en desarrollo
a ser capaces de innovar, en lugar de ser adoptantes de tecnologías. La necesidad de
una mayor participación del estado a través de la generación de políticas públicas y
también a través de instituciones es otra fortaleza del enfoque; aunque sin dar
indicaciones explicitas de políticas públicas.
Colocar en el centro de su estudio a las empresas y sus interrelaciones con las
instituciones, puede ser considerado beneficioso para incentivar el proceso de
desarrollo tecnológico a través de la transferencia de conocimientos, ya que las
tecnologías y los conocimientos se transmiten de manera imperfecta. Sin embargo, esta
centralidad puede tener el efecto contrario al crearse intereses tan fuertes que sesgan
o frenan las innovaciones (o sus procesos) cuando no aseguran un mínimo de
rentabilidad (ut supra). Otra de las limitaciones, también vinculada a las empresas, está
relacionada con la creencia de la destrucción creativa de Schumpeter, asumiendo que el
mercado solo está conformado por empresas con un determinado nivel de
productividad. Mientras que la realidad de muchos (aunque no todos) demuestran que
las empresas no han podido incrementar sus niveles de productividad
significativamente. Tampoco en términos generales, se han podido alcanzar los
objetivos que, en teoría el enfoque promete, por lo que el desarrollo tecnológico con
inclusión social, es aún una asignatura pendiente en los países en desarrollo.
A pesar de las diferentes visiones existentes entre los propios autores que dieron origen
al enfoque, la innovación, las capacidades y los conocimientos (generación y difusión)
son considerados por todos como el motor del desarrollo tecnológico, como también la
necesidad de un trabajo articulado entre el sector público-privado (con las empresas en
el centro). Sin embargo, una limitación es que ciertos autores del enfoque consideran
que solo hay un camino para lograr el desarrollo tecnológico, el cual se alcanzaría con
solo replicar las tecnologías exitosas.
Por último, pero no por eso menos importante, es el hecho de que muchas de las
variables que se utilizan para determinar el grado del desarrollo tecnológico como así
también su impacto no son fáciles de cuantificar, ya que algunas de ellas son variables
cualitativas.
Reflexiones finales
El enfoque del Sistema Nacional de Innovaciones surge en pleno auge de las políticas
neoliberales, teniendo como objeto de estudio el desarrollo tecnológico. Desde el propio
enfoque consideran que no es factible de ser considerada una teoría per se, y que, si bien
existen diferencias inclusive entre los propios fundadores y su perspectiva acerca del
camino a transitar para alcanzar el desarrollo tecnológico, coinciden que el foco de su
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estudio está en el aprendizaje, los conocimientos y las innovaciones; considerando a las
empresas como la institución del sistema.
Con todo lo presentado hasta aquí queda claro que el desarrollo tecnológico implica un
gran desafío para los encargados de las políticas (policy makers), como también para las
empresas, las demás instituciones y para la sociedad misma. Dejando en claro que no
existe un único sendero ya que las características (políticas, económicas, sociales,
históricas, organizaciones) de cada país hacen que cada caso sea diferente. Teniendo en
cuenta que dichas particularidades del territorio deben ser consideradas en el proceso,
se requiere de un estado presente en la articulación pública-privada para que, a través
de las innovaciones, se consolide el sendero hacia el desarrollo tecnológico.
Por ello es fundamental que cada país reconozca qué y cuanta dotación de recursos
(económicos, financieros, humanos, naturales) dispone y, en función a ello, debe, ser
consciente de sus falencias, pero también de sus fortalezas, necesarias para determinar
el sector con el cual se insertará en el mercado internacional, y que este proceso sea lo
más equitativo y justo. Teniendo presente que, tal como sucedió en la historia y la
realidad lo demuestra, los países hoy considerados desarrollados seguirán proponiendo
senderos con señales equivocadas, por lo que lejos de llevar a los países en desarrollo
al tan deseado desarrollo tecnológico (valga la redundancia), siguen -parafraseando a
Pérez- moviendo el blanco hacia el infinito.
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Sitios webs consultados:
CEPAL. https://www.cepal.org/es/temas/innovacion-ciencia-tecnologia
CONICET. https://www.conicet.gov.ar/tag/edicion-genica/
Fecha de recepción: 12/9/2023
Fecha de aceptación: 4/12/2023