Palleiro, “Relatos de fantasmas…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 1 / Noviembre 2023 / pp. 59-91 78 ISSN 3008-7619
compromiso. Pidió hablar con ella a solas, y en este encuentro hirió
mortalmente a Felicitas de un disparo, y luego se quitó la vida. Felicitas murió
luego de una breve agonía y fue sepultada, al igual que su asesino, en el
cementerio de la Recoleta. Para preservar su memoria, su familia hizo
construir la iglesia de Santa Felicitas ‒mártir romana del siglo II‒. En su
interior, la familia hizo colocar una estatua que representa a Felicitas en una
actitud maternal protectora, llevando de la mano a su hijo Félix. Esta historia
trágica de una joven muerta, al igual que las jóvenes desaparecidas durante la
última dictadura militar argentina, en la plenitud de su vida, dio lugar a la
leyenda de su aparición fantasmal.
Varias versiones orales que circulan en torno a este personaje, y que
recurren a la matriz folklórica de “La dama fantasma” como dispositivo de
ficcionalización, fueron analizados en trabajos anteriores (Palleiro, 2012:
291–321; Palleiro, 2013b; Palleiro, 2018; Palleiro y Fantoni, 2021: 143-166;
Palleiro y Peltzer, 2021; Palleiro, en prensa). De todas ellas, revisito aquí una
de Julia Torres Peltzer, joven platense menor de 25 años, presentada bajo la
forma de un testimonio, que introduce el tópico de la denuncia. El texto de
la versión, registrada en un encuentro virtual vía Zoom el 13 de noviembre de
2020, es el siguiente:
La experiencia que yo tuve con Felicitas fueron [sic] tres veces […]La
primera fue cuando yo fui con el colegio al Cementerio de la Recoleta
[…] estaba cerca de la tumba de ella […] veo una mujer caminando
[…]con un vestido blanco, pero no tipo de dama antigua, no, sino un
vestido blanco recto, tipo tubo, y el pelo suelto […] Después, la
segunda […] en el pasillo de mi casa […] y venía el mismo vestido, el
mismo pelo, todo […] 15- 20 días después […] La tercera […] fue la
semana pasada […] yo estoy soñando […] veo la figura […] de un
vestido blanco […] y de un pelo tipo castaño, tirando al rojo y como
con un peinado recogido, como el que tengo yo ahora, y pelo largo. Y
me desperté […] la sensación que me da es que no me está queriendo
proteger [ …] a mí me da la sensación de que necesita que se haga […]
justicia […] Fue un femicidio, y cuando vos vas a Recoleta […] te lo
cuentan como una leyenda […] pero no como que fue una persona
actual […] que la mataron […] la flaca, para mí, está como cansada […]
de que la tomen como una pobre mujer […] La sensación que a mí me
da de ella es que en paz, descansado, no está, y que quiere que se sepa
lo que en verdad pasó […] Entonces lo que yo interpreto, y lo que
siento que me quiere transmitir ella es que ¡La mataron! No es que fue
un crimen pasional. Era un chabón que quería estar con ella, y como
ella no quería, la mató […] Es como que, para mí, da su bendición […]
para que […] se plasme como un hecho histórico [mientras que] ellos
[los guías del Cementerio] lo plasman como un rito.