Paredes, “Serie Pluriversos…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 2 / Noviembre 2024 / pp. 109-129 1 ISSN 3008-7619
SOBRE
SERIE PLURIVERSOS
:
EL ESPÍRITU DE LA
FLORESTA
DE BRUCE ALBERT Y DAVI KOPENAWA;
Y
LA VIDA NO ES ÚTIL
DE AILTON KRENAK
Eterna Cadencia Editora, 2023
por
Lautaro Paredes
Universidad de Buenos Aires - FFyL
Licenciado en Letras (UBA). Integra la Cátedra Libre de Estudios Filológicos Latinoamericanos “Pe-
dro Henríquez Ureña” y forma parte del consejo de redacción de la Nueva Revista de Literaturas Populares.
Actualmente es estudiante de la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos de la UNTREF, y docente
de literatura en colegios secundarios..
Contacto: lautaro.paredes@uba.ar
ORCID: 0000-0002-3070-8080
DOI: 10.5281/zenodo.14070722
RESEÑAS
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La pregunta por lo humano nos interpela tanto desde una perspectiva ética
como desde lo biológico. Plantea una duda sobre la especie como horizonte
identitario y pone un cote a la construcción de una ecología como zona de
extranjería. Involucra tanto la definición de un sujeto de derecho, como a la
ontología de este sujeto y su proyección comunitaria. Esta fue la preocupa-
ción de Giorgio Agamben (2003), desde la biopolítica, al diferenciar entre bios
y zoé, y también de Roberto Esposito (2009) al describir el “dispositivo per-
sona” como una política que opone la persona a la cosa. Esta problematización
de lo humano es lo que guía, actualmente, las teorías acerca del poshuma-
nismo y es, sin dudas, el punto de contacto entre El espíritu de la floresta y La
vida no es útil; los dos primeros títulos publicados por Eterna Cadencia en su
Serie Pluriversos.
El espíritu de la floresta (2023) es la traducción de Mario Cámara de Yano-
mami, l’esprit de la forêt; una recopilación ilustrada de textos sobre la comunidad
yanomami. Está integrada por artículos, charlas y conferencias del antro-
logo franco-marroquí Bruce Albert, y por una serie de testimonios traducidos
del yanomami del chamán Davi Kopenawa. Cuenta también con prefacio del
antropólogo Emanuele Coccia y cuatro anexos finales que desarrollan temas
específicos sobre la comunidad yanomami.
La recopilación se compone de dieciséis capítulos, que pueden agru-
parse en ejes temáticos. Cada eje es desarrollado por dos o más capítulos,
abordando cada problemática tanto desde la óptica testimonial y chamánica
de Kopenawa, como desde la visión etnográfica de Bruce Albert.
El libro empieza por una descripción del significado de la floresta en la
cultura yanomami (capítulos 1 a 3), en la cual Kopenawa introduce la cosmo-
gonía yanomami, su tradición chamánica y su concepción de la floresta como
entidad espiritual.
1
Luego, en el segundo capítulo, Albert comienza relevando
la información geográfica del territorio yanomami, ubicado en el Amazonas
brasileño y venezolano. Posteriormente, pasa a explicar el chamanismo y la
espiritualidad de la comunidad, para terminar con una traducción lo más fiel
posible de la significación de la floresta:
Para los yanomami, urihi a la “tierra-floresta” no es en absoluto un espacio
fuera de la sociedad, un escenario mudo e inerte de las actividades humanas
y un simple espacio de recursos cuyo dominio se debería controlar. Es más
1
En una primera nota, el traductor aclara que el término “floresta” está tomado de la versión en portu-
gués, contexto en el que significa “selva o bosque” y, a la vez, “selva y bosque”.
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bien una vasta entidad viva dotada como todas las demás, de una imagen-
esencia (utupë a) que los chamanes llaman Urihinari a (Albert y Kopenawa,
2023: 48).
Desde la perspectiva yanomami, concluye Albert, no existe división entre la
floresta, sus habitantes (animales, vegetales o espirituales) y la comunidad.
Seguidamente, se desarrolla el problema de la imagen en la cosmovisión
yanomami (capítulos 4 a 7). Como muestra la cita anterior, la imagen yano-
mami utupë a es un concepto complejo y central de su cultura. Su concepción
no remite a la imagen figurativa ni a la idea de representación occidental, sino
que refiere a una entidad espiritual que conecta a los habitantes de la floresta
entre ellos y con su pasado, y que los chamanes pueden hacer descender para
comunicarlas a la comunidad. Sobre la complejidad de esta noción, Albert
anota
Fue esta, su traducción inicial, la que motivó inversamente la nuestra, la de
los etnógrafos, a saber, la ecuación utupë a = “imagen”. En realidad, el término
yanomami se refiere en primer lugar al reflejo de una persona (en el agua o,
más recientemente, en un espejo), a la sombra proyectada o incluso al eco
(wââ utupë, “imagen del sonido”). También se refiere, como lo hemos visto, al
“valor espectral” de los seres desde el tiempo de los orígenes y a su condición
“humanidad” […]. Designa, por último, la imagen-esencia de cualquier ente
[…] (80-82)
Y termina sentenciando que las imágenes “[…] son ante todo percepciones
directas de una realidad exterior considerada absolutamente tangible (el ‘ver’
es aquí auténticamente un ‘conocer’)” (82).
Albert afirma que esta contradicción entre ambas concepciones es lo
que motivó la muestra L’esprit de la fôret. Esta exposición, que da nombre al
libro, exhibió las obras producidas en encuentros entre artistas e integrantes
de la comunidad. De allí surgen varios de los textos que integran la recopila-
ción y, posteriormente, dio lugar a numerosos materiales audiovisuales para
su difusión. El cuarto capítulo se encarga de reseñar la exposición, mientras
que el quinto es un texto breve de Kopenawa en el que explica la significación
del arte yanomami. El sexto y séptimo capítulo son semblanzas de Taniki y
Joseca; dos artistas visuales yanomami, cuyos dibujos y pinturas ilustran la
recopilación.
Los capítulos 8 y 9 describen el chamanismo yanomami. En primer lu-
gar, Davi Kopenawa explica que los ritos chamánicos consisten en inhalar el
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polvo yâkoana a para hacer descender a los espíritus xapiri y hacerlos bailar.
En estos bailes, los chamanes entran en un estado de identidad con los espí-
ritus, con lo que pueden conocer tanto sus imágenes como otras imágenes de
la floresta, invisibles para quienes no son chamanes. Luego, el capítulo 9
transcribe un conversatorio entre Albert y los matemáticos Cedric Villani y
Michel Cassé. Allí, los pensadores buscan puntos de contacto entre el cha-
manismo yanomami y las matemáticas, pensando ambos como traducciones
de mundos desconocidos.
El libro continúa desarrollando el tema de la voz de la floresta (capítulos
10 y 11). Kopenawa explica cómo los espíritus y Omama a, el demiurgo, se
comunican a través de los chamanes. Albert, por su lado, se detiene en la
multiplicidad de voces que habitan la floresta, que lo lleva a proponer un
“poliglotismo humanimal”. Sostiene que la floresta se compone de numero-
sos cantos animales que los yanomami denominan heâ, que significa tanto
sonido como voz. Varios de estos sonidos son imitados por los habitantes de
la comunidad como técnica de caza, pero también para los cantos en los ritos
funerarios y chamánicos. Sumado a esto, el capítulo cierra reponiendo el mito
de origen de las especies yanomami, en el cual los animales pierden su forma
humana pero no su subjetividad, y cada especie adopta una lengua animal.
Todo este tejido de voces y lenguas lleva al antropólogo a sostener que “a
este cosmopolitismo ontológico, con puntos de vista humanos y no humanos
tan estrechamente entrelazados, corresponde aquí un poliglotismo humani-
mal de idéntica complejidad” (163).
Los capítulos 12 y 13 desarrollan los saberes ecológicos de la comuni-
dad yanomami. Los autores, en este punto, resaltan la importancia de escu-
char la voz de las comunidades que habitan la floresta para comprender su
ecología. Bruce Albert da a notar cómo varios de los conocimientos yano-
mami sobre su espacio son saberes que las ciencias naturales empiezan hoy a
vislumbrar. Algunos ejemplos de esto son la cercanía entre la concepción
yanomami de la sensibilidad de la floresta con respecto a los avances actuales
en neurobiología vegetal; y las investigaciones sobre los vínculos entre vege-
tación y pluviosidad, que los yanomami comprenden a partir de la imagen del
Maa hi, el árbol de la lluvia, que da cuenta de que los árboles, el agua y los
vientos forman parte de una sola entidad.
El libro finaliza con tres capítulos sobre la forma en que las sociedades
occidentales generan incendios, deforestación y epidemias en la floresta, de-
teniéndose especialmente en la pandemia de COVID-19. A modo de cierre,
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el libro coloca cuatro anexos en los que desarrolla brevemente algunos temas
puntuales, a modo de “herramientas útiles”. Estos desarrollan la historia de
la comunidad yanomami en las políticas de Estado brasileñas; una descrip-
ción de la casa colectiva Watoriki; un anexo sobre los psicotrópicos utilizados
en los ritos de evocación; y un último anexo sobre Huturaka, la asociación
civil que representa políticamente a las comunidades yanomami.
Los últimos capítulos del libro, que se explayan sobre el modo en que
el sistema de producción capitalista destruye el Amazonas y genera epidemias
que azotan a las comunidades originarias, pero también la importancia de los
saberes indígenas sobre la naturaleza, entran en contacto directo con la pro-
puesta de La vida no es útil (2023); el segundo título de la Serie Pluriversos.
Esta publicación es la traducción del portugués de Cecilia Palmeiro, con
prólogo de Natalia Brizuela, de un conjunto de charlas y discursos dados por
el dirigente político y filósofo Ailton Krenak; vocero de los reclamos indíge-
nas en Brasil. Con un tono de protesta, Krenak se aleja del estudio etnográ-
fico para aproximarse a la proclama política que, transcripta, adquiere la apa-
riencia del ensayo. Desde allí, busca interrogar el imaginario capitalista y el
funcionamiento de sus sociedades.
En las primeras líneas del libro ya declara: “Cuando hablo de humani-
dad no estoy hablando solo de Homo sapiens, sino que me refiero a una in-
mensidad de seres que excluimos desde siempre” (Krenak, 2023: 27). Esta
puesta en crisis del concepto de humanidad es el punto central del reclamo
de Krenak. Según Viveiros de Castro (2010, 2018), la concepción de un ori-
gen común humano de las distintas especies une a las comunidades amerin-
dias. Ailton sostiene que esta perspectiva emparenta a los Krenak con otras
tribus y comunidades originarias, entre las que se encuentran los yanomami.
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La crítica a la humanidad y su relación con el medio atraviesan los cinco
capítulos del libro. Otro eje posible para pensar esta publicación es el par
sueño/despertar. A lo largo del libro, Krenak sostiene que la modernidad “es
una droga increíble, mucho más peligrosa que las que el sistema prohíbe por
ahí. Estamos a tal punto dopados por esta realidad nefasta de consumo y
entretenimiento que nos desconectamos del organismo vivo de la Tierra”
(31). Krenak postula al capitalismo como una fantasía económica, técnica y
2
Como se mostró más arriba, El espíritu de la floresta desarrolla el mito de origen yanomami. Según los
relatos del primer tiempo, los primeros ancestros yanomami fueron humanos con nombres de animales
que, por no poder organizarse en comunidad, vieron degradada su forma (pero no su subjetividad).
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megalómana, lo cual se desarrolla en el primer capítulo “No se come dinero”,
y en el tercero “La máquina de hacer cosas”.
La propuesta de Krenak es una invitación a despertar de esta fantasía.
En el cuarto capítulo, “El mañana no está en venta”, se expone la situación
sanitaria de la pandemia del COVID. Como también muestra El espíritu de la
floresta, esta pandemia es percibida como un llamado de atención de la natu-
raleza hacia la humanidad. Según Krenak, es un quiebre en el imaginario oc-
cidental: “Si durante un tiempo éramos nosotros, los pueblos indígenas, los
que sufríamos la amenaza de la ruptura o de la extinción del sentido de nues-
tra vida, hoy todos estamos ante la inminencia de que la Tierra no pueda
soportar más nuestra demanda” (64). La pandemia es percibida por los pue-
blos originarios como un castigo de la naturaleza que afecta, especialmente,
a los blancos y a la forma de vida urbana.
El último capítulo, “La vida no es útil”, es una profundización de este
llamado a despertar. Sostiene la necesidad de cambiar los hábitos y valores
con los que se funciona la humanidad dado que, a cada paso que damos, el
mundo sigue destruyéndose: “cuando yo piso el suelo, no es mi rastro el que
queda, sino que es el nuestro. Y es el rastro de una humanidad desorientada,
pisando a fondo” (73). Por ello, este último capítulo, que le da nombre al
libro, plantea quitarle a la vida su valor de utilidad para dejar de volcar esa
exigencia sobre el ambiente.
Los cuatro capítulos anteriores son un llamado a despertar de la fantasía
capitalista, pero el segundo capítulo del libro, “Sueños para postergar el fin
del mundo”, se corre de este eje para pensar la mitología de los pueblos ori-
ginarios, que sueña con la desarticulación (o ampliación) del concepto de hu-
manidad: “Los Krenak desconfían de este destino humano, por eso nos vin-
culamos con los ríos, con las piedras, con las plantas y con otros seres con
los que tenemos afinidad” (42). Como sostienen Albert y Kopenawa, la pers-
pectiva panhumanista del pensamiento indígena es percibida como un modo
de seguir desarrollando conocimiento en la actualidad, pero también como
una alternativa a la catástrofe.
Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro, en ¿Hay mundo por
venir? Ensayo sobre los miedos y los fines, catalogan cuatro imaginarios distintos
sobre el futuro en las sociedades actuales. En tres de ellos el mundo termina
en una catástrofe causada por la contaminación, enfermedades o por un
desastre tecnológico. Una cuarta posibilidad, afirman los antropólogos, es el
mito amerindio sobre el fin del mundo:
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Sabemos que cuando el mundo acabe los animales volverán a ser humanos,
como eran en los tiempos míticos: los perros, las gallinas, los animales de la
selva, todos volverán a hablar nuestra lengua, en una desespeciación regresiva
que nos traerá de vuelta el caos originario, hasta que, imaginamos, un nuevo
plano de inmanencia sea trazado, un nuevo recorte o tajada (coupe) del caos
sea seleccionado, y un nuevo mundo pueda surgir (2019: 147)
Sobre el final, la verdad golpeará por lo obvio. Una imagen de futuro en la
que se evita la catástrofe la brinda el pensamiento amerindio a partir de la
conciliación de la humanidad con su medio. Los derechos vegetales y anima-
les, la naturaleza como sujeto de derecho, y la desespeciación simbólica son
algunos de los caminos que proponen ambos títulos de la Serie Pluriversos para
pensar un futuro o una salida del capitalismo, y es su invitación para imaginar
mundos posibles.
Bibliografía
AGAMBEN, GIORGIO. Homo Sacer I. Valencia: Pre-Textos, 2003.
BRUCE, ALBERT Y KOPENAWA, DAVI. El espíritu de la floresta. Buenos Aires:
Eterna Cadencia, 2023.
DANOWSKI, DEBORAH Y VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. ¿Hay mundo por
venir? Ensayo sobre los miedos y los fines. Buenos Aires: Caja Negra Editora,
2019.
ESPOSITO, ROBERTO. Tercera persona. Política de la vida y filosofía de lo impersonal.
Buenos Aires: Amorrortu, 2009.
KRENAK, AILTON. La vida no es útil. Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2023.
VIVEIROS DE CASTRO, EDUARDO. Metafísicas caníbales. Líneas de antropología
posestructural. Buenos Aires: Katz Editores, 2010.
---. La inconsistencia del alma salvaje. Los Polvorines: Universidad Nacional de
General Sarmiento, 2018.