Leal Miranda, “La tradición…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 160-185 160 ISSN 3008-7619
LA TRADICIÓN COMO FORMA DE RESISTENCIA. UNA
LECTURA DEL POEMARIO
MBO XTÁ RÍDÀ /
GENTE PIEL / SKIN PEOPLE
DE HUBERT
HUBERT MATIÚWÀA
TRADITION AS A FORM OF RESISTANCE. A READING OF THE COLLECTION
OF POEMS MBO XTÁ RÍDÀ / GENTE PIEL / SKIN PEOPLE BY HUBERT
HUBERT MATIÚWÀA
Edith Leal Miranda
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
1
Doctora en Literatura por la Universidad Nacional Autónoma de México y Candidata del Sistema
Nacional de Investigadores. Profesora investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de
México. Entre sus líneas de investigación se encuentran: Procesos de construcción identitaria; Relaciones entre lengua y
cultura y Literaturas contemporáneas en lenguas originarias.
Contacto: edith.leal@uacm.edu.mx
ORCID: 0009-0000-8170-8454
DOI: 10.5281/zenodo.15490248
DOSSIER
Leal Miranda, “La tradición…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 160-185 161 ISSN 3008-7619
Fecha de envío: 26/02/2025 Fecha de aceptación: 10/04/2025
Poesía en lenguas
originarias
Tradición oral
Descolonización del
imaginario
En este trabajo se propone una lectura del poemario Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people de Hubert
Hubert Matiúwàa a partir del análisis de la recuperación del mito de origen que da lugar al texto. Se trata de
un estudio que busca profundizar en la relectura y actualización de las historias emanadas de la memoria oral
y su repaso crítico a partir de las necesidades contemporáneas de un pueblo. Las historias de origen están también
atravesadas por los discursos emanados de los procesos de colonización. El poemario analizado trata de incidir
en la reconfiguración de un imaginario colonial y repensar los verdaderos orígenes de la “gente piel”.
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
This paper proposes a reading of the poetry book Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people by Hubert
Hubert Matiúwàa based on the analysis of the recovery of the myth of origin that gives rise to the text. It is a
study that seeks to deepen the rereading and updating of the stories emanating from oral memory and their
critical review based on the contemporary needs of a people. The stories of origin are also traversed by the
discourses emanating from the processes of colonization. The collection of poems analyzed tries to influence the
reconfiguration of a colonial imaginary and rethink the true origins of the "skin people".
ABSTRACT
KEYWORDS
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Para analizar nuestro pensamiento es necesario mapear una
epistemología desde la lengua con base en categorías no
eurocéntricas. Este mapeo coadyuvaría en la superación de la
colonización y la alienación de nuestros saberes, reconstruyendo
la identidad y abonando de manera epistémica la resistencia de
los pueblos ante las amenazas del sistema capitalista.
Hubert Matiúwàa
La piel tiene dos caras
Hubert Matiúwàa
Cuando se habla de tradición regularmente se piensa en la idea de conservar
algo a lo largo del tiempo. Sin embargo, la tradición también puede ser
revisitada, repensada y reescrita. Es posible retomar aspectos y quizás
reformular otros a la luz de las necesidades contemporáneas. En el caso
específico del poemario Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people, Hubert
Matiúwàa recrea una historia de origen del pueblo mè’phàà sobre unos seres
cuyo nombre dan título al texto en cuestión. La particularidad de estos
personajes es la posibilidad de extender su piel y así cubrir distintas
necesidades. Como parte de un ejercicio de recuperación de la memoria, el
autor explora en torno a las historias aterradoras que sobre ellos se contaban,
pero desde una vertiente crítica que favorece una relectura y reconfigura su
legado en la tradición oral. Esta revisión de las historias de origen le permite
contraponer el discurso derivado de los procesos de colonización frente a
uno que él imagina y plantea como un legado más amable para la memoria
de su pueblo. El análisis que se propone en este trabajo es derivado del
diálogo entre la producción ensayística y poética del autor entorno a
conceptos clave en este poemario, como la piel, además de la revisión de
algunos elementos narrativos que componen la historia recreada en el
discurso poético, sin dejar de lado la propuesta estilística.
La carrera literaria de Hubert comenzó de manera reciente. Sin
embargo, ha obtenido un notorio reconocimiento que se ha materializado de
distintas formas: premios, presentaciones y publicaciones, entre otros.
Matiúwàa es un autor cuyo alcance ha sido no sólo nacional sino también
internacional. Son múltiples los textos, entrevistas, videos, podcast en donde
aparece la voz del autor. Asimismo, sus poemas han sido publicados tanto en
revistas nacionales como extranjeras. Además del español, algunos poemas
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han sido traducidos al inglés y el francés. Además, los textos del autor han
generado ya una copiosa obra crítica que abona a su lectura crítica.
1
La popularidad y visibilidad que el autor ha alcanzado deriva
evidentemente de su talento, de las temáticas que aborda y la fuerza de su
voz. Sin embargo, también es importante señalar que el poeta está transitando
por un camino cuyo trazo comenzó, en el caso de México, hace ya varias
décadas. Este proceso ha dado como resultado la parcial incorporación, con
todas las críticas, contradicciones y controversias que puedan formularse, de
un grupo de autores o un tipo de literatura llamada “indígena al campo
literario y al canon.
Hubert Matiúwàa
2
nació en 1986 en Malinaltepec, municipio del estado
de Guerrero en México, cuya historia está profundamente atravesada por
presencia del crimen organizado, referente en buena parte de su creación
poética. Entre los libros que ha publicado se encuentran: Xtámbaa / Piel de
tierra (2016), Tsína nàyaxà’ / Cicatriz que te mira (2017), Mañuwìn / Cordel
torcido (2018), Ìjín gò’ò Tsítsídiín tsí nònè xtédè / Las sombrereras de Tsítsídiín (2018),
Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people (2020), Xùkú xùwàá / Entre escarabajos
(2021) y Túngaa Indìí / Comisario jaguar / Jaguar Commissioner (2021). De manera
digital, en 2020 se publicó su texto narrativo Adá Bègò tsí nàndà’ à Ru wa/Poeta
rayo en la colección Alas de lagartija de la Secretaría de Cultura y la
Coordinación Nacional del Desarrollo Cultural Infantil-Alas y Raíces.
Además, es fundador del proyecto cultural, comunitario y autogestivo
“Gusanos de la memoria”.
3
Cada una de las obras antes mencionadas forma parte de un proyecto
más amplio que tiene relación con la lengua y la cultura mé’phàà. Si bien
Hubert no es el primer autor en idioma mé’phàà, sí es el primero en publicar
1
Como ejemplo se encuentran los artículos de Carolyn Fornoff “La carne que habla: filosofía y poesía
mè’phàà en la obra de Hubert Matiúwàa (2020); el de Violeta Percia “Poéticas del testimonio en la obra
del poeta mè’phàà Hubert Matiúwàa” (2023) y “Keep the Silence from Speaking Poetry by Hubert
Matiúwàa and Martín Tonalmeyotl as Ritual Responses to Drug Violence” (2024) de Paul Worley y Sarah
Blanton, entre otros textos.
2
Su nombre es Hubert Martínez Calleja.
3
De acuerdo con una nota publicada en el periódico La Jornada el 15 de julio de 2020¸ el proyecto surgió
en 2010 por iniciativa de “de un grupo de egresados de la Universidad Autónoma de Guerrero oriundos
de la región de La Montaña, hablantes del idioma mè' phàà, que se vio en la necesidad de recuperar y
repensar la memoria oral de su lengua ya que en la casa de estudios no habían encontrado materiales que
siquiera hicieran referencia a su pensamiento.” Actualmente, el proyecto cuenta ya con una página
electrónica que además es repositorio de la producción en lenguas originarias en distintas latitudes de
México. Cfr. https://www.gusanosdelamemoria.org/
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poesía. Su obra se configura como la de un escritor en el amplio sentido del
término.
4
Lo anterior también está relacionado con su proceso de formación
profesional universitaria que, junto con otros personajes tanto en el propio
pueblo me´phàà como en otros contextos culturales de México, le ha
permitido repensar y revalorar su pertenencia a una nación. Por lo anterior,
en cada texto, puede observarse la construcción desde la memoria colectiva
pero también la experiencia individual. Hay una relación dialéctica entre
pasado, presente y futuro, así como una imperiosa necesidad de repensar
aquello que forma parte de la memoria de los pueblos y que genéricamente
se llama “tradición”. En su poesía y también en sus ensayos se busca
encontrar un correlato de lo ancestral en el tiempo contemporáneo, frente a
problemáticas complejas e incesantes que poco adivinaban sus antepasados.
En esta dinámica, la tradición también se cuestiona y se actualiza, se regenera
creando otros referentes a partir de lo ya conocido. Se revisita, se reviste y se
reinventa.
En el poemario Gente piel particularmente confluyen dos perspectivas
recurrentes en la obra de Matiúwàa: el pasado de los pueblos a la luz de un
presente que manifiesta la necesidad de releer las tradiciones en aras de
comprender la contemporaneidad, así como dar respuestas a problemáticas
muy específicas que se están viviendo en la zona de la Montaña, zona ubicada
en el estado de Guerrero donde confluyen tres pueblos: ñuu’savi o mixtecos,
nahuas y mè’phàà.
Este volumen se publide manera trilingüe en el 2020 bajo los sellos
editoriales Ícaro ediciones y Gusanos de la memoria. El volumen está
dividido en cinco partes. La primera es un prólogo realizado por el propio
autor, titulado “Mbo Xtá rídà / Gente piel”. Posteriormente están los dos
apartados que conforman el poemario: Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin
4
Luz María Lepe distingue tres procesos de escritura en el caso de la literatura en lenguas indígenas: (1)
Literatura de recuperación de la memoria; (2) Literatura de recreación de la tradición; (3) Literatura indígena híbrida.
En el primer tipo se encuentran todos los trabajos que se han realizado recopilando, por ejemplo,
tradiciones, mitos, leyendas, narraciones, entre otros. El segundo tipo trata de producciones literarias
originales realizadas por autores contemporáneos, que buscan de alguna manera recrear ciertas
tradiciones o costumbres mediante la palabra. Pueden referirse incluso a tradiciones literarias o poéticas.
Sería un tipo de literatura cuya inspiración o referente es la tradición de un pueblo. Finalmente, el tercer
tipo refiere a una literatura original que transita entre dos tradiciones: la occidental y la indígena. Sería el
resultado de una suerte de experimentación literaria realizada por parte de autores específicos y que,
debido a la multiplicidad de posibilidades, no se puede definir de una sola manera. Considero que la obra
de Hubert Matiúwàa puede identificarse con la literatura indígena híbrida (Lepe: 2009).
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people” e “Imbáwìì Xtá rídà / El último Xtá rídà / The last Xtá rídà”. A
continuación, se incluye una parte lúdico-didáctica en donde se propone un
ejercicio al lector: dibujar su propio Xtá rídà. Finalmente, se encuentra un
epílogo escrito por Gerardo Gutiérrez, titulado La gente que lleva la piel del
color de la sangre. Como es habitual en los libros de Hubert Matiúwàa, el
volumen está acompañado de ilustraciones en esta ocasión realizadas por
Salvador Jaramillo. Éstas forman parte de un texto extendido que permite
acercarse de una manera multidimensional a la palabra lo cual genera otras
posibilidades de lectura.
5
Uno de los aspectos más importantes del libro es recuperar la piel como
concepto, elemento identitario y estructurador de la filosofía mè’phàà.
Además, el texto se presenta como una vuelta a los orígenes desde una
relectura contemporánea. La tradición oral no sólo se recrea, sino que se
reconfigura y se resignifica. Están además presentes la lengua y el territorio,
fundamentales para la construcción de un sentido de pertenencia.
Cabe señalar que la mayoría de las composiciones que conforman el
volumen son breves, en oposición a buena parte de los poemarios del autor.
La condensación da un vigor muy especial a este texto. Lejos de desarrollar
aspectos muy completos, lo que se presenta son esbozos que dan cuenta
también del carácter fragmentario de una tradición oral que se recompone.
Asimismo, también puede funcionar como una analogía con respecto a la
poca información que se tiene de estos personajes cuya inspiración fueron
5
A excepción de Ìjín gò’ò Tsítsídiín tsí xtédè/Las sombrereras de Tsítsidiín (2018) único texto del autor
donde no hay ilustraciones. El primer poemario del autor Xtámbaa / Piel de tierra está acompañado por
una serie de ilustraciones realizadas por Alec Dempster, las cuales ofrecen también un elemento más de
análisis pues su presencia trasciende lo meramente ornamental y extiende las posibilidades de lectura de
los textos al ofrecer un universo gráfico de aquello que es nombrado mediante las palabras. De igual
manera, el volumen contiene una serie de retratos fotográficos del autor realizados por Manuel Ndiva’í,
así como un disco compacto con las grabaciones de la lectura de los poemas en voz del autor en ambas
versiones: español y mè’phàà. Asimismo, el libro cuenta con un texto a modo de epílogo titulado “Los
Mè’phàà”, escrito por el propio Matiúwàa, en donde se brinda un panorama histórico de este pueblo, así
como del rito Xtámbaa, el cual, además de dar título al poemario, alude a uno de los elementos más
importantes de la cultura mè’phàà y de este trabajo: la piel. En sus siguientes libros también es importante
la participación de artistas gráficos. En Tsína nàyaxà / Cicatriz que te mira (2017) el artista plástico
mazateco Fologonio Naxín es quien se encarga de las ilustraciones. En Mañuwìín / Cordel torcido (2018)
vuelve a participar Alec Dempster. En el caso de Túngaa Indìí / Comisario jaguar / Jaguar Commissioner
(2021) incluye un ensayo titulado “La hora del espíritu jaguar” escrito por el pensador añú José Ángel
Quintero Weir, originario de la región de Maracaibo en Venezuela. Además, el poemario está
acompañado de las series fotográficas “Fiesta de la Gente-ratón y Cambio de Comisario” realizadas por
Anya de León y Lenin Mosso respectivamente.
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los yopis o gente piel, llamados así desde la memoria oral y quienes, de
acuerdo con las investigaciones realizadas por Matiúwàa, están estrechamente
relacionados con el pueblo mè’phàà. (Matiúwàa, 2022: 12-13).
La piel de donde vinimos
La recuperación y teorización en torno a la piel aparecen desde el primer
volumen publicado por el autor. Xtámbaa / Piel de tierra, poemario publicado
en 2016, toma su título de una ceremonia realizada cuando nace un niño para
conocer quién es su hermano animal “y aencomendarlo a la tierra, a los
bosques y a los ríos para que lo cuiden”. (Matiúwàa, 2016: 95). Las relaciones
entre pensamiento y poesía han sido profundamente analizadas en trabajos
como el de Carolyn Fornoff (2020) quien centra su análisis en este poemario
y Tsína ri nayaxa’ / Cicatriz que te mira (2018), tomando como referencia los
ensayos del autor publicados en el suplemento Ojarasca del periódico
mexicano La Jornada, publicados entre 2017 y 2019. Estos ensayos serían
reformulados por el autor y reorganizados para presentarse de una forma más
sistemática en el volumen Xó nùnè jùmà xàbò mè’phàà / El cómo del filosofar de la
gente piel (2022). Fornoff concentra su atención en las dimensiones éticas y
epistemológicas que encuentran sus vasos comunicantes con los poemarios
referidos frente a las necesidades actuales de la comunidad, particularmente
al capitalismo y sus implicaciones con el territorio y el ecocidio.
6
De acuerdo con lo apuntado por Hubert Matiúwàa, la piel es un
elemento muy importante para la cultura mèphàà. Cuando se habla de piel se
refiere a una serie de aspectos que tienen relación con el ser y estar en el
mundo. La piel también tiene un eje ético. Es un símbolo presente tanto en
la vida cotidiana como en los rituales, entre los que destacan el ya mencionado
Xtámbaa / Piel de tierra. La piel “es el corazón de todo lo que existe”
(Matiúwàa, 2022: 8).
La palabra se considera la piel que recubre a una cultura. En ese juego
de analogías, la escritura sería la cicatriz de la palabra. La poesía se convierte
en un medio para explorar sobre el pensamiento y los propios orígenes. Es
un testigo de la búsqueda y también un espacio para dar sentido a lo
6
También puede consultarse la Tesis que realicé para obtener el grado de Doctora en Literatura por la
UNAM, titulada “Lengua y territorio, pensamiento y poesía: aspectos de la identidad en la obra de Hubert
Matiúwàa” (2022). En este trabajo de investigación se hace una revisión de los seis de los siete poemarios
del autor publicados hasta ahora, así como de su producción ensayística.
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encontrado. Cada uno de los poemarios del autor es una ruta que al mismo
tiempo ofrece respuestas a preguntas muy determinadas. El abanico se
extiende y fragmentariamente se presenta una exploración en torno a la
lengua, el territorio, la cultura, los ancestros, la vida en la comunidad, el
pasado, el presente y el futro del pueblo.
El ensayo “Los hombres que hacen reír. Por qué escribir poesía en
idioma mè’phàà” (2017), resulta más esclarecedor con respecto al proceso de
búsqueda. En el texto el autor rememora que al igual que la mayoría de la
gente de su pueblo que quiere continuar con sus estudios, tuvo que
abandonar su tierra. Al salir de la zona de la Montaña empezó a conocer
aspectos de los orígenes de su pasado que serían clave en su quehacer poético
y ensayístico. Por ejemplo, que los pueblos mè’phàà eran conocidos en la
época prehispánica como yopis, yopes o tlapanecos. Es decir, hay una
vinculación histórica entre estos tres pueblos.
El reencuentro del autor con su propia historia incrementa el interés
por la recuperación de la memoria oral, el entender sus claves de lectura y
sobre todo darle sentido desde el presente. Además, la historia del pueblo
yope ofrece un interés particular, por ser parte de los considerados pueblos
indómitos, tanto en la época precortesiana como en la conquista y la colonia.
Los yopes, un pueblo guerrero, son mencionados en distintas fuentes sin que
hasta ahora exista un estudio amplio sobre su cultura. Francisco Vidal Duarte
recupera un fragmento del libro Historia de las cosas de la Nueva España de Fray
Bernardino de Sahagún quien refiere que éstos
Eran cazadores nómadas y recolectores de plantas silvestres; sus armas eran
el arco y las flechas, sus viviendas eran cuevas y chozas de zacate y se vestían
con pieles. Llevaban tiras de piel con adornos de pluma como tocado, un
“espejo” de piedra en la parte superior del cinturón y sabían labrar las
turquesas para hacer joyas. (Vidal Duarte, 1987: 24).
El utilizar pieles, así como pintarse la cara de colores negro y rojo acentuó
aún más este carácter guerrero del pueblo. Vinculado con lo anterior, se
señala que fueron ellos los que introdujeron el culto a Xipetotec o el señor
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desollado, culto que fue adoptado por los mexicas (Vidal Duarte, 1987: 26).
7
En el texto incluido en el propio poemario. Gerardo Gutiérrez señala:
Sabemos que otro nombre que se usó para llamar al oriente de Guerrero fue
Yopetzinco, la tierra de los yopes, adoradores de Tezcatlipoca rojo en su
manifestación de Xipe Tótec, el sacrificador por desollamiento o
despellejamiento. Esta manifestación de Tezcatlipoca es relevante porque
hace alusión al cambio de piel de la tierra en la transición de la época de secas
a la época de lluvias que marca el comienzo del ciclo agrícola. De la misma
forma que las serpientes, algunos arácnidos e insectos, renuevan su piel y
abandonan la vieja cubierta, así la tierra cambia su piel vegetal muerta y
amarillenta por una nueva piel llena de verdor y capaz de producir alimentos.
Esto nos indica que la piel tiene propiedades y poderes extraordinarios y fue
conceptualizada como un manto fantástico que puede sanar lo enfermo y
renovar lo muerto. Además, la piel cambia las propiedades, cualidades y
personalidades de todo lo que cubre (en Matiúwàa, 2020: 93-94).
A pesar de algunas diferencias en las informaciones recabadas, se puede
afirmar que la cultura yope se estableció en la zona de la Montaña de
Guerrero, que está relacionada con la cultura que hoy en día se conoce como
tlapaneca o mè’phàà y que se destacó por ciertas prácticas culturales entre las
7
Sin embargo, en el libro Xipe Tótec. Guerra y regeneración del maíz en la religión mexica, de Carlos Javier
González González (2011), se señala que monumentalmente no se puede relacionar a esta deidad con la
cultura yope. El autor presenta una genealogía vinculada a su presencia tanto en la zona maya como en
Oaxaca y apunta: “Con base en la exposición presentada hasta aquí puede concluirse que, a partir de los
materiales arqueológicos conocidos hasta la fecha, los vestigios más antiguos e incontrovertibles del dios
que motiva esta obra, llamado Xipe Tótec por los nahuas del Posclásico Tardío, se encuentran en Monte
Albán dentro de la última fase del periodo Clásico, hacia el año 600 d.C.” (67-68). Con respecto a su
relación con los pueblos conocidos hoy como mè’phàà, el autor apunta: “Aunque la Montaña de
Guerrero, región donde se encuentra Tlapa, continúa siendo la menos conocida de ese estado mexicano
desde el punto de vista arqueológico, a partir de datos recientes puede establecerse en ella la presencia
de Xipe Tótec por lo menos desde el Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), manifestada a través de
esculturas estilo ñiuñe con sus atributos y que tal vez evidencian una influencia de la Mixteca baja
oaxaqueña en la Montaña guerrerense […] De esta manera, los materiales arqueológicos de la región
tlapaneca dejan ver que ‘Nuestro señor desollado’ formaba parte de la tradición religiosa local,
sumándose a los testimonios documentales y toponímicos, y contribuyendo simultáneamente a explicar
por qué los mexicas informantes de Sahagún se refirieron a los tlapanecas como devotos de Xipe Tótec.
En cuanto a los yopis o yopime, e independientemente de su grado de afinidad con los tlapanecas, su
identificación con el dios es indudable, en tanto que Yopi era otro nombre de “nuestro señor
desollado…” (70-71). A pesar de estas afirmaciones, Matiúwàa se adscribe a esta tradición
mesoamericana.
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que se destacan la del desollamiento, muy relacionada con el culto a deidades
adoptadas por la cultura mexica, como Xipetotec. Es evidente la importancia
de la piel como un eje identitario que tuvo implicaciones en diversos ámbitos
de la vida social y cuyo simbolismo pervive hasta hoy en día pues como señala
Matiúwàa la piel es “la matriz del pensamiento que une las distintas variantes
dialectales de nuestro idioma” (Matiúwàa, 2020: 10).
En ese orden de ideas, conviene rescatar algunos de los planteamientos
realizados por el propio Hubert Matiúwàa en el conversatorio Gente piel”,
organizado en el marco del proyecto “Adugo biri. Etnopoéticas”, celebrado
el 21 de enero de 2022. En primer lugar, y vinculado con el origen del pueblo
yope, el autor cuestiona la pertinencia del regreso a los orígenes en el sentido
de encontrar lo “verdadero”, o que da fundamento, pues argumenta que lo
esencial no existe. Lo anterior se relaciona con los postulados de este trabajo.
Si bien se ha decidido leer desde la mirada crítica de lo identitario, se ha hecho
hincapié en que no debe relacionarse con lo verdadero o lo esencial. La
identidad es algo que se construye en el tiempo, aunque puede tener
referentes muy específicos que se vinculan con la historia tanto personal
como colectiva. La construcción identitaria también es el resultado de una
serie de decisiones. En ese sentido, está la disposición para recuperar estas
narrativas, pero no desde la perspectiva de la verdad sino de la resistencia,
pues como señala el propio Matiúwàa: “Las narraciones de la oralidad tienen
un propósito: transformar la memoria para la acción” (Matiúwàa, 2020: 9).
Un asunto s atendible de acuerdo con el autor es la forma de
nombrar el mundo, pues a partir de ello se puede viajar en el tiempo. En este
caso específico, un eje conduce y permanece: la piel. Esta categoría está
profundamente relacionada con lo epistémico, lo ontológico y lo ético. A
partir de este elemento y otros más se crea “el amarre”, que también es un
concepto muy importante en la cultura mè’phàà.
8
De esta manera, alguien
crea a partir de los elementos de su entorno, los “amarra”, dando lugar a una
nueva piel. En ese sentido, el poeta es un amarrador de palabras, el poeta
bilingüe será además una piel de dos mundos.
8
Para acercarse a algunos aspectos del simbolismo en la cultura mè’phàà se recomienda la lectura del
libro coordinado por Marcela Tovar Gómez titulado ¡Como la fuerza de un rayo! Resistencia, ritualidad y
sabiduría entre los Mè’phàà (2021) Sobre el amarre específicamente se encuentra el capítulo 4, “Xtambá
nùruwá xi’ñá’ maxtiewá xojíun’ lú’. El amarre que hacen nuestros abuelos para proteger a nuestro
pueblo”.
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Además de palabras y de mundos, el autor también es un amarrador de
tradiciones, de historias, en aras de comprender el pasado a la luz del presente
desde un acto de resignificación de los elementos simbólicos que conforman
lo cultural. Es desde esa perspectiva que se erige el poemario Mbo Xtá rídà /
Gente piel / Skin people. El referente es esta población indómita de la que ya se
ha hablado:
A los pueblos mè’phàà que no se convirtieron al cristianismo se les llamó
demonios, caníbales, gente piel o gente que desolla [sic], y por esta razón
fueron exterminados. Debido a que se mantenían en resistencia, se creó
alrededor de ellos una narrativa de odio. Los sacerdotes alimentaron el terror
para evitar que las distintas comunidades mè’phàà se pudieran aliar.
(Matiúwàa, 2020: 9).
Como consecuencia, de lo anterior se da una recreación, se repiensa esa
narrativa y se le da sentido desde las necesidades específicas del presente. La
memoria oral se reconfigura:
A partir del lenguaje de la poesía, el libro Mbo Xtá rídà / Gente piel / Skin people,
recrea un nuevo imaginario y presenta a estos personajes como seres
fantásticos que ayudaron a crear el mundo: con sus lágrimas se saló el mar,
ellos crearon los cerros y la ropa de cada animal, hablaron el idioma del sueño
y nos dejaron la capacidad de interpretarlo, estiraron su piel y nos cubrieron
con ella para sentir el mundo. (Matiúwàa, 2020: 10).
La vuelta a los orígenes presenta otra perspectiva. Más allá de tratar de
determinar el pasado, en aras de esclarecer la “verdad” de la procedencia, lo
que resulta más importante es unir los fragmentos para dar sentido al presente
a partir de la memoria. Lejos de una visión esencialista lo que parece
preocupar más al autor es generar un discurso de reivindicación que
respuestas más concretas y efectivas a partir de elementos de una tradición
milenaria que perviven en las representaciones contemporáneas.
Lengua y territorio, pensamiento y poesía. Una lectura de
Mbo Xtá
rídà / Gente piel
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En este último apartado se ofrece una lectura del poemario Gente piel, el cual
se centra en encontrar los vasos comunicantes entre los discursos teóricos y
poéticos del autor. Como un amarrador de palabras, Matiúwàa ofrece una
versión de diversas historias provenientes de la oralidad que le permiten
reconstruir un origen. La resistencia del autor radica en cuestionar los
discursos dominantes provenientes de los procesos de colonización, así
como otorgar vigencia a las narraciones provenientes de la memoria oral.
Asimismo, como lo señala Violeta Percia, la resistencia también reside en la
manera en que el autor contribuye a la construcción de la memoria colectiva
frente a los distintos tipos de violencia que enfrentan los habitantes de la zona
de la Montaña (Percia, 2023: 11). Es importante señalar que, si bien no se
trata de presentar un análisis estilístico sino s de contenido, esta revisión
del poemario también refiere algunos de los recursos poéticos utilizados por
el autor.
Para comenzar puede decirse que el difrasismo es un procedimiento
lingüístico mediante el cual una misma idea es expresada mediante dos
vocablos. De igual manera, es sabido que este recurso es muy utilizado en
algunas lenguas originarias. Un concepto se construye a partir de dos
elementos complementarios que no necesariamente funcionan desde la
sinonimia. En un juego de analogías, puede pensarse que la construcción del
poemario Mbo Xtá rídà / Gente piel se hace mediante un difrasismo complejo
y poco convencional. Como se ha mencionado, el poemario está constituido
por dos partes. En general se trata de un texto breve. Aunque se cuenta una
historia no es propiamente un poema narrativo, recurso habitual en la obra
del autor. Es a partir de lo fragmentario que se puede reconstruir la historia
de la llamada Gente piel.
Volviendo a la idea del difrasismo, se puede afirmar que los elementos
mediante los cuales se define a la Gente piel están desarrollados en cada parte
del libro. La primera, titulada precisamente Mbo Xtá rídà / Gente piel/Skin
people” es genérica. La segunda parte “Imbáwìì Xrìdà / El último Xtá rídà
/ Last Xtá rídà” es particular, describe un caso específico y tiene un carácter
trágico. Cada una aporta para la reconstrucción de esos seres fantásticos cuyo
referente se ha perdido con el paso de los años, de los siglos. El tiempo que
transcurre entre ellas es inconmensurable. Se trata de los dos extremos de la
vida: la creación y su extinción. El primer poema refiere precisamente al
origen en donde se recuperan aspectos fundantes de la cosmovisión mè’phàà;
Leal Miranda, “La tradición…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 160-185 172 ISSN 3008-7619
I
Vinieron del sueño
para encarnar
la piel de nuestro mundo,
con la lengua del aire
pintaron la noche,
antes de que riera la primera estrella
se arrastraron con las serpientes,
dieron cauce a los ríos
y escamaron los cerros.
I
Ná xujiun xnu’daa niguwéè
rí mònè majndá
wáji tsinuu ajngáa
rí rígà inuu numbaa,
gàjmàá a’wóo gíñá
ni’niì mbro’on
ná nigùmaa iduu à gùán
tsí netssè numbaa e’ne,
nìgrígùùn gajmìín àbò’
tsí nìrìyàà iya inuu numbaa
tsí nènè májáàn jùbà’ ná mujuwa ló’. (Matiúwàa, 2020: 21-22).
La composición recupera una serie de elementos como el sueño, la piel, la
carne, la lengua, la noche; serpientes, ríos y cerros se dibujan en un escenario
específico, primigenio. Como se puede observar, esos aspectos que son
desarrollados también en el discurso ensayístico del autor, aquí se retoman
desde lo poético dando lugar a un discurso también de conocimiento, pero
en otra dimensión.
Cabe señalar que, si bien se recobra un tiempo primigenio, se puede
observar que varía de otros s recuperados en algunas obras del autor.
9
Aquí se observa ese mismo referente: la creación, pero desde otros aspectos.
Lo anterior puede parecer caótico, poco certero e inverosímil. Lejos de la
seguridad que da la univocidad, la ambigüedad hace inaprensible el
conocimiento, o al menos eso es lo que parece en primera instancia. En ese
9
Por ejemplo, lo narrado en el poemario Mañuwìín / Cordel torcido, a partir de las aventuras de Xáxa y sus
repercusiones en el nacimiento del tiempo, de la vida, de la lengua.
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 160-185 173 ISSN 3008-7619
sentido, desde la tradición oral se recuperan varios comienzos sin privilegiar
uno por encima de otro. No hay una narración única, una sola historia de
origen. La vida parece ser producto de una conjunción de hechos, se
construye a partir de una pluralidad de miradas y perspectivas.
En ese inicio está la gente piel, con características específicas, se les ve
ir y venir, hay un recorrido desde el tiempo pasado hasta el presente en donde
dibuja una especie de retrato, también fragmentario:
II
Tienen brillantes
incrustados en las orejas,
el cabello,
atado de luciérnagas,
es huella
en la cobija del monte.
Su lengua de piel
despierta y anda ligera
con los pasos del venado.
II
Mbi’íí itsí rí tra’à ña’wuùn,
txùù idxùun
nambita’a nè
xó bìtú tsí ngrigùún’ awúun xàxè.
ajngáa rí nutheèn,
ñajuun mè’phàà Xtá rídà
ikhaa rí naxkawiì numbaa
jamí xawii ngrgòò xó àñà’. (Matiúwàa, 2020: 24-25).
A partir de la descripción se empieza a formar una idea de estos seres tan
lejanos y al mismo tiempo tan presentes en el paisaje. Parecen estar
escondidos entre cada uno de los elementos que lo conforman. Una
característica sobresale de entre las demás: la flexibilidad de su piel. Ésta les
permite cuidarse, cubrirse, pero también cuidar de los otros. Por ejemplo,
otorgan una piel a cada animal que además revisten con una decoración
especial. Al mismo tiempo les dan un nombre. Ambos aspectos aparecen otra
vez unidos desde los tiempos originarios y relacionados con estos personajes
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del imaginario colectivo. Se trata, como menciona Violeta Percia de “serie de
juegos metafóricos entre la piel y la lengua donde ambas comparten la
cualidad de cubrir, cobijar, vestir, investir, proteger los cuerpos; pero sobre
todo, la capacidad de hacernos sensibles al mundo”. (Percia, 2023: 24)
A lo largo de esta primera parte del poemario se puede observar que
hay una correlación con los otros seres marcada por la protección. Se
establece una vinculación ética. Contrario a las historias difundidas a partir
de los procesos de conquista y colonización en donde se erigió un discurso
de terror frente a estos seres, en esta composición se les reconstruye desde la
ternura. La resistencia epistémica también está relacionada con la
reconceptualización de las emociones. Estos seres, la gente piel, no sólo
cuidan, sino que proveen de elementos para la sobrevivencia. Asimismo,
coadyuvan a establecer un lazo entre el cielo y la tierra. Crean un vínculo
entre estos dos espacios. También llama la atención algo que ya se había
esbozado: estas composiciones son sintéticas lo que de alguna manera
acrecienta su carácter lírico:
VII
Con la ropa del agua
despiertan a la niña de la mañana,
con saliva
trasparentan su vestido,
colorean su cabello
y la llaman Arcoíris,
le dan pies en cada ciénega,
la nombran Puerta del Sueño
donde duermen los cantos.
VII
Gàjmàá xtíñuù iya
nixkaxii adeè mi’dxà,
nènè mbita’è
náwùún dxá’gú gàjmàá iya dawúùn,
waji ni’niì txúu idxúu,
Tòkàyà, níxnaa mbi’yuu adà,
nitsijíí nakhu ná iduu mama’
nitheen ri kaa mataxí go’ò xnúndaa
ná na’gu àjmú rí nètsé numbaa e’nè. (Matiúwàa, 2020: 39-40).
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La Puerta del Sueño no sólo abre el mundo de lo onírico sino, como en el
caso del Canto XIX en La Odisea, adivina también una realidad futura
mediante una alegoría. Se trata de la posibilidad que abre la vida como
Creación, mediante cada uno de los seres que pueblan ese territorio. Cada
verso es un principio y también un fin. Se trata del camino del arcoíris cuyo
origen y terminación son siempre visibles pero inciertos, pues corresponden
más a una ilusión óptica que lo hace parecer real, hay una promesa de su
existencia que se desvanece en lo intangible. Los pies que les son otorgados
le dan un carácter omnipresente y lo anclan en lo terreno.
Además de la condensación, otra característica se observa de manera
recurrente en este poemario. Se trata de la sonoridad lograda a partir del uso
de distintos recursos, entre ellos las onomatopeyas. Es importante señalar
que éstas se conservan en las dos versiones del poema. Estas palabras
intraducibles abren una puerta de entendimiento entre dos registros
culturales. A partir de la representación de los sonidos se establecen vasos
comunicantes entre dos formas de representación del lenguaje y del
pensamiento.
VIII
Cuelgan en sus cuellos
silbatos de armadillo:
bilúm bilúm,
un terreno grande,
bilúm bilúm,
dos raíces crecen
bilúm bilúm
tres cuervos en el maguey,
bilúm bilúm
cuatro ardillas comen mazorca con miel,
bilúm bilúm
cinco mujeres casa de luna.
VIII
Gàjmàa xòó gàá’
niniì bilúm rí nafíyò,
níxtrakee nè aphúùn;
bilúm bilúm,
mbá mbaa mbáá,
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bilúm bilúm,
àjmà ajmàà najmàà,
bilúm bilúm,
atsúun yùwà’ trámiin
inuu yu’wà’ na’phò yúwà’,
bilúm bilúm,
akhùun yàá na’phò yàà gàjmàá yáá
bilúm bilúm
akhùun yàá na’phò yàà gàjmàá yáá
bilúm bilúm,
witsuun gò’o go’wóò gòn’. (Matiúwàa, 2020: 42-43).
Asimismo, se puede observar que la enumeración y la acumulación se
conjuntan para dar fuerza a lo enunciado. La distribución de los elementos
que aparecen paulatinamente construye una estampa que, paradójicamente,
se encuentra en constante movimiento y cuyo sentido se acrecienta por la
repetición de la onomatopeya que alude al silbido de los Xtá rídà: bilím
bilúm”. En este poemario se observa un sentido más experimental en lo que
respecta al lenguaje. Si bien la historia recuperada, la de la gente piel, es un
eje muy importante, es posible observar que la historia narrada de manera
fragmentaria es tan importante como la forma. Se puede observar un trabajo
muy cuidadoso en la construcción de cada poema.
Los sonidos propician la danza que origina el movimiento y con él la
vida. Como en casi todos los poemarios del autor, la lengua forma parte del
origen. Cabe señalar que en el poemario se recupera otra figura
imprescindible de la tradición mesoamericana: el tlacuache. Gracias a este
personaje se pasa de la oscuridad primigenia al advenimiento de la luz. Este
animal también está presente en otras historias del pueblo mè’phàà.
10
Es el
10
Puede consultarse el texto del Alfredo López Austin Los mitos del tlacuache. México: UNAM-Instituto
de Investigaciones antropológicas, 2006. De igual forma, sobre el papel del tlacuache en la cultura
mè’phàà puede revisarse el texto “Los hombres que hacen reír. Por qué escribir poesía en idioma
mè’phàà” publicado en el suplemento en donde puede leerse: “Hace mucho tiempo los mè’phàà no
conocían la alegría; el tlacuache al darse cuenta de esa situación fue y robó el pulque a su hermana la
Señora del Cerro para dárselo a los mè’phàà. Los mè’phàà la bebieron y se emborracharon; al poco rato
se alegraron, pero más tarde empezaron a pelear; el tlacuache al darse cuenta se puso triste, porque en
vez de traer la alegría trajo la tristeza; fue cuando el gusano oreja de olla le contó que allá en la otra loma,
hay hombres que saben hacer reír. El tlacuache fue a buscarlos, tardó varios días hasta regresar con ellos
y trajeron la palabra que cuenta, la que unió los corazones de los mè’phàà… Para mí, los escritores son
aquellas personas que cuentan, hacen reír, enojar, y a través de su palabra dejan testimonio del tiempo
que les tocó vivir”. (2017)
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mismo comienzo para otros seres como el pájaro carpintero quien llora
porque no tiene casa: “Le dan un pico dorado/para hacer cantar / al corazón
de los árboles / kó, kó, /xtá riti’, xtá riti’,/kó kó, kó
(Matiúwàa, 2020: 49). El sonido de los animales convoca a modo de rito a ese
momento primigenio. Cada vez que se les escucha se rememora el tiempo de
la creación. En ese sentido, como lo señala el autor, el discurso poético nace
de las necesidades de la propia comunidad y se reactualiza en cada ciclo,
dando fuerza a la vida cotidiana y es “la cicatriz en la piel de la memoria”
(Matiúwàa, 2022: 176). La ritualidad de la poesía implica volver a vivir,
experimentar el origen y ponerse en contacto con lo primigenio para, desde
esa perspectiva, revalorar a los seres humanos y animales que conforman la
comunidad.
El final de la primera parte del poemario está marcado por el
nacimiento de los xàbò o carne que habla:
XII
Los xàbò
aún no abríamos los ojos,
la luna tenía amarrado nuestro ombligo,
los Xtá rídà
maduraron nuestros huesos,
nos envolvieron con su piel
y caímos
en racimos con los sueños.
XII
Xó tambá’thoo ida ló’,
tsáà xàbò nindxà ló,
kuatuùn gòn’ rùmìa ló’,
mbo Xtá rídà
nènè makíí ìtsá ló’,
asndo rí nirakhàán ló’
gàjmàá xnún’daa inuu numbaa. (Matiúwàa, 2020: 34-35).
Todo lo que se ha esbozado hasta aquí se da en un tiempo primigenio. El
nacimiento del mundo y todos los seres que lo acompañan se da gracias a la
gente piel. A partir de las composiciones revisadas, puede afirmarse que estos
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personajes reúnen características heroicas que los alejan del imaginario
compartido en donde se les asociaba con aspectos negativos dando como
resultado el temor al interior de la comunidad. En cambio, la ternura y el
cuidado que manifiestan abre la posibilidad de comenzar a cambiar el
paradigma de dominación que incluye también el ámbito de lo simbólico.
Además, es importante señalar la forma en que mediante el discurso poético
se establece la genealogía de los mè’phàà que busca alejarse de los estigmas
construidos tanto en torno a los yopes como a los tlapanecos mediante la
configuración de un imaginario alterno.
La segunda parte de este poemario alude justamente a la colonización
de lo simbólico cuya consecuencia es el exterminio de la gente piel. Así, ésta
puede definirse desde lo entrañable pero también a partir del terror que
empezaron a infundir en las comunidades mè’phàà. Contrario a la narrativa
prevaleciente en la primera parte del libro, en la segunda hay un tono de
pesadumbre frente al exterminio de estos seres maravillosos. En el lector se
produce un sentimiento de impotencia frente a la violencia ejercida en su
contra:
I
Un día
llegó la gente de la cruz,
como a fieros animales de monte
arrearon a los Xtá rídà,
les pusieron
sal en el cuerpo
en nombre de un dios ajeno.
I
Mbá mbi’i
niguá’un xàbò tsí jùda kruce,
nixkùún mbo Xtá rídà,
nirugìín,
nixná idú tsùdùun
numuu rí tséne gamakuìn
tátà mikhuíí tsí bráka ñawuun kruce. (Matiúwàa, 2020: 59-60).
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El tono de la primera parte del poemario contrasta con lo trágico de los
eventos que se van enunciando. Hay un sentimiento de aislamiento y
desolación que se va edificando paulatinamente. Cada poema parece cerrar el
ciclo de un hombre o mujer piel. La actitud de animadversión hacia estos
personajes contribuye a su borramiento, parece como si empezaran a
desdibujarse incluso ante mismos, lo cual produce una falta de auto
reconocimiento:
VII
Fue al ojo de agua,
miró sus orejas grandes
que anidan la voz del viento,
se tocó la piel
para sentir el dolor de la tierra,
escondido entre las hojas
se hizo bola,
como el armadillo
que rueda ante los perros
al empezar la casa.
VII
Nikha Xtá rídà ná iduu iya,
niyáxíi mijnè,
ndi’yoo rí paska ña’wun
ná gìdà’ ajngóo gíñá,
niguguèè xtá tsùduù
ná kàmaa gà’kui numbaa,
ne’ne xndú mijneè
xó gàá’ tsí ngrigòò
ragáyúu inuu xùwán,
ídò narakaa dùùn ná nuxka xàbò. (Matiúwàa, 2020: 77-78).
El poema resalta por su belleza formal. Las imágenes construidas crean un
contraste entre el contenido y la forma. El recurso del reflejo en el agua
permite al lector asimilarse con el personaje. Es también él quien se mira al
ver la imagen. No se trata de un ser siniestro sino dolido. Su extraña
apariencia abre posibilidades de experimentar el entorno de otra manera y
albergar la vida en distintas formas. La empatía que muestra hacia el entrono
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se encarna. Es capaz de sentir el dolor de la tierra en la propia piel, el
sufrimiento. De igual manera, la identificación del lector con el personaje
abre la posibilidad de ponerse en el lugar del otro, del ser oprimido y
silenciado. La poesía como expresión del pensamiento coadyuva así a
proponer otras formas de mirar y comprender lo diferente. Asimismo, puede
destacarse la manera en que el autor logra mediante el discurso poético
plasmar ideas centrales en su quehacer ensayístico-filosófico. Piel y tierra se
presentan como dos elementos a partir de los cuales se erige la vida, pero
también el desconsuelo.
En el poema también se da una contraposición entre la auto
representación y la hetero representación. Como se puede observar, no hay
una coincidencia entre la imagen que la gente piel tiene de misma con la
que se ha generado y generalizado entre los pobladores de la región, lo cual
genera un estigma, una identidad deteriorada que prevalecerá en el imaginario
de la comunidad. Lejos está el momento de la creación de los xàbò cuyo
origen ha quedado borrado de su memoria. El reflejo de mismo del Xtá
rídà no coincide con la imagen construida y el trato que le dan los otros. El
tocar cada parte del cuerpo parece ser un intento por reconocerse, lo cual
provoca un juego de contradicciones. ¿Reconocerse a partir de lo que piensa
él de mismo o desde la perspectiva que tienen los demás? Estos
cuestionamientos tienen su paralelismo con problemáticas contemporáneas
en torno a lo identitario y lo ontológico de los pueblos mè’phàà, pero también
de otros pueblos originarios de México. Por un lado, está el discurso oficial
en torno a lo indígena” que busca homogeneizar la diferencia cultural
agrupando la diversidad en aras de reducir la propia experiencia, el pasado, la
historia y sobre todo el legado. Por el otro, se encuentra la desvinculación
con el pasado también se da a partir de la narración de historias denigrantes
cuyos personajes dejan de ser un referente digno para las poblaciones. De
esta manera se borra la memoria y la genealogía. Los orígenes se vuelven
inciertos.
La disociación entre las formas de representación acrecienta el tono
doloroso de estas composiciones. Desaparecer parece el último recurso:
transformarse para desaparecer:
IX
Nacieron raíces
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de la carne de Xtá rída,
crece en forma de orejas,
se llena de espinas
para que nadie
la vuelva a tocar,
llora babosa
y de vez en cuando da tunas
para recordar
lo dulce en la garganta.
IX
Ndi’yaa ajmàà
ná nìwàchìkurígà xuyuùn Xtá rídà,
ni’ka ra’ya nè xó ña’waan ló’,
ni’ka tsuwan tsùdùù nè
ikajngó nimbá xàbò ná xágùga nè,
nè’nè núnjdú tswan rí na’tsuu rajuan ló’
ikajngó marma’an àkiàn ló’
rí gìdà’ tawn ajngóo
Xtá rídà ná rawan ló’. (Matiúwàa, 2020: 83-84).
Esta composición cierra el ciclo de la Gente piel. La transfiguración abre una
posibilidad de esperanza, el inicio de un ciclo para estar en el mundo de otra
forma. Las raíces anclan a estos personajes a su lugar de origen para que no
se les olvide. Las espinas los protegen de la maldad generada por la
incomprensión. Su palabra dejó de ser escuchada o entendida y eso implicó
su exterminio. Pero esta circunstancia fue provocada. No hay rasgo de
inocencia en lo sucedido. El sacrificio de la gente piel implica el advenimiento
de una nueva era que no es mejor para las comunidades mè’phàà en ningún
sentido. Sin embargo, se les hace creer que este suceso traerá un beneficio y
se les convierte en verdugos de su propio pueblo. Es la lógica del
colonialismo donde un oprimido puede convertirse en un opresor.
La analogía entre la gente piel y la planta del nopal es acertada. Esta
cactácea es una de formas s complejas de la naturaleza. La familiaridad
con que se ve hace que se olvide lo extravagante de su forma que es advertida
sobre todo por personas que no pertenecen al mismo contexto cultural. El
hecho de que se coma acrecienta lo excéntrico. La gente piel se convierte en
una nopalera que alimenta de manera integral. Es el cuerpo sacrificado en la
eucaristía mediante el cual se puede entrar en contacto con lo sagrado. Lo
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amargo de la expiación se nivela gracias a lo dulce del fruto, aunque su
presencia sea solamente periódica. El dolor entonces tiene ciclos que se
amortiguan en ciertas épocas.
El tono melancólico se acrecienta con el referente a lo individual. Ya
no se trata de la gente piel, sino de sólo uno, el sobreviviente del exterminio
sistemático, quien termina por perecer:
X
Se fue Xtá rídà,
se vistió de azul
como pétalo de mar,
nos dejó su piel
como un sueño
para nombrar el silencio.
X
Nìkaà Xtá rídà
ne’ne mi’ñuu xtíñuù
xó rì’yùu ña’ñú àphàà,
niniñuù xtá ña’wun
rí matáxii xtá ló,
ansdo ma’nè mína’ nè xnu’ndaa
rí ma’gíi ajngóo numbaa. (Matiúwàa, 2020: 86-87).
El juego de contrarios abunda en este poema. Hay una serie de elementos
que se contraponen. Por un lado, está la partida definitiva del último Xtá rídà
que se opone a la permanencia de quien recuenta su historia. Este testigo es
colectivo y se puede identificar con el propio pueblo mè’phàà, quien nombra
y reconoce a pesar del silencio. Allí esta otra oposición. Del mutismo nace la
palabra que nombra a partir de la memoria colectiva. El recuerdo de algo que
quiso ser borrado mediante la violencia permanece gracias al poder de la
palabra que germina en el pensamiento y que permite resistir. El color azul
alude tanto al mar como al cielo que cobija y acompaña.
Sin embargo, la desaparición del último Xtá rída también es una manera
de advertir de manera figurada sobre el posible futuro de la lengua mè’phàà.
La soledad infinita del último hablante de una lengua es la que debió sentir
este personaje al saberse el único sobreviviente. Esta es quizás una de las
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preocupaciones que han llevado al autor a la recuperación y la reactivación
del idioma desde lo conceptual y lo poético.
Es un largo recorrido el que se ha hecho hasta aquí. El periplo comienza
con la creación a partir de lo primigenio: la palabra. Desde allí es posible tejer
otras posibilidades en las cuales se contiene la vida, principalmente, a partir
de elementos como el territorio. Ya de una forma más elaborada, se
entrecruzan el pensamiento como forma específica de construir la idea de
mundo, lo ontológico, pero también lo ético y lo estético. De allí se desprende
la poesía, que aparece como una condensación de todos los elementos antes
mencionados. Este poemario sintetiza de una forma notable conceptos y
categorías como la identidad, la lengua, el territorio, la tradición oral y la
necesidad apremiante de hacer una relectura de las historias de origen.
La brevedad del poemario permite dar cuenta del fin de una era, pero
al mismo tiempo se anuncia el nacimiento de otra. Si bien la gente piel perece
ante la incomprensión generada por la colonización del imaginario, surge la
época de “la carne que habla”, como se refiere a los seres humanos, hombres
y mujeres que conforman el pueblo mè’phàà. El tránsito entre ese momento
y el tiempo actual ha estado lleno de situaciones diversas y adversas que
abrieron el camino para repensar el pasado, lo ancestral, la memoria oral, en
aras de darle sentido con respecto al presente desde un acto de resignificación
y resistencia. La tradición adquiere otro significado: ancla, pero no ata. Abre
la posibilidad de reconstruir a partir de la lectura crítica. Lo primordial es
sobrevivir. El tiempo de los Xtá rídà quedó atrás pero su legado está presente
cada vez que se piensa y se habla en la lengua mè’phàà.
Quede como conclusión de este texto la importancia de repensar las
propias tradiciones y una lectura nueva a partir de las necesidades
contemporáneas. La poesía permite en alguna medida conciliar, tratar de
comprender el origen desde un punto de vista descolonizado. La poesía
también es un medio para reformular el pensamiento de un pueblo.
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