Saldivia Melipil, “Wiñoy kutrantuam …” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 16 ISSN 3008-7619
de silenciamiento, manipulación y subordinación sistemática. Así como
señala Amado Lascar (como se citó en Aliaga, 2010: 5) las y los poetas
mapuche no buscan un espacio subalterno dentro de la polis sino el pleno
ejercicio de su mapuchidad. En el contexto de la tradición mapuche, la
poesía actual no se considera como evolución del canto mapuche sino que
se caracteriza por la convivencia entre las tres formas de producciones
verbales estéticas: oral, registrada y escrita; apareciendo tanto el canto
propio o extranjero, como diferentes tipos de lenguajes tradicionales y
discursos, desde los poéticos canónicos a los marginales de Chile y
Argentina (Curriao, Moraga García, Caniguán, 2010: 8). Si bien se vincula
con los ül, cantos, se debe tener en cuenta que éstos son improvisados y
tienen una forma y particularidad expresadas en el acto de cantar. En
consecuencia, su transcripción modifica su estructura. Por esto, se define a
la poesía escrita como kümewirin, escrito hermoso, en términos de Caniguán
(Curriao, Moraga García y Caniguán, 2010: 22). En este sentido, Ancalao
suscribe a la noción de oralitura que promueve Elicura Chihuailaf, que el
escritor describe como la literatura mapuche contemporánea dedicada a “la
memoria de nuestros antepasados pero recreada a partir de nuestra vivencia
hoy día” (2000: 51). Este término expresa “una continuidad cultural entre lo
que hemos sido y lo que somos hoy” (Ancalao, 2014: 9), transitando el
camino entre las comunidades y las ciudades, “entre tradición y
modernidad, entre lo comunitario y lo individual, entre el idioma originario
y el idioma impuesto” (Ancalao, 2014: 9). Ser consciente de ser parte de un
pueblo es ser responsable del resguardo de la cultura porque la pérdida de la
memoria es una de las modalidades de la muerte (Ancalao, 2014: 8). De este
modo, la literatura mapuche contemporánea, según estos oralitores, y
especialmente en el caso de Ancalao, se configura como una forma de
expresión propia de los Pueblos Originarios del continente en los últimos
años, que se ha constituido en una forma de resistencia frente a la
imposición de los nacionalismos estatales y frente a las memorias
censuradas de la literatura y la historiografía metropolitanas o nacionales.
Visibiliza las memorias orales recuperadas de los mayores sobre los
genocidios estatales y la lengua silenciada en las escuelas y academias
expresando la tensión entre lo marginalizado y la homogeneidad obligatoria.
Así sucede en el caso de Liliana Ancalao, quien puede situarse como
referente de la literatura mapuche contemporánea en Puelmapu, “la tierra
mapuche del este” (Cayuqueo, 2019: 28). Como señalé anteriormente, su
producción contrasta con la literatura patagónica, entendida como parte de