Saldivia Melipil, “Wiñoy kutrantuam …” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 12 ISSN 3008-7619
WIÑOY KUTRANTUAM:
MEMORIAS
SOBREVIVIENTES EN “LA TARDE DEL SÁBADO
PARA LAVAR LA ROPA DE LILIANA ANCALAO
WIÑOY KUTRANTUAM:
SURVIVING MEMORIES IN LILIANA ANCALAOS “LA
TARDE DEL SÁBADO PARA LAVAR LA ROPA
Silvia Saldivia Melipil
Universidad Nacional de la Patagonia Austral - CONICET
Becaria CONICET (CIT Santa Cruz). La línea de investigación que desarrolla se vincula con la literatura
y la memoria sobre las huelgas patagónicas de 1920 y 1921 en el sur argentino. Profesora en Letras (UNPA
UARG), Docente de grado, extensionista e investigadora en la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Diplomada Superior en Ciencias Sociales (FLACSO), Especialista Docente de Nivel Superior en Educación y TIC
(Ministerio de Educación de la Nación).
Contacto: silsal_23@hotmail.com
ORCID: 0009-0002-7014-0538
DOI: 10.5281/zenodo.15490077
DOSSIER
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 13 ISSN 3008-7619
Fecha de envío: 28/02/2025 Fecha de aceptación: 11/04/2025
Genocidio
Posmemoria
Literatura mapuche
Huelgas patagónicas
Conquista del desierto
La denominada Conquista del desierto, término que justificó la persecución, el despojo, los traslados
forzosos, la prisión y la masacre, es uno de los primeros genocidios realizados entre 1878 y 1885 por el
Estado argentino en contra de los pueblos originarios. Asimismo, el fusilamiento de mil quinientos obreros de
la Patagonia rebelde constituye otro acto criminal ejecutado por el Ejército bajo las órdenes del gobierno de
Hipólito Yrigoyen y la complicidad de los hacendados en 1921 y 1922. Ambos hechos constituyen masacres
cometidas por el Estado nacional entre cuyas víctimas hubo personas de identidad indígena, aunque esto
último es un dato que no ha sido particularmente investigado. En este artículo se aborda cómo se representan
estos crímenes en algunas zonas de la producción de la escritora mapuche Liliana Ancalao (2014, 2020) y,
a partir de allí, se indaga cómo estas memorias adquieren formas y rasgos que las caracterizan como
subterráneas (Pollak, 2003) o posmemorias (Hirsch, 2021). En este marco se tendrán en cuenta la
concepción de oralitura (Chihuailaf, 2000), la importancia de la memoria y los aportes que desde los estudios
literarios pueden realizarse sobre la obra mencionada.
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
Post-memory
Mapuche literature
Patagonian strikes
Desert Conquest
Genocide.
ABSTRACT
KEYWORDS
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A modo de introducción
“La conquista del desierto”, el genocidio de pueblos originarios iniciado en
1878 y finalizado en 1885,
1
y los fusilamientos en las “huelgas patagónicas”
2
de 1920-1922 se configuran como dos masacres efectuadas por el Estado
argentino aún impunes. Estos hechos fueron abordados durante largo
tiempo por la historiografía tradicional sin incluir las memorias de los
oprimidos.
La literatura en este caso se yergue en portadora de esas voces
silenciadas. Una de las primeras representaciones fue realizada por David
Viñas, quien abordó ambos hechos en su novela Los dueños de la tierra (1958).
Allí narra la metodología criminal y la impunidad de los estancieros para
despojar de sus tierras a la población originaria mediante la mutilación y el
asesinato. También relata las huelgas obreras, a partir de un protagonista
inspirado en el padre del propio escritor: un abogado enviado a las tierras
australes para resolver el conflicto entre trabajadores y hacendados. La
novela muestra cómo el conflicto culmina en el fusilamiento de los peones,
evidenciando que los responsables de ambos crímenes son los mismos. Con
la vuelta a la democracia en 1983 aparece nuevamente el tema en la
literatura a través de referentes contemporáneos que esta vez visibilizan las
memorias sobrevivientes de Pueblos Originarios. Una de las voces más
destacadas es la de Liliana Ancalao, quien en diferentes obras aborda las
temáticas de la identidad, la memoria y del genocidio. Inscrita en la
literatura mapuche, su obra contrasta con la literatura patagónica entendida
ésta como situada dentro de la literatura nacional.
Este artículo se propone abordar la recuperación de las memorias
sobrevivientes de pueblos originarios en las dos matanzas mencionadas y
vincular este análisis con los estudios de la memoria y de la literatura a partir
del poema “La tarde del sábado para lavar la ropa”, perteneciente al
poemario Rokiñ (2020), y ponerlo en relación con el manifiesto del libro que
lo contiene y el ensayo “Eso es lo que é” (2014), ambos producciones de
Ancalao.
1
“La fecha oficial de finalización de las campañas militares en Patagonia es la de la rendición de
Sayhueque, el 1/1/1885” (Lenton, 2010:36).
2
Estas huelgas surgen por reclamos asociados a las condiciones laborales de los trabajadores en
diferentes lugares de la actual provincia de Santa Cruz. Luego del incumplimiento de los acuerdos entre
trabajadores y patrones estipulados por el Estado Nacional, éste responde enviando al Ejército, quien
fusila a 1500 obreros.
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Configuraciones en torno a la literatura mapuche contemporánea
Las obras de Liliana Ancalao han sido analizadas primeramente como
literatura patagónica, vinculadas al lugar de producción y procedencia de la
autora.
3
Así, su escritura se ha enmarcado en una doble marginalidad,
inicialmente como patagónica teniendo en cuenta la literatura canónica de la
metrópoli y, en segundo lugar, como indígena, inscrita dentro del discurso
literario nacional, producción que aún por estos días es escasa en cuanto a
su visibilización y difusión. Ahora bien, la denominación “patagónica” es
limitada en cuanto al abordaje de la autora vinculado con su identidad, los
temas planteados y las características propias de su producción literaria.
Asimismo, enmarcado en una instancia colonial, el término Patagonia
refiere una visión que difiere sustancialmente a la que podría asociarse con
la literatura originaria considerando además que este exónimo es
reivindicado todavía en vínculo con la creación de la Gobernación del
Territorio de la Patagonia en el contexto de la Conquista del desierto.
4
Esta
resemantización del topónimo fortalece la idea de legalidad del genocidio y
del despojo. Lo anterior no implica que la literatura mapuche no esté
atravesada por cuestiones de transculturación, en los términos de Ángel
Rama (1982), o por las consecuencias de las violencias de la colonización y
conquista del territorio, sino que promueve una mirada relacionada con la
cosmovisión originaria, diferente a los imaginarios que los exploradores y
viajeros instauraron en el espacio austral.
5
Si lo patagónico remite a una
región geográfica que contiene solo a las provincias del sur del país es
insuficiente para describir la obra y, si está mediada por el imaginario
instaurado por los colonizadores, aún más. Por esto, es importante recordar
que “los intentos de sistematización literaria son siempre conjeturales y han
sido construidos para narrar el gran relato de Occidente” (Casini, 2017:19).
En lo que concierne a las obras de autores indígenas, hay actitudes
aislacionistas que han invisibilizado esa producción negando su existencia y
colocando la literatura mapuche en un subgénero ligado a lo folclórico,
según señala Fernández (2010: 5), o describiéndola con aspectos
peyorativos, según afirma Mora Curriao (2010: 5). De este modo, la
literatura originaria del extremo sur ha padecido una operación etnocéntrica
3
Liliana Ancalao (Comodoro Rivadavia, 1961) pertenece a la comunidad mapuche-tewelche
Ñamkulawen. Poeta, profesora en Letras e investigadora. Ha publicado poesías y ensayos.
4
Ver Ley Nacional 25.394/2001.
5
Ver Livon-Grosman (2003).
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de silenciamiento, manipulación y subordinación sistemática. Así como
señala Amado Lascar (como se citó en Aliaga, 2010: 5) las y los poetas
mapuche no buscan un espacio subalterno dentro de la polis sino el pleno
ejercicio de su mapuchidad. En el contexto de la tradición mapuche, la
poesía actual no se considera como evolución del canto mapuche sino que
se caracteriza por la convivencia entre las tres formas de producciones
verbales estéticas: oral, registrada y escrita; apareciendo tanto el canto
propio o extranjero, como diferentes tipos de lenguajes tradicionales y
discursos, desde los poéticos canónicos a los marginales de Chile y
Argentina (Curriao, Moraga García, Caniguán, 2010: 8). Si bien se vincula
con los ül, cantos, se debe tener en cuenta que éstos son improvisados y
tienen una forma y particularidad expresadas en el acto de cantar. En
consecuencia, su transcripción modifica su estructura. Por esto, se define a
la poesía escrita como kümewirin, escrito hermoso, en términos de Caniguán
(Curriao, Moraga García y Caniguán, 2010: 22). En este sentido, Ancalao
suscribe a la noción de oralitura que promueve Elicura Chihuailaf, que el
escritor describe como la literatura mapuche contemporánea dedicada a “la
memoria de nuestros antepasados pero recreada a partir de nuestra vivencia
hoy día” (2000: 51). Este término expresa “una continuidad cultural entre lo
que hemos sido y lo que somos hoy” (Ancalao, 2014: 9), transitando el
camino entre las comunidades y las ciudades, “entre tradición y
modernidad, entre lo comunitario y lo individual, entre el idioma originario
y el idioma impuesto” (Ancalao, 2014: 9). Ser consciente de ser parte de un
pueblo es ser responsable del resguardo de la cultura porque la pérdida de la
memoria es una de las modalidades de la muerte (Ancalao, 2014: 8). De este
modo, la literatura mapuche contemporánea, según estos oralitores, y
especialmente en el caso de Ancalao, se configura como una forma de
expresión propia de los Pueblos Originarios del continente en los últimos
años, que se ha constituido en una forma de resistencia frente a la
imposición de los nacionalismos estatales y frente a las memorias
censuradas de la literatura y la historiografía metropolitanas o nacionales.
Visibiliza las memorias orales recuperadas de los mayores sobre los
genocidios estatales y la lengua silenciada en las escuelas y academias
expresando la tensión entre lo marginalizado y la homogeneidad obligatoria.
Así sucede en el caso de Liliana Ancalao, quien puede situarse como
referente de la literatura mapuche contemporánea en Puelmapu, “la tierra
mapuche del este” (Cayuqueo, 2019: 28). Como señalé anteriormente, su
producción contrasta con la literatura patagónica, entendida como parte de
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las composiciones literarias nacionales producidas hasta el momento,
aunque se vincula estrechamente con las obras mapuche desarrolladas en
Gulumapu, “la tierra mapuche del oeste” (Cayuqueo, 2019: 28).
6
La
escritura en lengua originaria, el bilingüismo, las tensiones entre la lengua
impuesta y la lengua madre, la visibilización de las memorias
contrahegemónicas, la importancia de la memoria ancestral, la búsqueda del
kupalme,
7
la cosmovisión indígena en las producciones, la denuncia de los
genocidios provocados por los Estados nacionales y la violencia de las
instituciones occidentales son algunas de las características y temáticas
propias de la literatura mapuche que Ancalao aborda.
Las memorias censuradas y los genocidios en los escritos ancalianos
Desde el punto de vista de los estudios sobre la memoria, la obra de
Ancalao puede situarse en diálogo con lo que Pollak (2003: 18) denomina
historia oral, ya que se privilegia el análisis de los excluidos y marginados y
resalta la importancia de las memorias orales y subterráneas, opuestas a la
memoria oficial o nacional evidenciando el carácter destructor,
uniformizante y opresor de esta última. Esto recuerda lo que la autora llama
la memoria censurada:
La memoria siguió circulando en un barrio de la ciudad pero en la
intimidad… era una memoria censurada […] que no circulaba en el barrio
pero adentro de la casa, sí, y en la escuela menos. En la escuela no había
ningún tipo de señal de nuestra existencia. Así que me transmitieron
algunas memorias muy importantes que quedaron en el cuerpo (Ancalao,
comunicación personal, 10 de septiembre de 2022)
8
.
En vínculo con esto, Marianne Hirsch afirma que la posmemoria es “una
estructura intergeneracional y transgeneracional del retorno del
conocimiento traumático y de la experiencia física del cuerpo” (2012: 21).
Así, las memorias subterráneas son transmitidas en el ámbito familiar o en
redes de sociabilidad, son recuerdos prohibidos que circulan informalmente,
6
“La literatura mapuche es autónoma. Nuestro pueblo quedó dividido en dos Estados, no es chileno ni
argentino” (Ancalao, comunicación personal, 10 de septiembre de 2022).
7
Kupalme en mapuzugun se entiende como origen o linaje vinculado al rol que cada uno debe cumplir
según su historia familiar.
8
Entrevista realizada en Río Gallegos en el marco de la presentación de la poeta durante la II Feria de
Autores y Autoras Patagónicos (Saldivia Melipil, 2022).
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inadvertidos muchas veces por la sociedad en general. La frontera de lo
decible y lo indecible divide la memoria colectiva subterránea de una
memoria colectiva organizada que refleja lo que la sociedad mayoritaria o el
Estado desean transmitir e imponer (Pollak, 2003: 24). De este modo, en la
actualidad, los medios de comunicación masivos son instrumentos que
fomentan un discurso de odio frente a esas memorias subterráneas, tal
como expresa Ancalao:
[…] es preocupante, es el Estado y el poder quienes manejan los medios de
comunicación masivos que instalan discursos de miedo, que nos muestran
como terroristas, como extranjeros, como delincuentes y van machacando
día a día, minuto a minuto con estos discursos hasta que la gente, un común
de la gente se convence también (comunicación personal, 10 de septiembre
de 2022).
Las nociones de terrorismo, delincuencia y extranjería, asociadas en este
caso al pueblo Mapuche, en la actualidad están vinculadas fuertemente al
concepto de “enemigo interior”.
9
Así, estas memorias censuradas que
aparecen en la literatura mapuche se constituyen como discursos
contrahegemónicos frente al discurso de la historia nacional, que está en
proceso de revisión desde las investigaciones contemporáneas y, en
especial, de la postdictadura. De esta forma, debe señalarse que el desarrollo
de los estudios sobre la cuestión de la memoria social en Argentina se
profundiza luego de la última dictadura militar y está asociado a la defensa
de los derechos humanos y la demanda de justicia (Vezzetti, 2007: 3).
Precisamente, desde la vuelta a la democracia surgieron producciones
literarias referidas al pasado reciente, reformulando las fronteras entre
historia y ficción e interrogando las formas de interpretar la experiencia
histórica (Delgado et al, 2009: 1). La obra de Ancalao puede inscribirse en
este proceso de recuperación de la memoria luego de la dictadura:
9
Este concepto fue difundido y ligado a la idea de “subversivo” de la Doctrina de la Seguridad
Nacional a la que el ejército argentino adhirió desde el discurso de Onganía en la Academia
norteamericana de West Point (Ruffini, 2016). A los fines de socavar la “amenaza” a la seguridad
nacional desde 1974 se promovió detener y luego eliminar físicamente a aquellos que alteraran el orden
establecido y penalizar a periodistas y comunicadores que difundieran imágenes de la subversión
(Pontoriero, 2022: 177). Las prácticas represivas se realizaron junto con medidas de propaganda. Esta
persecución a través de lo mediático, mencionada en la comunicación personal, puede evidenciarse en
el contexto de las demandas de reconocimiento territorial ancestral vigentes donde aparecen disputas
entre las memorias silenciadas y las oficiales.
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[…] cuando terminó la dictadura militar en el 80 y tantos, 83 tal vez, en
Comodoro Rivadavia se iba a exponer un documental. Mario Silva […] trajo
imágenes de un Camaruco. Y cuando vi ese documental empecé a ver
imágenes de algo que yo tenía en la memoria por lo que me había contado
mi mamá […]. Ya en el 92, cuando se cumplieron los 500 años del Quinto
Sanguinario […] el oficialismo pretendió celebrarlo como el encuentro de
culturas. Bueno, a partir de ahí empezó una militancia por la memoria más
fuerte (Ancalao, comunicación personal, 10 de septiembre de 2022).
Puede entenderse que la memoria no es un registro espontáneo del pasado
sino que implica un marco de recuperación y de sentido en el presente y un
horizonte de expectativa en el futuro (Vezzetti, 2007: 3). Las memorias
clandestinas surgen disputando la veracidad frente al discurso nacional y, así
como víctimas y familiares de la dictadura militar alzaron la voz, también lo
hacen los Pueblos Originarios, como muestra la obra de Ancalao. Tal como
señala Pighin (2018), en muchos casos las generaciones siguientes recuperan
el pasado traumático mediante expresiones artísticas (119-120). La
investigadora Marianne Hirsch afirma que la posmemoria describe el
vínculo de la “generación del después” con el trauma personal, colectivo y
cultural de la generación anterior, experiencias recordadas mediante relatos,
imágenes y comportamientos entre los cuales crecieron (2021: 19). En este
camino puede situarse a Ancalao considerando que la memoria de hechos
traumáticos del pasado y del genocidio a los Pueblos Originarios no solo es
tema de Rokiñ, obra que contiene el poema “La tarde del sábado para lavar
la ropa”, sino también de producciones anteriores como Tejido con lana cruda
(2001) o Eso es lo que é (2014), entre otros.
Rokiñ, drenar la memoria
Rokiñ es un poemario bilingüe, en mapudungun, idioma materno de la
escritora, y español, la lengua impuesta, publicado en 2020 por la editorial
Hudson. La palabra rokiñ traducida del mapudungun significa “alimento
para un viaje”. El texto plantea justamente un viaje de regreso, a la lengua, a
los ancestros. La memoria como motivo literario está fuertemente instalada
en esta obra, y desde el inicio la producción se dedica a ella que perdura y
busca palabras, así como a los parientes (Ancalao, 2020: 10). En este libro
es importante la función de la memoria familiar que vincula las prácticas
orales de su transmisión y que es reflejo de la historia del pueblo mapuche
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en Puelmapu luego del despojo. Su prólogo, escrito por el oralitor mapuche
Elicura Chihuailaf, Premio Nacional de Literatura de Chile en 2020, enfatiza
esta cuestión. Allí hace alusión al autorreconocimiento, la tarea de
conocerse y amarse, y retoma palabras del manifiesto del libro, enfatizando
que la literatura sirve para hacer justicia ya que se señala a los responsables
de los asesinatos: “Escribo entonces para que no quede impune el nombre
de tantos asesinos” (Ancalao, 2020: 13). Así, la escritura ancaliana aparece
como instrumento político para nombrar los crímenes del Estado aún
impunes en la jurisprudencia nacional.
“Para que drene esta memoria” es el texto que antecede a las poesías
que componen el poemario Rokiñ y que funciona como manifiesto porque
en él se plasman las motivaciones de la escritura: sirve para recordar la
identidad originaria, ya que nació sin saber quién era y, en vínculo con esto,
su historia familiar y el desalojo, que remite a la historia comunitaria. Hay
una larga enumeración de las violencias estatales que atacan al pueblo
mapuche desde las campañas militares y del genocidio constitutivo del
Estado nacional hasta nuestros días. Primeramente, cuenta un traslado
desde el oeste al este, caracterizando a su sangre como nampulkafe (viajera),
que arrancó desde el Pacífico hasta el Atlántico, y el posterior desalojo que
sufrió su linaje (Ancalao, 2020: 15). Luego, como reflejo y extensión de lo
primero aparece la historia de la huida frente a la persecución del pueblo
mapuche, los parientes desterrados y desaparecidos y finalmente el cerco y
el desalojo que imponen los estancieros (Ancalao, 2020: 16-19). Así, se
observa un desplazamiento de lo particular a lo comunitario y colectivo, del
pasado al presente, considerando que la pugna por las tierras actualmente
ocupadas por los estancieros o fiscalizadas son territorios ancestrales de
donde se arrancó a las comunidades. Esto contribuye a la construcción del
escenario de la violencia final, el latifundio de los hacendados producto de
esta expoliación, que aparece en el poema vinculado con las huelgas obreras
“La tarde del sábado para lavar la ropa”. En este manifiesto, como en gran
parte de su obra, Ancalao aborda la denominada “Conquista del desierto”,
expresión oficialista que justificaba la masacre para vaciar las tierras de la
población no deseada para el proyecto de Nación, los traslados forzosos, la
prisión y los fusilamientos son los métodos para lograr el despojo de las
tierras:
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Entonces digo Rauch el prusiano que nos pasó a degüello para ahorrarle
balas al presidente Rivadavia, digo matanza y Rosas llegando al Choele
Choel […] Escribo porque a todos los aprisionaron y los arrearon como si
fueran animales, cientos de kilómetros, y abandonaron a algunos en el
camino los dejaron desangrándose después de caparlos o después de
cortarles los garrones (Ancalao, 2020: 17).
El arreo
10
y la mutilación aparecen en otros escritos de la poeta como en el
ensayo Eso es lo que é, el ‘nütram del arreo’ (tal como lo denomina en su análisis
Mellado, 2020: 52), que recupera la voz de Félix Manquel yem, un
trabajador rural de identidad mapuche. En éste, el chachay, anciano sabio,
devela la memoria de su padre, una historia antigua difícil de contar, donde
expresa que el ejército los arreaba como animales y cuando no podían
caminar más le cortaban los garrones o los “capaban” (Ancalao, 2014: 13).
En este escrito se ubica la historia narrada por Manquel hacia 1880,
“cuando se perdió el mundo” según se recuerda decía una anciana (Ancalao,
2014: 13). El despojo de las tierras en nombre del progreso y la civilización,
que remueve a los kuifikecheyem los ancestros, perturbando el equilibrio
natural y cortando el ciclo de la vida; la explotación de las tierras; y los
presos y presas de la ciencia “los muertos descarnados por Francisco
Pascasio Moreno y expuestos en el Museo de Ciencias Naturales como
trofeos del despojo” (Ancalao, 2020: 16) son violencias pasadas y
presentes que aparecen aludidas en el ensayo mencionado y desarrolladas en
este poemario. Esas memorias del pasado resuenan en los hechos actuales
que aparecen al final del manifiesto de Rokiñ (Ancalao, 2020: 17).
Este genocidio, tal como se describe en el manifiesto (2020: 17),
implicó la matanza y la apropiación de los cuerpos de las mujeres como
acto de dominación y sometimiento, la violación, el desmembramiento
familiar (Ancalao, 2020: 16) y la apropiación de los niños “arrancados de
sus nombres y condenados a ignorar su kupalme” (2020: 18). En este
sentido, estas violencias descriptas pueden enmarcarse en lo que la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948) describe
10
Acerca de la concepción del arreo ligado al traslado forzoso, Mellado explica: “en los tramos finales
de las denominadas ‘Conquista del Desierto’ (1878-1885) y ‘Ocupación o Pacificación de la Araucanía’
(1860-1883), quien comienza a ser arreado no es el animal sino el hombre. De entre los largos
peregrinajes que los sujetos cuentan en sus narrativas orales de origen, el arreo sufrido por mapuche-
tehuelches fue la antesala, muchas veces signada por la tortura, del destino final de los sujetos punto
central de la cuestión indígena según la doxa decimonónica” (Mellado, 2020: 50).
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como genocidio entendido como la búsqueda de destrucción total o parcial
de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, mediante la matanza de sus
miembros, la lesión grave a su integridad sica o mental, el sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que acarreen su
destrucción física, total o parcial y las medidas para impedir los nacimientos
en el seno del grupo, además del traslado por fuerza de niños del grupo a
otro grupo.
11
Asimismo, la contribución de los estudios de los últimos años
en los que se constata la existencia de campos de concentración (Lenton,
2010; Delrio, Lenton, Musante et al, 2010; Del Río et al, 2010; Delrio y
Pérez, 2020) y la esclavitud en los ingenios azucareros en contexto de la
“Campaña del desierto”, que se enumeran en el manifiesto ancaliano
afianzan esa idea: “Escribo porque no sabían su destino hasta que llegaron a
los campos de concentración, a las estancias, a los ingenios azucareros […].
Escribo […] por los esclavizados por Rufino Ortega en Mendoza y por
Rudecindo Roca en Misiones” (Ancalao, 2020: 17). Este escrito dialoga con
esas investigaciones y se vincula con lo que la autora plasma en su ensayo
Poea en ebullicn y transparencia al dar cuenta que ser poeta originario
mapuche es ser investigador, historiador, antropólogo, lingüista, entre otros
(Ancalao, 2014: 6).
Otros dispositivos del poder político y represivo para cometer
genocidio enumerados en el manifiesto son las escuelas “civilizadoras y
evangelizadoras” (Ancalao, 2020: 19), las comisarías donde son asesinados
jóvenes “por portación de barrio, de rostro, de apellido” (19) y las fuerzas
represivas del Estado quienes asesinaron a Camilo Catrillanka y Rafael
Nahuel y encarcelan a los machi (19). Estas fuerzas represivas, desde fines
del siglo XIX hasta la actualidad, se han ocupado del llamado “enemigo
interior”, al que ya nos referimos, persiguiendo, censurando y/o matando a
los propios ciudadanos y los habitantes preexistentes al Estado nacional, en
contextos de reclamo por derechos reconocidos en leyes internacionales y
nacionales. Así, si bien las violencias referidas se asocian inicialmente a la
campaña militar de 1878, luego se relacionan con los crímenes del Estado
en la actualidad. De este modo, la escritura sirve para narrar el horror y la
huida, la persecución, la prisión y los traslados forzosos a los que fue
sometida la gente. En una comunicación personal con Ancalao el día 10 de
11
Ver Naciones Unidas, Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, 9 diciembre 1948.
Es preciso mencionar a historiadores que difundieron la conquista militar como genocidio: Navarro
Floria, Enrique Mases, Julio Vezub, entre otros.
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septiembre de 2022, ella señala que el trauma “se escribe llorando”. Como
asevera LaCapra, “el trauma es una experiencia que trastorna, desarticula el
yo y genera huecos en la existencia” (2005: 63). Este autor afirma que el
estudio de acontecimientos traumáticos implica problemas de
representación, escritura y comprensión de la historia. En este caso, la
escritura literaria busca visibilizar hechos traumáticos sufridos por una
identidad originaria que dialogan con el presente y el futuro, que impactan
en las generaciones posteriores y que necesitan ocupar espacios en los que
estas voces no estaban.
12
Este manifiesto, que da inicio al libro, constituye a
la escritura como una herramienta para hacer justicia, recordar, dejar
testimonio de lo no nombrado, de lo invisibilizado, de la impunidad y,
asimismo, realiza un recorrido histórico sobre las violencias ejercidas contra
el Pueblo Mapuche, sobre todo en Puelmapu. Este ejercicio escriturario no es
una acción individual sino una forma de visibilizar los crímenes contra una
identidad ancestral, de modo tal que la voz poética se convierte en portavoz
de lo comunitario. Finalmente se transforma en rogativa para mencionar
que las herejías de los Estados nacionales se desenmascaran mediante la
palabra.
El manifiesto de Rokiñ aborda temas que luego se profundizan a lo
largo del poemario y en diferentes poemas pueden distinguirse: la memoria
familiar reflejo de una memoria e historia comunitaria (“Quién te pensó el
nombre Desiderio”, “Desentierro”, “Spinetta en Bahía”, Las chicas de
Cushamen”, “Tengo el pilchero listo”); el despojo y la búsqueda de las
raíces: (“Desentierro”, “Spinetta en Bahía”); las pu zomo, mujeres,
entrelazadas en sus prácticas, cotidianeidades e historias, que recuerda la
obra Pu zomo wekuntu mew (“Las chicas de Cushamen”, “Rutinas con la lluvia
afuera”, “Luna que te vas”); el genocidio (“Las chicas de Cushamen”, “Una
foto en la Ruta 40”, “La tarde del sábado para lavar la ropa”);
manifestaciones vinculadas a la identidad (“Renü”, “Casos de Pewma”,
“Búfalo en el agua”, “Canto a las tortas fritas”) y el newen, la fuerza, de la
naturaleza (“Temporal 2017”, “Una foto en la Ruta 40”, “Ngen Kutral”).
Es importante señalar que la memoria es el eje vertebrador. Otro tópico de
la obra, anunciado en el título, es el viaje. Éste se presenta en el recuerdo
del pasado familiar como correlato de lo comunitario: a través de la familia
se recuerda a los demás parientes evidenciando que la historia familiar es la
historia del pueblo, en otras palabras, todos somos parientes y familia. Hay
12
Para profundizar en este aspecto, véase Escribir la historia, escribir el trauma de LaCapra, 2005: 71.
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 24 ISSN 3008-7619
una historia y una memoria común. También el viaje se aprecia en la
búsqueda de las raíces, de los antiguos, lo que en la literatura clásica griega y
romana se denominaría catábasis, un viaje hacia el “mundo de los muertos”
para conocer mediante la palabra de un familiar fallecido algo desconocido
y necesario. El viaje ancaliano está dado mediante la palabra, que promueve
el conocimiento de su historia antigua, de la historia no oficial y no contada
del pueblo mapuche y el autoreconocimiento de su identidad originaria.
Ancalao viene de Ankalaufken, estar a mitad del mar, del lago; en este caso,
es mediadora entre dos espacios: el de los kuifikecheyem y los che, la gente
mapuche, entre el pasado y presente/futuro. Es mediadora en un ámbito
líquido que contiene la lengua, la palabra hablada. El autorreconocimiento
se inicia con la búsqueda del kuifike kimün, conocimiento antiguo: un siglo
anduve entre escombros de este lado de la orilla quieta buscándote”
(Ancalao, 2020: 27) y en la memoria hallada hay dolor: “vuelve a gotear el
dolor mierda vuelve” (Ancalao, 2020: 105). Así cierra la obra. El kuifi kimun
transforma a la persona haciéndola consciente de quién es: “Escribo para
recordarme quién soy, porque yo nací sin saber quién era(Ancalao, 2020:
15). De esta manera, puede entenderse que el rokiñ es la palabra que
alimenta,
13
es el mapudungun, idioma que expresa la espiritualidad y el
pensamiento mapuche: Es el idioma de la recuperación del orgullo, el
idioma de la reconstrucción de la memoria(Ancalao, 2014: 11). Se conoce
a través de zungun, la palabra, que guía para dar pasos certeros.
“La tarde del sábado para lavar la ropa” o el genocidio permanente
El poema “La tarde del sábado para lavar la ropa” cierra el libro Rokiñ y, a
propósito de cómo surgió, la autora señala que, al ver la película La
Patagonia rebelde (1974) en su segundo estreno en Comodoro Rivadavia, la
inquietó que no se hablara de Pueblos Originarios sino solo de “chilotes”.
Años más tarde, con un grupo de investigación viajó a Puerto Deseado,
hizo un recorrido por los lugares donde sucedieron episodios de las huelgas.
Al volver a su casa vio en el libro de Osvaldo Bayer una foto de los peones:
[…] ahí paraditos todos, algunos sentados. Y yo vi sus ropas y era la misma
ropa que yo veía en mis viajes al campo, en los pueblos de la meseta. Los
13
El mapudungun está constituido por “palabras charqui”, que van “en la mochila camino a casa”
(Ancalao, 2014).
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 25 ISSN 3008-7619
paisanos, siempre vestidos con sacos que les quedaban grandes o chicos
porque nunca eran de su medida. Su ropa gastada. Bueno su boina o su
sombrero. Y bueno a partir de mirar esa foto que está en el libro yo vi a mis
lamngen
14
(Ancalao, comunicación personal, 10 de septiembre de 2022).
El título del poema rememora el pliego de solicitudes de los peones a los
estancieros denominado “Convenio de Capital y Trabajo”, que asimismo
aparece en el tomo I “Los bandoleros” de Patagonia rebelde: “c) el sábado a la
tarde será única y exclusivamente para lavarse la ropa los peones, y en caso
de excepción será otro día de la semana” (Bayer, 2017: 152). El epígrafe
conecta hechos históricos que, aunque separados temporalmente, aluden a
los mismos perpetradores y los mismos destinatarios de la violencia: “Entre
los peones que cayeron fusilados en las huelgas rurales de 1920, 1921 y
1922 seguramente había hombres de los pueblos originarios que cuarenta
años antes habían recorrido libres los territorios del sur” (Ancalao, 2020:
97). Los deícticos temporales señalan los años de las huelgas patagónicas y
la posterior masacre de los peones “1920, 1921 y 1922” (Ancalao, 2020: 97);
y luego “cuarenta años antes” (Ancalao, 2020: 97): 1880, fecha en que
todavía recorrían “libres los territorios del sur” (Ancalao, 2020: 97). De
esto, se desprende que muchos de esos peones partícipes de las huelgas
“seguramente” (Ancalao, 2020: 97) eran “hombres de pueblos originarios”
(Ancalao, 2020: 97) y que cuarenta años antes habían recorrido libres los
territorios del sur” (Ancalao, 2020: 97). Así, puede sostenerse que muchos
de los obreros serían sobrevivientes de un anterior genocidio, ya que la
fecha de 1880 remite a la “Conquista del Desierto”. Finalmente, esos
sobrevivientes son ultimados en un nuevo plan de exterminio del que son
también destinatarios. El develamiento de la identidad originaria, que se
invisibilizaba detrás del apelativo peones” describiendo sólo su condición
social de “empobrecidos”, aparece mediante los gentilicios que señalan la
procedencia geográfica y cultural: “williches pikunches/ ahonikenk
shelknam/ yagan kaweskar/ y también kamollfunche” (Ancalao, 2020: 97).
Estas identidades mencionadas fueron invisibilizadas en los textos de las
huelgas patagónicas y en los textos académicos y oficiales, que negaron su
participación en diferentes hechos históricos, aunque en los últimos años
14
Hermano, hermana en mapuzugun, se refiere al trato con una persona del mismo pueblo mapuche.
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esto está en revisión.
15
En la poesía, la presencia de la identidad mapuche
aparece asimismo con el término wentru, “hombre en mapudungun: “un
rato para ser wentru pedían/ Aunque los alambrados” (Ancalao, 2020: 97).
Esto expresa, además, el pedido de trato humano, visibilizando que las
condiciones laborales promovían la explotación y la animalización de las
personas, situación que se aprecia en el hecho de estar cercados. La
deshumanización se construye también a través de la falta de aire y el
encierro de los peones, impregnados del olor animal: “un suspiro limpio
que ventile el pecho/ Y se lleve el olor de los corrales […] un respiro de
aire” (Ancalao, 2020: 99). Frente a esto, la necesidad de aseo permite
diferenciarse del ganado, sacarse el olor y la suciedad del trabajo de campo y
tener un espacio para el cuidado de mismo: tiempo para lavar su cara y
su cabello […] sus calzoncillos la camisa/ la roña de los puños/ la mugre
del cuello/ los sudores/ de la espalda” (Ancalao, 2020: 99). El trabajo sin
reposo evidencia la explotación laboral, donde no se descansa el cuerpo, se
imposibilita el uso de la palabra dialogada y se trunca la socialización al estar
en ausencia de compañía:
Salir del ciclo de lana
por un rato […],
No tuvieron:
los bancos que pedían
para sentarse
descansar el cuerpo
armar el círculo de la conversa
y el silencio,
y que en los puestos
esa distancia alambrada
en la inmensidad del latifundio
el hombre no esté solo condenado a estar impar […],
no estar solos en los puestos
no más pedían (Ancalao, 2020: 101-103).
El “ciclo de la lana”, alusivo al trabajo que no cesa, está en oposición al
“círculo de la conversa”, relacionado al descanso y la charla, la oportunidad
para el ocio; pero también desde la cosmovisión mapuche se asocia esta
15
Un ejemplo es el reconocimiento de personas originarias en la Guerra de Malvinas (véase INAI, 09
de junio de 2022).
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circularidad con el trawün, espacio de transmisión del conocimiento y de
escucha, de resistencia y organización política.
16
El contraste entre ambos
términos acentúa la antítesis entre la deshumanización y lo humano. El
trabajo en las estancias es descrito como deshumanizante. Incluso aparece
fuertemente el campo semántico del encierro y el arreo que, junto con la
idea de explotación, remite a la noción de campo de concentración en la
“Conquista del desierto”, ya mencionado: “aunque alambrados”, “galpón
cerrado”, “corrales”, “distancia alambrada”, “latifundio” (Ancalao, 2020:
97-101). El vínculo entre las huelgas patagónicas y la “Conquista del
desierto” se da en los deícticos aludidos y en la comparación de situaciones
referidas a estos hechos:
y los ataron
Como hacía cuarenta años
A sus parientes
Allá por el Chubut
En el Corral de Sacamata
Como animales (Ancalao, 2020: 101-102).
En este caso, las expresiones “Como hacía cuarenta años” y “Allá por el
Chubut”, por ejemplo, permiten establecer relaciones semánticas
temporales y espaciales entre los dos hechos históricos aludidos. Así, puede
deducirse que estos trabajadores son parientes de los lonkos, autoridades
espirituales y políticas mapuche, apresados en el año 1885 en el corral de
Sacamata y, así como ellos, sufren la violencia ejercida por los
representantes del poder económico en manos de los estancieros y los
portadores de la fuerza represiva estatal, que con similares métodos los
asesinan. La autora afirma explícitamente que decidió relacionar ambos
hechos: “los sobrevivientes al genocidio son los que después pudieron
entrar a trabajar en las estancias, y fueron los que después fueron asesinados
también en estas huelgas” (Ancalao, comunicación personal, 10 de
septiembre de 2022). En la poesía, los perpetradores presentan una relación
asimétrica con los peones y una posición jerárquica frente a los “milicos”:
“no les dijeron nada/ no” a los obreros (Ancalao 2020: 97), “no les dijeron
no/ los muy prolijos/ hicieron venir a los milicos” (Ancalao, 2020: 99),
16
Ver la noción de trawün analizada en el trabajo de Santisteban, M. K., y Yanniello, F Estrategias
comunicacionales y procesos de restauración de memorias del Pueblo Mapuche en Puelmapu, 2024.
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“balas/ les dieron/ los milicos obedientes” (Ancalao, 2020: 103). Luego de
los fusilamientos, los miembros de la Sociedad Rural festejan
homenajeando al Teniente Coronel Varela el 1° de enero de 1922 (Bayer,
2013: 352). Así, la minoría que concentra el poder económico se alía al
poder político del Estado quien proporciona la fuerza represiva para matar.
Retomo el ensayo Eso es lo que é (2014) de Ancalao para vincular
nuevamente las memorias de Manquel y las de esta poesía. La
animalización, el arreo y la muerte aparecen en ambos junto con el tránsito
del presente de la enunciación hacia el pasado de los hechos. En este texto,
la poeta viaja a Buenos Aires y, mientras lee, actualiza lo contado por Félix
Manquel, obrero de identidad mapuche que fue testigo de las persecuciones
a los peones en Santa Cruz durante la llamada “Patagonia Rebelde”. La
última poesía de Rokiñ refiere los fusilamientos de los obreros, muchos de
los cuales eran originarios, asegura, y relaciona esto con el apresamiento de
los lonkos en el Corral de Sacamata. Pero la conexión intertextual prosigue.
Y Félix Manquel dijo… (1989) es un libro donde Enrique Perea entrevista a
Manquel y es la lectura a la que remite el texto ensayístico ancaliano. Esta
entrevista además narra la historia de las huelgas patagónicas y los
fusilamientos, aunque este hecho no se retome en el ensayo mencionado. El
texto de Perea da cuenta de que Manquel es un sobreviviente de las
persecuciones del ejército argentino a los huelguistas:
-¿La policía no llegó a la estancia de ustedes?
-Después pasó la estancia […]. 'Tabamo por churrasquiar […] mano arriba
mano 'arriba, apuntándolo, a la mier... Salgan afuera salga juera […] Avé la
libreta avé la libreta, los papele; ustede tan gremiado tamién, descubrimo. Le
decimo nosotro no señor […] Áhi buscamo la libreta y todo, presentamo
todo lo papeleo; entonce dijo claro, no dice, bueno; ustede no han dentrado
(Perea, 1989: 90).
De esto se desprende que, aunque él señala que no estaba federado, pese a
que un secretario del gremio había comentado que era para mejorar las
condiciones de trabajo, dice que esta decisión fue fruto de una asamblea de
peones en la estancia donde trabajaba.
17
Se destaca que el motivo para
17
La expresión “estar federado” significa ser miembro de una asociación de trabajadores. En este caso,
se refiere a que la pertenencia a la Federación Obrera de Río Gallegos, fundada en 1910, estaba
adherida a la Federación Obrera Regional Argentina, FORA, y congregaba a obreros de playa
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adherir a la causa era para que ya no los trataran como indios, según
señalaban los federados. Manquel se identifica ante los federados como
“indio”, lo cual dice fue mal recibido: “andamo nosotro, buscandole la
mejoría, dijo el. Y ya se terminaron lo'indio, dijo; entonce yo le dije […]
único indio que queda soy yo […] Me pegó una mirada […] Si me había
podido matar me había muerto” (Perea, 1989: 88). Este relato desmiente la
inexistencia de la participación indígena en las huelgas considerando que, si
bien Manquel no adhiere a éstas, el trabajo en las estancias era y es una
labor que realizaba y realiza también la gente originaria en el territorio. Así
cuenta la persecución, el traslado forzoso y la matanza en ese contexto:
Al mes, a los quince día creo que vino la comisión del norte […] Ahi aonde
lo agarran esa gente, eso ahi lo fusilaron áhi en el mismo cañadon Leon.
Hoy […] Gobernador Grigori y lo hicieron hacer zanja, primero, y despué
ahí lo hicieron descargue […] Nosotro 'stabamo ahí la estancia arriba, como
uno veinticinco legua p'arriba […].
-¿Cuánta gente fusilaron ahí?
-Debe ser más de cien o más. A mi me dijeron más de cien, pero cuántos no
[…]. Un muchacho que trabajaba la estancia El Bajo Grande, ese
muchacho no´staba 'gremiado, y lo contraron solo... lo arrearon la cuadrilla,
ese lo mataron tamién.
[…]
-¿Y a los indios, mataron muchos?
-No no no no no. Felimente no cayó; poco indio se caahí, no cayó. Casi
todo esto malo obrero viejo que había en las estancia, todo eso lo limpiaron,
todo...
-¿Por qué a los malos viejos?
-...Porque no eran malo, porque 'staban gremiado (Perea, 1989: 89).
Este testimonio es importante dado que Manquel conoce lo sucedido por
haber vivido en la época, el lugar y por los relatos de otros compañeros. La
experiencia de ser sobreviviente a los fusilamientos no es menor ya que,
como dice en este relato, hubo un “muchacho no estaba 'gremiado […]
mataron tamién” (Perea, 1989: 89). Se agrega la importancia de su identidad
(estibadores), cocineros, mozos y empleados de hotel, y trabajadores rurales. Dentro de las cláusulas
del Convenio de Trabajo y Capital, redactado por la Federación obrera, se destacaba que los
estancieros debían reconocer a la Sociedad Obrera de Río Gallegos como una entidad representativa de
los obreros, y aceptar la designación de un delegado en cada estancia como intermediario en las
relaciones de patrones con la Sociedad Obrera (Bayer, 2017: 44, 88, 153, 157).
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 12-35 30 ISSN 3008-7619
originaria que proporciona otra información de los hechos: “poco indio se
cayó ahí” (Perea, 1989: 89).
En síntesis, “La tarde del sábado para lavar la ropa” nos encamina a
través de un itinerario literario de lecturas que remite a Eso es lo que é, escrito
en un tiempo pasado más cercano a la producción Rokiñ. Así, a través del
ensayo, el poema también nos dirige hacia el texto en el que Perea
entrevista a Félix Manquel y éste narra lo sucedido en las huelgas como
testigo privilegiado y como persona cuya identidad es invisibilizada luego en
los relatos historiográficos. A partir de allí, aparece un pasado más lejano de
la enunciación de los hechos: los relatos orales, el nütram comunitario
mediante el recuerdo del relato del padre de Manquel. Hay un montaje de
distintos tiempos de la narración de los hechos, que se vinculan entre
porque en todos participaron personas de identidad mapuche y en todos
fueron omitidas por el discurso oficial.
Consideraciones finales
El manifiesto “Para que drene esta memoria”, que da inicio a Rokiñ, expresa
el proyecto del poemario. En éste, como en la obra en sí, se parte de la
historia personal a la colectiva de un pueblo, de la memoria familiar a la
comunitaria, visibilizando que los crímenes producidos, revisados en la
actualidad por los poetas contemporáneos mapuche e investigaciones
académicas, tienen una continuidad dado que el plan de exterminio,
desplazamiento y opresión por parte del Estado se activa frente a
situaciones que perjudican los intereses económicos de una minoría, y que
incide en las decisiones políticas estatales. En el caso de la llamada
Conquista del desierto se buscó borrar del mapa a los pueblos originarios
a través del despojo de las tierras que fueron entregadas a los terratenientes,
los campos de concentración, la explotación y la servidumbre; y, en el caso
de las Huelgas patagónicas, porque la paralización de las labores perjudicaba
la ganancia de los estancieros. Por este motivo, en ambos casos, el Estado
proveyó la fuerza represiva para el genocidio.
18
19
18
Se debe tener en cuenta el contexto en que se producen las huelgas patagónicas de 1920 y 1921: los
antecedentes de la Revolución Rusa, la “Semana Trágica” en Buenos Aires y las huelgas en Puerto
Natales y Punta Arenas lo cual generó temor en el sector latifundista. Asimismo, un detalle a destacar
es cómo es representado el accionar huelguístico por los sectores terratenientes y patronales. “La
descripción de Manuel Carlés, presidente de la LPA no fue menos impresionista que la de su secretario.
En opinión del primero, se trataba de una revuelta gigantesca (50.000 rebeldes, expresó en 1922, en
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El poemario Rokiñ, entendido como viaje, muestra un rupu, un
camino, trazado por meli witral mapu, los cuatro puntos cardinales, y por la
circularidad que simboliza el kultrun, instrumento ceremonial mediante el
cual se puede explicar la cosmovisión mapuche. Primeramente, señala que
su sangre nampulkafe fue del Pacífico al Atlántico y en la deixis de la
enunciación va de Cushamen a Comodoro Rivadavia, hasta el sur, donde se
producen los fusilamientos de las huelgas. Luego, se advierte que ese viaje al
pasado remite al presente y al futuro. El presente se resignifica a partir del
pasado y así el “yo”, inche, actual toma conciencia de su identidad e historia
a través de la memoria de los ancestros. Este mapa literario del genocidio
que configura la poeta se traza a partir de las memorias orales familiares y
comunitarias, donde se enuncian violencias pasadas y presentes a lo largo
del territorio. El viaje que guía la memoria está atravesado por el tiempo y
por el espacio. La voz poética es nampulkafe (viajera) y werken (mensajera),
considerando que ser werken implica recorrer vastos territorios llevando un
mensaje para lo cual es esencial la capacidad de recordar. Trazar este mapa y
este recorrido es recuperar el territorio (Ancalao, 2014). Asimismo, se
destaca el uso de la intertextualidad tanto en el ensayo Eso es lo que é (2014)
como en Rokiñ (2020) a partir del nütram del arreo de Félix Manquel quien,
como informante entrevistado por el Dr. Perea, da testimonio de su vida en
el territorio del sur. Tanto la memoria de éste sobre lo que contaba su padre
como su propia experiencia durante los fusilamientos de los huelguistas son
clave en este poemario. Así, aparece la palabra hablada primeramente
mediante los relatos familiares, luego la oralidad mediada por la escritura, la
entrevista a Manquel, finalmente el kümewirin condensa en la oralidad y la
escritura como producción transcultural, como oralitura.
Los ensayos ancalianos indagan cuestiones literarias, lingüísticas,
identitarias y delinean el proyecto poético de Rokiñ.
20
Así, puede leerse su
Punzi, 1991: 60) de jinetes armados, con el consiguiente secuestro de personas, que asoló la costa
patagónica, producto de lo cual ‘el pánico cundió con caracteres de espanto’ (LPA, 1922: 7-8). A la
hora de imaginar a los ‘revoltosos’, Carlés recurrió a la imagen del ‘´malón’´, retratando las huelgas del
sur como una reedición de la Conquista del Desierto” (Bohoslavsky, 2005: 45).
19
Para indagar acerca de la Patagonia Rebelde como genocidio ver Saldivia Melipil “La Patagonia
Rebelde en las aulas: análisis de su implementación a 11 años de la Ley provincial 3322/2013 y
propuestas para su enseñanza”, en Encuentro de investigadores de la Patagonia Austral, Río Gallegos,
Universidad Nacional de la Patagonia Austral, 2025.
20
Según Weinberg (2007: 118) en el ensayo latinoamericano se produjeron transformaciones a fines del
siglo XX, destacándose el ensayo de identidad.
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obra ensayística como poética de su poesía. “La tarde del sábado para lavar
la ropa” plasma el interés latente de las comunidades originarias por
visibilizar las identidades no mencionadas en los relatos historiográficos que
estudian las huelgas obreras de 1920 y 1921
21
e incluye esta masacre como
un eslabón s de los crímenes realizados por el Estado hacia los Pueblos
Originarios. Tanto Rokiñ como la poesía “La tarde del sábado para lavar la
ropa”, que lo compone, pueden enmarcarse en un discurso literario situado
en la posmemoria, en los términos de Hirsch (2012: 21), considerando
además que ésta se configura cuando los recuerdos de la generación
siguiente a un sujeto toman fuerza para apreciarlos como experiencias
propias y definir su propio espacio como sujetos políticos tal como señala
Pighin (2018: 118).
Tanto “La Conquista del desierto” como las Huelgas patagónicas,
hechos que se han mantenido a lo largo del tiempo, desde la historiografía,
como un relato homogéneo centrado en la necesidad de expropiar las
tierras para la conformación del Estado Nación o de reprimir para socavar
la acción de protesta, son revisados y resignificados desde otras memorias,
las memorias subterráneas, sobrevivientes, indígenas, presentes en estos
escritos. Así, la obra de la poeta se configura como el reverso de la historia
y como la voz mapuche de la que emerge una noción de pueblo que ha sido
excluida de la conciencia nacional.
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