Pineda, “Germinando semillas…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 36-58 49 ISSN 3008-7619
alcoholismo, se separa de su esposa y pierde su empleo. Hacia el final, muere
en el baño de su departamento alquilado en un incendio que él mismo
provoca durante una noche de borrachera con sus compañeros de cuarto.
Mientras tanto, en su pueblo natal, el escaso dinero recaudado es mal
administrado por las autoridades locales. Cupertino, un joven secretario,
presta fondos a un ingeniero foráneo encargado de construir una nueva
carretera, pero este desaparece sin dejar rastro, llevándose los recursos
consigo. Aunque ficticia, la trágica historia del protagonista llama la atención
a una cruel realidad marcada no solo por las limitaciones económicas, si no,
por la imposibilidad del movimiento a causa de la precaria posición
migratoria de muchos, una situación que solo se ha venido recrudeciendo en
los Estados Unidos en los años posteriores a la publicación de la novela. La
criminalización y los riesgos de ser migrantes, no solo representa un
problema que afecta a las comunidades indígenas diaspóricas. Es importante
remarcar que, durante la presidencia de Barack Obama, entre el 2009 y 2017,
por ejemplo, se estima que las deportaciones superaron los 3 millones, esto
aunado al encarcelamiento de miles de familias buscando asilo. Esto fue
seguido por el primer término de Trump donde surgieron las políticas de
“Zero tolerancia” y “Remain in Mexico” (Quédate en México) y continúa
empeorando, llegando a un momento crítico –en el contexto desde donde
escribo–, con el segundo termino de Trump, en el que se están
experimentando deportaciones y procesos de criminalización desmesurados
contra los migrantes.
Sin buscar romantizar, ni negar las proporciones atroces de estas
situaciones, con la habitual ironía de la escritura de Castellanos, la novela
también deja entrever pequeños momentos de fuga y resistencia dentro de
una narrativa que, en apariencia, parece desahuciada. Uno de estos momentos
surge a través de un personaje aparentemente marginal: Yolando, el maestro
contratado para preparar la Danza de la Conquista. Yolando, un zapoteco de
otro poblado, es descrito como un hombre peculiar y negligente en su labor.
Al llegar al pueblo, rápidamente se hace amigo de la gente y, en lugar de
enfocarse en ensayar la danza, aprovecha cualquier oportunidad para contar
historias sobre los antiguos zapotecos. Su actitud desconcierta a las
autoridades locales, que se quejan durante las reuniones en la oficina
municipal: “A veces caminamos cerca de donde ensayan, y cuando nos
damos cuenta, ya tiene a todos sus bailarines sentados escuchándolo”
(Castellanos, 2007: 134). Esta tendencia no se limita a sus estudiantes,