Entrevista a Javier Viveros Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 280-288 280 ISSN 3008-7619
EL
JOPARA
ES NUESTRO CÓDIGO SECRETO
ENTRE PARAGUAYOS
ENTREVISTA A JAVIER VIVEROS
Es Magíster en Lengua y Literatura Hispanoamericana por la Universidad Nacional de Asunción. Cursó el Máster
en Literatura Comparada y el Doctorado en Letras en la Pontificia Universidad Católica Argentina. Ha publicado
más de cuarenta obras de diversos géneros: poesía, cuento, teatro, novela, historieta, cine, libretos de ópera y literatura
infantil. Textos suyos integran antologías de países de América y Europa. Parte de su obra ha sido traducida al
portugués, guaraní, francés, alemán, inglés, esloveno y japonés. Algunas de sus producciones más celebradas incluyen los
libros de cuentos Manual de esgrima para elefantes, Fantasmario Cuentos de la Guerra del Chaco,
Páginas de hierro Cuentos de la Guerra Guasu, la novela Réquiem del Chaco y la colección de historieta
bélica Epopeya (compuesta por 6 tomos). En 2009, fue finalista del Premio de Cuento Juan Rulfo, organizado por
Radio Francia Internacional y el Instituto Cervantes de París. Ha recibido el Premio Lily Tuck 2018, otorgado por
el PEN Club de los Estados Unidos, el premio Roque Gaona 2018, el premio República 2022 y el Premio
Municipal Teodoro S. Mongelós de Poesía en guaraní, entre otros. Fue vicepresidente de la Sociedad de Escritores del
Paraguay durante el período 2016-2018. Es miembro de la Academia Paraguaya de la Lengua Española, de la
Academia de la Lengua Guaraní y de la Real Academia Española. Actualmente es ministro de la Secretaría de
Políticas Lingüísticas del Paraguay.
Mateo Niro
Universidad de Buenos Aires Biblioteca del Congreso de la Nación
Se formó en la Universidad de Buenos Aires, donde también es docente. Es profesor de Sociolingüística del
Instituto "Joaquín V. González" y de la Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires (UNNOBA),
donde coordina el Taller de Introducción a los Estudios Universitarios. Participó de diversos proyectos de
investigación dirigidos por Elvira Arnoux sobre glotopolítica y lectura y escritura. Es uno de los responsables del
Anuario de Glotopolítica (AGlo), de la editorial Cabiria especializada en estudios lingüísticos y de la
Unidad de Investigación y Vinculación Científica de la Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina.
Contacto: mateoniro@gmail.com
ORCID: 0000-0002-8582-9314
DOI: 10.5281/zenodo.15490358
ENTREVISTAS
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Número 3 / Mayo 2025 / pp. 280-288 281 ISSN 3008-7619
Gracias, antes que nada, Javier, por la generosidad de tu tiempo para
este diálogo. Creo que sería lo mejor para empezar que nos cuentes
algo de tu “biografía lingüística”. ¿Qué lengua se hablaba en tu casa
cuando eras niño? ¿Qué lengua se hablaba en tu escuela? ¿Qué lengua
se hablaba entre tus amigos niños o adolescentes? También en los
distintos ámbitos ya de adulto.
Como muchos de mis compatriotas, tuve la fortuna de recibir en casa el
inmenso regalo de nuestras dos lenguas principales: mi madre me hablaba en
castellano y mi padre lo hacía mayormente en guaraní. Esto, a pesar de que
ambos manejaban las dos lenguas. Al llegar a la escuela, toda la alfabetización
se dio en castellano. Aunque en los recreos y en el barrio, nunca estuvo
ausente la lengua guaraní. En la adolescencia y la etapa adulta, en el ámbito
laboral, se intensificó el encuentro con el castellano, sin que faltara nunca “el
guaraní de armonía primitiva”, como escribió nuestro poeta Eloy Fariña
Núñez. En el ámbito formal siempre el castellano fue la lengua
predominante.
A propósito de esto que nos contás, recuerdo que en algún Congreso
de Lingüística hablamos sobre el “enigma del
jopara
”: si fuera posible,
sobre todo para quienes no somos guaraní-hablantes, ¿podrías esbozar
una suerte de develamiento de ese enigma?
El jopara, que en guaraní significa mezcla, es simplemente la combinación de
las dos lenguas, castellano y guaraní, en distintos grados, tanto a nivel léxico
como gramatical. Es lo que en lingüística denominamos code-switching,
alternancia de código. Estamos hablando en castellano y cambiamos de
súbito al guaraní, para luego volver a la lengua de Quevedo, y así, en larga
una sucesión hasta que se acaba el diálogo. Podemos encontrar el code-switching
intraoracional, interoracional e incluso intrapalabra.
Es el jopara lo que hace tan peculiar a la realidad sociolingüística del
Paraguay, ya que además de representar un fenómeno lingüístico, también
refleja ese encuentro constante de la biculturalidad hispano-guaraní. El jopara
es nuestro código secreto entre paraguayos, es esa hibridación que no puede
descifrarse nunca del todo, excepto por los hablantes nativos, porque esa
singular amalgama no se rige por reglas estandarizadas y su evolución es
constante y dinámica.
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¿Cuáles fueron tus lecturas y tus “motores literarios tanto escritos
como orales que te llevaron a ser escritor? ¿Cómo se manifiesta o se
resuelve en tu caso la tensión entre la tradición de un castellano-escrito
y de un guaraní-oral en tu literatura?
Recuerdo siempre un poema de Madariaga que leí de niño en un libro de
primaria y también la letra completa del himno nacional paraguayo, esta
última composición fue escrita por el poeta uruguayo Francisco Acuña de
Figueroa. Poco después encontré un libro que contenía las letras de varias
composiciones del cancionero popular. Yo no sabía qué era lo que me
gustaba de esos textos, pero sentía una verdadera fascinación. Por supuesto,
los elementos que me habían hechizado eran la métrica, la rima y las maneras
no usuales de decir lo que se decía. Luego se dio mi encuentro con los sonetos
de Quevedo y ahí quedé definitivamente flechado. Mi encuentro con el
conceptismo quevediano fue como una anagnórisis con la magia de la poiesis.
Siendo jovencito me di cuenta de que las palabras podían trascender su rol
simplemente utilitario. Me encontré con la función poética del lenguaje del
querido Jakobson y con la melopoeia de Pound. Comprendí que las palabras
podían ser un juguete del ingenio, que con ellas se podían dar a luz verdaderos
artefactos verbales como los sonetos de Quevedo. Luego me atiborré de la
obra de otros autores del luminoso Siglo de Oro español. Y empecé a escribir
también poesía para después saltar a la narrativa en castellano. Y aunque me
costó un poco, por esa tensión que mencionás, más tarde escribí también
literatura en guaraní. He bebido de ambas fuentes, me inscribo en las dos
tradiciones y escribo tanto en castellano como en guaraní.
En el libro
Los chongos de Roa Bastos
aparece esa figura controversial
del heredero de Roa Bastos. ¿Considerás que existe tal cosa?
¿Considerás que es necesaria esa categoría? ¿Te considerás un
heredero de Roa Bastos?
Creo que Roa Bastos fue un escritor tan enorme como singular que en ese
sentido no tuvo descendientes. Dudo que brote otro autor con su
extraordinario manejo de lenguaje. No soy un heredero de Roa Bastos; pero
sí soy un lector apasionado de su literatura.
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Contanos sobre tu trayectoria académica, no tanto ligado a la
descripción de cada paso, que ya conocemos, sino en orden con las
intenciones, intereses y relaciones tanto en tus estudios de grado como
de posgrado. También tu experiencia en la Academia Paraguaya de la
Lengua Española. Sobre esto último: ¿q podés decir sobre el
“español de Paraguay”?
Mi carrera de grado no tiene que ver con lo lingüístico-literario: soy ingeniero
en informática. Pero ya desde niño estuve ligado a la lectura y a la escritura.
Concluida mi carrera de grado, hice un máster en lengua y literatura
hispanoamericana en la Universidad Nacional de Asunción; después cursé el
máster en literatura comparada y el doctorado en letras en la Pontificia
Universidad Católica Argentina. Fue para mí una alegría grande ingresar a la
Academia Paraguaya de la Lengua Española y a la Real Academia Española.
Me encontré ahí con mucha gente que yo había leído de joven y departir con
ellos es siempre algo gratificante. Sobre el castellano paraguayo, lo consabido:
está muy imbuido de su contacto con el guaraní. Las dos lenguas se han
influido, se han invadido mutuamente las fronteras. Tanto el castellano
paraguayo como el guaraní paraguayo se han prestado fragmentos de ADN,
han estado intercambiando genes a lo largo de los siglos de contacto.
¿Cómo convive el Javier Viveros escritor e intelectual con el Javier
Viveros funcionario?
El escritor se encuentra por ahora aparcado. Este puesto es verdaderamente
absorbente y deja poco tiempo de calidad como para acometer la escritura
literaria. Pero es muy satisfactorio poder llevar a cabo acciones que
repercuten a nivel país en favor de nuestro acervo lingüístico.
En algún trabajo en el que describimos la situación lingüística del
Paraguay, partimos de una cita de Bartomeu Melià en un Congreso de
la Lengua en la que se pregunta qué pasó en el Paraguay para que
navegue en toda su historia y en el presente por una realidad
sociolingüística tan distinta a la del resto de América. ¿Cuál respuesta
darías vos si esta pregunta te la formularan en un viaje corto, en el cual
en breve tiempo tenés que ser muy contundente y convincente?
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Influyeron hechos como el sistema de crianza durante el mestizaje y el
mediterráneo aislamiento de Paraguay. Pero el hecho vertebral fue el que
protagonizaron los propios nativos guaraníes, al aferrarse a su lengua,
teniendo en cuenta que para ellos perder el ayvu, su lengua, es perder el alma
misma; es decir, perderlo todo, por el alto grado de espiritualidad que poseían.
Entonces, los conquistadores, especialmente los que llegaron con misión
evangelizadora, no tuvieron otra alternativa que aprender la lengua originaria;
fue así que comenzaron a investigarla, a crear las normas, a estandarizarla y a
desarrollar la escritura. En ese sentido, creo que el Tesoro de la lengua guaraní,
de Antonio Ruiz de Montoya, constituyó una empresa intelectual de gran
magnitud que aún no ha sido valorada en su real dimensión.
No fue menos importante el rol de la mujer como portadora y
transmisora de la lengua nativa americana, es decir, las madres mestizas
engendraban y daban las primeras enseñanzas en la lengua que manejaban: el
guaraní. La escolaridad para las mujeres hablamos de un currículo escolar
con fines académicos propios llegó recién a finales del siglo XIX, eso
contribuyó a que el guaraní siguiera siendo la lengua de las mismas.
Posteriormente, al concluir la guerra contra la Triple Alianza transcurrida
entre 1865 y 1870, el país quedó en manos de mujeres guaranófonas en su
mayoría que lo levantaron de sus cenizas. Por eso, ya a inicios del siglo XX,
el guaraní era una lengua sumamente extendida.
Una consideración que distintos tricos han discutido es que en
Paraguay existe una situación lingüística diglósica. ¿Cuál es tu
posición sobre esto?
Estoy absolutamente convencido de que tenemos un Paraguay diglósico,
según las definiciones clásicas de Fergusson y Fishman. La castellana es la
lengua que goza del prestigio en el ámbito formal. El guaraní, en cambio,
quedó relegado al ámbito doméstico y rural, sin reconocimiento formal. Y el
fenómeno persiste a pesar de los esfuerzos del Estado y de la sociedad civil
para modificar esta situación.
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¿Cómo describirías la dinámica que tuvo la situación sociolingüística
del Paraguay a lo largo de los años? ¿Cuál, sobre todo, en las últimas
décadas?
Hasta hace algunas décadas, la inmensa mayoría de la población paraguaya
seguía siendo guaraní-hablante. El guaraní era usado en ámbitos muy
específicos como el rural, coloquial, familiar, popular y en la oralidad, ante el
castellano que era utilizado específicamente en los espacios formales,
administrativos, urbanos, etc. Entonces, se puede decir que no existía un
conflicto lingüístico directo entre ambos idiomas, considerando que
prácticamente no compartían espacios de uso, salvo en espacios urbanos
populares y en situaciones de contacto intergrupal. Pero siempre estuvo
presente una violencia simbólica persistente hacia el guaraní, una asimetría en
estatus y valoración: los hablantes del guaraní desprestigiado han padecido
discriminación y sufrimiento lingüístico.
El acelerado proceso de urbanización, la masiva escolarización, el
acceso a la educación superior, a los medios masivos de comunicación y la
globalización fueron fenómenos que contribuyeron al drástico cambio
sociolingüístico de las últimas décadas. El guaraní, que todavía tropieza con
enormes desafíos para convertirse en una lengua moderna y de prestigio,
sigue encontrándose en desventaja ante el castellano. Los datos estadísticos
reflejan incluso un panorama s desalentador para el guaraní, puesto que
hay una línea de tendencia a la baja, ante una población de castellano-
hablantes en ascenso.
¿Cuál debe ser, para vos, el rol del Estado en la gestión de lenguas en
general, más allá del caso del Paraguay?
El Estado debe generar políticas públicas certeras y eficientes para atender y
proteger todas las lenguas habladas en su territorio, priorizando aquellas que
se encuentran en desventaja. Esto significa que debe asignar recursos
suficientes a los entes rectores de la gestión lingüística para que prestigien
socialmente todas las lenguas, atendiendo la importancia de la salvaguardia,
promoción, revitalización de cada una de ellas como patrimonio intangible
de un país.
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¿Qué eficacia retórica tuvo la legislación lingüística desde 1992?
La Constitución Nacional de 1992 y su artículo 140 en el que declara como
lenguas oficiales al guaraní y el castellano tuvo un efecto retórico muy
poderoso, simbólicamente transformador, pero su eficacia real ha sido
parcial, limitada y despareja en cuanto a implementación concreta y
transformación estructural. Es cierto que se produjo un giro en el imaginario
colectivo respecto al guaraní, pero persiste la asimetría lingüística. El guaraní
continúa enfrentando serios obstáculos estructurales para convertirse en una
lengua plenamente funcional, moderna y de prestigio en todos los ámbitos
sociales.
Calvet propone en su clásico libro sobre la política lingüística que la
misma está abarcada entre una situación inicial insatisfactoria y una
situación final satisfactoria, producto justamente de esa política
lingüística. Si consideramos tu gestión como responsable de la
Secretaría de Políticas Lingüísticas sobre este proceso que describe
Calvet: ¿cuál sería para vos la situación insatisfactoria en el Paraguay?,
¿cuál debería ser la situación satisfactoria?; y ¿cuáles serían, a grandes
rasgos, las estrategias para transformar lo uno en lo otro?
Mi gestión apenas llega al o y medio, por lo que es aún prematuro sacar
conclusiones. Pero te puedo decir que la situación ideal es la normalización
plena, que el castellano y el guaraní estén presentes en igualdad de
condiciones en todos los ámbitos de interacción social. Vamos desarrollando
año tras año un plan que apunta a ese objetivo, lo podría describir a
profundidad, pero, como dijo Fermat, el margen de esta página no es lo
suficientemente amplio para contenerlo.
¿Cuál es el campo de acción de tu Secretaría en la burocracia pública?
¿Cuál en las escuelas? ¿Cuál en los medios de comunicación y en las
redes sociales?
Tenemos presencia de las UAL, que son las Unidades de Asuntos
Lingüísticos, en varios OEE, es decir, los Organismos y Entidades del
Estado, gobernaciones y municipios. Las UAL son las interlocutoras de la
Secretaría de Políticas Lingüísticas para que toda la producción oral y escrita
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de la entidad se en las dos lenguas oficiales. Las escuelas son un área
manejada por el Ministerio de Educación y Ciencias. Y aunque no tenemos
programas fijos en los medios de comunicación, nuestra presencia en las
redes sociales es constante.
Comentanos cuáles acciones concretas lleva adelante la Secretaría en
relación a otras lenguas indígenas, además del guaraní.
En Paraguay se hablan 19 lenguas indígenas, hemos trabajado con ellas en
distintos niveles. Con algunas se tienen cuestiones no resueltas relacionadas
con algunas letras del alfabeto, mientras que con otras ya hemos publicado
diccionarios, tanto en nuestro sitio web como en forma de aplicaciones para
el celular. El objetivo es que de todas ellas podamos tener alfabeto,
diccionario, gramática, registros audiovisuales de sus grandes relatos y los
conocimientos del pueblo. Trabajamos por documentar, promover y generar
las condiciones por medio de las cuales los hablantes puedan revitalizar sus
respectivas lenguas.
¿Cómo resuelven vos y tu Secretaría la puja entre aquellas facciones
más puristas y menos puristas (o, mejor, no puristas) con respecto al
guaraní? ¿Cómo resuelven la puja, si es que la hay, entre el guaraní
“popular” y el guaraní “de palacio”?
Esa puja se da en el territorio de la Academia de la Lengua Guaraní, que es
la institución encargada de la normativización. A la Secretaría de Políticas
Lingüísticas le queda refrendar las decisiones adoptadas en el seno de la
Academia y difundirlas en todos los niveles, siempre con el objetivo de
alcanzar la anhelada normalización.
¿Qué relación se establece desde tu Secretaría con otros Estados
nacionales y sobre todo subnacionales que también tienen al guaraní
como lengua de uso y también ciertas regulaciones institucionales (por
ejemplo, provincias argentinas, bolivianas y brasileras)?
Tenemos firmados convenios de cooperación interinstitucional con
entidades del extranjero, pero hay diversos factores que nos han maniatado
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como para llevar a cabo proyectos en gran escala en favor de la difusión de
nuestra variedad del guaraní fuera de las fronteras del Paraguay.
Te hago la última pregunta. ¿Se puede potenciar una tradición literaria
escrita en guaraní? ¿Se puede promover una literatura popular en
guaraní? ¿Qué pensás como escritor? ¿Qué pensás como ministro
responsable de las políticas públicas de tu país en lo lingüístico?
El guaraní ha sido utilizado para escribir mucha poesía. Es muy profuso el
corpus de textos poéticos escritos en nuestra lengua nativa. La narrativa ha
tenido menos suerte, aunque las novelas y libros de cuentos escritos en
guaraní superan ya la docena. También, en menor medida, se ha cultivado el
ensayo en nuestra otra lengua oficial. La recuperación del prestigio lingüístico
del guaraní va a ampliar el número de lectores de la literatura que se escriba
en esa lengua, lo que sin duda va a generar una mayor demanda de textos.
Muchas gracias, Javier, por la posibilidad de este diálogo.