Carballar, “Una sinagoga…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 3 / Mayo 2025 / pp. 292-298 295 ISSN 3008-7619
solitario, su silueta, por ejemplo, en Los gauchos judíos, resuena en la figura de
los héroes románticos europeos. Con su soledad desaforada, el gaucho no
puede hacer pueblo; salvo como un resto de fugas, huidas y una liminalidad
ubicada entre la Naturaleza y el crimen; sin ley, en última instancia, el gaucho
permanece como una fuerza que cruza la comunidad, puede fortalecerla, aun-
que posee muchísima peligrosidad (que va del gaucho poeta y vago al ase-
sino). No pertenece a un territorio estatal, sin embargo es capaz de trazar
líneas en sus desplazamientos por el campo liso de la pampa que servirán a
la guerra o a la demarcación de las estancias. Si el gaucho es, finalmente, do-
mesticado en la estancia, si su condición animálica es neutralizada, el gaucho
será un vector de valores positivos: el alma musical y ruda, la valentía, el co-
nocimiento de la llanura, la experiencia: se vuelve un guardián, en retirada,
pero guardián al fin, de los mejores elementos criollos. Esta ascendencia, se-
ñala Cattarulla, a la que Gerchunoff quiere remontar a los judíos entrerrianos:
“In Los gauchos judíos si riscontra anche nei continui riferimenti all’epoca in cui
gli ebrei vivevano sotto la protezione dei Re di Castiglia [...] Gerchunoff va
ricordando agli argentini che anche gli ebrei dell’Europa dell’Est sono crio-
llos, non solo perché vivono nel campo, ma perché affondano le loro radici
storiche in un’epoca ispanica precendente alla Conquista” (19).
“Gaucho ed ebreo”. La traducción al italiano de Los gauchos judíos nos
ubica en el cruce de lenguas, las comunidades y las utopías de principio de
siglo (por eso, quizás, el título en italiano sea Una sinagoga nella pampa). Una
utopía rural argentina que vendría a ser equivalente a la península ibérica,
antes de la expulsión; un lugar, local, en el debate entre el “mestizaje colonial”
y la “heterogenia migratoria”; y, en esos desplazamientos, los espacios india-
nos (americanos), territorios que son leídos en el texto al compás de las vida-
litas y los cantos de las sinagogas: “canta il salmo dei campi fertili” (43), en
donde la pampa aparece como la promesa de la vida talmúdica plena.
Las primeras estampas del libro, luego de la noche rusa y el pogromo,
poseen una entonación arcádica, en la que se sucede un juego de representa-
ciones icónicas, engarzadas de tal manera que permite estos desplazamientos
religiosos y culturales: muchacha (ragazza) - Raquel - la Virgen (Vergine)…
Una relación un poco modernista, un poco religiosa, que se extrema, por
ejemplo, en el relato de la muerte del rabinno Abraham (asesinado por un gau-
cho), cuyo cuerpo: “assomigliava a Nostro Signore Gesú Cristo” (78 de la
traducción). Estos desplazamientos, habituales a lo largo del libro, nos per-
miten pensar que Gerchunoff buscó contruir una voz múltiple: no habla un