Cirio; Lois, “Presentación…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 4 / Noviembre 2025 / pp. 1-7 2 ISSN 3008-7619
En 1926 Vicente Rossi, oriental radicado en Córdoba (Argentina), publicó
allí por la Imprenta Argentina un libro que de inmediato gozó del aplauso del
público, en parte por la reseña de una las voces porteñas más importantes,
Jorge Luis Borges, pues le seducía para ahondar en campos de la cultura po-
pular concatenados: los negros, el tango y el valor del coraje. Su título es Cosas
de negros: Los oríjenes [sic] del tango: y otros aportes al folclore rioplatense: Rectificaciones
históricas, mas pronto pasó a ser conocido, y favorecido por reediciones, por
su oración capital. Ella no fue original de Rossi, proviene de la desidia colo-
nial americana –y continuada en la vida republicana, a excepción gloriosa de
Haití–, para seguir enriqueciéndose con el tráfico de africanxs esclavizadxs
pues en esa mentalidad no eran humanos sino cosas, por lo que el título de
marras puede conceptuarse un autoespejismo de ese genocidio. En efecto, en
perspectiva esclavista la expresión “cosas de negros” se erguía cual simplifi-
cación de lo intrascendente, del indecoro, del murmullo del tambor, de lo
ininteligible y, lo que no es menos, de lo atrozmente seductor que resultaban
expresiones de los esclavizados, como la danza, y sus concomitancias sexua-
les (como las trató Frantz Fanon en Peau noire, masques blancs, Paris, Éditions
du Seuil, 1952). Todo esto halla equivalencia en frases como “merienda de
negros”, que da nombre a una obra del género chico montevideano de 1882
(Antonio Camps, música; Faustino S. Saso, letra). El título del libro de Rossi,
en singular o plural, también pobló la nominación de muchas obras artísticas
y eventos sobre lo afro. En este replicar espejante la Universidad Nacional
de Tres de Febrero lo recupera y, a la vez, vira de sentido, convirtiéndolo en
pregunta, dando título al presente dossier, ¿Cosa de negros?
Comenzamos evocando la voz de Borges, dimos de equivalente al título
de Rossi el murmullo del tambor y citamos una obra teatral. Esta terna no es
azarosa, desea ampliar el campo de la expresividad allende la escritura, domi-
nante en y del saber académico hasta hace poco, en una suerte de discurso
monocorde. Lo dicho atañe a las ciencias sociales o pragmáticas, como la
antropología, pues configuran su realidad al trabajar no con cosas sino con
personas y estas se expresan de muchos modos, incluso con el silencio y la
corporalidad por su capacidad significante. Este dossier, publicado en un país
que está a la zaga de los estudios de la diáspora africana, procura atender el
estado de relativa vacancia de los estudios afroargentinos, en particular, y
afroamericanos, en general, considerando la diversidad expresiva de lxs afri-
canxs esclavizadxs y descendientes. Comenzando por casa, fue significativo