Stecher, “Adivinancero…” Nueva Revista de Literaturas Populares
Número 4 / Noviembre 2025 / pp. 289-292 291 ISSN 3008-7619
la clasificación sea a partir de su referencia temática. Así el grueso de esta
publicación se despliega en un cuerpo central de más de cuatrocientas páginas
en donde se agrupan las adivinanzas según los campos semánticos de los que
tratan. Esta clasificación se divide en las siguientes categorías: “lo abstracto”
(personas, partes del cuerpo, parentescos), “la fauna” (plantas, árboles y flo-
res), “la flora” (animales e insectos), “la naturaleza” (la geografía de los luga-
res, el tiempo, fenómenos naturales), “la religión”, “la comida y la bebida”,
“los objetos”, “la recreación” (arte, escritura, juegos, colores y números), “los
lugares”. Cada apartado se nos presenta en forma de cuadros, donde primero
se indica la respuesta a la que hace referencia la adivinanza y luego se trans-
criben dichos textos.
Uno de los aspectos visuales más significativos en la organización del
adivinancero es la estructuración geográfica del corpus en tres zonas diferen-
ciadas, cada una de las cuales se corresponde con una columna de referencia
que facilita la identificación y el análisis de las regiones involucradas en el
relevamiento. Estas están divididas en la zona 1, que comprende Argentina,
Chile, Paraguay y Uruguay; la zona 2, formada por Bolivia, Ecuador y Perú;
y la zona 3, que incluye Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, República Dominicana y Vene-
zuela. Esta organización permite advertir en cada tipo similitudes regionales,
pero también las particularidades a la que cada tradición le hace foco.
La autora establece dos criterios para la inclusión de cada adivinanza de
este corpus, por un lado, selecciona aquellas representativas, es decir, las más
frecuentes o compartidas entre varios países de las zonas establecidas. Y, por
otro lado, recupera aquellas que se consideran excepcionales ya que se desta-
can por su rareza, por su carácter local o su valor poético. Esta distinción
permite comprender tanto la persistencia de ciertos motivos y formas como
la riqueza de las variantes más singulares. Así, a través del estudio de las adi-
vinanzas, Miaja de la Peña muestra cómo ciertos símbolos, figuras y estruc-
turas se repiten y transforman en las diferentes zonas manteniendo un diá-
logo constante entre la tradición y la especificidad territorial.
En términos metodológicos vinculados con la selección de este corpus,
la autora se apoya en una recopilación exhaustiva, realizada a partir de fuentes
orales y escritas, pero respetando la transmisión colectiva. No se registran
innovaciones individuales o versiones modernas que alteren el carácter tradi-
cional de las adivinanzas consideradas como patrimonio oral. Al final del li-
bro se incluyen dos índices que hacen referencia a las adivinanzas: uno de
ellos es sobre los primeros versos, que permite buscar a partir del comienzo
de cada enunciado, y otro de respuestas, que facilita el acceso a las soluciones
y la búsqueda por su temática.