183|pp 176-194|Año XIV N°25|junio 2022 – noviembre 2022|ISSN 1852-8171| Artículos
3.2 Instituciones, enseñanza e implicación
A su turno, esas experiencias son institucionalmente condicionadas. Es decir, y a guisa de cuarta hipótesis, aquí se
realza el peso categórico de los establecimientos y, en especial, de la enseñanza en dichas experiencias: el
currículum, la organización académica, las aulas (Ezcurra, 2007).
Una perspectiva que fue bosquejada por Vincent Tinto ya en 1975, muy presente en ámbitos académicos de Estados
Unidos y que, además, se extiende. En el seno de esa óptica, otro autor de envergadura es George Kuh, con su
trabajo sobre implicación estudiantil, antes citado.
¿De qué se trata? El concepto de implicación ha ido evolucionando (Kuh, 2009). Sus orígenes se remontan al aporte
seminal de Alexander Astin (1993, 1984), quien propuso la noción de involucramiento (involvement), y señaló que
concierne al tiempo y al empeño que los alumnos ponen en sus estudios (Ezcurra, 2011a). Luego, la categoría fue
sustituida por la de implicación, y George Kuh fue un protagonista clave en su planteo y desarrollo. Al respecto, Rick
Axelson y Arend Flick (2011) puntualizan:
Muchos historiadores de la educación acordarían (…) en la idea de que la investigación de Alexander
Astin sobre involucramiento estudiantil durante los años 1980 merece crédito por originar los trabajos
sobre implicación (…) Aunque no todos los teóricos educativos coinciden en que involucramiento e
implicación son equivalentes, Astin recientemente indicó que no ve “diferencias esenciales” entre
ambos términos, y (…) George Kuh dijo hace poco a un entrevistador que esos conceptos “son
mayormente lo mismo” (p. 40).
En rigor, el asunto tiene antecedentes más profusos. Al respecto, Kuh (2009, p. 6) recuerda que “la premisa de la
implicación ha estado presente en la literatura del país por más de setenta años”, con constructos como “tiempo
en tarea” (Ralph Tyler) y “calidad del esfuerzo” (Robert Pace), entre otros. También la propuesta de siete principios
de “buenas prácticas” educativas en el ciclo, de Arthur Chickering y Zelda Gamson (1987), como contacto frecuente
entre estudiantes y profesores, cooperación entre alumnos, aprendizaje activo y retroalimentación rápida.
Un hito cardinal fue el diseño de una encuesta en la materia, para alumnos, anual y de escala nacional, muy
difundida: el National Survey of Student Engagement (NSSE), que enunció el concepto (Wolf-Wendel et al., 2009),
activó su uso generalizado en el país hasta el presente, y además dio lugar a un cuerpo de estudios vasto y
particularmente influyente (Klemenčič, 2015).
Cabe consignar que el National Survey of Student Engagement fue una iniciativa lanzada y auspiciada por The Pew
Charitable Trust, que su trazado estuvo a cargo de un grupo de destacados especialistas en educación superior
como Alexander Astin, Arthur Chickering, John Gardner y George Kuh, y que su implementación resultó luego
adjudicada al Indiana University Center for Postsecondary Research (IUCPR), donde fue dirigida por George Kuh. Su
primera administración de orden nacional tuvo lugar en el año 2000 (Kuh, 2009).
El NSSE cristalizó un enfoque específico y además dominante del concepto de implicación. Así, en esta acepción la
categoría se centra en las llamadas prácticas educativas efectivas, y en qué medida los alumnos participan en ellas
(Kuh, 2009, 2001; Kuh et al., 2005). Reiteramos: prácticas efectivas. Ello conlleva un vigoroso acento en los
resultados estudiantiles. Resultados favorables, como un buen desempeño académico, la persistencia y el
desarrollo del pensamiento crítico (Kahu & Nelson, 2018; Kuh et al., 2008; Pascarella et al., 2010).
Entonces, prácticas educativas eficaces. Sobre ellas, el National Survey of Student Engagement selecciona, por un
lado, un conjunto acotado de “indicadores” como “aprendizaje reflexivo e integrador”, “aprendizaje en
colaboración”, “interacción entre estudiantes y profesores”, “entorno institucional que apoya”, entre otros. A su
turno, cada indicador agrupa un repertorio variado de comportamientos (“ítems”), que es lo que el cuestionario