de la carrera de ingeniería
industrial en la UNLaR . Uno de los avances más importantes en la educación superior en Argentina, ha sido la
creación de los modelos de estudios centrados en el enfoque educativo por competencias, entre las que se
encuentra la disciplina de ingeniería, Esto ha llevado a una necesidad de actualizar los programas sobre
competencias, el alcance y los planes de estudio para adaptarlos a un modelo formativo centrado en el aprendizaje
del estudiante. Los nuevos enfoques sugieren a, los estudiantes y docentes a ser conscientes de sus propias
habilidades y competencias profesionales, lo que significa conocer tanto sus capacidades técnicas como su
capacidad para aplicarlas en la práctica (Espinoza,2020).
Por otro lado, se destaca el trabajo del Consejo Federal de Decanos de Ingeniería de la República Argentina
(CONFEDI) en la elaboración de una propuesta de norma para la creación de nuevos perfiles profesionales que se
basa en el modelo de aprendizaje centrado en el estudiante (ACE) y el enfoque basado en competencias. El modelo
educativo por competencias en ingeniería se presenta en el Libro Rojo (CONFEDI,2018) que propone dos enfoques:
Las competencias de egreso del ingeniero argentino, y, por otro lado, las competencias específicas de cada carrera.
El libro rojo presenta una serie de estándares de segunda generación para los procesos de acreditación en las
carreras de ingenierías con objetivos claros. Estos incluyen la modernización y fortalecimiento del actual enfoque
de formación de los ingenieros, la promoción de un método de aprendizaje centrado en el estudiante, el
establecimiento de estándares internacionalmente comparable, la adopción de un enfoque basado en
competencias y descripciones de conocimientos, garantizando el cumplimiento de las actividades específicas para
cada título, y finalmente, la organización de la estructura curricular.
Dicho lo anterior, la definición de estándares se basan en tres normas del Ministerio de Educación de la República
Argentina: a) Resolución N.º 989 del año 2018, que define los estándares de acreditación de carreras; b)
Resolución N.º 1254 del 2018, establece las actividades reservadas a cada profesión y c) Resolución N.º 1543, del
año 2021,define los estándares para la acreditación académica en ingeniería industrial. Asimismo, estos nuevos
modelos aplicados en las carreras de ingeniería, proponen la reorganización en los procesos de enseñanza y
aprendizaje, con el fin de incentivar el impacto en los estudiantes, con base en las mejoras en los procesos de
aseguramiento de la calidad desde una perspectiva de innovación educativa. A partir de la implementación de estos
nuevos enfoques en la formación en ingeniería, se plantea una reestructuración del proceso educativo con la
intención de mejorar los procesos y garantizar la excelencia académica, lo que se espera que tenga un efecto
positivo en el desarrollo de las competencias de los estudiantes.
Por otro lado, la implementación de los modelos de formación por competencias en la estructura curricular en los
planes de estudio en la carrera de ingeniería industrial, propone una reorganización respecto al cumplimiento de
los estándares de calidad a nivel institucional y académico, involucrando directamente a las personas con rol
académico en todas sus líneas de funciones, es decir, estudiantes, docentes, graduados, no docentes. Reche et al.
(2022), manifiestan que el desarrollo y formación de las competencias, en las personas, generan un conjunto de
aptitudes, saberes disposiciones y comportamientos, mediante el cual, pueden discernir cuando y porque requieren
información, además de ubicarla, evaluarla y transmitirla de manera ética.
En otras palabras, de manera sistemática y planificada, las actividades en conjunto y direccionadas a trabajar por
un objetivo en común, desarrollan el resguardo de esas actividades, es decir, aseguran que los mecanismos
preestablecidos, cumplan con los objetivos propuestos, de asegurar la calidad académica. Según Aguilera (2019) la
consolidación de los sistemas de aseguramiento de la calidad implica una serie de transformaciones profundas en
las instituciones de educación superior. Estas transformaciones deben establecer políticas que fomenten el
desarrollo de la calidad, evolucionando desde procedimientos meramente rutinarios hacia una auténtica cultura