Finalmente, el bajo nivel de los salarios se constituye en una característica adicional de la profesión académica  
					argentina. Estos, si bien han experimentado un gradual y moderado mejoramiento en las últimas décadas, aún  
					siguen siendo poco atractivos en algunos campos disciplinares y, sobre todo, si se los compara con los de otros  
					países (Marquina, 2020). Más aún, si bien la educación en general es mano de obra intensiva y en promedio las  
					instituciones universitarias dedican, en promedio, más del 85% de su presupuesto a gastos en personal, muchas  
					universidades, sobre todo las más masivas y tradicionales, funcionan bajo un sistema que Marquina (2013)  
					denomina “donación de trabajo”. En las universidades de mayor envergadura aproximadamente el 30% de sus  
					docentes, básicamente graduados recientes que trabajan como auxiliares de cátedra, lo hacen ad honorem o en  
					carácter de adscriptos, como forma de ingreso casi inevitable a una carrera académica a la que le adjudican un  
					simbólico significativo en términos de prestigio profesional.  
					Este contexto de bajas dedicaciones, contratos por tiempo determinado y bajos salarios ha contribuido a que los  
					profesionales académicos argentinos deban desempeñarse simultáneamente en otros ámbitos, por ejemplo,  
					ejerciendo su profesión liberal. En este contexto, se puede caracterizar a las profesiones liberales por su ejercicio  
					autónomo, tanto se trate de un desempeño independiente como en el ámbito de organizaciones (Nosiglia y  
					Fuksman, 2022). Más aún, estas profesiones, en general, están asociadas a ciertas ventajas en términos de  
					condiciones de trabajo, ingresos, prestigio, posicionamiento y poder en comparación con el conjunto de las  
					ocupaciones no profesionales. Pese a estos posibles beneficios, es probable que este escenario de multi-  
					dependencia no sólo tienda a conducir a mayores niveles de conflicto trabajo-familia, sino que también reduzca la  
					capacidad de los profesionales académicos de responder simultáneamente a las demandas provenientes de  
					distintos dominios profesionales (Pujol-Cols, Foutel y Porta, 2019). Así, las posibles tensiones que pueden emerger  
					entre el perfil académico y el perfil profesionalista interpelan a los responsables de conducir las instituciones de  
					educación superior respecto de la compleja priorización entre la producción de conocimiento, la innovación y  
					fortalecimiento pedagógico y la formación en aspectos de la propia disciplina asociada en general a saberes  
					especializados requeridos para el ejercicio de las incumbencias profesionales y su proyección en el ámbito social  
					(Foutel, 2022).  
					En este contexto entendemos que una carrera es más que un trabajo. Es un emprendimiento a lo largo de la vida  
					que comprende, comportamientos, actitudes y sentimientos en un proceso de desarrollo conducido por los  
					objetivos de vida de un individuo y, moderado y modulado por las organizaciones en las cuales trabaja (Greenhaus  
					et al., 2014. Arthur y Rousseau (1996, p.6) la definen como "la secuencia de desarrollo de las experiencias laborales  
					de una persona a lo largo del tiempo". Werther W. (2008, p. 282) plantean que la carrera profesional está  
					compuesta por todas las tareas y puestos que desempeña el individuo durante su vida laboral. Así, la carrera, en su  
					dinámica vincula el presente, el pasado y el futuro proyectado. Su desarrollo es un proceso complejo que se  
					encuentra influenciado tanto por factores psicológicos como educacionales, económicos, y del entorno, muchas  
					veces fortuitos (McDaniels y Gysbers, 1992). Por otra parte, si bien la carrera responsabilidad de la carrera es  
					individual, esta puede ser apoyada por múltiples practicas organizacionales (coaching, counseling, mentoring,  
					desarrollo de competencias, etc) y diversos factores organizacionales salariales y de seguridad, entre otros  
					(
					Martinez de Perez, 2022), que afectan las trayectorias. Indagar cómo se desarrolla la carrera y, particularmente,  
					los factores que determinan las trayectorias profesionales, tanto de los profesionales académicos en formación  
					puros” como de los profesionales que articulan simultáneamente un perfil académico y un perfil profesional  
					liberal), resulta de particular interés.  
					“
					(
					Como mencionáramos oportunamente, consideramos indispensable indagar como impacta la variable género en  
					las expectativas y trayectorias de los académicos en formación. A este respecto Marquina (2013) destaca que, en  
					términos de género, a lo largo de la primera década de este siglo, la relación cuantitativa de cargos entre hombres  
					y mujeres se ha emparejado. Mientras que en 1998 la brecha era favorable a los hombres por casi diez puntos, en  
					2
					010 las mujeres logran revertir esos guarismos, llegando en el año 2020 la tasa de participación de docentes  
					universitarias mujeres al 50,2%, según el informe “Mujeres en el Sistema Universitario Argentino” (SPU, ME, 2020).  
					Según Pérez Centeno et al. (2021) estos guarismos están alineados con las tendencias internacionales recientes que  
					200 |pp 195-218|Año XV N°27|junio 2023 – noviembre 2023|ISSN 1852-8171| Artículos