133 |pp 127-143|Año XV N°27|junio 2023 – noviembre 2023|ISSN 1852-8171| Dossier
Condiciones contextuales, políticas e institucionales de la región NEA
En los años posteriores a la crisis del 2001 y 2002, se evidenció un notable aumento de la inversión en Ciencia y
Técnica. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) fue el principal dinamizador de
esta nueva etapa, debido a una elección del gobierno nacional de privilegiar la inversión en becas a través de este
organismo como otorgante. A su vez, las Universidades fueron partícipes de este crecimiento, ya que son las únicas
que pueden emitir títulos de doctor, y que respondieron a la nueva situación redimensionando todo el sistema de
doctorados en varias disciplinas, incluso con la apertura de nuevos programas y promoviendo su correspondiente
acreditación (Unzué y Rovelli, 2017a).
La magnitud del crecimiento de la oferta de las becas doctorales del CONICET –que representaron en este período,
aproximadamente, el 60% de las disponibles en todo el sistema- fue, entre los años 2003 y el 2015, superior al 300%
(Unzué y Rovelli, 2017,b). Por otro lado, los efectos de ese incremento resultaron muy rápidos y directos: el número
de doctores de reciente graduación creció de modo sostenido en la última década en todas las áreas disciplinares.
Por ello, el aumento de la oferta de becas doctorales produjo una serie de transformaciones tales como:
significativo incremento de los candidatos sistema científico argentino; proceso de reordenamiento de la carrera
académica, pautada bajo las normas del CONICET, sea en lo referido a las instancias de evaluación, y la acreditación
por la vía de la publicación (Unzué y Rovelli, 2017b).
Atendiendo a la región, Gorostiaga, Palamidessi, Suasnábar e Isola (2018) expresan su preocupación sobre las
desigualdades en la distribución regional de las actividades de investigación, Así, la fuerte concentración de
investigadores, proyectos y becarios en la zona Pampeana resulta el dato más destacado, lo que influye en la baja
producción académica de las regiones Noroeste y, particularmente, Nordeste. Una tendencia similar opera en
términos del asiento geográfico de las revistas publicadas en el país.
Atendiendo a las Universidades con larga trayectoria en la región, son escasas las cifras de los docentes de
universidades nacionales cuentan en el año 2019 con título de Doctor: 7,4% en la Universidad Nacional del Nordeste
(UNNE), 10,9% en la Universidad Nacional de Misiones (UNAM) y 3,7% en la Universidad Nacional de Formosa
(UNaF). Al respecto, según el Anuario SPU (2019) la región NEA obtuvo 44 egresados de doctorados de
universidades de gestión estatal.
Los últimos datos publicados en CONICET (2021), muestran la presencia concentrada de investigadores de todas las
áreas en Buenos Aires (3654), Capital Federal (3111), Córdoba (1327) y Santa Fe (992), mientras que, en la región
NEA evidencia escasos recursos humanos, Corrientes (105), Misiones (87), Chaco (43) y Formosa (6).
Según las cifras estadísticas del Centro Científico y Tecnológico Nordeste (2021), reportan en la actualidad, 432
becas (324 doctorales y 108 posdoctorales). Específicamente el área de Ciencias Sociales y Humanidades, en el que
se incluye educación contabiliza 91.
Específicamente en torno al área educación, Flores (2021) expresa que, por su tradición profesional y disciplinar,
Ciencias de la Educación en la región se ha concentrado históricamente en la docencia, por lo que la formación en
este campo se orientó, en gran medida, en ese sentido. Cuando la universidad creó la carrera (1959), no existía aún
en el país una gran tradición de investigación en este campo. En aquel entonces, en la región, las investigaciones
eran asistemáticas, se discontinuaban y eran llevadas adelante por pocas personas, dadas las escasa dedicaciones.
En los 90´, la política educativa en el nivel superior incidió fuertemente en la inclusión de actividades de
investigación a la labor docente. En términos del contexto local, el cambio generacional que se vivenciaba en el
plantel docente, sumado a la modificación del plan de estudio (año 2000), implicó la amplitud del campo de las
Ciencias de la Educación desde el punto de vista disciplinar y profesional. De modo que, fueron factores nacionales
y locales los que impulsaron la modificación paulatina de las prácticas y de la cultura del colectivo de Ciencias de la
Educación en la región.