153 |pp 144-158|Año XV N°27|junio 2023 – noviembre 2023|ISSN 1852-8171| Dossier
del intelecto sino también de la identidad. Es decir, la totalidad de la personalidad del/la tesista, incluidos los
aspectos emocionales. Y quien supervisa se interesa tanto en el aprendizaje como en el producto de la
investigación.
La variedad de modos de dirigir tesis, y el consenso en la capacitación no formal -vìa reiteración de, o en contra, de
los modelos de las/os propios tutores siendo tesistas- aparecen claramente en las autobiografías ("relatos vitales")
de una decena de directoras/es recogidos por Mancovsky (2021) en Argentina, Cuba, Francia, México, Uruguay,
Perú, Suiza y Brasil. Particularmente sugerente es la de Moreno Bayardo, pionera en América Latina (Guadalajara,
México) sobre el tema en el marco de la formación para la investigación. Tras décadas de experiencia como
directora de tesistas, sintetiza su propio quehacer como:
no quiero ser mera revisora de avances... no quiero decidir lo que han de investigar...no quiero
encontrarme... sólo una o dos veces por semestre... quiero ser mediadora en el proceso de formación para
la investigación del que surge la tesis de los estudiantes... testigo cercano de su proceso, de sus dudas, de
sus aciertos, y de sus desánimos... no seré ajena ni insensible a lo que viven mientras son estudiantes de
doctorado, sea en el ámbito personal, familiar o laboral. (2021, p. 76)
Lo dicho hasta aquí es producto de la empiria pura, por muchas décadas la concepción, estilo y ejecución de la
supervisión de tesis han estado, y siguen estando, librados a cada cual de los ocupantes del rol, con poca, si alguna,
capacitación para su desempeño, regulación y evaluación de tal desempeño. Esta situación comenzó a cambiar en
las últimas décadas, por ahora muy lentamente. A esto nos vamos a referir en lo que sigue.
La profesionalización del rol de director de tesis
En Ciencias Sociales y Humanidades, cuando la población de tesistas era pequeña, el modelo de dirección de tesis
y la relación dirección/supervisor-tesista era “artesanal”, similar al modelo del maestro calderero y el aprendiz de
los gremios medievales. Era una capacitación en el trabajo, en una relación uno a uno. Una actividad “privada”, no
susceptible de observación ni de auditoría. Con la masificación del nivel posgrado, el modelo fue desafiado por una
demanda expandida de directores/as de tesis, ahora susceptible de ser “pública” y, a su vez, sometida a evaluación.
Las y los supervisores o directores de tesis, como ya dije, desempeñan su rol emulando la relación de cuando fueron
tesistas. Fernández Fastuca (2018), parafraseando a Halse y Malfroy (2010) afirma que en las últimas décadas, la
literatura especializada sobre todo en los países anglosajones concibe a la dirección de tesis como un espacio
pedagógico, una alianza de aprendizaje, un acuerdo entre el director y el tesista de trabajar en una meta común:
la producción de una tesis. Es el encuentro en una relación de un tutor con conocimiento y experiencia y un
tutoreado cuyo objetivo es formarse como investigador. En este contexto va apareciendo la formación y
capacitación y hasta la reglamentación de las y los directores de tesis, en algunos pocos países, por ahora, de modo
obligatorio (Taylor et al., 2021). Tal es el caso de Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Dinamarca, Suecia,
Sudáfrica y de algunos pocos países de América Latina (México, Bolivia, Uruguay, Argentina).
Lo dicho hasta aquí se basa en el formato de doctorado “clásico”. Pero este modelo ha estallado junto con la
globalización y las demandas de la “sociedad del conocimiento”. Se están produciendo modificaciones radicales
que las y los directores de tesis tienen que enfrentar en las últimas décadas, cuando la productividad se ha instalado
como valor (a mi juicio en reemplazo de la curiosidad) y a la que Taylor alude como la “macdonalización”. Me refiero
al tránsito de estudiantes de posgrado entre países con diferentes lenguas y tradiciones culturales y académicas, la
proliferación de asociaciones entre programas de diversas universidades de distintos países y la aparición de los
diplomas conjuntos, la circulación de directores de tesis entre unidades académicas dentro y entre países, la
búsqueda por acortar el tiempo de cursada, el reemplazo de la tesis por dos o tres artículos publicados, el aumento
de estudiantes doctorales de medio tiempo con cargas laborales,, la cursada totalmente online o de manera híbrida.
Junto a estos cambios, la aparición de tutorías grupales de varios supervisores para varios tesistas con
responsabilidades distribuidas en reemplazo de las duales con un único supervisor responsable ha modificado