21 |pp 12-28| Año XVI N° 28 |diciembre 2023 – abril 2024 |ISSN 1852-8171| Artículos
Como se mencionó en el apartado anterior, hasta principios de la década del 2000, se presencia en Argentina una
“internacionalización exógena”, esto es, motorizada desde el exterior y mediada por el Estado, con una tendencia,
en general, marcada por la lógica del mercado y con propuestas “enlatadas” que en muchos casos no tenían en
cuenta las características propias del sistema local. No obstante, la necesidad de implementación de este tipo de
programas implicó en muchos casos la creación al interior de las universidades de unidades o áreas encargadas de
su gestión, lo que llevó a la institucionalización de las oficinas de relaciones internacionales (ORIs) en muchas de las
universidades argentinas (Taborga, López, Oregioni y Abba, 2013).
Con la creación del PIESCI y el PPUA se comienza a vislumbrar una ruptura con el modelo imperante hasta entonces,
pasando a uno en el cual la agenda pública de internacionalización está orientada por políticas nacionales y guiada
por prioridades de la política exterior del país, lo que las autoras denominan “internacionalización endógena”. En
este nuevo modelo, la SPU adquiere un rol protagónico y activo en la generación de una política propia de
internacionalización para las universidades argentinas que se irá desarrollando y reconfigurando hasta hoy.
Los dos nuevos programas, PIESCI y PPUA, son considerados como las políticas públicas de internacionalización de
la educación superior por excelencia, que hacen su aparición una vez comenzado el siglo XXI y expresan las
principales estrategias en la temática llevadas adelante por la SPU durante las últimas dos décadas. En este mismo
sentido, Olga Saavedra sostiene que con la creación del PIESCI, la SPU sienta las bases del rumbo que luego tomaría
el proceso de internacionalización de la educación superior en Argentina, a la vez que “asume la decisión política
de generar acciones articuladas en una lógica sistemática de proyección internacional de las universidades en el
mundo” (Saavedra, 2018, p. 147).
Las acciones desarrolladas desde el PIESCI marcaban el “objetivo general de contribuir a la proyección internacional
y a la mejora de la calidad y la pertinencia del sistema universitario argentino” (Astur y Larrea, 2012, p. 1). El
Programa se encargaba de coordinar y promover acciones relacionadas con el proceso de internacionalización de
las instituciones universitarias argentinas, llevando adelante actividades en diferentes dimensiones: la cooperación
internacional, el fomento de alianzas estratégicas bilaterales y multilaterales; la internacionalización integral,
promoviendo la internacionalización de las instituciones universitarias argentinas con el objetivo de mejorar la
calidad de la formación, la docencia y la investigación, incrementar la transferencia del conocimiento científico-
tecnológico y favorecer el desarrollo de la comunidad en la cual se inserta; la promoción de la universidad argentina
en la región y el mundo; y la articulación de demandas y necesidades del sistema universitario argentino (Ministerio
de Educación - SPU, s/f).
Como señalan diversos autores/as (Astur y Larrea, 2012; Del Valle y Perrota, 2023), el PIESCI ha abordado la
internacionalización universitaria desde una perspectiva que se encuentra alineada con el mandato de la
Conferencia Regional de Educación Superior CRES 2008 (UNESCO, 2008). Entendiendo a la educación superior como
un derecho humano y un bien público, el papel del Estado es velar por una educación de calidad vinculado a la
noción de pertinencia social y procurando fortalecer la cooperación en pos de la construcción de un espacio regional
de educación superior.
Por su parte, el PPUA, creado mediante Resolución Ministerial N° 635 del 7 de junio de 2006, parte de la premisa
de reconocer que la internacionalización constituye uno de los rasgos salientes de la educación superior en el siglo
XXI, destacando entre otros aspectos la creciente presencia de estudiantes extranjeros en las universidades
argentinas, y que las instituciones universitarias argentinas poseen un capital humano y de conocimientos que
deben ponerse en valor en este nuevo contexto, contribuyendo al desarrollo nacional y su inserción en la región y
en el mundo. En ese sentido, el nuevo programa tenía como objetivo promover la universidad argentina en el
mundo y apuntaba para ello a la construcción de un trabajo conjunto entre el Estado y las universidades, teniendo
en cuenta y potenciando las estrategias y políticas propias que cada institución podía desarrollar (Funes, 2014). Esta
construcción conjunta quedó plasmada en la conformación del PPUA, que contaba con un Consejo Asesor en el cual
participaban representantes del sistema universitario, entre los cuales se encontraba un Rector de una universidad
nacional y un Rector de una universidad de gestión privada.