
54 |pp 41-55| Año XVII N° 31 |mayo 2025 – noviembre 2025 |ISSN 1852-8171| Artículos
La combinación de las clases virtuales con las presenciales muestra que la población estudiantil disfruta de las
ventajas de ambas: en la presencial desarrolla sus habilidades de comunicación, trabajo en equipo, sentido de
pertenencia y pensamiento crítico pues es más factible y ameno interactuar con sus pares y docentes.
En las clases virtuales, puede tomarse mayor tiempo para desarrollar casos y revisar en las grabaciones las
soluciones propuestas, con las pruebas en línea recibe retroalimentación casi inmediata de su avance y los medios
como el Whats App ahora le permiten conversar sobre sus dudas con otros en tiempo real, actividades de
autoaprendizaje que quedan bajo su responsabilidad como estudiante y que con la clase tradicional magistral
quedaban a merced del tiempo con el docente o de su capacidad de encontrar las soluciones en los libros.
Es importante que los docentes realicen un análisis profundo y documentado, que permita definir cuándo se
debe desarrollar un curso específico en una modalidad u otra, considerando temas como experiencia previa en
metodologías universitarias, las herramientas a utilizar y su accesibilidad y el perfil de los estudiantes en cuanto a
su estatus laboral y el uso eficiente de su tiempo.
Sin embargo, la facilidad con que se crean contenidos y se acumulan semestre tras semestre, tal vez a ocasionado
que se agobie a la población estudiantil con tareas imposibles de resolver en el tiempo de que disponen. Esta
sobrecarga causa ansiedad, insatisfacción e incertidumbre con respecto a la capacidad de asimilar la multitud de
contenidos, de administrar el tiempo entre sus clases y sus actividades familiares y laborales.
Es importante que en estudios posteriores se midan los tiempos disponibles de la población estudiantil para
desarrollar las tareas que se les asignan, se comparen los rendimientos obtenidos, los contenidos y asignaciones
de los cursos prepandemia con los de postpandemia.
Los docentes aprendimos nuevas metodologías de enseñanza forzados por el distanciamiento que impuso esta
enfermedad, nos queda encontrar la manera de combinar las estrategias óptimas aprendidas antes, durante y
después de la pandemia, y considerar lo mejor de ambos mundos: el uso de la tecnología para profundizar la
experiencia del estudiante, el equilibrio en las asignaciones y el desarrollo de habilidades blandas.
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